Evaluación educativa criterial y valoración de la persona

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Evaluaciรณn educativa criterial y valoraciรณn de la persona


Evaluación educativa criterial y valoración de la persona © 2016 Querubín Patricio Flores Núñez © 2016 Pontificia Universidad Católica del Ecuador Centro de Publicaciones Quito, Av. 12 de Octubre y Robles www.edipuce.edu.ec Apartado n.º 17-01-2184 Telf.: (593) (02) 2991 700 publicaciones@puce.edu.ec Dr. Fernando Ponce, S. J. Rector Dr. Fernando Barredo, S. J. Vicerrector Dra. Graciela Monesterolo Lencioni Directora General Académica Dra. Paulina Morales Decana de la Facultad de Ciencias de la Educación Mtr. Santiago Vizcaíno Armijos Director del Centro de Publicaciones Comité Ejecutivo de Publicaciones: Mercedes Mafla Simon León Espinosa Ordóñez Álvaro Mejía Salazar Santiago Vizcaíno Armijos Diseño de portada y diagramación: David Kattán Corrección: Marcelo Recalde ISBN: 978-9978-77-285-0 Impreso en Ecuador. Prohibida la reproducción de este libro, por cualquier medio, sin la previa autorización por escrito de los propietarios del Copyright.


Evaluación educativa criterial y valoración de la persona

QUERUBÍN PATRICIO FLORES NÚÑEZ



INTRODUCCIÓN

Investigar y conocer los procesos educativos ayuda a comprometernos con los movimientos de cambio en el país y con su historia. Con esta investigación he especializado los conocimientos sobre el tema angular que inquieta a los educadores con ciencia y conciencia de hacerlo bajo procesos técnicos y sustentados en proyectos pedagógicos críticos e innovadores que transformen la actual situación de crisis del sistema educativo ecuatoriano. Los seres humanos vivimos el ambiente de inicio de siglo y contemplamos los fenómenos milenaristas, sea francés o medieval el aroma, lo cierto es que el momento que vivimos es apasionante. Intuimos que algo desaparece, pero que lo nuevo no llega todavía. Todo cambia y la continuidad produce discontinuidades, la permanencia fomenta rupturas y la liquidez se hace cada vez más presente. De hecho siempre estamos en tránsito porque las evoluciones culturales son lentas. Sin embargo, los ritmos de la evolución se han acelerado y si antes un cambio tomaba varias generaciones, hoy una generación vive numerosos cambios. La función social de la educación y la evaluación criterial de los aprendizajes es precisamente canalizar a los nuevos miembros, es decir, procurar que estos interioricen actitudes y valores, produzcan conductas acordes con la sociedad en que viven. Más allá de todo determinismo, nunca la socialización es tan perfecta que no acepte la desviación y aparezcan genios y mediocres, santos y criminales, héroes y traidores. [7]


Gracias a la educación arraigada en la cultura dada, de la que se nutre cada sujeto, asimila la diversidad de sus elementos y produce en sí una síntesis novedosa y original. Todos sabemos la diferencia entre educación e instrucción. Si bien los descubrimientos nuevos como el teléfono, la televisión, el automóvil, comunicación satelital, la internet, han cambiado el comportamiento, no cambiaron en nada la experiencia última que los hombres tienen de sí mismos. Todo lo que educa instruye, pero no todo lo que instruye necesariamente, educa. Para lograr el propósito de este trabajo he formulado algunos objetivos: Proponer una evaluación diagnóstica e interpretativa de las formas y acciones que rigen la actual práctica de evaluación de los aprendizajes de los estudiantes de sextos cursos de los Colegios de Quito con miras a proponer un proceso de evaluación criterial en función del autoconcepto (capacidad de reconocerse como valioso) personal. Fundamentar los fines y beneficios de la evaluación criterial (prácticas de evaluación socio-crítica que utiliza criterios para la aplicación de un sistema de evaluación) como acto de promoción y valoración de las cualidades del joven de sexto curso. Identificar analíticamente las características por las que la evaluación de los aprendizajes es causa de la crisis de identidad antes de los jóvenes estudiantes de la ciudad de Quito. Identificar qué actividades y tendencias de evaluación están presentes en la educación de los estudiantes, para establecer su influencia en el predominio de carencias de autoconcepto. Determinar los niveles de influencia de las prácticas de la evaluación criterial de los aprendizajes en el desarrollo del autoconcepto. [8]


El ejercicio profesional de los maestros en nuestro medio es una actividad meritoria porque continuamente realizan esfuerzos para que los procesos de aprendizaje sean «adecuadamente transmitidos y asumidos». La educación (concebida como un proceso de información-transmisión) y la evaluación de los aprendizajes (entendida como una comprobación de la adquisición de conocimientos y dominios), merecen una especial atención en el tratamiento de esta investigación, porque más allá de las ambigüedades inherentes a las preguntas y respuestas que se hagan sobre evaluación, el estudiante rara vez identifica las intenciones del profesor, el estudiante tiene que adivinar lo que el profesor espera, y debe descifrar sus expectativas implícitas, lo cual exige un saber hacer, del que no siempre dispone. El propósito actual de la evaluación de los aprendizajes, en nuestro medio, es comprobar, medir, asignar notas a las respuestas de los estudiantes; y se supone que regula, mejora, promueve y conduce los procesos hacia la construcción del ser humano. En el sistema educativo ecuatoriano se transmite conocimientos y la evaluación de los aprendizajes mide su adquisición, descuidando así la formación integral de los niños y jóvenes en los órdenes biológicos, psicológico, motivacional, social, académico y profesional. Los procesos de aprendizaje, en vez de promover y motivar, dificultan el fortalecimiento de la identidad, la aceptación de sí mismo, el reconocimiento de su valía, para demostrar que puede superarse personal y comunitariamente: «La escuela norteamericana no ha cumplido su promesa de una forma igualitaria y de hecho no proporciona oportunidades a muchos grupos de estudiantes de convertirse en ciudadanos críticos y activos» (Ayuste y Flecha, 1994, 199).

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El problema es, sin duda, mucho mayor cuando se piensa en la formación integral de los jóvenes de cara a la vivencia de sus propios esfuerzos y satisfacciones personales, sociales y del ejercicio ciudadano. El aporte más significativo en el Ecuador sobre modelos de evaluación criterial y alternativa es una modalidad que cultiva la motivación al logro, y su implementación en los niveles básicos, medio y superior «es clave para lograr que el currículo transformacional sea un agente de desarrollo humano y cambio social» (Guamán, 1995, 15). El sistema de evaluación de los aprendizajes es de carácter cognoscitivo y con clara tendencia a la medición de logros académicos1; el sistema parece que ha descuidado lo afectivo, el autoconcepto, el fortalecimiento de los verdaderos valores, el conocimiento y la aceptación de uno mismo, aspectos muy importantes en la formación de los estudiantes y la cultura. Las personas que no superan los exámenes y que, por tanto, no demuestran haber adquirido los contenidos considerados básicos en cada época, son consideradas menos que los que han logrado. El modelo deficitario de las prácticas evaluativas descansa en la propensión de los maestros a culpar al estudiante de su fracaso aparente, con base en un rasgo individual o serie de rasgos, por ejemplo, la falta de motivación o autovaloración. Sobre esto William Ryan propone que los procesos educativos han decidido «culpar a la víctima». Esta actitud es atemorizante y, sin embargo, los maestros no están conscientes de los actos represivos que generan en contra de sus estudiantes: la acusación, la crítica, la ironía, la amenaza, la represión son agentes que impiden el fortalecimiento del autoconcepto y la autovaloración personal. 1

Informe técnico del desarrollo, validación y aplicación de las pruebas: «APRENDO

1996».

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Algunos maestros realizan una función social, pero atentan indirectamente contra la dignidad de los niños y jóvenes. Los maestros, como personas adultas, sienten que tienen gran injerencia sobre los estudiantes y, con frecuencia, cubren sus deficiencias profesionales apelando al principio de autoridad en la evaluación. De este modo las actividades de aprendizaje de los escolares se simplifican demasiado y se orientan, preferentemente, al aprendizaje de técnicas para hacer lectura rápida, memorización, saber realizar exámenes, estar quietos, hacer silencio, copiar, repetir, no ser críticos, creativos, cuestionadores ni sujetos de transformación personal y social. Un sistema de evaluación que fortalezca la identidad y el autoconcepto, que promueva al estudiante desde sus debilidades y potencialidades, que le valore y lo convierta en un ser para sí y para los demás, será posiblemente un instrumento de cambio. Los maestros deben estar conscientes de cómo el fracaso escolar está estructuralmente localizado y culturalmente mediatizado, de tal forma que pueden trabajar dentro y fuera de las escuelas en la lucha por la justicia económica y social. Los maestros deben comprometerse inquebrantablemente en el intento por dar poder a los estudiantes como individuos y como agentes potenciales del cambio social (Ayuste y Flecha, 1994, 264).

En virtud de lo planteado esta es la pregunta que orientó este estudio: ¿Cómo las prácticas de evaluación de los aprendizajes inspirada en tendencias tradicionales de educación vigentes limitan el desarrollo del autoconcepto personal de los estudiantes? Para responder a esta pregunta el estudio se fundamenta en cuatro aspectos fundamentales: [11]


1. Estudio sobre la evaluación tradicional de los aprendizajes y la epistemología de la evaluación criterial de los procesos educativos. Los procesos educativos no existirían como tales si no fuese por su protagonista principal, el hombre. Hombre inmerso en un mundo de competencia y retos diarios en el que se preconizan actitudes, aptitudes y valores y fuera del cual no se podría conocer lo profundo y trascendente del ser humano. Por esto se estudia los fundamentos epistemológicos de la evaluación criterial de los aprendizajes sobre las cuales sustento la propuesta paradigmática de los procesos pedagógicos. 2. Fundamentos epistemológicos y sicológicos del autoconcepto y valoración personal. En este apartado lo que se pretende es fundamentar epistemológica y psicológicamente la dinámica de la formación del autoconcepto los estudiantes ecuatorianos exponiendo su sentido y razones por las que es importante considerar que el proceso de aprendizaje es un acto promocional del ser en sí de los educandos en su muldimensionalidad personal. 3. El trabajo de campo. El estudio prueba, en el campo del quehacer educativo, que las prácticas de evaluación tradicional de los aprendizajes no promueve el autoconcepto de los jóvenes de Quito y asegura las bondades de una práctica de evaluación criterial que promociona el autoconcepto y valoración de los estudiantes.

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4. El trabajo docente, compromiso socio-crítico para el cambio educativo. Con la propuesta se reconoce la necesidad de implementar un proyecto de reconstrucción axiológica en los estudiantes del Ecuador que se sustente fundamentalmente en la formación y cuidado de la afectividad de los educandos. Al formular estos postulados, nadie ignora no solo la amplitud y extensión de este tema, sino también la importancia capital que cobra dentro del contexto social en referencia a la vida. Problematización: La evaluación de los aprendizajes, una transición entre prácticas tradicionales y los modelos socio-críticos.

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