4.10. Fondo Maximilià Thous / 4 .10.3. Discursos 1932-1933 AETNO CA 254.5
MUSEO DE ETNOGRAFÍA Y FOLKLOR(sic) XLIII audición por Radio. – Miércoles 2 de Noviembre de 1932. (HABLA EL SEÑOR LOCUTOR) Señores radio-oyentes: Ha llegado el momento preciso de ceder el lugar que le corresponde, en el programa nocturno del miércoles, al organizador del Museo de Etnografía y Folklor(sic), nuestro buen amigo, Maximilià Thous. Aquí le tenemos, ya, pleno de optimismo dispuesto a pronunciar su breve charla semanal. Duélese de no tener la voz atenorada que tanto convendría a la radio-difusión; pero está dispuesto a no faltar ni un solo miércoles del año aunque tenga que acabar en tono de bajo profundísimo. A ruegos suyos pedimos benevolencia para la afonía y el carrasqueo y dejémosle en el uso de la palabra, mientras encuentre medios de no perderla. 2. – 2 - XI - 32 NOCHE DE ALMAS Ayer día de difuntos. Esta noche, “Noche de ánimas” Sí, como otras veces, busco el motivo de la charla en la oportunidad que ofrece la solemnidad del día, puedo hacerlo, seguro de hallar un material abundantísimo. El culto, el recuerdo y el temor a los muertos desprenden innumerables notas de folklore. Cada pueblo tiene sus prácticas fúnebres, sus tradiciones, sus supersticiones, basadas en el misterio de la muerte. Según el temperamento de cada pueblo, el folklore – que diremos fúnebre, para diferenciar este matiz, - adquiere un carácter peculiar. Hay marcadísimas divergencias. No todos reaccionan de igual forma ante la suprema tragedia. Tampoco todos los pueblos se explican de igual manera la existencia del alma, su tránsito por el mundo, su retorno al país sobrenatural de su procedencia. Difuntos, almas… De aquí derivan los aspectros (sic), los fantasmas, los aparecidos, las almas en pena los trasgos, los duendes, las brujas… tal vez el más copioso material de folklore de todo el mundo, Por que, allá donde una persona religiosa, cede a la fe o un sabio materialista no ve más que químicas evoluciones, el pueblo, queriendo explicar las cosas de algún modo, - aún en lo que está fuera de su alcance, - crea figuras arbitrarias y realiza actos que a las gentes cultas y creyentes, parecen monstruosas; y lo son. El pueblo tiene, para la creación de este folklore, dos locos colaboradores: la fantasía y el miedo. 3. – Yo no voy a amargar la digestión de los radio-oyentes trayendo a colación las fábulas que tanto abundan de asunto fúnebre, las que atemorizan a las damas timoratas y ponen el vello de punta a los niños medrosicos (sic). Al contrario: esto va a ser un scherzzo cómico sobre el solemne tema mortuorio. Y no puedo presumir de originalidad. Hay dos artistas, que yo recuerdo ahora, victoriosos en esta optimista tarea de alegrar las tristes visiones: Gounod, en aquella deliciosa composición que titula ”Marcha fúnebre para el entierro de una marionetta(sic)” y Saint Saëns, en el humorístico poema “Danza macabra” que se inicia con las doce campanadas del reloj parroquial, sigue marcando el ritmo en el xilofón de los huesos humanos, mondos y lirondos, para que los esqueletos dancen a la luz de la luna y termina con el canto del gallo, procursor del alba, y como toque de clarín que ordena la vuelta de los muertos a sus respectivas sepulturas. Hablemos del alma, No el alma origen de la vida. Todo el respeto para su divina procedencia.