Farini y Krao. Foto de W & D Doroney
que se relacionaba con los monos y daba híbridos. En la época, la doxa seudocientífica, basándose en relatos y noticias de exploradores tomadas de las leyendas locales, concedía que en Sumatra y Borneo los orangutanes raptaban y poseían mujeres indígenas. Un certificado médico corroboraba la naturaleza híbrida de Julia, humana y orangután. De los orangutanes mismos había dicho la zoología precientífica –Jacob Bontius, siglo XVII- que eran el producto de la unión de mujeres con simios. En Boston un anatomista, Samuel Kneeland Jr., cortó la polémica sobre la naturaleza de Julia declarando que era completamente humana. En Baltimore fue invitada a un gran baile de gala de oficiales del ejército. Bailó, habló con rosos y el centelleo de las joyas (Life…, 1854, Pajot,
aquella gente educada y elegante, que la trataba
2003, Nohain y Caradec, 1969). También ella apare-
como a una señorita y una estrella, y quizá fue feliz
cía con escotados vestidos de cintura estrecha,
a la manera de las chicas de la época.
medias de seda y el pelo muy elaborado y adornado
Con Theodor Lent marchó a Londres donde actuó
con sartas de cuentas y plumas, pero su aderezo era
como Miss Julia Pastrana la Indescriptible y “una de las
exagerado y más bien carnavalesco por contraste
maravillas del mundo”. Recibió muchas visitas de cien-
con su pequeña estatura y el aire simiesco de su ros-
tíficos e intelectuales en el hotel, previo pago a Lent.
tro. El Dr. Alexander B. Mott pidió visitar a Julia en
Frederick Treves, el doctor que cuidó de John Merrick,
1854. Tras un atento examen y de haber hablado
el Hombre elefante, vio un espectáculo de Julia en
con ella, decidió que era un híbrido de orangután y
Londres y quedó asqueado. La exhibían en un local
humano, un “animal misterioso”. No todos pensa-
mal iluminado y polvoriento, con una puesta en esce-
ban así. El zoólogo Francis Buckland que la vio en
na paupérrima, como a un perro amaestrado, sin la
1857 en Londres escribió de ella que era “una sim-
menor dignidad ni respeto. Al delicado doctor le pare-
ple mujer india mejicana deforme”, y mencionó
ció la viva estampa de la soledad y le impresionó
características morales de su personalidad, como
mucho por el lado de lo siniestro más que de lo cien-
que era caritativa y generosa con las instituciones
tífico médico (Montague y Treves, 1970). 2
que cuidaban de los pobres, y añadió que si bien sus
Una estrella pilosa de historia menos sombría fue
facciones eran repugnantes, tenía una dulce voz y
Krao Farini, una niña indochina que apareció en
podía hablar en tres idiomas. Uno de sus empresta-
Europa a comienzos de 1880 y empezó a ser exhibi-
ros, J.W.Beach, la presentó en Cleveland como una
da cuando tenía 7 años y murió de gripe a los 40. La
mujer orangután procedente de un pueblo primitivo
trajo de Laos un aventurero y empresario de espectá-
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