114 a la ralentización del tempo, la influencia de temáticas orientales a la hora de componer hará que surjan piezas con unas características propias, un hecho que se concretó ya durante las primeras décadas del siglo xx con la marcha árabe. De esta fase hay que comentar dos características más: por una parte, la gran influencia que la zarzuela tendrá en la fiesta, con la reducción para banda de diferentes pasajes de obras, y de otra, el uso cada vez más extenso de instrumentos de percusión, un hecho predominante en las marchas árabes. Sobre eso, la historiografía ha concluido que esta fase acaba el 1941, año en que Camilo Pérez Monllor compone su última marcha árabe. Desde la década de 1940 hasta las postrimerías de la centuria, se habla de período de renovación y expansión de la música festera morocristiana. Por una parte, vemos que el binomio musical formado por el pasodoble sentat y la marcha árabe se consolida y se amplía, y pasa a convertirse en trilogía festera con la aparición, el 1958, de la marcha cristiana con el Aleluya de Amando Blanquer.