9789873889332 Riqueza natural de la nación. La gran paradoja. 1a. Ed. César Álvarez Falcón. Cengage

La gran paradoja

La gran paradoja La gran paradoja

Jorge L. Daly Profesor de CENTRUM Católica

ÁLVAREZ FALCÓN

Ante las noticias que a diario confirman el impacto devastador del cambio climático sobre el equilibrio ecológico de nuestro planeta, es verdaderamente refrescante leer esta obra del destacado docente César Álvarez Falcón. Su obra es una clarinada de alerta y a la vez una invocación a la opinión pública para conceptualizar la realidad de los recursos naturales del Perú desde una óptica muy distinta de la visión y praxis que durante siglos han dominado el quehacer económico del país. César Álvarez Falcón demuestra que hay límites para la extracción insensata y expoliadora de nuestros recursos naturales, y propone medidas concretas para lograr su desarrollo y financiamiento sostenible. Esta obra es lectura obligatoria para todos los que conciben la naturaleza no como una fuente de recursos desechables sino como un todo armónico que es necesario preservar y proteger para sostener el bienestar de las generaciones futuras.

CÉSAR ÁLVAREZ FALCÓN

RIQUEZA NATURAL ´ DE LA NACION La gran paradoja

C É S A R Á LVA R E Z FA L C Ó N Profesor investigador centrum Católica Graduate Business School

Australia • Brasil • Corea • España • Estados Unidos • Japón • México • Reino Unido • Singapur

Riqueza natural de la nación.

La gran paradoja César Álvarez Falcón Presidente de Cengage Learning Latinoamérica: Fernando Valenzuela Migoya Director Editorial para Latinoamérica: Ricardo H. Rodríguez

Para mayor información, contáctenos en www.cengage.com o vía e-mail a: clientes.conosur@cengage.com Riqueza natural de la nación. La gran paradoja / César Álvarez Falcón. - 1a. ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Cengage Learning Argentina, 2016.

208 p. ; 16 x 23 cm.

Editora de Adquisiciones para Latinoamérica: Claudia C. Garay Castro

ISBN 978-987-3889-34-9

Gerente de Manufactura para Latinoamérica: Antonio Mateos Martínez

1. Ciencias Sociales. 2. Negocios. 3. Management.

I. Título.

CDD 658

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Contenido

Prólogo xi Prólogo de la versión original xix Introducción xxi

Capítulo I

La paradoja de la riqueza 1

1.

2.

3.

4.

Capítulo II

Los recursos naturales: capital y riqueza de las naciones 45

Los ricos países pobres y los pobres países ricos 1 Globalización versus antiglobalización 9 Naciones con y sin desarrollo tecnológico 24 Desarrollo sostenible versus desarrollo económico 35

1. El Perú y su capital natural 45 2. La valoración de los recursos naturales 66 3. Elemento clave: la gerencia de los recursos naturales 73

Capítulo III Medio ambiente y desarrollo sostenible 83

1. Teoría económica y estrategias de desarrollo sostenible 83 2. Desarrollo rural sostenible 89 3. Instrumentos para una política ambiental 99

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Riqueza natural de la nación. La gran paradoja

Capítulo IV El financiamiento del desarrollo sostenible 107

1. El canje de deuda por naturaleza 107 2. Ecoturismo y bionegocios en el sector agrícola 126 3. Bionegocios en el subsector forestal 135 Conclusiones 147 Propuestas 151 Bibliografía 153 Anexos 161 Artículos publicados por el autor en los principales diarios del Perú

Prólogo

Rubén Guevara Profesor Principal, CENTRUM Católica El Perú es uno de los países mejor dotados de recursos naturales del planeta. Ocupa el noveno lugar mundial en cobertura de bosques tropicales húmedos con aproximadamente 65 millones de hectáreas. Además, existen alrededor de cuatro millones de hectáreas de bosques en la costa y la sierra, entre los que se encuentran los algarrobales y la Amazonía. Según el Ministerio del Ambiente (minam, 2014), la “diversidad de especies de flora y fauna silvestres muestra una tendencia al incremento en el número de especies, cuyos registros acumulan 20 585 y 5 585, respectivamente” (p. 12). El país cuenta con más de 10% de las especies de peces del mundo, entre las que se encuentran más de 100 especies comerciales marinas y una de las concentraciones más altas de biomasa por kilómetro cúbico en el océano Pacífico, gracias a la convergencia de las corrientes de Humboldt y del Niño frente a las costas del país. Además, posee abundantes especies de moluscos, crustáceos, equinodermos y vegetales marinos.

Según pwc (2013), el Perú también posee enormes reservas probadas y probables de minerales, tales como la plata (número 1 del mundo, con 22% de las reservas), cobre (número 3), zinc (número 3), plomo (número 4), molibdeno (número 4), estaño (número 6) y oro (número 7). Por otro lado, según Vega Farfán (2009), en Bayovar, en la región Piura, existe un depósito de roca fosfórica (P2O5) con reservas probadas minables de más de 238 millones de Tm. Además, se estima que las reservas potenciales xi

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de roca fosfórica localizadas en el norte del país son de alrededor de 10 000 millones de tm, calculadas como concentrado de P2O5 al 30.5%. Entre los minerales no metálicos, el país tiene reservas o depósitos importantes de sal natural, mármol, caolín, arena, granitos y piedra caliza para la producción de cal y cemento.

El Perú es además muy rico en agua dulce en la Cuenca Amazónica y en otras cuencas hidrográficas. La Cuenca Amazónica contiene 20% del agua dulce disponible para consumo humano, industrial, agropecuario y energético del planeta. Esta ventaja comparativa representa un potencial de generación eléctrica de 70 000 mw, con la posibilidad casi inmediata de generación 21 000 mw. Además, existe un alto potencial para la generación de otras energías limpias, tales como la fotovoltaica, la eólica y la geotérmica. Por el lado de los hidrocarburos, según el Ministerio de Energía y Minas (minem, 2014), el Perú en el año 2013 tenía reservas probadas de gas natural de 15 trillones de pies cúbicos (tcf) y reservas probables de gas natural de 6.5 tcf. El minem agregó que en el año 2012 las reservas de petróleo eran de 741 mm stb probadas y 362 mm stb probables, para un total de 1103 mm stb.

El Perú también posee una alta diversidad de recursos genéticos de plantas y animales, con más de 120 especies nativas domesticadas (Ad Hoc Panel of the Advisory Committee on Technology Innovation, 1989). Existen ocho especies de papas nativas y más de 4000 variedades (Centro Internacional de la Papa [cip] & Federación Departamental de Comunidades Campesinas de Huancavelica [fedecch](2006)). Existe además un buen número de especies y cientos de variedades de ajíes, pimientos, calabazas, maíz, menestras y otros granos andinos (quinua, kiwicha, cañigua), tubérculos y raíces andinas, frutas (decenas de ellas, entre las que se podrían mencionar la chirimoya, el amaranto, el camu camu, el aguaje), nueces, tales como la castaña, el maní y el sacha inchi, el cual es excelente para la producción de aceite vegetal. Si bien el país no está muy bien dotado de tierras aptas para la agricultura y la ganadería, como ocurre con Brasil o Argentina, según el Instituto Nacional de Estadística e Informática y el Ministerio de Agricultura y Riego (inei & minagri, 2013), posee 38.7 millones de hectáreas de uso agropecuario, de las cuales siete millones de hectáreas son de uso agrícola, entre las cuales 55% está ubicado en la sierra y 2.6 millones hectáreas cuentan con riego. Además, en la selva existen alrededor de 10 millones de hectáreas de tierras deforestadas aptas para la producción pecuaria, agrícola y forestal.

El aprovechamiento de los recursos

El país hasta ahora no ha aprovechado adecuadamente la mayoría de estos recursos naturales y, además, los degrada, en algunos casos aceleradamente. Los recursos forestales tropicales de la Amazonía se desgastan rápidamente debido a la extracción legal y la informal, así como a la tala ilegal o la deforestación por la conversión de uso de la tierra hacia barbechos o agricultura y ganadería. En la actualidad no existen prácticas de manejo forestal sostenido del bosque natural. La actividad forestal comercial es predominantemente extractivista. Todavía no se practica el manejo forestal sostenible.

Prólogo xiii

Según Muñoz Dodero (s.f.), existen más de 600 concesiones forestales de un área boscosa superior a las 7.6 millones de hectáreas. La mayoría de las concesiones forestales se otorgaron a concesionarios con poca o ninguna formación técnica o empresarial. Según Galarza y La Serna (s.f.), en Ucayali, 28.17% de los concesionarios que consiguieron la adjudicación de las primeras 92 concesiones forestales en el año 2002 no tenía ninguna instrucción, no había completado la educación primera o no había terminado la educación secundaria. Agregaron estos autores que 31.25% de esos concesionarios en esa región había apenas completado la educación secundaria.

Entonces, ¿cómo serían viables comercialmente estas concesiones forestales? ¿Cómo serían sostenibles a largo plazo, condición sine qua non en la actividad forestal comercial?

Además, las concesiones forestales se otorgaron sin consultar a los cientos de comunidades nativas que están ubicadas cerca o dentro de ellas, los principales afectados por las operaciones forestales que ahí se realizan. Por otro lado, existen mafias bien organizadas de madereros y comercializadores ilegales que se dedican a la tala y venta ilegal de madera predominantemente de caoba y cedro, dos especies muy cotizadas en los mercados internacionales, en articulación con empresas formales que llevan a cabo su exportación predominantemente hacia Estados Unidos (Urrunaga, Johnson, Orbegozo y Mulligan, 2012). Por su parte, la Organización Internacional de Maderas Tropicales y la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (itto y fao, 2011), indicaron que, solamente en la región Loreto, el gobierno y la empresa privada estimaron que en el año 2011 las pérdidas causadas por la tala ilegal fueron superiores a los 250 millones de dólares –1.5 veces el valor total de las exportaciones madereras peruanas de ese año.

Existe una tasa de deforestación anual superior a las 250 000 hectáreas anuales en los bosques de la costa y sobre todo de la selva. A pesar de la magnitud del área total concedida de bosques naturales, según Muñoz Dodero (s.f.) en 2012 se transformaron apenas 864 000 metros cúbicos de madera y se exportaron apenas 267 millones de dólares, un “precio” altísimo en relación con el daño causado al bosque amazónico y a las comunidades nativas, rivereñas y de colonos que allí viven, e indirectamente al patrimonio natural de la nación que es de todos los peruanos. Por otro lado, la contribución del sector maderero en la generación de empleos formales bien remunerados es insignificante, la contribución de esta industria al fisco es negligible y la contribución a la balanza comercial forestal es baja: Según Muñoz Dodero (s.f.), en 2012 se importaron más de 1 000 millones de dólares en productos forestales. Sopesando los beneficios y los perjuicios de la actividad forestal en el Perú es evidente que el balance es negativo, perjudicial y, desde todo punto de vista, irracional, generándole un altísimo costo que están “pagando” todos en el Perú y, por ser la Amazonía un ecosistema global de suma importancia para todo el planeta, que también está “pagando” la sociedad en todo el mundo.

xiv

Riqueza natural de la nación. La gran paradoja

Esta misma situación, con matices distintos, se repite en el país con otros recursos naturales. Para el caso, el aprovechamiento que el Perú ha dado y da en la actualidad a sus abundantes recursos pesqueros marinos tampoco es muy aleccionador. La pesca comercial marítima utiliza en forma predominante la anchoveta y la pota para producir harina de pescado, un producto de bajo valor agregado, por el que según un artículo publicado en el diario Gestión, de autoría del periodista Cristóbal Samardzich (2014, 14 de marzo), reflejando las declaraciones del Ministro de la Producción (produce), Piero Ghezzi, y de la directora del Centro para la Sostenibilidad Ambiental de la Universidad Peruana Cayetano Heredia y ex viceministra del produce, Patricia Majluf: “los derechos de pesca, la regalía que pagan las pesqueras industriales por extraer y aprovechar económicamente los recursos hidrobiológicos, como la anchoveta” son ínfimos. Agregó Samardzich que: “El cobro actual es de 0.25% del valor fob por cada tonelada de harina de pescado, además de algunos aportes sociales (foncopes y Caja de Beneficios y Seguridad del Pescador)”, conduciendo a que la contribución de esta actividad comercial al fisco, tomando en cuenta los enormes volúmenes de biomasa de peces que se extraen del Mar de Grau es mínima. Quienes se benefician son principalmente las grandes empresas. Es decir, el recurso pesquero marítimo nacional prácticamente se les regala, lo cual conduce a su insostenibilidad.

En parte por ello y en parte debido a la supervisión y el control débiles que ejerce el Estado, las prácticas de pesca comercial causan daño al medio marino y la actividad es casi en su totalidad extractiva. Si esto no fuera poco, existe una buena proporción de hidrobiológicos comercializados de diversas formas que provienen de la pesca ilegal.

Esto además conduce a que la acuicultura no avance en el país. La producción nacional acuícola fue de apenas 25 Tm en el año 2012 (Instituto Nacional de Estadística e Informática [inei], 2015). Las conservas y el volumen de productos enlatados, sobre todo de especies de peces marinos producto de la pesca comercial fueron de apenas 133 000 Tm en el año 2013.

En el sector minero, la minería formal comercial ha sido exitosa desde el punto de vista financiero, sobre todo durante los últimos 15 años, contribuyendo de manera preponderante al desarrollo económico del país. Este sector ha sido el principal impulsor del boom económico de los últimos 15 años, contribuyendo con la generación de empleos bien remunerados, con casi dos tercios del valor de las exportaciones y con una proporción considerable de las inversiones directas extranjeras. Pero el alto precio mundial del oro ha conducido a que exista un gran número de mineros informales e ilegales que contaminan los ríos, las lagunas y el suelo en casi todo el país, generando externalidades sociales perversas que, según Álvarez, Sotero, Brack Egg e Ipenza Peralta (2011), en Madre de Dios incluyen el trabajo esclavo, la trata de menores, la prostitución forzada, el empleo precario incluyendo a menores de edad y a la contaminación pavosa con mercurio del río más caudaloso del planeta, el río Amazonas y del envenenamiento de la población que vive o trabaja en las zonas donde se practica

Prólogo xv

la minería ilegal e informal. Además, esta actividad ilícita genera redes de corrupción que “protegen” un negocio que, según Maldonado (2013, 16 de septiembre), utilizando datos del minem, generó “ventas” de oro ilegal de por lo menos 2 000 millones de dólares en el año 2013.

En el sector hídrico, a pesar de su enorme potencial hidroeléctrico, el Perú genera cada vez más electricidad usando combustibles fósiles que contaminan el ambiente. En el año 2014 casi 50% de la generación eléctrica fue mediante combustión interna usando gas natural. Es claro que los aspectos logísticos, la licencia social para operar y las políticas públicas existentes llevaron a que el mercado privilegie esa opción. En materia petrolera, el país continúa dependiendo de las importaciones. En el año 2014 importó más de 4 000 millones de dólares en petróleo y diésel. La producción anual de petróleo ese año fue de aproximadamente 60 mbd, muy por debajo de la demanda nacional, dando un déficit cada vez mayor en este sector. Por otro lado, la actividad petrolera en la selva es contaminante: existe evidencia de contaminación de ríos y bosques por derrames de petróleo y por la exploración incontrolada de este combustible energético.

En el uso de la tierra para la producción agrícola existe una historia aleccionadora. El país ha crecido sostenidamente en la exportación de productos agrícolas no tradicionales a tasas superiores al 10% anual en los últimos 10 años. El Perú es líder mundial en la exportación de bananos, café y cacao orgánico. En 2015 se convirtió en el primer exportador del mundo de quinua y ya lo era de espárragos y maca. Además, hoy en día ocupa uno de los cinco primeros lugares en la exportación de palta Hass, alcachofas, pimientos secos, uvas, frijol y café. Por otro lado, los rendimientos agrícolas están entre los más altos del mundo: caña de azúcar (segundo lugar), espárragos y aceitunas (tercero), alcachofas (cuarto), uvas (sexto) y paltas (decimoprimero). La demanda mundial de productos orgánicos crece de modo sostenido. En el año 2012, las compras de productos orgánicos en el mundo alcanzaron alrededor de 64 millones de dólares. En cuanto a la generación de empleos, existe un régimen especial que ha conducido a que algunas regiones, tales como Ica, lleguen al empleo pleno (desempleo por debajo del 4 por ciento).

Un aspecto importante de política pública que incide en forma negativa en las prácticas extractivas en los sectores pesca y forestal arriba descritas es el esquema de pagos vigente, regalías, derechos y la forma de concesionar los bosques naturales y los recursos hidrobiológicos pesqueros, por el uso de los recursos naturales. Actualmente el Estado casi le dona esos recursos a quienes los utilizan. Los montos que recibe el erario nacional por el metro cúbico de madera extraída de las concesiones forestales o por la tonelada de biomasa de peces salida del mar o por la Tm de roca fosfórica extraída son ínfimos, lo que incentiva el desperdicio, el uso ineficiente y la baja agregación de valor a esas materias primas, generando empleos sobre todo precarios y dejando pasar la oportunidad de crear más y generar mayor riqueza para contribuir al bienestar de todos los peruanos.

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Riqueza natural de la nación. La gran paradoja

Institucionalidad estatal del “sector” recursos naturales

En la actualidad existen en el país cinco instituciones nacionales con responsabilidad directa en la formulación de políticas públicas, gestión y control en torno a los recursos naturales. Éstas incluyen la Presidencia del Consejo de Ministros (pcm), el minagri, el minam, el minem y el produce. Además, existen las Gerencias Regionales de Recursos Naturales y Medio Ambiente en las regiones, las cuales son responsables de las funciones delegadas por los Ministerios u organismos descentralizados a nivel nacional, en torno a los recursos naturales, según se estipula en la Ley 27783, Ley de Bases de la Descentralización, del 17 de julio del año 2002 y sus reglamentos. Sin embargo, la mayoría de la delegación de funciones que se ha dado hasta ahora no ha estado acompañada de presupuesto, ni del marco regulatorio adecuado o las capacidades y competencias técnicas y políticas, lo cual ha conducido a que la función del Estado se haya debilitado en las regiones en algunos casos bordeando la ingobernabilidad, lo cual agregado a la debilidad institucional nacional del sector ha exacerbado la informalidad y la ilegalidad en el uso de los recursos naturales a nivel nacional.

En la pcm se ubica el Organismo de Supervisión de los Recursos Forestales y de Fauna Silvestre (osinfor), creado mediante Decreto Legislativo núm. 1085, publicado en el diario oficial el 28 de junio de 2008, que según su sitio web (www.osinfor, gob.pe) es responsable a nivel nacional de supervisar y fiscalizar el aprovechamiento sostenible y la conservación de los recursos forestales y de fauna silvestre, así como de los servicios ambientales provenientes del bosque otorgados por el Estado a través de diversas modalidades de aprovechamiento.

En el minagri se ubica el Servicio Forestal y de Fauna Silvestre (serfor) el cual, según su página web (www.serfor. gob.pe), fue creado en el marco de la Ley Forestal y de Flora y Fauna, Ley 29763, en el marco de la implementación de la Política Nacional de Modernización de la Gestión Pública y es responsable de dictar las normas, procedimientos, establecer los planes, las estrategias y los lineamientos para el uso sostenible de los recursos forestales y de fauna silvestre del país. También están adscritos al minagri la Autoridad Nacional del Agua (ana), creada mediante Decreto Legislativo 997 de marzo de 2008, cuyo marco legal se afianzó con la Ley de Recursos Hídricos (Ley 29338) en marzo de 2009. La ana es responsable de un sistema racional e integrado de gestión de los recursos hídricos y de la distribución de los recursos hídricos a nivel nacional a través de sus órganos desconcentrados y el Instituto Nacional de Innovación Agraria (inia), responsable a nivel nacional de la investigación agraria que incluye las plantaciones, la agroforestería, el suelo y en general los recursos genéticos naturales.

El minam está organizado en dos viceministerios, uno de los cuales es el Viceministerio de Desarrollo Estratégico de los Recursos Naturales, que según el sitio web (www.minam.gob.pe) tiene entre sus responsabilidades promover la gestión de los ecosistemas y elaborar la Lista Nacional de Ecosistemas Frágiles del Perú, la actualización de la Estrategia Nacional de Humedales, la conducción del Comité Nacional de

Prólogo xvii

Humedales, la elaboración de una guía para la formulación de Planes de Gestión para sitios ramsar y Lineamientos Nacionales para la Designación de sitios ramsar, así como instrumentos normativos sobre organismos vivos modificados y acceso a recursos genéticos, entre otros. Además, el minam tiene adscritos varios organismos descentralizados responsables de distintos aspectos relacionados con los recursos naturales, incluyendo el Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (oefa), el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (sernanp), el Instituto Geofísico del Perú (igp), el Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (senamhi), el Instituto de Investigaciones de la Amazonía Peruana (iiap), el Servicio Nacional de Certificación Ambiental para las Inversiones Sostenibles (Senace) y el Instituto Nacional de Investigación en Glaciares y Ecosistemas de Montaña (inaigem). Los detalles de las responsabilidades de estos organismos se encuentran en www.minam.gob.pe.

El minem cuenta entre sus órganos de línea con la Dirección General de Asuntos Ambientales Mineros (dgaam) y la Dirección General de Asuntos Ambientales Energéticos (dgaae). La dgaam es el órgano técnico normativo encargado de revisar, evaluar, aprobar o desaprobar los estudios ambientales y sus modificatorias, de modo que permitan la identificación y manejo de los impactos potenciales de los proyectos mineros de inversión, como la biodiversidad. La dgaae es el órgano técnico normativo encargado de proponer y evaluar la política, proponer y/o expedir la normatividad necesaria, así como promover la ejecución de actividades orientadas hacia la conservación y protección del medio ambiente para el desarrollo sostenible de las actividades energéticas El produce es competente en pesquería, acuicultura, industria y comercio interno. Atiende a nivel nacional el ordenamiento pesquero, la pesquería industrial, la acuicultura de mayor escala, la normalización industrial y el ordenamiento de productos fiscalizados, y de manera compartida con los gobiernos regionales y locales la pesquería artesanal y la acuicultura de menor escala. Entre sus órganos adscritos cuenta con el Instituto del Mar del Perú (imarpe), responsable de la investigación pesquera y acuícola del país y de monitorear la diversidad biológica marina y los procesos ecosistémicos marinos.

En términos generales el país cuenta con el marco jurídico e institucional para ejecutar una gestión responsable de los recursos naturales, patrimonio de la nación, pero en la práctica esto ocurre en mayor grado en la costa, en menor grado en la sierra y casi en ningún grado en la selva. La articulación nacional-regional-provincial es prácticamente inexistente. La articulación Poder Ejecutivo (el gobierno), Poder Legislativo, Poder Judicial y con los organismos constitucionalmente autónomos del Estado, tales como la Defensoría del Pueblo, el Ministerio Público, la Contraloría General de la República y el Consejo Nacional de la Magistratura, por mencionar algunos con incidencia directa en la gestión del patrimonio natural de la nación es débil y en algunos casos desarticulada. El resultado de esta situación en mayor grado se refleja en el estado de

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Riqueza natural de la nación. La gran paradoja

situación del uso, el aprovechamiento y la gestión de los recursos naturales del país.

Una gestión que hasta ahora ha llevado al país a la segunda gran paradoja: país rico en recursos naturales pero pobre debido a la escasa generación de riqueza y bienestar derivados del aprovechamiento de esos recursos, generando la dicotomía de la riqueza y la pobreza naturales en el mismo territorio.

Capítulo

I La gran paradoja de la riqueza

1. Los ricos países pobres y los pobres países ricos

A nivel mundial existen, por un lado, algunos países que poseen recursos naturales extraordinarios y cuyos habitantes, en su mayoría, viven en extrema pobreza. Por otro lado, hay países en los que dichos recursos son escasos, pero cuyas economías son altamente industrializadas y brindan a sus pobladores una alta calidad de vida. A partir de esta perspectiva se puede esperar que aquellos países que poseen una riqueza natural promedio tengan un desarrollo intermedio. Si el desarrollo funcionara de esta manera, sería esa la solución a muchos de sus problemas. No obstante, en estas líneas iniciales se expone, en términos generales, la importancia de los recursos naturales como fundamento de un proyecto de desarrollo.

En el primer grupo mencionado de países se encuentra la mayoría de los socios de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (opep), quienes son ricos en este recurso, como Venezuela, Irán e Irak; mientras que el segundo grupo lo conforman Japón, Taiwán y Alemania, por mencionar sólo a tres.

Si bien es cierto que no existe nexo entre la existencia de abundantes recursos y el grado de desarrollo de un país, la antigüedad de su cultura tampoco es un factor determinante para este último. India y Egipto, que ostentan miles de años de antigüedad, 1

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Riqueza natural de la nación. La gran paradoja

son países pobres; a diferencia de Australia y Nueva Zelanda, altamente desarrollados y ricos, que hasta hace siglo y medio se encontraban en vías de desarrollo.

Observemos la experiencia de un país latinoamericano: Venezuela. La riqueza petrolera ha sido y es la columna vertebral de su economía y al mismo tiempo el eje de la división social y la marginalidad de los que menos tienen. Con una población de 21 millones de habitantes, de los cuales una quinta parte reside en Caracas, su capital, Venezuela es un país joven, ya que la mitad de sus habitantes cuenta con menos de 18 años de edad, y su expectativa media de vida es de 70 años.

Venezuela y su riqueza petrolera

Aproximadamente 70% de los venezolanos es resultado de una mezcla de antepasados europeos, indios y africanos. El restante 30% lo conforman blancos (20%), negros (8%) e indios (2%). Los indios no provienen de una única familia étnica o lingüística, sino de diferentes tribus independientes que se hallan diseminadas por todo el país.

En el territorio venezolano se hablan más de 40 idiomas indígenas. Esta diversidad de culturas es otra de sus grandes riquezas pero, al mismo tiempo, es un obstáculo para encontrar una identidad como país y nación.

Entre las grandes comunidades indias se encuentran los guajiro (al norte de Maracaibo), los piaroa, guajibo, yekuana y yanomami (en el Amazonas), los warao (en el delta del Orinoco) y los pemón (en las tierras altas del sur de Guayana).

Una vez concluida la Segunda Guerra Mundial, Venezuela recibió desde Europa una significativa cantidad de inmigrantes que se calcula en un millón de personas, quienes en su mayoría procedían de España, Italia y Portugal; sin embargo, este fenómeno casi se detuvo en la década de 1960, e incluso muchos de los inmigrantes retornaron a sus países de origen.

Siendo el petróleo su principal recurso natural, se considera el corazón de su economía; de manera que, de ser una nación pobre y deudora, se convirtió en el país más rico de Sudamérica. Hasta 1970 fue el mayor exportador de petróleo del mundo y, a pesar de que ser superada por los países árabes, sus ingresos por dicho recurso han aumentado año tras año. Al ser cofundadora de la opep, influyó sobre el aumento del precio del petróleo (de hasta cuatro veces), acción que esta organización impuso entre 1973 y 1974.

Como puede deducirse, el petróleo ha ensombrecido los demás sectores económicos venezolanos. En la actualidad sólo en una pequeña proporción de su territorio se cultiva, lo que significa que la agricultura se ha descuidado bastante. Las principales cosechas son bananas, caña de azúcar, maíz, café, cacao, algodón y tabaco.

En un momento, los ingresos por exportaciones de petróleo representaron 96%.

No obstante, a principios de la década de 1980, la recesión global y la disminución de los precios mundiales fueron adversas para su economía.

Venezuela ostenta riqueza no sólo a partir del petróleo sino también de otros recursos naturales, aunque la mayoría se encuentra en vías de explotación o subexplotada.

Capítulo I La gran paradoja de la riqueza 3

Después del petróleo, el mineral de hierro es el más importante, su industria se centra alrededor de Ciudad Guayana y sus yacimientos se ubican al sur de Ciudad Bolívar.

El territorio venezolano es rico en bauxitas, oro y diamantes, emplazados en las tierras altas de las Guayanas. El carbón, cuyos depósitos se hallan cerca de la frontera con Colombia, al norte de Maracaibo, es también un recurso del que obtiene grandes beneficios. El desarrollo industrial es progresivo gracias a la política gubernamental de diversificación de la economía. Tanto el ensamblaje de vehículos motorizados como las industrias textil, papelera y alimentaria, están bien establecidos. El sector hidroeléctrico es considerable; una de las plantas hidroeléctricas más grandes del mundo es la presa Guri, ubicada al sur de Ciudad Guayana, que genera un potencial de 10 millones de kilovatios.

Irak y las riquezas mundiales

Ahora, expongamos el caso de Irak, la segunda reserva mundial de petróleo (pbi), cuya provisión se calcula actualmente en unos 100 000 millones de barriles. Durante las últimas décadas, su economía ha estado dominada por el sector petrolero; prueba de esto es que la mitad de su Producto Bruto Interno (pbi) procede del crudo.

Sucesivos acontecimientos bélicos —tres conflictos armados en los últimos 25 años—, el prolongado régimen autoritario de Saddam Hussein (al que se puso fin en 2002) y el embargo económico declarado por la Organización de las Naciones Unidas (onu) en 1991, han producido nefastas consecuencias en su economía. En los últimos años, las autoridades iraquíes han firmado contratos de cesión de explotación con empresas petroleras de Francia, China y Rusia, por un monto ascendente a 41 000 millones de euros.

Irak no sólo dispone de petróleo, sino también de una gran producción agrícola centrada en el trigo, la cebada, el arroz y los dátiles, rubro que representa 16% de su economía. Su territorio es uno de los principales exportadores de dátiles del mundo. El sector industrial, dañado en el último cuarto de siglo por causa de los enfrentamientos bélicos, se limita a los alimentos preparados, los productos textiles y la ropa, el calzado, los cigarrillos y los materiales de construcción. Este sector representa únicamente 5%.

En cierto periodo, especialmente en 1996, Irak tuvo que poner en marcha el programa “Petróleo por alimentos” como un mecanismo para acelerar el proceso de recuperación de su economía.

Tres conflictos armados en 25 años Algunas cifras confirman que Irak, no obstante su riqueza petrolera, es un país con problemas estructurales. Su deuda externa supera los 62 000 millones de euros. La inflación en 2001 alcanzó 19%. Su pbi es de alrededor de 38 800 millones de euros (evolución del pbi: –10%). Su pbi per cápita asciende a unos 1 482 euros. No existen datos sobre el desempleo. Las importaciones comprenden unos 9 100 millones de euros y las exportacio-

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Riqueza natural de la nación. La gran paradoja

nes por concepto de petróleo bordean los 14 000 millones. El nivel de alfabetización del pueblo iraquí se encuentra en 58%, y su esperanza de vida es de 66 años de edad.

Irán muestra un esquema similar de riqueza natural y pobreza social. Conocido en la Antigüedad como Persia, fue uno de los primeros países que sufrieron la ocupación de los ejércitos invasores musulmanes que partieron desde Arabia en el siglo vii.

Como uno de los grandes imperios del mundo antiguo, mantuvo siempre una identidad cultural propia dentro del mundo islámico. Asimismo, ha conservado su propio idioma y su singularidad étnica.

Irán tiene una población de 69 millones de personas. Sus exportaciones basadas en petróleo, alfombras y productos agrícolas generan un ingreso per cápita de 1 810 dólares, según cifras del Banco Mundial. Su deuda externa alcanza los 10 000 millones de dólares. El mundo puso su atención en este país en 1979 cuando la monarquía fue derrocada por el movimiento del Islam. La revolución instauró una república islámica en la que los miembros del clero, liderados por el Ayatolá Jomeini, controlaban la vida religiosa y política del país. Posterior a ello, siguió un periodo de inestabilidad y enfrentó una guerra de ocho años con Irak, situación que le obligó a derrochar los recursos del petróleo y lo empobreció. Dos décadas después, Irán ingresó a un nuevo periodo de relativa transformación social y política. Sus jóvenes, más de 50% de la población, querían reformas y, para ello, eligieron como presidente a Mohammad Jatamí en 1997; sin embargo, sus ideas liberales lo pusieron en choque directo con las jerarquías conservadoras del clero.

Por ahora, los países productores de petróleo influyen de manera importante sobre la economía del planeta, aunque este recurso no beneficie directamente a sus pobladores originarios. No obstante, es evidente que el mundo comienza a dar pasos para prescindir del carbón y el petróleo con la aparición de nuevas fuentes de energía que no alteran las condiciones climáticas. Las tasas de crecimiento de varias de estas nuevas fuentes en el periodo de 1990-1999 permiten apreciar la transición en curso. A nivel mundial, la energía eólica creció a una tasa anual de 24%, la solar fotovoltaica a tasas de 17% y la geotérmica a una tasa de 4 por ciento.

Por el contrario, el consumo mundial de petróleo aumentó a tasas anuales de l%; mientras que el de carbón se redujo casi en 1%. Los propios dirigentes de las compañías petrolíferas ya hablan de la migración de una economía energética basada en sus hidrocarburos hacia otra basada en el hidrógeno y la energía solar. British Petroleum es el mayor fabricante mundial de células solares; Shell es pionera en la nueva economía de hidrógeno.

La tecnología y la globalización

Todas las grandes empresas fabricantes de automóviles se encuentran trabajando en pilas de combustible de hidrógeno. Los japoneses han desarrollado un material fotovoltaico para los tejados que permite que éstos se conviertan en generadores de electri-

Capítulo I La gran paradoja de la riqueza 5

cidad del mismo edificio. Dinamarca obtiene 10% de su electricidad a partir del viento.

Esta cifra, en la región de Schleswig-Holstein, al norte de Alemania, alcanza 14% por año; mientras que en la provincia industrial de Navarra, España, la energía eólica suministra 22% del fluido eléctrico.

Podemos vislumbrar a la nueva economía energética tanto en los tejados solares de Japón, como en los aerogeneradores de los campos europeos. Un informe del Departamento de Energía de Estados Unidos mostró que apenas tres estados (Dakota del Norte, Kansas y Texas) cuentan con los recursos eólicos suficientes para cubrir las necesidades de electricidad de todo el país. Los nuevos parques eólicos de Minnesota, Iowa, Texas y Wyoming han supuesto un aumento de 29% en la potencia obtenida gracias al viento en Estados Unidos en 1999. La generación de electricidad a partir de los vientos es excitante, puesto que el dinero que los consumidores gastan en ella se queda en la comunidad, a diferencia de la electricidad producida con fuel oil. Es más, con la electricidad eólica cada vez más barata, se puede producir hidrógeno durante la noche, cuando la demanda de electricidad es más baja, para las pilas de combustible.

Los ejemplos indican que la transición hacia una nueva economía energética ha empezado, pero a un ritmo demasiado lento. Hay estudios técnicos que consideran que ha llegado la hora de reestructurar el sistema fiscal estadounidense, tanto para reducir la dependencia del petróleo como para estabilizar el clima. Tales estudios también proponen que es posible reestructurar el sistema fiscal disminuyendo los impuestos sobre la renta y las sociedades, y compensarlo con un aumento de los impuestos sobre la gasolina. Los miembros de la opep saben que el costo de extraer petróleo en Arabia Saudí, país que tiene las mayores reservas, es de sólo dos dólares por barril. También saben que si elevan demasiado el precio provocarán una recesión global.

Como se observa, las diferencias entre los países pobres y los ricos no residen en los recursos naturales con los que cuentan. Japón posee un territorio muy pequeño, una extensión en la que 80% es terreno montañoso y no apto para la agricultura y ganadería. A pesar de ello, es la segunda potencia económica en el mundo. Su espacio, una cadena de islas, es una inmensa fábrica flotante que recibe insumos de todo el orbe y los exporta transformados, obteniendo así su riqueza.

Los casos de Suiza y Japón

Japón enfrenta ahora su peor crisis económica después de la Segunda Guerra Mundial.

Las razones principales de su estancamiento no se basan en la escasez de recursos naturales que presenta su territorio. Los estudios económicos indican que sufre una aguda disminución de las inversiones de capital además de un desplome de la producción y de las exportaciones, como consecuencia primordial del estallido de la burbuja tecnológica mundial y la ralentización de la economía estadounidense. El único cambio probable quizá responde a que los datos se han matizado con las malas señales provenientes de los atentados del 11 de septiembre de 2001. Se trata de problemas de crecimiento.

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Riqueza natural de la nación. La gran paradoja

Agreguemos otro ejemplo. Suiza domina una de las flotas navieras más grandes del planeta a pesar de no poseer océano. Produce el mejor chocolate del mercado sin tener plantaciones de cacao. En su reducida extensión, pastorea y cultiva únicamente cuatro meses al año y sus productos lácteos son de la mejor calidad en todo el continente europeo.

Al igual que Japón, Suiza no goza de recursos naturales, pero brinda y exporta servicios de calidad casi insuperable. Su diminuto territorio posee tal imagen de seguridad, orden y trabajo, que se ha convertido en la caja fuerte del mundo.

Ciertamente, el progreso japonés no sólo ha sido imitado por muchos países en vías de desarrollo, sino que también ganó el respeto y la atención de Estados Unidos.

Se sabe, de manera general, que este último es una nación con abundantes recursos, pero poca experiencia en periodos de extrema dificultad y pobreza. Japón, a pesar de su considerable destreza en gestión y administración, no es un modelo muy adecuado a imitar por las naciones en vías de desarrollo en términos de tácticas y estrategias de desarrollo.

Taiwán es una isla de recursos naturales limitados. Son evidentes las dificultades y los conflictos diversos que tuvo que superar durante la reconstrucción de su economía, destruida por la guerra.

La experiencia del crecimiento económico de Taiwán merece la atención de las naciones en vías de desarrollo. Después de la Segunda Guerra Mundial muchos países copiaron de forma indiscriminada los modelos de crecimiento occidentales, sin hacer modificaciones previas. Su desarrollo económico difiere por completo del que se ha observado en Estados Unidos y Japón.

Tigres asiáticos y Alemania

Taiwán optó por diseñar sus políticas y planes económicos; en un principio tomó como referencia varios patrones occidentales, pero al final consolidó un modelo propio y único. Su ventaja se basa en sus recursos humanos, que se caracterizan por su gran diligencia; además, cuenta con un sistema educativo universal. Durante las últimas cuatro décadas ha dispuesto eficazmente de su fuerza laboral, no sólo para superar las desventajas que suponen su escasez de recursos naturales, sino también para mantener un alto grado de crecimiento económico.

Entre los principales factores que contribuyen a su desarrollo económico destacan la mano de obra, el capital (tierra, materia prima y maquinaria), la tecnología y la administración. Los recursos humanos excelentes no sólo producen mejores técnicas y una administración eficiente, también generan acumulación de capital. En este aspecto, Taiwán es un buen ejemplo de que la clave del éxito está en los recursos humanos y no sólo en los naturales. En la actualidad es la decimosexta economía del mundo, con un ingreso per cápita de 16 000 dólares y con inversiones en educación equivalentes a 16% de su pbi.

Capítulo I La gran paradoja de la riqueza 7

Israel y Singapur, pese a poseer limitados recursos naturales, también son reconocidos a nivel mundial por sus logros económicos.

Orientémonos hacia Alemania. No es precisamente un territorio con abundantes recursos naturales; no obstante, su ubicación económica tiene importantes ventajas comparativas frente a la competencia internacional. Goza de una elevada productividad, buen nivel de formación y motivación de la mano de obra, alto estándar tecnológico, científicos creativos, infraestructura funcional, paz social, un entorno político fiable y una moneda estable, el euro. Tales aspectos certifican su liderazgo como localización económica frente a la competencia entre naciones.

En los últimos años, el volumen de las inversiones extranjeras directas en Alemania se ha cuadruplicado, aproximándose a los 200 000 millones de euros. Asimismo, la evolución de los costes unitarios ha sido la más favorable entre los grandes países industrializados. En los presupuestos del año 2002 la partida de gastos en educación e investigación ha vuelto a incrementarse por cuarta vez consecutiva, alcanzando la cifra récord de 8 400 millones de euros, cantidad que representa un aumento de más de 15% respecto al ejercicio de 1998. Hoy Alemania destina 2.46% del pbi a tareas de investigación y desarrollo. Este porcentaje supera claramente la media europea (1.9%), manteniéndose sólo detrás de Suecia y Finlandia. Todo centro escolar de formación general que manifestó interés en conectarse a internet (35 000) ha recibido la ayuda necesaria y dispone de acceso al ciberespacio. De esta manera, en tan solo tres años, Alemania ha pasado de la última a la primera posición en Europa. El 19% de las patentes registradas a nivel mundial corresponde a ciudadanos alemanes.

Alemania, según la Organización Mundial del Comercio (omc), tiene la mayor cuota de mercado a nivel mundial en el segmento de los productos técnicos de alta calidad (aproximadamente 18% en 1998). Ocupa la cuarta posición en el comercio mundial por tecnología de punta, detrás de Estados Unidos, pero muy cerca de Japón y Reino Unido. Asimismo, es el tercer país que ostenta el mayor número de estudiantes extranjeros matriculados en centros superiores (detrás de Estados Unidos y Reino Unido). Tan solo en el periodo 1999-2000 estudiaban en Alemania unos 175 000 universitarios foráneos.

En lo que respecta a la biotecnología, desde hace tres años ocupa la primera posición en Europa, correspondiente al país con mayor número de empresas biotecnológicas. Más de 20% de las empresas europeas de este ramo están asentadas en Alemania (332 empresas con 10 673 empleados en el año 2000). Dicha posición a nivel mundial es la segunda, encontrándose detrás de Estados Unidos.

La tecnología ambiental y la telecomunicación En tecnología ambiental, Alemania es el líder mundial en energía eólica. Este sector brinda empleo a unos 35 000 empleados, sobre todo en regiones con desfases estructurales.

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Riqueza natural de la nación. La gran paradoja

En telecomunicación, los alemanes tienen las tarifas más bajas de Europa en conexión por minuto a internet. En sólo tres años, el número de usuarios de la red se ha cuadruplicado; actualmente se acerca a los 30 millones. Esta tasa de crecimiento se sitúa por encima de la que tiene Estados Unidos. La facturación por concepto de comercio electrónico se incrementó en 2001 a 20 000 millones de euros, situando a Alemania a la cabeza de Europa.

Los inicios del siglo xxi advierten que después del fin de la Guerra Fría, el mundo se encamina hacia una nueva era en la que la competencia por los recursos naturales vitales ocasionará conflictos. Gran parte de dicha competencia será por el agua, el petróleo y el gas. Tendrá lugar en Asia Central y en el Mar Caspio, donde tales recursos siguen siendo abundantes y los gobiernos son demasiado débiles para protegerlos, señala Michael T. Klare, analista de la doctrina estratégica de Estados Unidos durante más de 30 años. Según su tesis, Estados Unidos no sólo se prepara para dichos enfrentamientos, sino que además todas las potencias regionales se esfuerzan por proteger o aumentar el acceso de la próxima generación a los recursos vitales.

Desde fines de la década de 1940 hasta 1990, el objetivo principal de la estrategia estadounidense consistía en crear y mantener un sistema mundial de alianzas capaz de contener y, si era necesario, derrotar a la Unión Soviética. Las otras consideraciones, incluso la defensa de los propios intereses nacionales, estaban subordinadas a la más amplia misión de “contención”.

Con el cese de la Guerra Fría, el asunto de los recursos recuperó su papel preponderante en la planificación militar. Una señal importante de ese cambio es ahora el aumento de ejercicios conjuntos de estadounidenses con ejércitos de países centroasiáticos ricos en petróleo o gas natural, entre ellos Kazajistán, Kirguistán y Uzbekistán.

El propósito de esos ejercicios no es sólo fortalecer las fuerzas armadas de tales países y estimular su independencia, liberándolos de vecinos más poderosos —en especial Rusia, China e Irán—, sino también colocar la bandera —y el poderío militar— estadounidense en una región que alberga alrededor de 270 millones de barriles de petróleo, cantidad que equivale a una quinta parte de las reservas mundiales probadas, según las estimaciones.

Washington ha reforzado sus vínculos militares con otras regiones ricas en recursos energéticos, en particular con el golfo de Guinea, zona en donde la nueva tecnología de perforación off shore permite a las compañías petroleras explotar reservas de gas y petróleo con las que sólo se podía soñar hace 10 años.

El analista Klare considera el despliegue casi permanente de una formidable flota naval estadounidense en el Golfo, tras la guerra de 1991, como un nuevo ejemplo de las prioridades políticas de Washington. Sin embargo, advierte también, que no sólo Estados Unidos trata de asegurar sus futuros recursos energéticos.

El mar de China Meridional, según estimaciones, alberga reservas considerables de petróleo. En la actualidad se ha transformado en el objetivo de una nueva carrera armamentista naval de media docena de países que reclaman derechos sobre sus aguas.

Capítulo I La gran paradoja de la riqueza 9

Ahora, el petróleo y el gas de otros países no son los únicos recursos que pueden ocasionar conflictos. La lucha por el agua dulce también puede volverse desesperada en los próximos años. Todo esto puede suceder simplemente porque “la demanda supera rápidamente la oferta” en extensas áreas que abarcan desde el norte de África hasta Asia Meridional.

La lucha por el agua dulce

Las cuencas fluviales, zonas en las que la situación es más grave, se encuentran en regiones donde el rápido crecimiento de la población genera presión sobre los recursos existentes. El calentamiento del planeta puede agravar las condiciones de sequía.

Ejemplos latentes de esta realidad son el río Nilo, que recorre desde Etiopía hasta Egipto, pasando por Sudán; el Jordán, compartido por Israel, Jordania, Líbano y la Autoridad Nacional Palestina (anp); el Tigris-Éufrates, que se despliega desde Turquía hasta Siria, Irak e Irán, y el Indo, cuyos afluentes atraviesan parte de India y Pakistán.

Con el crecimiento de la población y el consiguiente aumento de la demanda de agua y alimentos, cada uno de tales Estados ribereños intentará utilizar al máximo los recursos disponibles, señalan estudios de la zona. Cuando las acciones de uno de esos países provoquen una disminución en el suministro de alguno de los otros, se darán las condiciones favorables para un conflicto por la distribución del agua.

Como resultado, las disputas se trasladarán cada vez más hacia regiones con recursos naturales relativamente abundantes que, en general, habían sido olvidadas durante la Guerra Fría.

Si se hace referencia al Perú, podemos decir que nuestro territorio presenta niveles de extrema pobreza, no a razón de que le falten riquezas naturales ni porque la naturaleza haya sido cruel, sino simplemente porque aún no se encuentran las premisas básicas que rigen el funcionamiento de las sociedades. Para ubicar dichos antecedentes es necesario hacer una búsqueda previa y construir una identidad nacional, a fin de estructurar un Estado acorde con su realidad cultural.

2. Globalización versus antiglobalización

La globalización es un fenómeno permanente en la historia de la Humanidad. Ha presentado etapas de mayor y menor intensidad. En el siglo xx la magnitud de dicho suceso fue mayúscula, superior a las anteriores, debido a varios factores. Uno de ellos fue la caída del muro de Berlín, en noviembre de 1989, que puso fin a la Guerra Fría. Otra de estas causas ha sido el impresionante desarrollo tecnológico de las comunicaciones.

Toda reacción en contra de la globalización mundial suele ser calificada como obra de la antiglobalización. La integración del planeta es un proceso tan común al ser humano como lo son el día y la noche, fenómenos que siguen cursos irreversibles. La

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Riqueza natural de la nación. La gran paradoja

antiglobalización no sería un rechazo intolerante contra el proceso de internacionalización de las relaciones sociales, económicas o comerciales, sino más bien una reacción en contra de las consecuencias negativas que provoca por acción humana.

En la globalización, los procesos económicos, sociales y culturales de carácter mundial tienen gravitación sobre los nacionales o regionales. Se trata de un proceso nuevo con raíces históricas profundas. Los drásticos cambios en el espacio-tiempo generados por la revolución de las comunicaciones y la información le han otorgado nuevas dimensiones. Estas representan transformaciones cualitativas respecto al pasado.

Es así que desde esta perspectiva emerge el concepto de ciudadanía global como una generalización gradual de ideas y valores en torno a los derechos civiles y políticos, por un lado, y a los económicos, sociales y culturales, por otro.

La globalización brinda, sin duda, oportunidades para el desarrollo. Todos entendemos, con razón, que las estrategias nacionales deben diseñarse hoy en función de las posibilidades que ofrece y los requisitos que exige una mayor incorporación a la economía global. Paralelamente, este proceso plantea diversos riesgos que tienen su origen en nuevas fuentes de inestabilidad tanto comerciales como financieras. Se corre el peligro de propiciar la exclusión de aquellos países que no están adecuadamente preparados para las fuertes demandas de competitividad. Además, existen riesgos de acentuación de la heterogeneidad estructural entre sectores sociales y regiones dentro de los países que se integran, de manera segmentada y marginal, a la economía mundial.

El nuevo concepto de ciudadanía global

El proceso de globalización presenta diversas insuficiencias, por ejemplo, la ausencia de una gobernabilidad adecuada para el mundo de hoy, lo que es un claro reflejo del carácter asimétrico e incompleto de la agenda internacional. No hablamos sólo de la falta de gobernabilidad económica, aspecto que se ha hecho particularmente evidente en el campo financiero, sino de la que existe en otros terrenos debido al enorme contraste entre los problemas internacionales y los procesos políticos de las naciones, e incluso de los espacios locales.

En este sentido, ni el fortalecimiento de los sistemas de innovación ni el desarrollo tecnológico o el aumento de la productividad de los factores han podido eliminar el carácter cortoplacista, dependiente, vulnerable e insostenible que exhibe la gestión económica y política del Perú.

El Perú es un “país de paradojas” donde coexisten la riqueza natural, la extrema pobreza socioeconómica, la fortaleza cultural, la volatilidad de las decisiones y las expectativas además de las frustraciones. El contexto actual cuestiona la legitimidad de las diversas teorías y parece reflejar la incapacidad del pensamiento para conectarse a la nueva estructura.

Ante un evidente statu quo, partiendo del hecho de que no existe cambio sin ruptura y situándonos entre “olas” y “vías” potenciales, proponemos una “autopista” de po-

Capítulo

III Medio ambiente y desarrollo sostenible

1. Teoría económica y estrategias de desarrollo sostenible

La estrategia de crecimiento económico puesta en marcha en el Perú a partir de agosto de 1990, ha tenido un éxito relativo en términos de estabilización e inserción de nuestro país en la comunidad financiera internacional. Sin embargo, esto no ha significado necesariamente que alcance un desarrollo sostenible, ya que la economía tiene que enfrentar aún los problemas centrales de empleo y pobreza extrema, pérdida de biodiversidad, depredación, deterioro y destrucción irreversible de los recursos naturales y del medio ambiente.

Ante la evidencia empírica de los problemas de sobreexplotación de los recursos naturales y la degradación ambiental en los países en desarrollo, se plantea la siguiente pregunta: ¿Existe una asociación sistemática entre las condiciones ambientales y las estrategias de desarrollo?

Al respecto, Adleman I., Fetini H. y Golan H. (1997) sostienen que, si existe, la estrategia de desarrollo afecta en particular la estructura de producción doméstica, la tecnología, las decisiones de inversión, las estructuras institucionales, la distribución del ingreso y los precios domésticos en relación con los internacionales. Estas variables afectan el consumo de energía y los patrones de uso de los recursos naturales: agua, tierra, 83

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Riqueza natural de la nación. La gran paradoja

aire, biodiversidad, etc., que a su vez genera degradación ambiental (contaminación atmosférica, contaminación del agua, deforestación, degradación de tierras, pérdida de biodiversidad, etc.). Los autores han encontrado que todas las estrategias de desarrollo han tendido hacia la degradación ambiental. La estrategia de sustitución de importaciones, industrialización y urbanización, ha sido responsable de la contaminación del aire y el agua.

La estrategia de desarrollo agrícola ha generado contaminación y sobreexplotación de agua, erosión y degradación del suelo, desertificación y deforestación. Las estrategias de promoción de exportación y de desarrollo neoliberal (economía con plena apertura al mercado internacional) establecieron actividades exportadoras de sectores intensivos en el uso de los recursos naturales: pesca, forestal, minero, frutícola, etc., tendiendo a sobreexplotar los recursos naturales, con la consiguiente pérdida de biodiversidad. No obstante, en las últimas décadas, como respuesta a la pobreza, a los problemas de degradación ambiental y a la sobreexplotación de los recursos naturales, adquiere cada vez mayor relevancia el nuevo paradigma o estrategia de desarrollo: el desarrollo humano sostenible.

La idea de desarrollo sostenible tuvo sus inicios en 1972, en la primera reunión mundial sobre medio ambiente “Conferencia sobre el Medio Humano”. Sin embargo, fue hasta 1992, en la Declaración sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, en la Cumbre de Río de Janeiro-Brasil, donde se aseveró que el logro del desarrollo económico a largo plazo está necesariamente vinculado con el medio ambiente. Se fundamentó la necesidad de establecer acuerdos internacionales para la protección del medio ambiente mundial en congruencia con el desarrollo, pues se consideró que los seres humanos tienen derecho a una vida saludable y productiva en armonía con la naturaleza; el desarrollo debe lograrse sin que se dañe el medio ambiente y se generen efectos negativos para las generaciones presentes y futuras.

El desarrollo sostenible considera la equidad como un aspecto necesario

Pearce (1995) sostiene que el desarrollo sostenible implica la maximización de los beneficios netos del desarrollo económico, sujeto al mantenimiento de los servicios y la calidad de los recursos a lo largo del tiempo. Por ende, el concepto de desarrollo sostenible alude al crecimiento económico y al aumento en el bienestar social con el uso racional de los recursos naturales sin que comprometan el bienestar social de las futuras generaciones y garantizando la no depredación y sobreexplotación de los recursos naturales, así como el mantenimiento del statu quo del ecosistema.

El desarrollo sostenible también considera la equidad como un aspecto necesario para abordar global y equilibradamente un crecimiento económico en relación con el uso adecuado de los ecosistemas. En tal sentido, Enkerlín (1997) sostiene que el criterio de maximización de ganancias e interés particular, así como el libre mercado

Capítulo III Medio ambiente y desarrollo sostenible 85

señalado en el contexto del enfoque neoclásico, no es suficiente para lograr un equilibrio con eficiencia y equidad, pues el interés empresarial por transformar los recursos naturales en ganancias monetarias en el corto plazo y realizar una concentración de poder comercial y financiero ha conllevado a prácticas monopólicas que tienden a depredar y dañar el medio ambiente, lo que no garantiza la transición hacia el desarrollo sostenible.

El desarrollo no sólo implica la coordinación de políticas mundiales en un mundo globalizado, también depende de las características ecológicas, sociales y económicas de cada país, de modo que exista sostenibilidad ecológica, social y económica.

Respectivamente, esto implica mantener las características del ecosistema necesarias para el desarrollo a largo plazo, la continuación del sistema económico vigente con una explotación racional y lo eficiente de los recursos naturales, y que los costos y beneficios se distribuyen de manera equitativa tanto en la población actual como en la población futura.1 En este contexto, Florín (1999)2 sostiene que el denominador común que surge de la problemática del desarrollo sostenible a escala global es la interrelación entre el capital humano, la dinámica de los mercados y la política fiscal.

La explicación lógica radica en que el capital humano es el motor del crecimiento y desarrollo de un país, su nivel de educación y la inversión en la formación de este capital son condiciones necesarias para el crecimiento económico y el bienestar social.

La dinámica de los mercados en el corto y el largo plazos puede inducir a inversiones tecnológicas que podrían favorecer a las generaciones futuras o, en todo caso, perjudicarlas si no se internalizan, mitigan o eliminan las externalidades negativas de la actividad productiva. Asimismo, el papel que desempeña el Estado se considera importante para el logro del Second Best, en la medida en que la política fiscal provea de inversión en infraestructura, eficiente y equitativa distribución del gasto social, un marco legal que garantice una asignación adecuada de los derechos de propiedad que favorezcan la acumulación de capital, así como la defensa del estado de derecho y la gobernabilidad.

El nuevo paradigma del desarrollo sostenible

Así, la estrategia de desarrollo debe estar articulada con el diseño de políticas económicasambientales de efectos de corto y largo plazos, con fundamentos de teoría micro y macroeconómica que impliquen una eficiente asignación de recursos en la inversión en capital humano, capital físico y capital natural, y tiendan a generar un crecimien1

2

Enkerlin, Ernesto C., Cano Jerónimo, Garza Raúl y Vogel Enrique (1997). Ciencia ambiental y desarrollo sostenible (p.511). México: Thomson Editores.

Raymond Florin (1999). “Desarrollo sostenible, el diagnóstico de la problemática”. En: Juan Ignacio Varas (ed.), Economía del medio ambiente en América Latina. Chile: Alfaomega Ediciones, Universidad Católica de Chile.

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to económico, equitativo y con costos ambientales internalizados, colocándonos en la senda del nuevo paradigma de “desarrollo humano sostenible”.

El desarrollo humano sostenible, según indica el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (pnud), debe, por una parte, hacer posible que todos los individuos aumenten su capacidad humana en forma plena y den a esa capacidad el mejor uso: económico, cultural, político, social, ambiental, etc., y, por otra parte, crear una atmósfera en la que las oportunidades puedan ampliarse para las generaciones presentes y futuras. El nuevo paradigma se propone como objetivos: • • • •

Fomentar la libertad y la potenciación de las capacidades de la gente.

Generar pleno empleo y seguridad de vida.

Distribuir los beneficios equitativamente.

Promover la cohesión social, la cooperación y asegurar el desarrollo humano futuro.

La ciencia económica, específicamente la economía ambiental y la economía de los recursos naturales,3 han contribuido al paradigma del desarrollo sostenible. Se han diseñado teorías y modelos teóricos que permiten explicar y determinar la tasa óptima de explotación de los recursos renovables y no renovables, derivando implicaciones respecto a su sobreexplotación y la extinción de la biodiversidad; el establecimiento de niveles óptimos de contaminación e internalización de costos ambientales ante los problemas de degradación ambiental; las metodologías de valoración económica y determinación de costos y beneficios económicos, sociales y ambientales; y las prescripciones y la derivación de instrumentos de política ambiental. Asimismo, se han construido modelos de conservación, preservación o desarrollo de áreas naturales,4 y de acuerdo con criterios de irreversibilidad y singularidad se suele recomendar la protección de las áreas naturales ante la opción de un desarrollo no sostenible.

Una corriente de análisis más amplia es la teoría de la economía ecológica,5 como una ciencia y gestión de la sostenibilidad (Constanza, R., 1990) y que expresa las limitaciones en la dotación de recursos en nuestro planeta donde funcionan los ecosistemas, siendo el sistema de economía humana un subsistema en el cual las acciones que se realizan tienen efectos importantes sobre la reproducción de las demás especies. Se considera que la principal característica de un ecosistema es la interdependencia de las especies y los procesos naturales, las interrelaciones entre el uso de recursos naturales y los impactos ambientales.

3

4

5

Véase Cropper, M. y Oates, W. (1992). Journal of Economic Literature, vol. xxx. Pearce (1995). En: Buchanan, James, External Diseconomies Corrective Taxes and Market Structure. American Revue.

Véase Fisher, Q., Krutilla J., Cichetti C. (1997). The relationship between damage and localization. Publicación especial de la Geological Society, Londres.

Barrantes Roxana (1993). Economía del Medio Ambiente: Consideraciones teóricas. Documento de trabajo, núm. 48, Serie Economía, núm. 18, iep, Perú.

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Un ecosistema es la interdependencia de las especies y los impactos ambientales

El enfoque de la economía ecológica rechaza la idea de crecimiento infinito en un planeta con recursos finitos y, por lo tanto, también el concepto de “crecimiento sostenible”, aunque admite el de desarrollo sostenible. Al respecto hay dos posiciones sobre el concepto de sostenibilidad. La “sostenibilidad débil”, de raíces neoclásicas, tiene como característica asumir la sustitución de capital natural por capital “físico”. La “sostenibilidad fuerte” destaca las funciones diversas y en muchos aspectos insustituibles, del capital natural; por ende, propone la protección de las áreas naturales o ecosistemas, dado que algunas de sus funciones y servicios son esenciales para la supervivencia del hombre y no pueden ser sustituidos por el capital físico.

El tratamiento de los recursos naturales en las estrategias de desarrollo sostenible nos refiere sustancialmente al papel que desempeñan los recursos naturales en el nuevo contexto de liberalización de mercados de factores, apertura comercial y búsqueda de la sostenibilidad ambiental de los procesos de desarrollo. El desafío es el diseño de lineamientos de un nuevo paradigma de desarrollo sostenible en el nuevo contexto de privatizaciones, apertura y globalización.

La historia económica latinoamericana muestra diversas experiencias de crecimiento basadas en la exportación de materias primas. Más aún, a pesar de que este patrón de crecimiento “primario-exportador” ha atravesado una serie de transformaciones a lo largo de las últimas décadas, apareciendo un sector industrial hegemónico muy heterogéneo en la región, el stock de capital natural sigue siendo uno de los principales elementos de las ventajas competitivas del Perú y América Latina.

En sí, cuando se analiza el rol de los recursos naturales en el desarrollo de las economías latinoamericanas, por lo general se piensa en ellos como bienes exportables y generadores de divisas para financiar las necesidades de crecimiento económico. El interés por la explotación y la exportación de los recursos está determinado por la demanda externa y por la necesidad de ampliar la capacidad de compra de bienes extranjeros.

Es difícil encontrar experiencias históricas que demuestren que la explotación de algún recurso haya respondido a un patrón óptimo, determinado por la interrelación entre las oportunidades de inversión en el mercado de capitales y las rentas de escasez asociadas con la explotación del recurso, regla básica que determinaría ese patrón de explotación.

El trabajo de Hausman y Gavin6 nos muestra que, a diferencia de las economías industrializadas, América Latina sufre de escasez de capital y abundancia de trabajadores no calificados; pero, en términos comparativos, en la economía global de la década de 1990, América Latina no era, en absoluto, la región que tenía más mano de obra y menos capital, ya que las economías emergentes del Este Asiático la superaban ampliamente. América 6

Hausman y Gavin en Brean D., Glave M. (2000). Recursos naturales y desarrollo: un diálogo canadienseperuano. Lima: consorcio.

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Riqueza natural de la nación. La gran paradoja

Latina es especial a causa de su enorme dotación de recursos naturales. Y el impacto de estos recursos se ha sentido claramente en muchos países de la región, puesto que en algunos de ellos a la liberalización económica le siguió un veloz crecimiento de la inversión extranjera y de las exportaciones intensivas de productos naturales; en el caso de las industrias manufactureras que requieren mano de obra, el crecimiento fue mucho más modesto. La propuesta de Hausman y Gavin amplía el estudio de Sachs y Warner (1995), quienes demostraron que en el crecimiento económico las economías pobres en recursos con frecuencia superan a las que son ricas en recursos, incluso después de considerar otros determinantes del crecimiento económico. El trabajo concluye que existen evidencias de que los países de las regiones tropicales, con una gran cantidad de tierras agrícolas y abundantes recursos naturales, tienden a crecer de una manera más lenta que aquellos que tienen pocos recursos naturales y que están situados en climas más templados.

La escasez de capital y la abundancia de trabajadores no capacitados

Son tres los temas cruciales en términos de los retos para el diseño de políticas y la comprensión del rol de los recursos naturales y el medio ambiente en el desarrollo de los países de la región. En primer lugar, la relación entre el tamaño y la calidad del stock de capital natural de una economía y la sostenibilidad de su crecimiento económico. El efecto final de la disponibilidad de recursos naturales sobre el desarrollo de los países depende de la interrelación de los factores institucionales y los condicionantes macroeconómicos.

En segundo lugar, la necesidad de establecer una política tributaria que sea consistente con la equidad intergeneracional que se requiere para garantizar un ritmo sostenible de crecimiento. Si una generación extrae recursos naturales debe asegurar que esto implique un incremento permanente en el flujo de consumo, y produzca un aumento de bienestar para ella y las generaciones futuras. Para esto es necesario que el recurso natural se transforme en algún tipo de activo que genere riqueza en el futuro: infraestructura, capital humano o desarrollo institucional.

El crecimiento económico, degradación ambiental e impuestos

El reto es conciliar esta transformación con la necesidad de no imponer a las actividades extractivas costos tributarios o de otra índole que limiten su desarrollo. Por último, tenemos la relación entre degradación ambiental, crecimiento económico e incentivos privados. En la medida en que haya crecimiento, y bajo el supuesto de que la calidad ambiental es un bien normal, la sociedad demandará cada vez más la conservación de la diversidad biológica y del medio ambiente. La pregunta es: ¿cuánto tiempo pasará para que esto suceda y así mismo sea rentable la inversión privada en conservación y el aprovechamiento sostenible de recursos como bosques naturales, recursos acuáticos y otros recursos en el sector rural?

Una posible manera de revertir esta situación es estableciendo mecanismos de compensación que beneficien al sector rural a cambio de no aprovechar determinados recursos. El desafío aquí es asegurar que esta política no implique una reducción del

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crecimiento justamente para aquellas poblaciones para las cuales las tasas de descuento son más altas y que, dado su nivel de ingresos, valoran más su consumo presente.

La situación actual de América Latina es la siguiente: en primer lugar, el tamaño de su población es grande en términos de la disponibilidad de tierras productivas, de tal manera que la frontera hoy no se encuentra tan lejos. Segundo, la naturaleza global de la economía mundial significa que las externalidades globales no sólo son percibidas, sino también cuestionadas y demandadas. En tercer término, existe una creciente demanda, por parte de los países industrializados, de aire limpio y ambientes naturales sostenibles.

Las consecuencias de todos estos elementos para el Perú y América Latina hacen que en la práctica la región pueda enfrentarse a una situación donde sea mejor aprovechar racionalmente sus recursos naturales no tradicionales (por ejemplo, el aire limpio a través de proyectos de implementación conjunta) antes que permitir la sobreexplotación de sus recursos naturales tradicionales. Es aquí donde el Perú y América Latina pueden encontrar una nueva ventaja comparativa y una capacidad de negociación con las economías industrializadas para iniciar una estrategia de desarrollo basada en el manejo sostenible de su stock de capital natural.

2. Desarrollo rural sostenible

A principios de la década de 1970 se consideró que el stock de recursos naturales era finito y que esto imponía límites al crecimiento económico mundial. El libro Los límites del crecimiento, publicado en 1972, criticó el enfoque de desarrollo depredador de los recursos naturales imperante en el momento, poco antes de la primera crisis petrolera.

Aunque las mejoras tecnológicas han demostrado que se puede tener cierta dosis de optimismo sobre este tema, las limitaciones impuestas por el stock de recursos naturales ya son parte integral de la discusión sobre el desarrollo. Entre el stock de recursos naturales también se puede incluir a los recursos ambientales.

La constatación de que las actividades humanas deterioran la dotación de recursos ambientales del planeta como el aire, la capa de ozono, etc., también ha cuestionado el concepto de desarrollo económico imperante: no basta aumentar la producción de bienes y servicios si de manera simultánea se socavan las bases del hábitat terrestre.

No basta aumentar la producción de bienes

La concepción de lo que Colby y Sagasti7 denominan “economía de la frontera”, que data de la década de 1950, consideraba a los recursos naturales como ilimitados, de 7

Véase Sagasti, F. y M. Colby (1994). “Eco-Development and Perspectives on Global Change from Developing Countries”. En: Choucri Nazli (ed.), Global Accord: Environmental Challenges and International Responses. Cambridge, Massachusetts: MIT Press.

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manera que el desarrollo económico no estaba vinculado con la naturaleza o la afectaba. En contraposición, a fines de la década de 1960 y principios de la de 1970 apareció la visión de ecología profunda, que plantea una concepción totalmente opuesta: el hombre destruye la naturaleza con sus opciones y es él quien debe adaptarse a su entorno, entre otras cosas, reduciendo el crecimiento poblacional. De la confluencia de estas dos corrientes han surgido otras que han ido de la simple protección ambiental hasta una perspectiva más sofisticada y holística de ecodesarrollo que integra factores sociales con metas económicas y ecológicas de largo plazo.

Como resultado de estas constataciones, durante los últimos años, los temas del medio ambiente y los de desarrollo se han vinculado estrechamente. La preocupación por el medio ambiente está revolucionando la teoría tradicional del desarrollo y del crecimiento económico. Elevar el pbi per cápita (tal y como éste se mide en la actualidad), no es necesariamente un síntoma de desarrollo si en el proceso se socavan las bases del crecimiento futuro. Por tal razón, lo importante no es sólo crecer, sino hacerlo de una manera viable en el largo plazo o, en otras palabras, de manera sostenible.

Hay una revolución de la teoría tradicional del desarrollo

Éste no es un tema exclusivo de los países desarrollados. El deterioro de las reservas naturales, los crecientes problemas sanitarios y la degradación del medio ambiente debido a las acciones derivadas de situaciones de pobreza extrema, han hecho que el tema del desarrollo sostenible sea prioritario en la agenda de los países en vías de desarrollo.

Por lo general el debate se ha planteado en términos conflictivos: se ha visto como incompatible lograr simultáneamente el crecimiento económico y preservar la calidad ambiental en los países subdesarrollados. Sin embargo, Beckerman (1992) señala que si bien en los estados iniciales de crecimiento en los países subdesarrollados la calidad del aire y del agua tiende a empeorar, en el largo plazo, mientras más rico sea el país, mejor es la calidad de su medio ambiente.8 Existen muchas instancias en que ambos objetivos, en lugar de ser contrapuestos, se refuerzan; por ejemplo, en estrategias de conservación de energía y reciclaje para incrementar la eficiencia del uso de combustibles en transporte, conservación del suelo y manejo forestal sostenible.

No es incompatible el crecimiento económico con la calidad ambiental

Sin embargo, si bien el crecimiento económico y la protección del medio ambiente son compatibles, este resultado no se logra a menos que se implementen las políticas adecuadas. En 1987 el término “desarrollo sostenible” fue acuñado por la Comisión sobre Medio Ambiente y Desarrollo (denominada Comisión Brundtland), en su infor8

Grossman y Krueger (1994). En: Aleya Jha, Sargecta Jha y S. Munjal (eds.), Biocutural Diversity & Sustainable Development in North East India. New Delhi: Readworthy.

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me “Nuestro futuro común”. Sin embargo, no existe claridad y mucho menos consenso sobre lo que se entiende por desarrollo sostenible.

Una primera definición de sostenibilidad se limita a los aspectos físicos de un recurso determinado. Así, el aprovechamiento de un recurso renovable es sostenible si en cada periodo sólo se consume su incremento, evitándose la reducción de la capacidad dinámica y manteniendo su regeneración. Se habla de una tasa de rendimiento máximo sostenible acorde con el concepto arriba señalado.

Una segunda definición, más amplia que la anterior, considera la aplicación del término sostenibilidad a un sistema de recursos más amplio, como un ecosistema. La tasa óptima de aprovechamiento de un recurso individual no necesariamente implica que otros recursos vinculados a él se mantengan a un ritmo óptimo. Es decir, el ritmo de aprovechamiento de un recurso que era sostenible bajo la primera definición, no por fuerza lo es de acuerdo con esta definición debido a los impactos que tienen sobre otros recursos que dependen del primero.

En un tercer enfoque más amplio, que denominaremos socioeconómico, la meta no es el nivel sostenido de un stock físico o de la producción física de un ecosistema, sino el aumento sostenido del nivel de bienestar individual y social de una comunidad.

De esta manera, Norgaard (1988) indica que el término sostenibilidad, aplicado originalmente en un contexto biológico/físico, se traslada a uno socioeconómico mucho más amplio.

El aspecto clave de este enfoque se encuentra en mantener el equilibrio intergeneracional: asegurar que las generaciones futuras cuenten al menos con las mismas oportunidades que las generaciones presentes.

Lo importante es el aumento sostenido del nivel de bienestar individual y social

Sin embargo, el enfoque socioeconómico, al ser a la vez más amplio y difuso, no ofrece un camino evidente para alcanzar o medir la sostenibilidad. Más aún, plantea una serie de interrogantes: • ¿Qué es equitativo entre una y otra generación en relación con el manejo de los recursos? En un país subdesarrollado esta pregunta se puede replantear de la siguiente manera: ¿Cómo satisfacer las necesidades de la generación actual sin empeorar la situación de las generaciones futuras?

• ¿Qué hacemos para que las generaciones futuras no estén en peores condiciones que las generaciones de hoy? ¿Deberíamos dejarles el mismo potencial físico de recursos o la misma cantidad de recursos per cápita? ¿Importa la composición de dicho potencial-capital o da lo mismo cualquier combinación? Como menciona Daly (1980), el presente sólo puede ofrecer una dote de recursos al futuro; cómo aprovechan las generaciones futuras los recursos es asunto de ellas.

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• ¿Cuánto en el futuro debería remontarse la generación presente para ser equitativos desde el punto de vista intrageneracional? ¿Hasta cuándo llega nuestra preocupación por el futuro? La determinación del tiempo social “correcto” es, en última instancia, una decisión política.

• ¿Hasta dónde deben intervenir las fuerzas del mercado en el proceso de desarrollo en lo que concierne el uso de recursos?

Las fuerzas del mercado y el uso de los recursos naturales

Una forma de hacer operativo el concepto socioeconómico de sostenibilidad ha sido propuesta por Pierce (1993) y adoptada por el Banco Mundial. De acuerdo con esta visión, se dice que una estrategia de desarrollo es sostenible si es que en el proceso de crecimiento económico el stock de todos los activos de una sociedad se mantiene constante o aumenta con el paso del tiempo. Los activos de una sociedad incluyen bienes de capital tradicionales (maquinarias, fábricas, caminos y otra infraestructura física), capital humano (conocimientos científicos y tecnológicos, así como destrezas) y, finalmente, capital ambiental (recursos naturales como bosques, suelos, biomasa marina, petróleo, etc.; así como la calidad de recursos como el aire y agua). La restricción del stock de capital se aplica al conjunto y no a cada componente por separado.

Es obvio que conforme se explota un recurso no renovable como el petróleo (capital natural), su stock se reducirá a lo largo del tiempo (sin tomar en cuenta nuevas exploraciones y descubrimientos).

El sistema mundial de cuentas no considera la depredación

Sin embargo, en la medida en que se invierta parte de los recursos obtenidos por la explotación del petróleo para generar otro tipo de capital (educación, investigación, carreteras, infraestructura, etc.), el stock global de capital se habrá mantenido o incluso incrementado.

Esto implica que una sociedad debería consumir lo que produce menos un fondo para depreciación e inversión que mantenga o incremente su stock de capital. Por lo tanto, si se quiere medir el crecimiento económico sostenible de un país, se debe descontar la depreciación de todos los stocks de capital y comparar con las nuevas inversiones. Cada vez que los suelos se pierden por erosión o se queman los bosques sin reforestar, el potencial de capital de los recursos naturales de un país disminuye y se compromete el crecimiento futuro.

Sin embargo, el sistema de cuentas nacionales imperante a nivel mundial no toma en cuenta la depreciación (o destrucción) de los recursos ambientales (que no sólo abarca recursos naturales, sino también aspectos como la calidad del aire, la belleza de un paisaje y otras cosas muy difíciles de evaluar de manera objetiva).

El desarrollo rural puede reducir la pobreza urbana

La pobreza rural y urbana puede reducirse, asegurando beneficios económicos y ambientales, mediante el desarrollo de las economías rurales. Los recursos naturales que

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posee el país pueden servir de ventaja para postular una propuesta de desarrollo sostenible. Sin embargo, la realidad indica que en las últimas décadas la incidencia relativa de la pobreza en las áreas rurales es más intensa que en las zonas urbanas, aun cuando la mayoría de los hogares rurales pobres tienen escaso acceso a la tierra. Este aspecto no es suficiente porque hay una falta de definición de los derechos de propiedad que aumenta la inseguridad de la tenencia. Las normas jurídicas impiden articularse para la producción y la generación de riqueza. Existe una fuerte presión ambientalista y una creciente degradación de los recursos naturales en un entorno de latentes conflictos de orden social y político. Pues una propuesta de desarrollo del sector rural pasa por la estabilidad política y social, que representan elementos sustanciales, junto con lo económico y lo ambiental, para una acción concertada entre el Estado y el sector privado, y así emprender programas y proyectos que permitan promover el desarrollo rural.

La pobreza no es falta de recursos

De la riqueza de los recursos naturales y la pobreza se resume: • La pobreza no es la falta de recursos, sino la incapacidad para crear riqueza.

• Los países andinos no son pobres sino que han sido empobrecidos por la debilidad de sus políticos y, por lo tanto, su pobreza es el resultado de un desorden en el sistema.

• Se debe reorientar la inversión pública hacia la capitalización de la infraestructura y de las instituciones que prestan servicios en el ámbito rural.

• El motor del crecimiento económico son las organizaciones de los productores en cadenas productivas para competir en el mercado internacional.

• El eje del desarrollo rural sostenible es un Estado descentralizado en torno a la autoridad de la región.

Los pobres depredan los recursos que les sirven de sustento. Esta aparente contradicción tiene una explicación económica, ya que la lógica que norma el comportamiento de los campesinos y comuneros minifundistas es la sobrevivencia en el presente en un marco muy rígido y estrecho de recursos, y en un ámbito externo muy limitado de oportunidades de trabajo. Su tasa de descuento es muy alta porque su vida depende del ingreso presente.

Su lógica es minimizar costos y asegurar la subsistencia inmediata. No pueden arriesgar otras opciones de cultivo ni distraer sus reducidos recursos en invertir en la conservación de su base de sustento. Entonces, si no han migrado a la ciudad es porque su sobrevivencia depende todavía de lo que trabajan, producen y pueden extraer al mínimo costo de su chacra. El valor de su cosecha es su ingreso, su consumo y su vida. Además, no pueden arriesgar en un ambiente que, como se menciona antes, es muy variable e impredecible. Depredar es una estrategia de mínimo costo para seguir subsistiendo y cuando ya no puedan extraer más renta de sus semillas y de sus terrenos entonces migrarán. Lamentablemente, esta es la historia de lo que ocurre desde el siglo pasado (Amat y León y León, 1993).

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Las alternativas del agroturismo y turismo

El Perú, según los inventarios del inrena, dispone de un extraordinario potencial agropecuario en una gran diversidad de ecosistemas. Aquí se puede sembrar y cosechar durante todo el año. El potencial rural se extiende a las artesanías y el agroturismo. En los últimos años se aprecia en la costa una interesante diversificación de cultivos —frutas y hortalizas—, desarrollado por un grupo reducido de empresas conectado a mercados internacionales.

No obstante, en estas señales positivas en la economía agrícola se constata un escaso desarrollo y la inexistencia de bienes y servicios rurales de magnitud, que limita el acceso de los productores a mercados dinámicos y el surgimiento a una economía rural competitiva. Nos encontramos ante una economía rural de lento crecimiento de la competitividad, una baja generación de empleo y un medio rural con creciente pobreza.

El sector agropecuario se encuentra atomizado. El promedio nacional de las unidades agropecuarias es de 3.1 hectáreas. En el sector rural habitan cerca de siete millones de personas, 30% del total nacional, principalmente en la costa y sierra, y casi 22% en la selva. La agricultura tiene un nivel de productividad muy inferior al resto de la economía, pues contribuye sólo con 9.1% del pbi.

Frente a esta problemática cabe pensar en la reducción de costos de transacción, la promoción de alianzas estratégicas para articular a las pequeñas y medianas empresas, el mejoramiento de la capacidad gerencial y una presencia más coherente del Estado. Es indispensable la promoción de tecnologías, la creación de sistemas de información adecuada y relevante, y la consolidación de la institucionalidad del sector público. Crédito, extensión e información son los elementos clave para proyectar el desarrollo rural.

Articular instituciones para articular el desarrollo en el campo

Las instituciones que tienen que ver con el desarrollo rural, concretamente el sector público agrario, revelan una falta de articulación entre los organismos públicos descentralizados, tales como el Instituto de Investigación Agraria, el Servicio Nacional de Sanidad Agraria, el Consejo Nacional de Camélidos Sudamericanos, el Ministerio de Agricultura propiamente dicho, las Direcciones Regionales Agrarias, las Agencias Agrarias, la Comisión Nacional Ambiental y el Instituto Nacional de Recursos Naturales.

Es evidente la limitada capacidad de planificación agrícola y rural en los ámbitos regionales. El proceso de descentralización produce nuevas demandas sobre las capacidades locales y regionales de planificación y gestión del desarrollo agrícola y rural, en la aplicación de la política ambiental sectorial y en las capacidades centrales para gobernar la transferencia gradual de las competencias hacia las regiones.

Hay algunas lecciones aprendidas para mejorar el apoyo al desarrollo del sector rural. Evaluaciones del Banco Interamericano de Desarrollo (bid), el Banco Mundial y la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (usaid) indican que

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el suministro de bienes públicos, como tecnología, información, capacitación y sanidad, y la definición de la propiedad de la tierra han sido herramientas adecuadas para apoyar el incremento de la productividad, la promoción de oportunidades de negocios y el acceso a mercados competitivos.

Existen diversas lecciones de apoyo al desarrollo del sector rural

Es indispensable desarrollar sistemas de financiamiento e inversión rural de fondos de solidaridad para los grupos de población vulnerables, el fortalecimiento del Banco Agrario, las Cajas Rurales y los Grupos de Microcrédito, el fondo de garantía para microempresa rural y los fondos de apoyo social para los grupos afectados por catástrofes, violencia y/o discapacidad.

Cualquier propuesta para el sector rural parte por conocer mejor el tema financiero. Los sectores rurales de América Latina y el Caribe, desde la década de 1950 hasta la de 1980 dependieron en materia financiera de enfoques basados en el gobierno. El crédito subsidiado y focalizado fue la norma y se ejecutaba vía los bancos estatales especializados.

Balances de esa época indican resultados inferiores a los esperados. Faltó mucho para alcanzar las metas. No se desarrollaron otros servicios financieros importantes, como los depósitos y los seguros, a pesar de la gran necesidad.

En la década de 1990 se presentó un cambio de rumbo; un giro de 180 grados. En la región comenzaron algunas reformas del Estado en el contexto de la globalización, incidiendo en los sistemas financieros. Se incluyó la liberalización de las tasas de interés, la liquidación de algunos bancos y la reforma de las instituciones de segundo piso. Se eliminaron los créditos focalizados y la industria comenzó a recurrir a la banca extranjera.

La crisis en el agro tiene respuestas

Los estudios también revelan que se han producido algunas mejoras en los mercados financieros urbanos, pero los mercados financieros rurales siguen muy atrasados. El monto de los créditos para la agricultura como porcentaje del pbi agrícola ha bajado.

Se conoce que en los países de la región, una tercera parte de la población total es rural y se cree que una porción significativa estaría sujeta al crédito, pero no se ha atendido debidamente. Este mercado sin explorar representa una pérdida económica considerable, tanto social como privada.

Otro aspecto no menos sustancial es la ausencia de servicios financieros adecuados y de mercados financieros consolidados, realidad que obstaculiza la formación de nuevas empresas y la expansión y modernización de las ya existentes. Sin duda, aquellas empresas que han tenido acceso a servicios de crédito y depósito poseen la ventaja en la expansión de su ingreso frente a lo que no han tenido.

Es evidente que una mejor intermediación financiera rural podría ayudar directamente a reducir la vulnerabilidad y a lograr metas en los programas de alivio

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de la pobreza. Este dato es muy interesante: la mayoría de los ahorros rurales en América Latina son en especie (ganado, reservas de grano, joyas, inventarios y tierras) y, por lo general, presentan problemas de liquidez en los tiempos de crisis.

Se infiere que una mayor disponibilidad del servicio financiero reduciría la vulnerabilidad ante las contingencias, pero no necesariamente incrementaría los niveles de ingreso por encima de la línea de pobreza. (Mark Wenner, Unidad de Desarrollo Rural del bid.)

Un cambio institucional en los aspectos normativo y organizativo haría posible avanzar en el ordenamiento territorial, la formación de capital social, la culminación del proceso de la Ley de Aguas, la Ley de Ordenamiento Territorial, el desarrollo concertado de la Ley de Descentralización y la Reglamentación de la Ley de Tierras, los incentivos para promover la participación de comunidades rurales, el diseño de Ley del Marco de Desarrollo Rural Sostenible y Armonizado, y la integración de las políticas de desarrollo rural.

Estas acciones tendrán que estar concatenadas con una fuerte coordinación con la educación, la disminución del analfabetismo, el mejoramiento de la calidad de la escuela primaria, la ampliación de la cobertura de secundaria y vocacional, más vías de comunicaciones, entre otros aspectos. Esta lista de acciones deberá estar articulada con las políticas macroeconómicas y sectoriales con una mayor participación del sector rural en las negociaciones de integración de mercados como el Área de Libre Comercio de las Américas (alca), los Tratados de Libre Comercio (tlc), el Mercado Común del Sur (mercousur) y la Comunidad Andina (can).

El capital social y el capital humano

El sector rural mantiene una brecha muy amplia respecto a la población urbana. Persiste la tendencia creciente de la pobreza rural, los pobladores rurales están excluidos de las decisiones y son discriminados social y culturalmente. Una titulación de tierras, siendo muy importante, no garantiza una mejora del bienestar de los beneficiarios.

Estos programas deben estar vinculados con medidas promotoras de la competitividad de los pobladores rurales y no sólo focalizarse en los grupos rurales con potencial agropecuario y más acceso a activos.

Para impulsar el desarrollo rural es necesario potenciar el acceso de los productores rurales a los mercados de bienes y servicios, tanto locales como externos. Se trata de resolver algunas de las limitaciones de las que adolece el suministro de servicios a los productores rurales.

Una necesidad del sector rural es disponer de un moderno sistema de información agraria mediante el mejoramiento de las estadísticas, el procesamiento de datos y la amplia divulgación de la información, a través de una red nacional. Los productores agrarios aspiran a tener acceso a la información de su sector parar tomar decisiones oportunas y efectivas.

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El sistema de información agraria implica convertir el sistema estadístico en un instrumento más confiable y oportuno, que pueda ofrecer a los productores marcos estadísticos de producción y ventas, estadísticas complementarias sobre cadenas agroindustriales y estadísticas de hogares de productores, entre otros elementos.

La información, utilizando las tecnologías modernas, deberá integrar los niveles locales, regionales y nacionales, con una infraestructura de telecomunicaciones instalada en cada localidad o agencia agraria, y en los centros de asesoría empresarial a crearse. Los productores necesitan acceder a portales agrarios regionales y locales, incluyendo los lenguajes de las comunidades nativas. En esta área, el rol del inrena es clave, con la información sobre suelos, aguas tierras de vocación forestal, etcétera.

Las organizaciones de productores, las cadenas productivas y las juntas de usuarios de riego, comunidades campesinas e indígenas deberán recibir capacitación en el uso y el aprovechamiento de la información. En este sistema de capacitación tendrán que ser involucrados los medios de comunicación (por ejemplo, la radio en las zonas rurales) tanto para el uso de la información como para mejorar sus organizaciones en el orden jurídico y práctico para negociar contratos.

La finalidad de un sistema de información es generar nuevos servicios mediante el desarrollo de servicios de asesoría empresarial. La financiación de estos servicios, en su fase inicial, tendría que ser impulsada desde el Estado y progresivamente también por los productores organizados. Los beneficiarios, además de estar ubicados en un corredor productivo, deberán organizarse en asociaciones y contar con una oferta potencial de acceso a los mercados.

La reforma del sector público agrario deberá orientarse hacia el mejoramiento de la calidad de los actuales servicios rurales, involucrando las 24 direcciones regionales agrarias y las 187 agencias agrarias. La capacitación involucrará al personal del sector público para que pueda ejercer un mejor apoyo al conocimiento de los mercados y al planeamiento estratégico, operativo y presupuestal puestos en marcha. El Ministerio de Agricultura y sus dependencias tendrían que liderar el proceso de evaluación y monitoreo de las actividades en las entidades sectoriales. Parte esencial del sistema de información serán los centros de asesoría empresarial, los cuales, para lograr mayor autonomía administrativa y financiera, recibirían apoyo del ministerio respectivo a través de entidades privadas especializadas.

En cuanto a los aspectos ambientales y sociales, en materia de desarrollo rural, el sistema de información tendrá que ofrecer un servicio de información climatológico y el acceso a instituciones certificadoras de productos. En este campo el inrena y senasa tendrían a cargo la aplicación sistematizada de políticas y técnicas de manejo ambiental y control biológico de la sanidad animal.

Los productores con un mayor acceso a la información sobre precios y mercados podrán lograr una mayor venta de sus productos, con menores costos de producción.

ÁLVAREZ FALCÓN

Ante las noticias que a diario confirman el impacto devastador del cambio climático sobre el equilibrio ecológico de nuestro planeta, es verdaderamente refrescante leer esta obra del destacado docente César Álvarez Falcón. Su obra es una clarinada de alerta y a la vez una invocación a la opinión pública para conceptualizar la realidad de los recursos naturales del Perú desde una óptica muy distinta de la visión y praxis que durante siglos han dominado el quehacer económico del país. César Álvarez Falcón demuestra que hay límites para la extracción insensata y expoliadora de nuestros recursos naturales, y propone medidas concretas para lograr su desarrollo y financiamiento sostenible. Esta obra es lectura obligatoria para todos los que conciben la naturaleza no como una fuente de recursos desechables sino como un todo armónico que es necesario preservar y proteger para sostener el bienestar de las generaciones futuras.

La gran paradoja

La gran paradoja La gran paradoja

Jorge L. Daly Profesor de CENTRUM Católica

ISBN-13: 978-987-3889-34-9 ISBN-10: 987-3889-34-5

CÉSAR ÁLVAREZ FALCÓN 9 789873 889349