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VIVIR EL INICIO DE LA CUARESMA EN EL SANTUARIO DE LA VIRGEN DE SAN JUAN

Por Pbro.Javier Hernández Sánchez.

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Loscatólicos hemos iniciado con el final: el miércoles de ceniza marca el inicio de la cuaresma, pero su signo que destaca, la ceniza, nos indica el final de la vida terrenal de cada fiel que la recibe. Tal acto se convierte en una invitación a estar preparados espiritualmente.

Este 22 de febrero, en la Catedral Basílica, tuvimos 12 celebraciones eucarísticas, desde las 5:30 de la mañana, hasta las 8:30 de la noche. Desde bebés hasta ancianos, gente de todos los estratos y ocupaciones han recibido la ceniza después de cada celebración. El interés se notaba, pues es un sacramental al que todos reciben sin importar el nivel de preparación, consciencia de su significado o estado de gracia; todos pueden recibirla.

No dejamos de sorprendernos, especialmente los que no llevamos mucho tiempo sirviendo a la Catedral Basílica, cómo en todo tiempo, y en especial en fechas especiales del calendario litúrgico, muchas personas vienen de diferentes coordenadas de nuestra patria. Este día, no fue la excepción. Cientos de personas, visiblemente fuera de San Juan, vinieron este día para iniciar la cuaresma; junto con la recepción de la ceniza, presentaron sus propósitos cuaresmales, muchos de ellos requerirán gran esfuerzo, pero les darán la posibilidad de aprender sobre la importancia de la lucha para dejar atrás aquello que les aleja de Dios y daña a su persona como a los que le rodean.

En los primeros inicios de la Iglesia, sólo las personas que habían cometido algún pecado público y querían recibir, el Jueves Santo, la absolución sacramental (el Sacramento de la Reconciliación no era tan frecuente como ahora), se ponían ceniza en la cabeza y se presentaban ante la comunidad vestidos con un hábito penitencial. Desde el 384 d. C., la Cuaresma adquirió un sentido penitencial para todos, además de bautismal. Desde el siglo XI, la Iglesia de Roma, solía poner ceniza a todos los fieles al iniciar el tiempo de preparación de la Cuaresma.

La cuenta regresiva para la Pascua ha iniciado, pues para ello tenemos la Cuaresma, para hacer conciencia de que debemos prepararnos para vivir la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor. El Triduo Pascual ha de generar una reflexión todavía más profunda que la ceniza, pues manifiesta el amor de Nuestro Señor por nosotros, que no quiere que muramos en el pecado, entonces se convierte en un proceso: meditamos sobre la realidad de nuestra muerte, y terminamos reflexionando sobre la muerte de Nuestro Señor que cumple con todo el plan de salvación.

La ceniza nos ha recordado que esta vida es efímera, y que debemos anhelar la patria celestial que nunca se pulveriza.

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