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Dos poemas

Paul Celan Versiones de 28 | casa del tiempo José María Pérez Gay

Los años finales del pasado milenio, la Universidad Autónoma Metropolitana publicó en su colección Cuadernos de la memoria a Paul Celan, cuyo centenario de nacimiento se celebra este mes de noviembre. La colección fue coordinada por Jaime Augusto Shelley, poeta y ensayista entrañable, fallecido en octubre de este año.

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Shelley llevaba una amistad estrecha con José María Pérez Gay, quien se animó entonces (1998) a salir de sus acostumbrados territorios del ensayo y de las ciencias sociales para trabajar su traducción de la obra de Celan, quien lo conmovió profundamente en una lectura de algunos textos de La rosa de nadie y de Hebras de sol, la noche del 19 de diciembre de 1967, ante doce emocionados alumnos del Instituto de Literatura Comparada, en Berlín occidental; momento que describe con detalle Pérez Gay en el estudio que acompaña a Sin perdón ni olvido, título de la antología de donde seleccionamos estos poemas: “Su voz temblaba y sus párpados infatigables parecían gobernar los textos. Hablaba un alemán muy claro, sin huella de dialecto, que pronunciaba con una ternura próxima al dolor. Celan era además un lector extraordinario, su entonación y sus pautas perfectas obedecían a un guion, nos ayudaban a percibir mejor sus poemas”.

Compartimos con emoción estos poemas para percibir una tanto de la grandeza de la sensibilidad y pensamiento de Paul Celan.

De noche

De noche, cuando el péndulo del amor oscila entre el siempre y el nunca jamás, tu palabra derriba las lunas del corazón y tu ojo azul —borrascoso— le entrega el cielo a la tierra.

Desde una lejana arboleda oscurecida por el sueño llega hasta nosotros el aliento y lo que perdimos transita inmenso como un espectro del futuro.

Lo que ahora se hunde y se levanta quiere lo sepultado en la entraña: ciego como la mirada que cambiamos, el tiempo lo besa en la boca.

Nachts

Nachts, wenn das Pendel der Liebe schwingt/ zwischen Immer und Nie,/ stösst dein Wort zu den Monden des Herzens/und dein gewitterhaft blaues/ Aug reicht der Erde den Himmel.// Aus fernem, aus traumgeschwärztem/ Hain weht uns an das Verhauchte, / und das Versäumte geht um, gross wie die Schemen der Zukunft.// Was sich nun senkt und hebt,/ gilt den zuinnerst Vergraben:/ blind wie der Blick, den wir tauschen,/ küss es die Zeit auf den Mund.///

En el límite oscuro de tu nostalgia

En el límite oscuro de tu nostalgia duerme la extranjera con el cabello color de julio. Ella no es tu verano; la estrella sombría de tus ojos no se le abrió a tiempo. Gaita de niebla en la arena de Marruecos, ella estaba entre barbas y cuchillos, cuando tú cortaste el corazón de la piedra.

Ella enredó su cabello en torno a la espina de un reflejo de luna, la rosa de Escocia, Leslie, el nido de tu cielo, Leslie, el aliento y el destello, Leslie, la muerte a la que riendo le besaste el tobillo.

Am schwarzen Rand deiner Sehnsusht

Am schwarzen Rand deiner Sehnsusht/ schläft die Fremde, mit julifarbenem Haar./ Nicht sie ist dein Sommer; / ihr ging der schartige Stern deines Auges nicht früh genug auf./ Sie lag, eine Nebelschalmei, im Sand von Marokko./ Sie larg zwischen Bärten und Messern, als du in den Stein über dir ihr loses, ihr Herz schnietst.//

Sie ringelt ihr Haar um den Dorn eines Mondstrahls,/ die schottische Rose,/ Leslie, das Nest deiner Himmel,/ Leslie der Hauch und der Schimmer,/ Leslie, der Tod, Dem du lächelnd das Fusskelenk küsst.