9 minute read

de Alejandro ZambraMelancolía de la escritura. Poeta chileno

Melancolía de la escritura Poeta chileno, de Alejandro Zambra

José Antonio Gaar

Advertisement

En 2013, Ámsterdam le concedió el Premio Príncipe Claus a Alejandro Zambra por el conjunto de su obra, una obra que apenas incluía tres volúmenes: Bonsái, La vida privada de los árboles y Formas de volver a casa. Se trata de un premio que han ganado pocos y no siempre escritores. Si así fue hace siete años, ¿quién será el primero en otorgarle otro de esos galardones, luego de la aparición de sus ensayos, No leer; los cuentos excelentes en Mis documentos; su adelantado texto Facsímil (parecido a lo que proponen Maggie Nelson o Susan Howe); su antología personal, Tema libre; y ahora la mejor de sus novelas: Poeta chileno? Poeta chileno es uno de esos libros que será leído como manifiesto generacional. Rodrigo Fresán, incluso, escribió uno de esos chistes malos que terminan por ser reveladores: “Poeta chileno debió llamarse Los detectives domésticos”. Porque, en efecto, cualquiera que lea la novela de Alejandro Zambra, y haya leído la novela de Roberto Bolaño, se dará cuenta que Poeta chileno es el lado B de Los detectives salvajes.

Alejandro Zambra (Santiago, 1975), en esta novela, como si pusiera de manifiesto el siguiente verso de Raúl Zurita: “sólo para que tú lo escuches Chile se levanta”, narra la historia de un lugar mítico, un país lleno de poetas, al que no le importa mucho nunca haber ganado un mundial de futbol porque sabe que ha ganado dos veces el mundial de la literatura; una historia que nos cuenta cómo es el origen, la transformación y la caída de todo poeta chileno que ha querido serlo.

De nuevo, los tópicos que el escritor chileno mostró, desde el inicio, en su universo literario, aparecen. Otra vez, un joven escritor se enamora de una mujer, años después de volver a encontrarse, y se hace cargo del hijo de ella. Otra vez la alegría amuebla los días en casa, tan vertiginosamente como termina. Otra vez el poeta chileno trabaja dos o tres jornadas como profesor de literatura, como telefonista, como siempre ha trabajado el alter ego de Zambra en sus novelas. Pero hay un cambio importante: el narrador ya no aparece tan ingenuo —como en Bonsái o La vida privada de los árboles—, se presenta más frío, más maduro, y ahí donde jugaba a ser un padrastro ausente, más bien ajeno, ahora se toma el papel de que “ser padre consiste en dejarse ganar hasta el día en que la derrota sea verdadera”.

Poeta chileno está compuesta de varias tramas. Primero tenemos la historia de Gonzalo, el poeta chileno que se pregunta todo el tiempo cómo escribir poesía, y que en algún momento lo consigue. Gonzalo publica su primer y único libro y lo deposita en una librería de culto, donde pasará toda una década sin ser leído, hasta que su hijastro, Vicente, lo rescate del olvido. Luego se sucede esa historia, la historia de Vicente. Vicente, el lector de poesía insaciable, que creció durante un par de años bajo la tutela de Gonzalo, decide ser un escritor. Comienza a escribir poesía y por él nos enteramos quiénes son los poetas consagrados, los poetas primerizos, los buenos, los malos y los inmortales. Y es por eso que en algún momento Vicente se convierte en el guía espiritual de Pru.

Pru es la tercera historia de esta novela. Pru es el personaje aventurero. Pru es la periodista neoyorquina, la única detective salvaje en esta historia, que va en búsqueda de la

Poeta chileno

Alejandro Zambra Barcelona, Anagrama, 2020, 422 pp.

literatura —de cómo es que se hace y se vive la literatura— en el corazón mismo de Santiago. Y esta es la historia que vuelve entrañable la novela.

La parte de Pru es excepcional. Se le ha encomendado escribir un artículo sobre la situación de la poesía chilena actual y todos los poetas pelean por ser el eje rector de ese manuscrito, apenas se enteran. La revista sólo cuenta con algunos lectores, pero no importa. Lo que interesa es que ese texto será publicado en Nueva York, y de pronto surgen toda clase de poetas: poetas-críticos, poetas-editores, poetas-libreros, poetas-profesores, poetas-periodistas, poetas-narradores, dispuestos todos a colaborar. Una parodia de esa idea sobre Chile como corazón de la poesía, es cierto, pero que también critica a los poetas latinoamericanos, preocupados por su imagen, por jactarse de ser mejores, que lo mismo organizan ingenuos performances de protesta (o a favor de la poesía), que un concurso para que mujeres les envíen fotos de sus cuerpos desnudos.

Siempre me ha parecido verdaderamente extraño cuando la crítica dice “ha demostrado ser un escritor”, “por fin alcanzó la meta máxima” o “Alejandro Zambra vuelve en grande a la novela”. ¿Por haber escrito algo más de doscientas páginas? Como si Zambra no hubiese escrito ya tres grandes ejemplares, o si la grandeza se midiese en número de caracteres. Pero tiene razón ese último cintillo que acompaña a Poeta chileno porque Zambra volvió en grande a la novela, con una obra que combina cada una de las tramas de manera perfecta. Una novela sobre mujeres y hombres que juegan todo el tiempo a ser escritores, que merodean por los callejones del mito poético chileno, y que de alguna manera el lector llega a creerse, gracias a todos los poemas que acompañan a la narración a manera de escenografía.

Poeta chileno muestra la melancolía de la escritura, donde el mundo de la literatura “es un mundo mejor. Un poco. Es un mundo más genuino. Menos fome. Menos triste. O sea, Chile es clasista, machista, rígido. Pero el mundo de los poetas es un poco menos clasista. Sólo un poco. Por último creen en el talento, tal vez creen demasiado en el talento. En la comunidad. No sé, son más libres, menos cuicos. Se mezclan más... Es un mundo mejor”. Y es una novela que se disfruta, inteligente y graciosa, de madres e hijos, de padrastros e hijastros, donde si todo sale mal, porque todo en algún momento sale mal, siempre habrá un libro a la mano.

colaboran

Gabriela Astorga (Ciudad de México, 1983). Es licenciada en Lengua y Literaturas Hispánicas por la unam. Miembro del consejo editorial de Malpaís ediciones y de la coordinación general de NoFM

Radio, donde conduce el programa Buen Día, Gorilas. Emma Julieta Barreiro. Traductora, académica e investigadora.Doctora en Letras por la unam. Obtuvo un posgrado en investigación por la Universidad de Edimburgo, en Escocia. Es coordinadora de la Mesa de Traducciones del Periódico de Poesía. Ha publicado en revistas especializadas como Los sonidos de la lírica medieval hispánica, Retórica y argumentación. Perspectivas de estudio y Anuario de Letras Modernas. Carlos Martín Briceño (Mérida, Yucatán, 1966). Narrador. Premio

Internacional de Cuento Max Aub 2012, Premio Nacional de

Cuento Beatriz Espejo 2003 y Premio Nacional de Cuento de la

Universidad Autónoma de Yucatán 2004. Algunos de sus libros son: Después del aguacero, Al final de la vigilia y Montezuma’s Revenge. Ramón Castillo (Orizaba, Veracruz, 1981). Egresado de la licenciatura en Filosofía de la Universidad de Guadalajara. Becario en el área de Ensayo en la Fundación para las Letras Mexicanas 2009-2011.

Ha publicado en revista como Replicante, Casa del Tiempo, Laberinto, entre otros. Aparece en Antología del Ensayo Literario Veracruzano 1950 - 2010. Paul Celan (Rumania, 1920 - París, 1970). Uno de los poetas de lengua alemana más importantes del siglo xx, pubilcó, entre otros, los libros Adormidera y memoria (1952), De umbral en umbral (1955),

Rejas de lenguaje (1959), La rosa de nadie (1963), Cambio de aliento (1967), Coacción luminosa (1970) y, póstumamente, Finca del tiempo (1976). Obtuvo en 1960 el premio Georg Büchner. Nora de la Cruz (Estado de México, 1983). Autora de la novela Te amaba y me chingaste (Vodevil, 2018), y el libro de relatos Orillas (Paraíso Perdido, 2018). Compiladora del volumen Bidi Bidi Bom

Bom: diez y cinco writers en torno a Selena (Paraíso Perdido, 2019). Lucía Leonor Enríquez (Ciudad de México, 1981). Directora, dramaturga, actriz y traductora. Fue becaria de la Fundación para las

Letras Mexicanas. En 2009 publicó Nadie se va a reír. Rogelio Flores (Ciudad de México, 1974). Escritor, crítico cinematográfico y periodista cultural mexicano. Cursó Ciencias de la Comunicación en la unam, Creación Literaria en la Sogem y Realización Cinematográfica en la Escuela Internacional de

Cine y Televisión de Cuba. Ganador del Premio de Novela Lipp

La Brasserie en 2015. Autor, entre otros, de Abreletras, Prohibido fumar, cuentos contra la represión y Palabras malditas. Moisés Elías Fuentes (Managua, Nicaragua, 1972). Poeta y ensayista, ha publicado el libro de poesía De tantas vidas posibles (2007). En colaboración con Guillermo Fernández Ampié tradujo del inglés al español Ciudad tropical y otros poemas (2009), primer libro de

Salomón de la Selva. José Antonio Gaar (1991). Es periodista y locutor en Radiotelevisión de Veracruz (rtv) y profesor de Historia del Arte en la Universidad

Veracruzana. Jesús Vicente García (Ciudad de México, 1969). Estudió Letras

Hispánicas (uam). En 2009 obtuvo el segundo lugar en el ix Premio de Narrativa Breve Tirant lo Blanc, organizado por el Orfeo

Catalán. Su libro más reciente es Después de bailar, ¿qué?, bajo el sello Fridaura. Casandra Gómez (Xalapa, 1996). Licenciada en Lengua y Literatura

Hispánicas. Primer lugar en la categoría de Ensayo y tercer lugar en la categoría de Relato del Premio Nacional al Estudiante

Universitario 2020, organizado por la Universidad Veracruzana.

Becada en 2018 por la Fundación para las Letras Mexicanas, en el

Curso de Creación Literaria para Jóvenes. Algunos de sus textos pueden leerse en Revista Literaria Taller Ígitur y Revista Literaria

Tintero Blanco. Pablo Molinet (Salamanca, 1975). Es autor de Poemas del jardín y del baldío (Alforja, 2002). Premio Nacional de Poesía Ramón López

Velarde 1998. Becario de la Fundación para las Letras Mexicanas de 2004 a 2006. Ha publicado en revistas como La Nave, La Otra,

Pliego16 y Tierra Adentro. Alfonso Nava (Ciudad de México, 1981). Becario de diversas instituciones de fomento a la lectura. Obtuvo el Concurso Nacional de

Cuento Beatriz Espejo en 2004, y en 2016, el Premio Latinoamericano de Novela Sergio Galindo por Sick & McFarland. Una novela pretenciosa, escrita en coautoría con Alejandro Arteaga. Virginia Negro (Italia, 1985). Periodista, investigadora y académica.

Se licenció en Comunicación en las universidades de Bologna y

París. Ha realizado trabajos de investigación en España, Polonia,

Argentina y México. Actualmente estudia el doctorado en Estudios

Latinoamericanos en la unam. Es colaboradora de medios como

La Reppublica y Milenio Diario, entre otros. Marina Porcelli (Buenos Aires, 1978). Es editora. Ha colaborado en el suplemento Laberinto, del periódico Milenio. Su primer libro de cuentos, De la noche rota, fue publicado por la Universidad de

La Plata en 2009. Brenda Ríos (Acapulco, 1975). Escritora, editora, traductora, profesora universitaria. Premio Nacional de Poesía Ignacio Manuel

Altamirano 2013. Autora de los libros Las canciones pop hacen pop en mí. Ensayos sobre lo ridículo, lo cotidiano, lo grotesco; Empacados al vacío. Ensayos sobre nada y Raras, entre otros. Héctor Antonio Sánchez (Minatitlán, 1982). Estudió Letras

Hispánicas en la Universidad Veracruzana y el Bridgewater College de Virginia. En 2003 recibió el Premio Latinoamericano de

Cuento Edmundo Valadés. Ha sido becario del ivec, el Centro

Mexicano de Escritores, la Fundación para las Letras Mexicanas y el Fonca. Federico Vite (Apan, Hidalgo, 1975). Narrador. Becario de la Fundación para las Letras Mexicanas 2003 en Ensayo. Ha obtenido, entre otros, el Certamen Estatal de Cuento María Luisa Ocampo 2002 y el Premio Nacional de Novela Ignacio Manuel Altamirano 2003. Entre sus libros destacan Parábola de la cizaña, Bajo el cielo de Ak-pulco y Carácter.