Revista MO 2019.01 - Marzo 2019

Page 48

OTRA MIRADA

Prof. Dr. Carlos Hernán Gordillo

Protagonista del desarrollo de la oftalmología argentina Por Carlos H. Gordillo (nieto), en colaboración con Gabriela Balls.

Pocas historias de vida transcurren con tanta intensidad como la del Prof. Dr. Carlos Gordillo, mi abuelo. Aquel jovencito tucumano nació en noviembre de 1920 y alcanzó su título de médico en 1944, en la ciudad de Córdoba, en épocas en las que estudiar en la universidad lejos del hogar era considerado poco menos que una hazaña. Aunque entonces, no fue del todo consciente de las puertas que le ayudaría a abrir ese diploma. Al año de recibirse se casó con Beba, y luego llegarían los hijos: Carlos, Domingo, Zulema y Ramón. Su hijo mayor, Carlos, también queda atravesado por esa tan digna vocación que su padre supo transmitir: la Medicina. Con el tiempo, la vida le daría una oportunidad más: ver en algunos de sus nietos la continuidad de su pasión más profunda. EL OFICIO DE CURAR Durante la carrera, hubo un hecho que pocos conocen y que, sin duda, marcó su destino: mi abuelo padeció recurrentes dolores de cabeza, muy fuertes, que acompañaron sus días universitarios. “Al llegar a los exámenes finales –según él mismo recuerda en sus memorias escritas en 2012- sobre todo antes de dar Anatomía, empecé a sentir un fuerte dolor de cabeza que empeoraba cada día y tuve que terminar de estudiar con un compañero que me leía, mi gran amigo Cuarenghi”. Este amigo, era otro tucumano al que conocía de su pueblo natal, Villa Alberdi, con quien compartía la pensión en pleno centro cordobés. Debía estudiar y esforzarse mucho para mejorar su rendimiento. Hasta que un neurólogo le dio un diagnóstico muy preciso: heteroforia, también conocida como estrabismos latentes. 48 | MO

• Prof. Dr. Carlos H. Gordillo, su hijo Dr. Carlos H. Gordillo, y sus nietos Dr. Carlos H. Gordillo (n) y Dr. Gonzalo J. Gordillo.

“Nunca más leí para estudiar, siempre me leyeron” reconocía. Como una respuesta de mucha resiliencia fueron aquellos dolores los que le dejaron “profundas huellas” y los que lo llevaron a investigar y saber que el problema venía de la vista. Esta situación influyó de tal manera que no dudó al decidir su especialidad: la oftalmología. Luego vinieron los grandes momentos que le daría esta disciplina a la que definía “mi sueño y mi desafío”. Su residencia se inició con el doctor Luis Gallo de Rosales en el Hospital Alberdi de Rosario. Luego, en Buenos Aires, entró a trabajar en el Hospital Santa Lucía donde dio pasos agigantados junto a discípulos del doctor Jorge Malbrán. Allí comenzó a colaborar con el doctor Pedro García Nocito en sus operaciones

y aprendió “los secretos del estrabismo”. En una de esas vueltas de la vida y luego de planearlo mucho, logra ingresar al quirófano del doctor Malbrán. En esa época comienzan sus primeras operaciones y sus presentaciones de trabajos científicos en la Sociedad Argentina de Oftalmología. Encuentra a grandes profesionales del mundo de la medicina que luego, con los años, se convertirían en sus grandes amigos. A poco de volver a Tucumán, lo nombran oftalmólogo del Instituto Provincial de Oftalmología y secunda al jefe del hospital. Su consultorio mejora cada día debido a sus adelantos científicos en estrabismo y cataratas. Ya en 1958, con este impulso y su natural motivación, viaja a Europa para participar de dos congresos de oftalmología, acompañado por su amada Beba.


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.