FAGIA 9

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Núm.

poesía y foto

Sergio Garibay

/// C anto a l a lb a

Javier Ramírez

Los he visto aparecer en grupos -diminutos ellospara sombrear por un eterno instante hormigas y escarabajos. ¿ Pe r c i b e n , a c a s o, el intenso verde del pasto llovido a oscuras? Me p a r e c e v e r l o s e m e r g e r jalados por la luz despaciosa que se abre paso entre el denso espesor que cubre la montaña. Un r a t o s e d e j a r o n v e r. Ap a r e c i e r o n y y a n o e s t á n . Ni r a s t r o q u e d o d e l o s e s c a r a b a j o s . Lloro y suspiro sin saber por qué, mientras el cielo se despeja.

De la serie, Paisaje Humano


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Vueltas de noche, 2013

María Fernanda Vega Romero

/// AccidentalEs

Oscar Robles

El crujido de un relámpago y una tolvanera que podaban la atmósfera me obligaron a salir: Dios había chocado y todavía su carruaje de palomas lloraba de la risa. * Desde adentro, alcanzo a ver la luz que me entra por los poros de la piel, y las nubes que pienso salir de mi frente. Desde adentro arrojo piedras, hasta sacarme los ojos. * Las azafatas servían los güisquicitos, el avión trotaba y la gente platicaba nubes. Un niño jaló la perilla de emergencia: el aire desplazó la puerta, la presión le arrancó la piel y la carne; los huesos se clavaron en su padre. * El viento ondea cipreses, abre surcos en sus ramas de abajo hacia arriba: espadas entrando, cortando segmentos, follaje de segundos. El viento aguza sus puntas como las manos de un dios antiguo acariciando una cabellera. * Después de un día ácido, donde el cielo en lugar de portar pájaros transpira miasmas, y la risita de Dios no se rubrica en la consciencia; llego a verme al espejo: y en el lugar donde estilaban mis ojos sólo hay dos nervios despeinados. * El perico del vecino tenía la furia de cuatro niños en su garganta. Sus alaridos habían llevado mis oídos al entumecimiento y las letras que leía en mi libro bailaban al compás de los gritos pajarracos. Salí de mi casa, llegué ante la vaina tropical de dieciocho centímetros, me acerqué a la jaula, a dos dedos; grité tan fuerte que la avecilla cayó en seco, desparramando las semillas de girasol y el resto del agua fuera de su prisión. El vecino contemplaba el tierno desenlace de su pícara mascota; adornaban el cuadro sus ojos dispuestos a cometer otro crimen. * Me encuentro a un lado de un hombre de cabello largo; ambos estamos frente a una playa extraña. Su semblante es peligroso y su cabello negro y afilado. El mar está habitado por innumerables nubes, y el cielo descarga ballenas que nos rozan las orejas. Mi mano flota a la altura del estómago, como sosteniendo un paréntesis, una burbuja de suspenso. El viento agita la cabellera del hombre, la eleva suavemente, aguza sus puntas hasta juntarlas en vilo, prepara su navaja y corta mi cabeza con su azabache refulgente. El chorro de sangre escribe en mi mano estas palabras. -Apriete estos aullidos, por favor; con su mano apriete este papel, termine este fluido doloroso.

/ / / EDITORIAL El Sur Jorge Luis Borges Desde uno de tus patios haber mirado las antiguas estrellas, desde el banco de sombra haber mirado esas luces dispersas, que mi ignorancia no ha aprendido a nombrar ni a ordenar en constelaciones, haber sentido el círculo del agua en el secreto aljibe, el olor del jazmín y la madreselva, el silencio del pájaro dormido, el arco del zaguán, la humedad -esas cosas, acaso, son el poema.

Revista Fagia, poesía y foto, año 2, núm.9, octubre, 2014, Guadalajara, Jalisco, México. Dirección: Arturo Verduzco / Jaime Rodríguez, Diseño Editorial: Jaime Rodríguez, Diseño Orignal: Miriam Rodríguez. Colaboradores; Raúl Bañuelos, Luis Vicente de Aguinaga, Rafael del Río, José Hernández-Claire

www.fagia.com.mx / fagiarevista@gmail.com / jaimeroh.fotografia@gmail.com / arturovster@gmail.com

Como en el beis en la novena y con partido jugando bien a gusto el entusiasmo… país resbaladizo con tanta sangre el piso y los cero pesos que son sumas a cero entre los más de los mexicanos… Volviendo a la poesía, es empeñosa, seguimos en ese empeño con la imagen vamos… La realidad se esfuerza en parecerse a ella misma malamente causando dolor mucho enojo a muchas personas excluidas de mínimas hechuras de dignidad en la vida. Por lo pronto, Fagia. Poesía y foto, para la dieta cultural que haga su bolo.

Arturo Verduzco


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Dayanara Piña

/// R u i n a s Francisco Partida Hoy L a c i u d a d s e p u d r e p o r d e n t r o. Espejo negro de las pretensiones, c i u d a d a n o m u e l l e , e d i f i c i o c a l v o, vas con ruedas por avenidas reverberantes, ocupado en beber copas de obsolescencia programada. C on tu sangre taponeas los agujeros del mundo de los corbata, ¡tic-tac, tic tac!, y del sistema cloacal del poder encima, sólo te llegan las cabelleras sacudidas de baba. La ciudad carcomida por sí misma parece un organismo enfermo que lame sus heridas, mientras se infringe unas nuevas. Desde el bosque en el oeste, s o p l a u n v i e n t o s a n o. At e m a j a c , v a l l e b a j o a s f a l t o, n o h u e l e n i b e b e , y a c e m u e r t o. Agudos chirridos de zanates altaneros esperanzan de vez en cuando este asilo de pusilánimes urbanos.

De la serie, Ruinas, 2011


4

De la serie, Paisaje Humano

Sergio Garibay

/// Pasar de la subsistencia... Ó s c a r Ta g l é Pasar de la subsistencia a convertirse en un estudioso del olvido sin salir escaldado ejercicio de funambulismo esa vacuidad en la vida moderna a través de los destierros los superlativos y todas las identidades previsibles de ahí vengo yo del punto de inflexión que supone la calidad del silencio en materia escénica las propias convicciones y su apetito experimental irradiar en cueros en el estrépito la teoría de la colisión está ligada a las sensaciones una película porno por incluir al espectador de tu vida cinéfila


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