Martina & la Estrella Perdida

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2022
Escrito & Ilustrado por Paola Hermosín ASOCIACIÓN DE AMIGOS DE LOS REYES MAGOS CABALGATA DE ALCALÁ DE GUADAÍRA

COLECCIÓN DE CUENTOS

DE LA ASOCIACIÓN DE AMIGOS DE LOS REYES MAGOS CABALGATA DE ALCALÁ DE GUADAÍRA

I (1997)

LA PRINCESA DEL LUNAR Texto: Antonio Rodríguez Almodóvar Ilustraciones: Isidoro Villalba Corzo

II (1998)

GERMÁN, EL PEQUEÑO MAGO Texto: Ignacio de Loyola Ríos Cañavate Ilustraciones: José Martínez Recacha

III(1999)

LAS HISTORIAS DEL ABUELO Texto: Francisco García Rivero Ilustraciones: Francisco Barranco García

IV (2000)

JUAN EL CASCARRABIAS Texto: José Antonio Francés González Ilustraciones: Javier García Jiménez

V (2001)

EL PAÍS DE LOS JUGUETES Texto: Alberto Mallado Expósito Ilustraciones: Mª Luisa Araújo Florindo

VI (2002)

EL DRAGÓN Y LOS REYES MAGOS Texto: José Manuel Campos Díaz Ilustraciones: Javier Hermida Ruiz

VII (2003)

RACHID Y LA PRINCESA ENCANTADA Texto: Javier Caraballo Ilustraciones: Juan Lamas Rodríguez

VIII (2004)

MATEO Y LA BANDA DEL ALPECHÍN

Texto: Isidro Maya Jariego Ilustraciones: Xopi

IX (2005)

AQUELLOS NIÑOS DEL RÍO Texto: Olga Duarte Piña Ilustraciones: Rafael Luna

X (2006)

EL CABALLO DE MADERA Texto: José Antonio Mallado Rodríguez Ilustraciones: Celestino Boge Rangel

XI (2007)

EL CARAMELO OLVIDADO Texto: Francisco Mantecón Campos Ilustraciones: Francisco Mantecón Campos

XII (2008)

CUATRO CARTAS Texto: José Corzo Frieyro Ilustraciones: Jorge Rico Morales

XIII (2009)

DE OCA EN OCA Texto: Vicente Romero Muñoz Ilustraciones: Vicente e Ignacio Ríos Romero

XIV (2010)

UN AMIGO ESPECIAL Texto: Angel Gutiérrez Oliveros Ilustraciones: Beatriz Rivas Blanco

XV (2011)

PABLO Y LOS REYES ATRAPADOS EN EL TIEMPO Texto: Luis Alfonso García Inurria Ilustraciones: Javier García Jiménez

XVI (2012)

LA NIÑA DE LOS COLORES Texto: José María Rubio Rubio Ilustraciones: Elisa Rubio Méndez

XVII (2013)

CAMPAMENTO DE ESTRELLAS Texto: Esaú Pérez Jiménez Ilustraciones: José Manuel Terrón Gómez

XVIII (2014)

HUGO Y EL MISTERIO DE LAS DOS MAMÁS

Texto: Juan Francisco Huertas Carretero Ilustraciones: Alumnos del Colegio Salesianos de Alcalá

XIX (2015)

KEVIN Y YAGO Textos: Francisco López Pérez Ilustraciones: Miguel Ángel Márquez

XX (2016)

DOCE NOCHES Textos: Juan Antonio Muñoz Andrade Ilustraciones: Javier Hermida Ruiz

XXI (2017)

EL GIGANTE PETULANTE Texto: Juan Alcaide Rubio Ilustraciones: Antonio Jesús González Sánchez

XXII (2018)

PONTE EN MI LUGAR Texto: Juan Apolo Ilustraciones: Tomás Bases Hernández

XXIII (2019)

EMMA Y LAS SEMILLAS MÁGICAS Texto: Reyes Bernal Navarro Ilustraciones: Rafael Rodríguez García

XIV (2020)

EL COCHECITO ROJO DE MIGUELÍN

Texto: Jesús Mejías Estepa Ilustraciones: Granada Arias Romero

XV (2021)

LA PUERTA DEL POMO DE PLOMO Texto: Manuel Portillo Jiménez Ilustraciones: Paula Portillo Alcaide

La Cabalgata de Reyes Magos de Alcalá de Guadaíra, institución decana de la Navidad, quiere homenajear y obsequiar por medio de este cuento a todos los niños y niñas alcalareños. Estamos convencidos de que, a través de su amena y alegre lectura y la belleza de sus ilustraciones, estos hombres y mujeres del futuro serán asiduos lectores y personas más receptivas a las cosas de su ciudad. No podemos olvidar nunca que la cultura y la educación hacen a las personas más libres.

Esta edición se distribuye gratuitamente entre los niños y niñas alcalareñas por gentileza de la Asociación de Amigos de los Reyes Magos - Cabalgata de Alcalá de Guadaíra

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Puedes ver el Audiocuento Martina & la Estrella Perdida en mi canal de YouTube Paola Hermosín

© Edición: Asociación de Amigos de los Reyes Magos - Cabalgata de Alcalá de Guadaíra

© Texto & Ilustraciones: Paola Hermosín Pérez del Río www.paolahermosin.com Depósito Legal: SE-8592-2011

Impresión: imprentaonline24.es Parque Sevilla Industrial (PARSI) C/ Parsi 6, 38-40 41016 Sevilla Telf. 955 124 833 Tienda Online: www.imprentaonline24.es

Reservados todos los derechos. Ni la totalidad ni parte de este libro puede reproducirse o transmitirse por ningún procedimiento electrónico o mecánico, incluyendo fotocopias, grabación magnética o cualquier almacenamiento de información y sistema de recuperación, sin el permiso previo de la autora. 4

A todos los niños que buscan su estrella

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Érase una vez una niña llamada Martina. En realidad esa niña soy yo. Soy una niña super guay. No, es broma, soy una niña más bien… ¿normalita? Aunque la gente siempre me dice que soy muy feliz y que me río mucho. Eso me gusta, sobre todo cuando me lo dice mi abuelo con cara de guasa, porque siempre tenemos un cachondeo guasón. Cuando el abuelo me lo dice me hago la chulita, intento ponerme seria, pero siento que la sonrisa me aprieta los cachetes y me llega casi a las orejas.

Y, bueno, estoy escribiendo esta redacción para el cole. Cuando la seño Mari Carmen dijo que había que escribirla sobre “tu pasión”, yo pensé que la cosa iba de Semana Santa, o de las telenovelas turcas que ve mi abuela por las tardes. Eso sí que es pasión.

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Pero resulta que la pasión a la que se refería la seño es algo que te apasiona hacer, que te encanta y se te da genial, que hace que se te pasen las horas volando sin que te des cuenta, que te palpite muy rápido el corazón o que te brillen los ojos. Y, claro… me puse a mirar a mi alrededor, y todos los de mi clase empezaron a escribir que parecía que el lápiz era mágico y escribía solito a toda velocidad. Todos menos el mío. Debía ser que no me sabía el conjuro de Harry Potter o que mi lápiz no funcionaba, pero no sabía qué poner.

Le pregunté a Manolito, que además es mi vecino, y no sé para qué le pregunté, porque era obvio que iba a hacer la redacción sobre montar a caballo. Es un crack desde que era un bebé. Y lo sé porque he visto fotos de Manolito con cero años cogiendo las riendas de su yegua.

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Sus padres son jinetes y tienen una escuela de equitación. Yo una vez fui a dar una vuelta montada en su caballo y me lo pasé muy bien, pero no sé, no es algo que a mí me encante, y no es plan de copiarme de él.

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Le pregunté a Penélope, y me dijo que su redacción iba sobre dibujar, por supuesto. Dibuja manga y anime de fantasía que flipas cuando ves los dibujos, porque te puede dibujar a ti también montada en un dragón si quiere. Pero a mí no se me da bien dibujar...

Me puse a mirar por la ventana y me dije: “voy a pensar cosas que me gustan mucho... ya está, ¡comer hamburguesas!”.

Y entonces la seño me vio la cara de Sherlock Holmes y me preguntó:

–¿No se te ocurre nada, Martina? ¡Dime cosas que te gusten!

Y cuando le dije lo de las hamburguesas todo quisqui empezó a reírse. Y entonces la seño mandó a callar a todos los graciosillos y me dijo que para el próximo día, como deberes, tenía que buscar mi pasión.

Esa misma noche del viernes dormí en casa del abuelo porque mamá y papá se fueron de bodorrio ese fin de semana a la boda de sus amigos, que se celebraba en otro pueblo, y en esa boda resulta que prohíben la entrada a los niños (qué aburridos). Así que yo iba a estar todo el finde con los abuelos.

Aquella noche subimos a la azotea a ver una lluvia de estrellas. Al abuelo le encantan, me explicó la forma de las constelaciones y jugamos a cazar estrellas.

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Había que estar muy pendiente para que no se nos escapara ninguna estrella fugaz. Yo no sabía lo que eran hasta aquel día. Antes creía que eran estrellas con forma de fruta, pero el abuelo me explicó:

–Martina, estate muy atenta al cielo, que las estrellas fugaces llevan una cola mágica que brilla y, si tienes suerte de ver alguna, te concederá un deseo.

–¿En serio? ¿Y puedo pedirle…?

–¿Esos patines que tanto te gustan? Claro

–afirmó el abuelo–. Pero tienes que pedirlo con la mente, porque si dices el deseo en voz alta, entonces no se cumplirá.

–Y… ¿puedo pedirle cualquier otra cosa?

–Hombre, ya depende de lo que le pidas. Si es muy complicado, vas a tener que hablar con la estrella para pedírselo en persona.

–Caramba…

–Martina, mira al cielo, que te la vas a perder.

–Venga ya, abuelo, llevamos aquí más de diez minutos y no brillan ni los aviones.

Y entonces, la vi: la mayor estrella fugaz que se haya visto en este pueblo, cruzó el horizonte de

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este a oeste, sin prisa pero sin pausa, con un centelleo chispeante espectacular, que nos hizo parpadear y frotarnos los ojos por su luz cegadora.

Y yo aproveché a tope la ocasión para pedirle aquello que me tenía la cabeza hecha un lío y dije mirando su estela: –Estrellita, quiero descubrir cuál es mi pasión.

Me desperté al día siguiente con una alegría en el cuerpo que me hizo levantarme de un brinco de la cama y bailar delante del espejo. Pero al instante me quedé quieta pensando que en verdad mi deseo no se había cumplido todavía… ¡PORQUE LO DIJE EN VOZ ALTA!

No, Martina, no, no, no, no, qué desastre, justo lo que dijo el abuelo que no se podía hacer: decir el deseo en voz alta, y voy y lo digo. Ahora sí que no se cumplirá… Tengo hasta el lunes para escribir la redacción. A ver qué hago ahora.

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Aquella noche del sábado miré por la ventana del cuarto de mis abuelos a ver si veía otra estrellita para pedirle mi deseo. Pero no vi ninguna y me quedé dormida. Así llegó el domingo y… espera un momento…

¿Qué más dijo el abuelo?

Dijo que si mi deseo era muy complicado, ¡tendría que pedírselo yo misma a la estrella en persona! Entonces, si encuentro a la estrella fugaz y hablo con ella, ¡mi deseo sí que se cumplirá!

Entonces, hice una lista de cosas en las que fijarme para buscar y distinguir a esa estrella:

· Luz muy muy brillante

· Rápida como el flash de una cámara de fotos

· Chispeante como la purpurina

Manos a la obra, me guardé mi lista en el bolsillo y al atardecer salí a la búsqueda de aquella estrella por el barrio, pues cuanto más oscuro estuviera el cielo, mejor distinguiría su luz. Cada minuto que pasaba tenía más ganas de pedirle mi deseo:

<<Estrellita, ¿cuál es mi pasión?>>.

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Cuando llevaba un rato caminando con la lengua fuera cuesta arriba, por las calles de las cuevas del Castillo, vi una luz resplandeciente y maravillosa. Esa luz tan potente tenía que ser mi Estrellita. Pero, estaba tan alta… ¿cómo podría llegar a ella?

Aquella luz me recordó a los focos de los escenarios cuando iba con mamá a ver actuaciones de baile flamenco. Y cuanto más me acordaba del taconeo por bulerías, más contenta me ponía. Hice una combinación de punta, tacón, punta, tacón con los pies y empecé a sentir los rasgueos de la guitarra en mi corazón y entonces noté que mis pies taconeaban en el aire porque yo ya no pisaba el suelo, ¡yo estaba flotando!

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Cuanto más pensaba en los giros de las manos como si fuesen palomas, en el movimiento de la falda de volantes y en el ritmo marcado del compás flamenco, más subía y subía en el aire, hasta que llegué a aquella fabulosa luz.

Estaba dentro de una pequeña cueva arriba en la pared y cuando metí la cabeza para hablar con mi Estrellita y pedirle mi deseo, resulta que la luz provenía en realidad de una familia de luciérnagas que vivían en aquella cueva en lo más alto del Castillo.

–¿Qué haces aquí, Martina? –dijeron unas voces muy finas y agudas.

Me froté los ojos varias veces, pero no estaba soñando: ¡las luciérnagas me hablaban a mí!

–¿Cómo sabéis mi nombre?

–¿Y cómo es que podéis hablar? –les pregunté.

–No solemos comunicarnos con humanos, pero contigo haremos una excepción, pues la otra noche pasó por aquí una estrella preguntando por ti.

–¡Oh! Esa tiene que ser mi Estrellita. ¡Yo también la estoy buscando! –grité, desesperada.

Seguí andando por las riberas del Castillo, cuando vislumbré una preciosa luz titilando en la oscuridad en lo alto de la Torre Gorda: esa podía ser mi Estrellita, que me estaría buscando.

Y entonces recordé mi nuevo superpoder. ¿Funcionaría otra vez? Tenía que intentarlo, cerré los ojos y me puse a recordar el repiqueteo de la guitarra por Soleá, como cuando papá cantaba en el Castillo en el Festival Flamenco aquel verano, en el quejío de la voz, en los arpegios acentuados…

Y cuando abrí los ojos, estaba flotando cada vez más arriba.

–¡Estrellita! –grité. Pero resultó ser el reflejo de las luces de las farolas. Otro intento fallido más.

Con la tristeza volví a bajar al suelo. Me puse muy triste porque, además de no haber

encontrado mi estrella, me di cuenta de que no recordaba el camino de vuelta a casa.

Pero entonces, como por arte de magia, las farolas empezaron a parpadear su luz intermitentemente, y conforme yo iba pasando junto a ellas, las siguientes se iban iluminando, mostrándome así el camino de vuelta a casa de los abuelos.

Al llegar me cayó una bronca de los abuelos, porque llevaba una hora fuera y no los había avisado de mi viaje en solitario.

Aunque estaba muy agradecida a aquellas mágicas luces que me acompañaron durante mi regreso, no me podía quitar de la cabeza que mi misión no había podido ser cumplida, que no había podido encontrar a mi Estrellita, que ya estábamos a domingo por la tarde y que la redacción era para el lunes.

Y, más allá de la redacción, me entró mucha tristeza de no tener algo como Manolito, como Penélope, y como todos los niños de mi clase: “algo que te apasiona hacer, que te encanta y se te da genial, que hace que se te pasen las horas volando sin que te des cuenta, que te palpite muy rápido el corazón o que te brillen los ojos…”.

La pena se apoderó de mí y se me cayó una lágrima sobre la redacción que estaba intentando escribir.

Pero entonces, una luz muy brillante se me encendió en el pecho iluminando toda la habitación, envolviéndome con su destello, y de pronto salió de mí lentamente revelando su magia poderosa. Aquella preciosa luz era mi Estrella.

Ella ya me había encontrado mucho antes de que yo saliera a buscarla. La Estrella había estado conmigo todo este tiempo, era parte de mí.

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Durante todo el camino, cada vez que yo recordaba algo que me encantaba, pasaban cosas extraordinarias y asombrosas, ¡incluso pude volar!

Y entonces comprendí que aquello que me hacía volar formaba parte de mi pasión y siempre había estado conmigo: ¡bailar flamenco!

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Igual que la equitación para Manolito, o dibujar para Penélope, a mí el flamenco me hacía soñar.

Pero la estrella también comenzó a mostrarme

investigando especies de mariposas con el abuelo, cuando hago natación en verano… y entendí lo que mi Estrellita quería decirme. No tiene por qué haber una única pasión, puedes disfrutar de muchas más cosas que una sola.

Yo creo que todo el mundo se pasa la vida buscando su Estrella, como cuando la tita Nuria se apuntó a bailes latinos, y luego a punto de cruz, a cocina hindú y después al golf. Y la gente te dice que tienes que encontrarla, que tienes que darte prisa y elegir una corriendo porque si no, se te pasa el arroz. Pero yo creo que aprender cosas nuevas también puede ser una pasión. Y que no solamente tienes que tener una.

Mi madre siempre dice que hay cosas que no se compran con dinero, y yo creo que cuantas más cosas aprendas, más rico eres. Pero no rico de milloneti, sino de corazón. Porque cuantas más cosas aprendes, más se te abre la mente, más cosas bonitas conoces, más amigos puedes hacer y más anécdotas increíbles puedes vivir para contarlas después.

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Tras girar y girar alrededor de mí, mi Estrellita salió por la ventana, abriéndola de par en par y surcando de nuevo el cielo con su estela. Yo sé que anda por ahí viviendo sus aventuras, cumpliendo muchos deseos de gente que la ve surcar el cielo, y cuando miro allá arriba, ya nunca me siento sola porque sé que me ve desde allí.

Justo antes de irse, mi Estrellita me contó que todos los niños tenemos una estrella dentro por cada pasión que descubrimos. Y que cada vez que un niño descubre una nueva, cuando llega la noche, mientras dormimos, su magia sale de nosotros volando y volando al firmamento para cumplir el deseo de otra persona que tenga la suerte de ver su mágica estela.

Este cuento se acabó de imprimir el 6 de diciembre de 2022, día de la Constitución Española, cuando falta un mes justo para la Epifanía del Señor, festividad de los Reyes Magos.

Puedes ver el Audiocuento Martina & la Estrella Perdida en mi canal de YouTube Paola Hermosín

Paola Hermosín Pérez del Río (1995) es una guitarrista, cantante, compositora y escritora alcalareña (Sevilla) que ofrece su música en todas las plataformas digitales, contando en su canal de YouTube con más de 800.000 suscriptores, para los que crea cada semana nuevos vídeos musicales de múltiples estilos y culturas de todo el mundo y también tutoriales educativos. Publicó en junio de 2020 su primer libro de poesía Al compás de la memoria.

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