Mujeres en Valparaíso y una Urgencia

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MUJERES EN VALPARAÍSO

UNA URGENCIA




MUJERES EN VALPARAÍSO Una urgencia


La pobreza tiene rostro de mujer.

Preocupadas por la precarización social de las mujeres y de su agravamiento bajo la crisis sanitaria y económica que cae en Chile y nuestra región, nos decidimos a realizar este ejercicio de levantamiento de datos para visibilizarlas. Es un esfuerzo de impronta feminista, realizado conjuntamente entre la diputación de Camila Rojas y la Consejera Regional Nataly Campusano, que nos observa, nos describe, plantea una urgencia en torno a la violencia que nos persigue y llama a la sociedad civil, a las autoridades locales y gubernamentales a articularnos para construir soluciones. Aspectos como la vivienda y el trabajo forman parte de la violencia estructural que se ha profundizado en la región.

Estas son dos fuentes de autonomía a las cuales las mujeres, lideresas y pobladoras destinan años de lucha. Los cuidados, por otra parte, que están adheridos al cotidiano de todas, están siendo limitados por la economía, la movilidad y el acceso a servicios básicos agudizando el peso que implican. Una primera prioridad es la protección de nuestras vidas. La situación sanitaria y las cuarentenas que ha acarreado para las comunas de la región, en el caso de muchas mujeres redunda en el encierro con sus agresores. Hay que romper esta encrucijada. Este informe se realiza para presentar las líneas estadísticas y los datos que sostienen nuestras preocupaciones. Estas también nos arrojan a la conclusión de que las mujeres seguimos en un estado de múltiple vulnerabilidad social, y de que los índices de pobreza tienen rostro de mujer.


Debido a la ausencia de políticas públicas que visibilicen las violencias estructurales, por lo pronto carecemos de datos más desagregados. Sin embargo, este no es un problema que se haya agravado solo en Chile. En este sentido, ONU Mujeres ha realizado recomendaciones a los Estados.

En específico, ha descrito que temas como el trabajo de cuidados, la autonomía económica, violencia física o sexual, participación de las mujeres en la toma de decisiones, la desagregación de datos por sexo, el análisis de género y la migración irregular, son solo algunas de las áreas de preocupación que deben ser parte de una respuesta efectiva ante la crisis sanitaria que atraviesa el mundo en este momento.

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ONU Mujeres (2020). COVID-19 en América Latina y el Caribe: cómo incorporar a las mujeres y la igualdad de género en la gestión de la respuesta a la crisis.


El reconocimiento del impacto que puede generar el COVID 19 hacia la vida de mujeres y niñas hacen necesaria una mirada diagnóstica hacia la situación de estas en el distrito. Por ello, el objetivo del primer apartado es dar una breve caracterización de las mujeres de la región de Valparaíso a través de elementos de medición y de categorías que influyen directamente en la cotidianeidad material de las mismas durante el período de cuarentena/pandemia. Lo anterior según cada esfera: política en torno a la participación de la mujer en su territorio; económica en torno a la inequidad al acceso del mercado laboral/ diferencias salariales/ trabajo no remunerado; social en torno a la repartición de tareas unilateral hacia las mujeres, otorgándoles mayor carga.


Esto resulta importante durante el contexto actual en el que la profundización de inequidades durante la cuarentena puede hacerse visible. Los roles de género y la transversalidad de problemáticas añadidas incrementarán las violencias estructurales hacia las mujeres en general; quienes, a su vez, están asumiendo más directamente labores de cuidado (en todas sus esferas), docencia, economía del hogar y la sobre exposición ante el virus del COVID 19. Cabe hacer presente que la elaboración de diagnósticos que sean capaces de reconocer el impacto diferenciado que tiene, en este caso, la pandemia en la vida de las mujeres, permite la elaboración de respuestas focalizadas que responden de manera más eficaz y eficiente, y que se traducen en cuestiones clave cuando implican esfuerzos presupuestarios para la elaboración de una política pública.

En este sentido el documento concluye con un llamado a todas las actorías relacionadas, institucionales y no institucionales, a colaborar para hacernos cargo de producir una solución que aborde desde una perspectiva de totalidad y, por tanto, multisectorial. Las mujeres no podemos esperar.


Mujer, sostĂŠn del hogar


Elementos para un diagnรณstico


Trabajo

Actualmente en nuestro país continúa la brecha entre hombres y mujeres en el ámbito laboral. El patriarcado ha naturalizado el trabajo tanto doméstico como de cuidados en las mujeres y, al invisibilizarse, desconocen el aporte económico del mismo e imposibilitan en general la inclusión de las mujeres a solventar sus vidas con plena autonomía económica. 2

Según el Informe de Fundación Sol (2020) llamado “No es amor, es trabajo no pagado: Un análisis del trabajo de las mujeres en el Chile actual”, a nivel nacional el 50,7% de la población que se encuentra en edad de trabajar en Chile somos mujeres. No obstante, las mujeres con alguna ocupación sólo alcanzan un 42,4% del total de personas con un empleo remunerado.

Fundación Sol (2020). No es amor es trabajo no pagado: Un análisis del trabajo de las mujeres en el Chile actual.


El informe, lanzado en Marzo de este año, demuestra cómo la necesidad de sostener a las familias chilenas genera que miles de mujeres, más de la mitad de todo el país, deban dedicar sus vidas al cuidado. Asimismo, este porcentaje nos muestra un panorama aún peor si es que consideramos los salarios. El análisis destaca que en términos de remuneraciones 3 de cada 4 mujeres con trabajo remunerado obtienen menos de $550.000 líquidos. Siguiendo esas cifras, el 50 % de las trabajadoras obtiene $343.234 o menos, y aún continúan las brechas salariales entre hombres y mujeres con un 14%. La lucha por la igualdad de trabajo, igualdad de salario hacen presente estas inequidades al momento de hablar de las remuneraciones.


Trabajo Informal El trabajo informal representa la vía que muchas chilenas toman para mantenerse económicamente de manera más autónoma, flexibilizando la economía, pero a costa de su estabilidad, seguridad y exposición. Según la Organización Internacional del Trabajo en Chile el trabajo informal corresponde a “(…) todos aquellos Asalariados o Trabajadores del Servicio Doméstico que no cuentan con cotizaciones o seguro de salud (ISAPRE o FONASA) y previsión social (AFP15 o Caja de previsión particular) por concepto de su vínculo laboral con un Empleador” Durante el trimestre octubre-diciembre de 2019, en el país la tasa de ocupación informal alcanzó 30,4% y en lo que respecta a la región de Valparaíso esta cifra se incrementó llegando a un 30,2%. Asimismo, según el último informe trimestral del INE (2020) los hombres que están ocupados de manera informal crecieron a 7,9%, mientras que las mujeres subieron en un 8,4%, siendo las más afectadas.

Por otro lado, también se encuentra el trabajo informal en las calles, catalogado como comercio ambulante. Sólo en la ciudad de las Valparaíso se otorgaron 1.738 permisos para comerciantes ambulantes durante el 2018 llegando a tener una espacialidad saturada en las calles. Esta creciente problemática también ha llevado a la Alcaldía de Viña del Mar a establecer multas a quienes compren en este comercio. Más aún, en Valparaíso los comerciantes ambulantes durante el 2019 sostuvieron varias manifestaciones en sectores de la ciudad, y el incremento de quienes comercializaban sin permiso hizo que los concejales de la ciudad establecieron la necesidad de crear un plan propicio para el incremento de ambulantes.

Mondaca & Delgado (2019) Pág.16 La mujer y el mercado del trabajo en las regiones de chile. INE (2020) Pág.2 Informalidad trimestral N° 9 - Boletín estadístico del Instituto Nacional de Estadísticas

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De igual forma la problemática mencionada produce un foco específico a la hora de establecer el llamado “distanciamiento social”. Por una parte, la necesidad de producir controles sanitarios, la sobre exposición de mujeres durante el período de labores de comercio y las dificultades de vender sus productos durante la crisis sanitaria, afectando a la economía de las familias. La ONU advierte que la reducción de la actividad económica afecta en primera instancia a las trabajadoras informales ya que en este tipo de trabajo como en muchos, no es posible utilizar el teletrabajo como medida para continuar produciendo. Dentro del trabajo informal también se consideran a trabajadoras de casa particular que no tienen contrato. En nuestro país 1 de cada 10 mujeres son trabajadoras de casa particular, realizando trabajo doméstico, y muchas veces de cuidados también en hogares que no son los propios.

Valderrama (17 de Julio, 2019) La izquierda diario. Guajardo (19 de Noviembre, 2019) La Estrella de Valparaíso. 7 ONU Mujeres (2020). Pág.1 COVID-19 en América Latina y el Caribe: cómo incorporar a las mujeres y la igualdad de género en la gestión de la respuesta a la crisis. 5 6



Desempleo Una de las mayores complejidades en momentos de crisis sanitaria es que se profundizan las desigualdades y las inequidades en cuanto al acceso a un empleo fijo o seguro. Estas inequidades quedan expuestas para los sectores que se ven más afectados al no poder realizar sus labores productivas. Lo anterior también muestra brechas de género, pues tomando nuevamente el informe de Fundación Sol (2020) se muestra que a nivel país, del total de personas que se encuentran inactivas por tener que realizar quehaceres en el hogar, un 96,6% son mujeres y sólo un 3,4% hombres. Esto influencia directamente a los niveles de dependencia económica de las mujeres hacia los hombres debido a que el trabajo doméstico no es remunerado, posibilitando además la violencia económica que afecta a mujeres en nuestro país.

INE (2020) Boletín trimestral. Noviembre-Enero.

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Por otro lado, según el INE (2020) la tasa de desocupación femenina alcanzó un 9,9% a nivel nacional durante los primeros trimestres del año. Superando el promedio nacional, el desempleo femenino en la región llegó a un 12,1%, observándose que los primeros efectos económicos del COVID son peores para las mujeres, en comparación con el 9,7% de desempleo masculino. Bajo estas cifras se encuentra el predominio de cuestiones relevantes como las brechas de género, así como los roles naturalizados socialmente respecto del trabajo de cuidados. La violencia económica que se gesta en los hogares del país se efectúa por el condicionamiento y/o impedimento de factores que influyen en el acceso a la autonomía económica de las mujeres.


Vivienda Tras el cambio en las políticas de vivienda en Chile durante la dictadura, la vivienda dejó de ser un derecho social que estuviese legitimado por el Estado. Esta pasó a convertirse en un bien por el cual, según el cambio de paradigma, acceden quienes se “esfuerzan” para conseguirla. Particularmente en la Región de Valparaíso es donde podemos encontrar la mayor cantidad de campamentos en Chile. Con una población cada vez más ascendente, Viña del Mar y Valparaíso lideran con la mayor cantidad de familias viviendo en condiciones de precariedad urbana.

Al año 2018 en Valparaíso se encontraban 57 campamentos (2.716 familias), esto sin contar con los asentamientos en situación de precariedad urbana como lo son viviendas con problemáticas eléctricas, de infraestructura, etc. Asimismo, Viña del Mar lidera las cifras contando con 98 (7.117 familias) ubicadas en los cerros y periferias de la ciudad.


Este es un foco de preocupación prioritaria durante la estadía de mujeres en cuarentena debido a las posibles condiciones de hacinamiento, una falta de construcción apropiada (falta de acceso a servicios básicos) e inclusive la tarea que tienen muchas de dirigir estas comunidades. De hecho tal como las jefaturas de hogar femenina van en aumento, en los campamentos de la región de Valparaíso estas aumentan al 56% y un 8% de ellas son adultas mayores. Del mismo modo, las mujeres también son cuidadoras de los territorios, las viviendas por fuera de un concepto material deben ser entendidas como un espacio de relaciones. Lo anterior ya que se abren espacios para atender necesidades inmateriales de los habitantes, como también espacios para renegociar roles y desde dónde puedan emerger nuevas formas de agencia para procesos colectivos.

En cifras, las soluciones habitacionales entregadas por el Estado entre 2011 y 2018, en un 72% (1.796.824) las recibieron mujeres. Incluso, esta dimensión habitacional se considera dentro de los parámetros de violencia estructural de género. En concreto, debido a que significa una mayor responsabilidad (sin remuneración) de las mujeres en el cuidado de su casa y de su familia y su acceso, comparativamente menor a la educación, trabajo y recursos. Por lo cual, esto genera mayores grados de vulnerabilidad socio económica al generarse dependencia económica, la cual está directamente relacionada con la violencia doméstica.

Ossul (2018) Pág. 12. Lo político de hacer hogar: una mirada de género a la vivienda autoconstruida. Revista INVI 10 Chechilnitzky (6 de marzo, 2019). La tercera. 11 Kaijser (2007) pág. 6. Las Mujeres y el Derecho a una Vivienda Adecuada. 9


Otras de las implicancias negativas que adquieren las mujeres durante la cuarentena por coronavirus, es la movilidad y el acceso a servicios básicos. Ambos junto con el acceso a la vivienda son otros de los derechos que vulneran cotidianamente a las mujeres en el distrito. El contexto de cuarentena o aislamiento social hace profundizar la evidencia de que las más pobres, las que viven en territorios alejados de los centros urbanos, en los extensos aglomerados de baja densidad, sus posibilidades de movilidad y acceso a los distintos servicios urbanos sigue siendo desafiante y de alta peligrosidad. Lo anterior pensando en las condiciones geográficas del distrito y el emplazamiento periférico de las viviendas sociales, además de los asentamientos informales (campamentos), complejizan las tareas domésticas y de provisión de elementos para solventar el día a día.

Declaración “MUJERES, CIUDAD Y TERRITORIO” (Santiago, 2016) Pág. 5

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Precarización y Ausencia de Políticas


Debido a las categorías anteriormente analizadas, se puede evidenciar que la cuarentena puede generar un sentimiento de inequidad social. Dados los diferentes contextos socioeconómicos en los territorios del distrito, las encuestas apuntan a que los sectores de la población que son específicamente vulnerables son las mujeres.

Por otra parte, la pobreza multidimensional en nuestro país alcanza el 20%. Estos índices se calculan a través de la inclusión de otros tipos de carencias, por lo que se complementan mejor que sólo los índices de pobreza. En lo que respecta a nuestra región la pobreza multidimensional ha empeorado, si al 2015 llegaba al 16,6% hoy vemos que se incrementa, llegando al 19%.



De igual forma algo que se ha tornado como urgencia son las condiciones y el acceso a la red de atención primaria en salud pública. Es por ello que datos correspondientes a la cobertura de salud también son importantes. Entre los datos recogidos desde la CASEN (2017) son las mujeres las que representan el mayor porcentaje de afiliación a FONASA con un 80,6% a nivel nacional en comparación con el 75% de los hombres. Encontramos ante ello, datos en específico a relevar, por ejemplo en la comuna de Valparaíso el 89,2% de los habitantes son beneficiarios FONASA y en la región un 75,1%. Por sexo, la proporción es de 96,6% beneficiarios mujeres y 82,1% de hombres. El porcentaje de la población que es beneficiaria de FONASA tramo A, en la comuna es de 21,9%, superior al porcentaje de la región (un 16,8%).

Datos CASEN 2015 – CASEN 2017 Datos FONASA 2014-15 en Plan Salud Comunal Valparaíso.

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El agotamiento del sistema de salud representa la medida en que la que la crisis de cuidados se mantiene a niveles institucionales también. Internacionalmente las mujeres levantaron la moción de integrar a grupos sindicalistas a las mesas sociales de salud por el COVID dado el hecho de que son las mujeres quienes realizan normalmente las tareas de cuidado. A continuación, se analizan brevemente las medidas gubernamentales existentes y las que se pusieron a disposición de la población para accionar en casos específicos durante la pandemia.


Deficiencia de política de cuidados Los cuidados representan otra carga cotidiana para las mujeres, niñas y adolescentes, es por ello que estados como el mexicano o uruguayo tienen políticas que se implementan directamente para el sostén de una red de cuidados. En cuanto a nuestro país son pocos los avances en esta materia, aún no se dan condiciones mínimas para garantizar el trabajo de cuidados remunerados ni menos para solventar a aquellas mujeres que cuidan en sus propios hogares.

Según las políticas públicas en Chile los cuidados se extienden a personas en edades dependientes (niñeces y adultos/as mayores) y con algún problema de movilidad. Por lo cual, en términos numéricos, a partir del último CENSO realizado durante el año 2017 si juntamos los tramos de edad (niños de 0 a 14 años y adultos mayores) que requieren mayores cuidados, estos representan el 32,6% de la población a nivel regional, en términos nacionales sólo la cifra de adultez mayor alcanza el 19,3%.


Para Muñoz (2017) el Estado puede entender el cuidado desde un enfoque de derechos, a partir del cual su rol es ser garante de los derechos de las personas, considerando como sujeto de derechos al niño o niña, persona mayor que requiere ser cuidado y a quienes proveen ese servicio como trabajadores y trabajadoras con plenos derechos. Sin embargo, en informe de ONU Mujeres (2014) se declara que en nuestro país sólo se actúa en caso de que existan problemas en las redes sociales y no se dispone de ingresos, lo cual significa una amplia falta de creación de políticas públicas con enfoque de género. Esto resulta problemático. Sólo en el distrito 7 de la región, las localidades de El Tabo y El Quisco son dos de las 30 comunas con más personas mayores de 60 años. Lo cual cobra importancia debido a que las orientaciones de la política pública sobre cuidados refieren a este sólo en situaciones de dependencia o enfermedad, teniendo a la tercera edad como principal categoría.

Por otra parte, la población al 2017 de 0 a 14 años que corresponde a niños, niñas y adolescentes en la región es de 346.131 personas. Lo cual indica que en la actualidad esa población se encontraría sin actividades educacionales, ni desarrollando con un apoyo docente o parvulario los procesos que corresponden a cada etapa, otorgándole ese peso a madres y adolescentes (niñas también) las cuales deben estar cuidando y acompañando.

Muñoz (2017) El cuidado como objeto de políticas públicas inclusivas con enfoque de género y de derecho. Revista Estado, Gobierno y Gestión Pública. 16 AMUCH (2017) Los Adultos mayores en las comunas de Chile: actualidad y proyecciones. 17 Salazar (30 de Noviembre, 2019) El Mostrador 18 Chile cuida (2017). Pág. 4. Guía de corresponsabilidad en el cuidado. 19 Trabajo Doméstico y de Cuidados no Remunerado 15


Además, los datos del programa Chile Cuida creado durante el segundo mandato de Michelle Bachelet, muestran que el 81% de quienes cumplen el rol de cuidados en nuestro país son mujeres: “Hijas, hermanas, esposas y nietas, incluso cuando se trata de un adulto mayor sin hijas, en muchos casos es la nuera quien asume su cuidado”. Asimismo, cerca de un 95% de las personas que cuidan a familiares son mujeres, quienes se dedican “naturalmente” a ello. A propósito, faltan análisis de la implementación del programa cuidadores para ver efectividad de métodos utilizados. Durante este año se publicó el “Estudio de Valoración Económica del TDCNR en Chile”, un informe particularmente único acerca de cuánto es el aporte de las mujeres al PIB si el trabajo doméstico y de cuidados fuese remunerado y reconocido. El estudio demostró que la mayor proporción del aporte corresponde al trabajo doméstico y de cuidados no remunerado. Lo cual a diferencia de otras actividades es desarrollado mayoritariamente por mujeres con un 71,7%, y que finalmente es el 22% del aporte al PIB Ampliado.

Añadido a esto, en un informe de la OMS (2007) se señala que debido a los roles de género las mujeres están más propensas a las transmisiones de epidemias y enfermedades infecciosas porque son quienes más cuidan. Lo anterior es importante ya que, en las actividades de atención en Salud, según Fundación Sol (2020), el 74,1 % de la fuerza laboral corresponde a mujeres, quienes hoy estarían el doblemente expuestas durante la pandemia ya que desarrollan habilidades de cuidados como profesión y al llegar a sus hogares. Hoy la falta de políticas de desarrollo social con enfoques transversales de género produce un vacío de intervención social gubernamental. Esto, además de la falta de presupuestos entregados por concepto de cuidados (sólo existen bonos focalizados) demuestra un dejo del Estado hacia las mujeres cuidadoras.

¿Cuánto aportamos al PIB? Estudio de Valoración Económica del TDCNR en Chile 20


Mujeres que cuidan.


Violencia durante el encierro – falta de medidas óptimas/presupuesto Dada las noticias internacionales en países donde la pandemia se originó y expandió con antelación a Chile, se ha puesto en la palestra la necesidad de implementar medidas en contra de la Violencia Intrafamiliar. Noticieros destacan que tanto en Alemania, China e Italia los reportes de violencia doméstica durante el período de cuarentena o aislamiento social se incrementaron debido al encierro de mujeres con sus abusadores. En Italia durante las primeras semanas de cuarentena se perpetraron 3 femicidios, de los cuales dos de ellos se desarrollaron en los propios hogares.

Pecharromán (18 de Marzo, 2020) RTVE Asenjo (30 de Marzo, 2020) Nueva Tribuna. 23 Contreras (7 de Marzo, 2020) Ciper Chile. 24 Caldera (28 de marzo, 2020) Soy Valparaíso. 21 22

En Chile la Ley 20.066 de Violencia Intrafamiliar obliga al estado a otorgar protección a las víctimas y adoptar las medidas conducentes a garantizar la vida, integridad personal y seguridad de los miembros de la familia, e implementar políticas orientadas a prevenir la Violencia Intrafamiliar. Sin embargo, hoy la actual medida del Sernameg durante la pandemia ha sido otorgar (mantener) un número telefónico para monitorear los casos de denuncia o maltrato doméstico.


Esto resulta crítico, ya que dentro de lo que respecta a las denuncias por violencia intrafamiliar, durante el 2019 en la región de Valparaíso se registraron 13.740 casos llevados a término de Violencia Intrafamiliar. De los cuales 18 correspondían a femicidios, y un 48,91% del total de ingresos fue por lesiones.

Fiscalía (2019) Boletín Estadístico Anual Diario el Observador (09 de Abril, 2020)

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Otro dato a considerar, es que durante lo que va de pandemia en la Región de Valparaíso, las llamadas al FONO Violencia otorgado por SERNAMEG se incrementaron un 72,3%. Las agrupaciones feministas han respondido ante ello debido a que las consecuencias de mantener un servicio que se ha mostrado ausente de iniciativas que pudiesen dar respuestas dignas a estas problemáticas generaron el aumento de la desconfianza en las instituciones. Es por lo anterior, que si bien las mujeres acuden al fono violencia, son pocas las que terminan denunciando. Ante ello, también se han encontrado otras dificultades, como la falta de capacitación del personal que atiende a los llamados y la no derivación a otros servicios que pudiesen apoyar en sus causas.


Otra iniciativa que ha sido parte presupuestaria de las campañas del ministerio, es la llamada “Mascarilla 19” a implementarse en locales farmacéuticos del país. Esta iniciativa tenía como objetivo dar otro punto de atención que fuese más presencial para que mujeres acudieran y bajo el código “mascarilla 19” pudiesen obtener atención inmediata. No obstante, nos encontramos con la misma problemática anterior, la falta de capacitación y socialización de esta instrucción ministerial al personal farmacéutico dejó con claros vacíos al momento de implementarse lo que causa que esta medida sea ineficiente.


Conclusiones Estos datos dejan en evidencia que el sistema económico, político y social nos mantiene en estado de vulneración. Este material es botón de muestra respecto de la vulnerabilidad impuesta a las mujeres. Actualmente las brechas que ha mantenido el sistema para que a través de los cuidados se mantenga la línea de explotación están profundizando las inequidades sociales y estructurales. Nuestra región muestra parte de ello. Desde las comunidades rurales como las urbanas han demostrado diversas formas de resistencia ante el capitalismo que ha desestabilizado a miles de familias. Las brechas hoy son tales que hasta en términos digitales aún tenemos un 17% de brecha digital de género según la CEPAL.

Es por ello que las manifestaciones de ellas debieran conducir a una re configuración en el modo de crear e implementar políticas para las mujeres de nuestro país. Las necesidades de hoy nos piden a gritos una respuesta multisectorial que incluya a las organizaciones de la sociedad civil como a las propuestas de organizaciones del mundo social. Nos encontramos en estado alerta, el llamado que hacemos es que autoridades y representantes nacionales, regionales y comunales tomemos acciones al respecto.



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