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Estrecha la relación entre la violencia

ESTRECHA LA RELACIÓN ENTRE LA VIOLENCIA DOMÉSTICA Y EL MALTRATO ANIMAL

Lic. Shakira M. Santiago

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Presidenta Comisión Especial sobre los Derechos de los Animales-CAAPR Moderadora de Mascotas con calle

Los animales, o seres de compañía, son cada vez más importantes en nuestro entorno familiar. De modo que no debe sorprendernos cómo la conexión humano-animal se asemeja con otras relaciones que se dan entre otros familiares.

La violencia familiar incluye comportamiento abusivo, el cual tiene diversas formas, por parte de un miembro de la familia hacia otro u otros, incluyendo, pero sin limitarse a, maltrato a menores o personas de edad avanzada (Wallace, 2004). Dicho comportamiento puede manifestarse en abuso físico, emocional y psicológico. Por su parte, maltrato animal significa “toda actuación u omisión en el que incurre una persona, sea guardián o no, que ocasione o ponga a un animal en riesgo de sufrir daño a su salud e integridad física y/o emocional”, (lee la Ley 154 de 2008, Ley para el Bienestar y la Protección de los Animales).

Relacionado con el asunto de referencia, existen múltiples investigaciones que revelan la conexión que existe entre violencia doméstica y el maltrato animal. Los estudios demuestran que más del 50 % de las víctimas abusadas tienen seres de compañía y en ese mismo número los animales fueron abusados por sus victimarios[1]. Las motivaciones para incurrir en este tipo de conducta incluyen: herir, controlar, amenazar o torturar a la víctima de violencia doméstica.

Dicho estudio, así como otros, concluyen que las víctimas optan por no desalojar el hogar violento para no separarse de sus animales de compañía. De hecho, otro estudio llevado a cabo en el 2021 por la Universidad Ana G. Méndez, recinto de Gurabo, establece que un 28.7 % de las víctimas entrevistadas informó que sintió temor de pedir ayuda por miedo a represalias en contra de sus mascotas[2]. Sobre este particular, existen casos en los que los animales, especialmente los perros, colocan su vida en riesgo, al defender a sus guardianes, quienes son, a su vez, víctimas de violencia doméstica[3].

Teniendo lo anterior en mente, la Asamblea Legislativa en Puerto Rico enmendó la Ley 54 de 1989, Ley para la Prevención e Intervención con la Violencia Doméstica a los efectos de incluir dentro de las conductas delictivas que forman parte de la definición de “violencia doméstica”, tanto el maltrato de animales como la amenaza al maltrato de animales. A esos efectos se enmendó el artículo 1.3 de la Ley 54 para que se incluya el maltrato a animales como una táctica de intimidación y de violencia psicológica.

De igual forma, se enmendaron otros artículos de la referida ley para que constituya un agravante el maltrato a los animales en su modalidad de maltrato simple, agravado o mediante amenaza. Valga aclarar que dichas enmiendas no excluyen ni impiden la presentación de cargos por maltrato de animales en virtud de la Ley 154 de 2008. Medidas como las del presente son necesarias para seguir fortaleciendo los instrumentos legales que tiene el Estado a su disposición para combatir la violencia de género y la violencia contra los animales.

Referencias:

[1] Brewster, Mary P. & Reyes, Cassandra. Animal Cruelty, A Multidisciplinary Approach to Understanding. Second ed. (2016) pág. 285. Citando a Quinslick, 1999; p. 171. [2] Aragunde-Khol, Ursula; Hernández-Rivera, Ivemarie; Martínez, Reyes, Lionel. Un amor que sostiene. El apoyo de las mascotas en situaciones de violencia de género. Revista Puertorriqueña de Psicología. ISSN-e. 1946-2026. Vol. 32. Extra-2-2021. págs. 186-188. [3] Friedman, Joshua L. & Norman, Gary C. Protecting the Family Pet: The New Face of Maryland’s Domestic Violence Protection Orders, 40 U. Balt. L. R. 81, 81 (2009).

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