Boletin Salesiano Mayo 2018

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¿Por qué decidieron dedicarle gran parte de su tiempo a trabajar en voluntariado? L: Todo arranca cuando fui estudiante del Juan XXIII, donde descubrí a Don Bosco y a Dios. Me “transformé” porque los que me educaban creían en mí y fui haciendo un proceso de conversión. Estudiaba Ciencias, pero estaba lejos de la gente y precisaba ese contacto, por lo que cambié de carrera y empecé a estudiar Licenciatura en Educación. Es lo que me mueve. También mi familia me ayudó a tener oportunidades y pensé: “¿Por qué no todos podemos tenerlas y vivir felices?”. Y por eso dedico mi tiempo a hacer algo, a hacer mi pedacito para que el mundo sea más lindo. P: En mi familia somos muy pragmáticos. La visión de mi viejo es que si querés seguir a Jesús tenés que laburar para los demás. Si vos querés ser cristiano, el servicio tiene que ser un pilar en tu vida. Cuando conocí a Don Bosco él me decía lo mismo. Si vos creés, tenés una responsabilidad como cristiano de estar y ayudar a otros, y estar en los contextos más vulnerables. Mucha oración y mucho laburo, las dos cosas van juntas sino no tienen sentido. No tengo dos vidas, soy cristiano en la Facultad, donde llevo la cruz colgada en mi cuello, y en el resto de los lugares. Conocer a Don Bosco me salvó la vida, porque me mostró a Jesús. ¿Qué van a hacer en los centros u hogares del INISA? L: Esta propuesta de trabajar allí no surgió de nosotros, sino que es un arreglo entre el Arzobispado –el Cardenal Daniel Sturla‐ con la directora del INISA –Gabriela Fulco‐. Ella le propuso al Cardenal que como ya se hacía en la Pastoral Penitenciaria, sería bueno hacer algo con los adolescentes. Sturla se comunicó con el Padre Leonel Burone sdb y con Luis Arocha y empezaron a armar un pequeño equipo de personas de distintas espiritualidades, congregaciones, ideas, que hoy estamos yendo a tres diferentes centros. Yo estoy yendo desde 2017 al “Hogar Desafío” (Gral. Flores y Chimborazo). Somos cinco. Un hermano misionero y una hermana ya van desde hace tres años, y nosotros nos sumamos a esa propuesta, con nuestra espiritualidad. P: Yo soy salesiano a donde vaya. Lo bueno es el entrevero que hay. Vivo y laburo como salesiano, pero es bueno ver cómo cada espiritualidad trabaja. Yo voy desde este año al Complejo Belloni donde ya había personas trabajando y me sumé a la propuesta. Fui a dar mi impronta, colocar mi granito de arena. L: Es bueno ver a otras espiritualidades que también son juveniles y no solo los salesianos. Allí somos un solo movimiento. P: La parte linda es ver los carismas dentro del grupo, cómo cada uno da su impronta al grupo y cómo eso favorece a los gurises, porque estamos para y por ellos. ¿Cuál es la tarea puntual que hacen? ¿Escuchan, hacen juegos, de qué forma los ayudan? L: Depende del lugar al que vayamos. En mi caso, trabajamos en las horas de patio de los adolescentes. Nos sumamos a lo que están haciendo. Charlamos, tomamos mate, jugamos al tejo, al ping pong. Se dan instancias colectivas o personales. Vamos los jueves que son días de visita. Les ponemos desafíos, como hacer un pesebre grande para el hogar y chiquitos para cada uno. Y en ese marco explicamos que hay una Madre, María, y un hermano, Jesús, y José, un papá ejemplar. No damos una catequesis. Ellos son muy curiosos y nos cuestionan a diario. Compartimos nuestras vidas, que son muy distintas en varios casos y en otros coinciden. P: La idea es mostrarles a Cristo. En el que voy yo tenemos contacto dentro de un salón, nos los traen. Compartimos cara a cara con ellos. No hay rejas. Charlamos, hacemos un juego. El INISA cubre varios aspectos, en lo humano, en la educación… La movida nuestra es más pastoral. Estamos abiertos a compartir todo. Yo, mi vida y ellos, la suya. He vivido momentos hermosos. El otro día 14


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