Boletín 2024 | ENEEK-Ekolurra

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ekologikoa, dena hobetzeko!

www.ekolurra.eus

Ya está en marcha el buscador que permite conocer dónde y cómo adquirir productos ecológicos

provechando que el 23 de setiembre se celebraba el Día Europeo de la Agricultura Ecológica presentamos el buscador “Sareko”, que está disponible en nuestra web www.ekolurra.eus. Por medio de esta nueva herramienta, cualquier persona interesada puede conocer de manera intuitiva dónde adquirir alimentos ecológicos en la Comunidad Autonoma Vasca.

Cuestiones como la conciencia ambiental y ecológica, o la preocupación por la salud y por una alimentación sana han adquirido un peso creciente para una buena parte de la sociedad. Los alimentos ecológicos locales son una herramienta fundamental para incidir positivamente en todos esos ámbitos, el problema es que, en muchos casos, las personas interesadas en estos productos tienen dificultades para encontrarlos.

La principal particularidad del nuevo buscador es que serán los y las productoras quienes lo alimenten. Esto quiere decir que la información llegará directamente a la población consumidora de la mano de las productoras, productoraselaboradoras y empresas elaboradoras certificadas en ecológico de su entorno cercano.

Gracias al trabajo realizado en los últimos meses, se han podido identificar ya 269 puntos de venta, entre los que se pueden encontrar mercados semanales, tiendas, puntos de reparto de cestas, obradores, caseríos, asociaciones de consumo... Cuando se crea un nuevo punto de venta en el mapa se concretan también las familias de productos que allí se ofrecen. Una vez creada la localización, existe la posibilidad de que otros productores añadan sus productos a la oferta y, de ese modo, se va llenando el mapa de contenido. El objetivo no es otro que poner a disposición de la po-

blación consumidora un buscador con la información más completa posible. Todavía falta mucha información por recoger, de modo que os animamos a que incorporéis vuestros puntos de venta en el mapa. Si tienes interés en hacerlo, ponte en contacto con nosotras en el email sustatu@ekolurra.eus

El buscador no mostrará tan solo los puntos identificados por los y las productoras y elaboradoras, también dará la posibilidad de ver todas las tiendas y supermercados inscritos en el Consejo mediante la opción “puntos de venta certificados”. Es posible que en algunas de estas tiendas no se oferten productos de productoras de aquí, pero nos ha parecido importante dar visibilidad también a estos establecimientos dado que, como manipulan productos ecológico no envasado, reciben visitas de control por parte de nuestro personal técnico.

Puntos Sareko

En el nuevo buscador hay unas localizaciones concretas, los “Puntos Sareko”, que se pueden filtrar. La particularidad de estos puntos es que en ellos se puede, sin necesidad de salir del buscador, formalizar pedidos a productores o productoras individuales, o a grupos de

La principal particularidad del nuevo buscador es que serán los y las productoras quienes lo alimenten

personas productoras. Estos pedidos se recogeran en ese punto en el día que se haya elegido. Estos mercados los organizan las propias personas productoras, sin intermediarios ni costes.

Funcionamiento de los Puntos Sareko

Los “Puntos Sareko” pueden identificar tanto mercados abiertos como cerrados, que están identificados con el símbolo de un candado. La diferencia es que en los mercados abiertos cualquiera puede comprar, mientras que en los mercados cerrados la persona interesada en adquirir producto debe ponerse en contacto con quien coordina ese “Punto Sareko” y enviar la solicitud de inscripción. Una vez aceptada la solici-

tud, la usuaria solo tendrá que identificarse con su email y la clave de acceso que le hayan asignado.

Para las personas productoras, los “Puntos Sareko” permiten visualizar los diferentes canales de comercialización que se ofertan, ya sean cestas, tiendas, ferias, grupos de consumo, etc. A la hora de definir las características de cada uno de los puntos existe la posibilidad de crear un catálogo de productos, tanto propios como colectivos, manteniendo un control total de la oferta definida en el catálogo (precio, descripción, imagen...). Esta aplicación también facilita la coordinación de los grupos de productores, ya que es la propia app la que define qué productos corresponden a cada productor en los pedidos conjuntos, así como los días y lugares de entrega. En lo que a la facturación se refiere, da la posibilidad de facturar pedidos al estar integrado con el sistema Ticketbai. Además, ofrece diferentes opciones para el pago: mediante tarjeta, domiciliación bancaria...

En cuanto a las consumidoras, los “Puntos Sareko” permiten realizar pedidos tanto a una única productora como a varias. El funcionamiento es el mismo en los mercados abiertos y en los cerrados: la usuaria puede elige los días para recibir el pedido, que se puede programar para recibirlo periódicamente o modificarlo cuando se quiera. Resumiendo, la aplicación facilita la realización, el pago y la gestión de pedidos, así como la visualización de las compras realizadas a lo largo del tiempo y la descarga de facturas.

En definitiva, esta plataforma ofrece múltiples posibilidades de personalizar tu mercado. Por lo tanto, si deseas crear un “Punto Sareko” y conocer cómo se puede adaptar a tu situación puedes ponerte en contacto con nosotras a través del correo electrónico sustatu@ekolurra. eus o llamando al teléfono 946 271 594.

La agricultura ecológica, protagonista en los medios de comunicación

El 23 de septiembre, con motivo de la celebración del Día de la Agricultura Ecológica en Europa, desde ENEEK-Ekolurra hicimos un esfuerzo especial para que nuestro modelo de producción tuviese visibilidad en los medios. Mediante este día se pretende concienciar a la sociedad sobre la importancia de la producción ecológica y, al mismo tiempo, impulsar el papel fundamental de nuestro modelo agropecuario en la transición hacia la implantación de sistemas alimentarios sostenibles. Como sabréis, el objetivo es que para 2030 el 25% de las tierras agrícolas estén certificadas en ecológico. Este porcentaje se sitúa actualmente en la CAPV en torno al 6% del suelo agrario.

Bajo el lema “¡Consumiendo alimentos ecológicos todo mejora!” y conscientes de la confusión que puede generar la gran cantidad de “menciones verdes” que hay en el mercado, en este día tan señalado quisimos comunicar a la sociedad de una manera clara cuáles son realmente esos alimentos saludables: los que están identificados con la eurohoja.

Visibilizar los alimentos ecológicos locales

Con el fin de celebrar este día especial, promovimos la colaboración con varios espacios de diferentes medios de comunicación para que los alimentos ecológicos tuvieran un protagonismo destacado durante el 23 de septiembre. Así, la presidenta de ENEEK-Ekolurra, Judit Gartzia, concedió varias entrevistas: en el programa “Bostekoa” de Radio Euskadi, en el semanario Argia, en el diario Berria y en el programa de divulgación científica “Ekosfera” de Euskadi

El

objetivo es que para 2030 el 25% de las tierras agrícolas estén certificadas en

ecológico

Irratia. El coordinador, Xabier Lejarzegi, por su parte, concedió una entrevista a Bizkaia Irratia. También tuvimos presencia en los informativos Gaur Egun y Teleberri con la aparición de Nekane Tomasena, miembro del Consejo.

En los programas de cocina los alimentos ecológicos fueron protagonistas. En el programa “Sukalerrian” Joseba Argiñano, con el grupo musical Gatibu como invitado, hizo una mención especial a los alimentos producidos según el modelo ecológico, subrayando los beneficios de la agricultura ecológica tanto para el medio ambiente como para la salud humana. En la misma línea discurrió el programa “A bocados” de ETB2: en este caso, Gabriela Uriarte y Ander González aludieron y mostraron el sello que identifica a los alimentos ecológicos, haciendo hincapié en la diversidad de la producción ecológica vasca.

El magazine vespertino “Quédate”, de ETB2, también se sumó a la celebración. Además de mencionar el día de la agricultura ecológica, visitaron el caserío Amalarre de Bidegoian, donde entrevistaron al ganadero Denis Gordo. En las webs de Anboto, La Vanguardia, Europapress y Elikaherria se hicieron eco de la noticia que anunciaba la presentación del buscador Sareko.

Con el objetivo de conocer cara a cara a los y las nuevas operadoras que se han dado de alta este año y, al mismo tiempo, presentarles los servicios que ofrece el Consejo a todas las operadoras ecológicas, organizamos un acto de bienvenida el 15 de octubre en nuestra sede de AmorebietaEtxano.

Ekologikoa, dena hobetzeko!

El Programa Educativo “Lurzorua” inicia un nuevo curso

Que una huerta puede ser un recurso didáctico fantástico es algo bien sabido: da pie a trabajar conceptos de biología, de geología, de matemáticas, de física, de nutrición, de etnografía... Siendo una de las principales funciones de ENEEKEkolurra la de difundir el conocimiento sobre la producción ecológica y promocionar el consumo de los alimentos que de ella se obtienen, cobra todo el sentido que un programa escolar que aúne la horticultura ecológica y la pedagogía sea impulsado desde el Consejo. Por razones obvias, la comunidad escolar destaca entre los colectivos susceptibles de ser informados y formados en la importancia que tienen tanto la producción como el consumo de alimentos ecológicos. No en vano, ellos y ellas serán las productoras y las consumidoras del futuro.

Bajo estas premisas se decidió en 2017 poner en marcha “Lurzorua”, un programa de formación y sensibilización propio para trabajar, con la horticultura ecológica como base, diversos temas integrados en el currículo del centro.

La tierra como base del aprendizaje

La tierra fértil, el “suelo”, es imprescindible para la vida, es fuente de materias primas, almacena nutrientes y agua, acumula carbono y es el entorno físico y cultural para que todos los seres vivos desarrollemos nuestras actividades vitales. Su importancia es aún mayor cuando nos damos cuenta de que se trata de un recurso no renovable, del que procede el 99% de nuestro alimento y que, además, estamos perdiendo a una velocidad alarmante.

Con los objetivos específicos de, por una parte, transmitir la importancia que tiene el cuidado de la tierra fértil, y por la otra aprovechar las posibilidades que da un huerto escolar a la hora de trabajar conceptos de diversas áreas, el programa educativo Lurzorua se diseñó en coordinación con el Ayuntamiento de Amorebieta-Etxano y la aportación del Departamento de Microbiología y Edafología de Neiker-Tecnalia. El personal técnico del Instituto de Investigación Agraria adaptó sus Tarjetas de Salud de los Ecosistemas Agrarios (TSEA, material dirigido a las profesionales, que sirve para la autoevaluación de la salud de la tierra agraria y se pueden descargar en el enlace http://www.soilmicrobialecology.com/services/), que sirven como guion para el desarrollo de la actividad educativa.

La actividad propone utilizar el suelo como recurso didáctico, desde un punto de vista eminentemente práctico y des-

de diferentes perspectivas, mediante la realización de diversas actividades de aprendizaje en un entorno cercano al alumnado.

La jornada comienza con la acogida al grupo en el caserío Jauregibarria y la presentación del programa y de los objetivos de la jornada. Posteriormente, el grupo se traslada a la explotación agraria, donde se realiza la práctica activa de la toma de muestras y realización del diagnóstico. Allí, los y las alumnas conocen la práctica diaria de la agricultura ecológica de la mano de un agricultor profesional de Amorebieta-Etxano, que guía al alumnado en la toma de una serie de datos sobre los distintos aspectos que influyen en la calidad del suelo, siguiendo la metodología propuesta en el material didáctico, y coge una muestra del suelo para su análisis posterior. A lo largo de la visita, el agricultor aporta información sobre diferentes temas y plantea una serie de actividades que servirán para que el alumnado interprete lo que está viendo y comprenda la interrelación entre los distintos elementos que implica el cultivo ecológico.

Posteriormente, el grupo regresa a la sede de ENEEK-Ekolurra, que está equipada con audiovisuales y espacios interactivos que explican qué es la agricultura ecológica y cómo está relacionada con el cuidado de la tierra fértil. Allí se desarrolla también una sesión de laboratorio, en la que se completa el diagnóstico realizado en campo con el análisis de la muestra del suelo, por medio de experimentos prácticos y sen-

“Lurzorua” es un programa de formación propio para trabajar, con la horticultura ecológica como base, diversos temas curriculares

cillos. Unas tablas de referencia permiten comparar los resultados obtenidos y determinar el estado de salud de las muestras recogidas en la explotación y en el huerto escolar. La jornada finaliza con la realización de un informe sobre la actividad realizada y sobre los resultados obtenidos, así como las conclusiones a las que hayan llegado.

Un programa consolidado

Lurzorua está dirigido al alumnado comprendido entre las edades de 10 a 14 años (esto es, 5º y 6º de Primaria, y 1º y 2º de ESO), particularmente a grupos que cuentan con huerta escolar en sus centros. El programa arrancó como una prueba piloto en 2017, dirigida inicialmente a los centros escolares de Amorebieta-Etxano, municipio en el que se ubica la sede de ENEEK-Ekolurra. Tras ese primer año de prueba, la oferta se extendió a todos los centros de la Comunidad Autónoma con el resultado de que, en sus 7 años de andadura, han participado más de 4000 alumnos y alumnas.

“Nuestro modelo productivo no puede ser una excepción, el modelo de sociedad también tendría que coincidir con los principios de la agricultura ecológica”

Roman Bengoa Larrañaga, horticultor de Berriz y presidente de ENEEK 2008-2016

Abadiñarra de nacimiento, aunque afincado desde niño en Durango, Roman dejó en 1995 la fábrica en la que trabajaba buscando, según sus palabras, una vida más tranquila. Con 35 años decidió dar un cambio radical a su vida y, aunque él procede del entorno urbano, optó por la horticultura. Su compañera Txaro siguió poco después el mismo camino, aprovechando que la empresa en la que trabajaba quería disminuir personal y proporcionó facilidades a quien eligiera dejar la empresa. Para entonces ya tenían construida su casa, “Artizar”, en el barrio Sarria de Berriz. Tras casi 30 años de trayectoria, cientos de días de mercado y cientos de miles de hortalizas cultivadas según el modelo ecológico, le ha llegado el momento de la jubilación a este horticultor profesional que fue el primer presidente ENEEK-Ekolurra. Se le ve feliz y contento, “sin necesidad de trabajar, tengo todos los meses un ingreso, ¡en 14 pagas!”.

Nos citamos en el restaurante que hay cerca de su casa, a las 12. “Antes no puedo, tengo que pasarle el tractor al vecino”, aclara por teléfono. La jubilación ya le ha llegado, pero el retiro, aparentemente, no.

¿Echáis en falta ir al mercado?

Todavía vamos. Nos quedan los últimos productos de la plantación de verano, y eso es lo que llevamos.

Después de tantos años con escasez de tiempo libre, ¿tenéis la intención de cumplir algún sueño?

A decir verdad, nosotros siempre hemos librado desde el sábado por la tarde hasta el lunes por la mañana, para poder hacer alguna salida sin ir muy lejos o para lo que fuera. Creo que es fundamental guardar espacios así para que los proyectos puedan perdurar. Ahora Txaro tiene ganas de alquilar una autocaravana y salir a algún lado, aunque tampoco nos iremos demasiado lejos, será en un radio de 1000 kilómetros a lo sumo.

¿Cómo fue tomar la decisión de dejarlo todo y dedicaros plenamente a la horticultura? ¿Fue vocacional?

Para nada, no tuvo nada de vocacional. Fue más bien una ocurrencia, algo que hicimos sin pensarlo mucho. Yo quería vivir “tranquilo”. Ahora, visto con perspectiva, no le recomendaría a nadie hacer lo que nosotros hicimos. No sabíamos prácticamente nada, yo era urbanita, la madre de Txaro sí que era de caserío y de ella recibimos algunos conocimientos, pero en cuanto a formación nuestras lagunas eran considerables. También es cierto que eran otros tiempos, era más fácil vender, llegar a acuerdos con tiendas, los mercados estaban vivos y todavía no se habían construido los grandes centros comerciales. Tuvimos suerte. Creo que hoy sería imposible hacer lo que nosotros hicimos.

¿Tanto ha cambiado el mercado de Durango en 30 años?

Cuando empezamos nosotros había 65 puestos en la plaza. Había de todo, y muchos eran revendedores pero, aun así, la presencia de productoras era considerable y la venta era buena. Hoy en día hay 24 puestos, que no se llenan todas las semanas, y de los que se llenan, media docena están ocupados por baserritarras que ya están jubilados. Ahora mismo estamos 8 productores y productoras ecológicas, y esto le da algo de vida al mercado. Pero la realidad es que a la plaza va poca gente, y la que va es, por lo general, bastante mayor. También vienen algunas personas jóvenes, que suelen buscar producto ecológico. En “Etartie” (punto de venta creado colectivamente por baserritarras ecológicas de Durangaldea) hicimos una encuesta entre la clientela y la media de edad era da 60 años. Da la sensación que hoy en día la gente tiene miedo de comprar las cosas cara a cara y prefiere escudarse detrás de la pantalla del ordenador.

¿Por qué elegisteis producir en ecológico?

Pues tengo que confesarte que en un principio fue una opción meramente comercial: había nicho de mercado. Nosotros no sabíamos nada sobre agricultura, no conocíamos las prácticas que se hacían. 30 años después, creo que tomamos una buena elección, los clien-

tes se nos acercaban, aunque no sabían qué era eso de “ecológico”. Por el contrario, el resto de productores nos miraban con desconfianza y un punto de rabia, nos preguntaban a ver porque no bajábamos en burro al mercado, si tan ecológicos éramos. Con el paso de los años, a medida que fuimos conociendo qué es la agricultura “tradicional”, qué productos se utilizan y en qué cantidades, qué efectos perjudiciales tiene la intensificación de la producción... Ahí ya vimos claramente que el modelo ecológico es la única opción posible si queremos seguir produciendo comida en el futuro.

Tanto te convenciste, que acabaste asumiendo la responsabilidad de ser el primer presidente de ENEEK en el periodo comprendido entre 2008 y 2016. ¿Qué recuerdos tienes de esa etapa?

¡Así fue! Me metí en la horticultura con la intención de vivir tranquilo, y al final acabé de presidente de ENEEK... Fue por casualidad, Tomas Larrañaga era quien iba a asumir la responsabilidad, pero hubo un problema burocrático que hizo imposible que así fuera, y al final me tocó a mí. Las primeras reuniones con las representantes del Gobierno Vasco las hicimos en el Gran Hotel de Durango. Entonces no teníamos nada, ni oficinas, ni plantilla ni nada. El primer año fue una locura, no sabíamos ni cómo se hacia el control. Las funciones de ENEEK son el control y la certificación, y la promoción; en aquellos comienzos nos propusieron dejar el control en manos de otra entidad, que nos centráramos sólo en la promoción. Le dimos muchas vueltas sin tener mucha idea de lo que teníamos que hacer, pero una cosa sí que tuve clara: el control tenía que hacerse desde el Consejo. El razonamiento era que en el control hay un presupuesto considerable, y cuanto más grande sea el presupuesto que manejas, mayor capacidad de decisión tienes. Creo que fue una buena decisión. Cuando se creó el Consejo la producción ecológica era un sector muy pequeño, no se creía demasiado en nuestro modelo y se nos dejó hacer las cosas a nuestra manera. Teniendo la posibilidad de hacer nuestro camino

aprendimos un montón de cosas. Fue bastante estresante al principio, la verdad: recuerdo que hubo una ciclogénesis y allí estaba yo, subido a una escalera arreglando algo y hablando con la persona responsable del Gobierno Vasco sobre un problema que teníamos en el Consejo. Tras esos 8 años iniciales el área de certificación ya estaba bastante afianzada y entonces decidimos poner más fuerza en la promoción.

¿Dirías que hoy en día el conocimiento de la producción ecológica está generalizado y que ya se considera como una herramienta válida para reorganizar el sistema alimentario?

Sí, en teoría. Tengo dudas de que la gente sepa lo que realmente es la producción ecológica. En general creo que sí, es conocida, pero si vamos al detalle creo que no está muy claro lo que supone la agricultura ecológica. Nuestro modelo no puede ser una excepción, el modelo de sociedad también tendría que coincidir con los principios de la agricultura ecológica. De lo contrario, siempre vamos a estar poniendo parches en distintas áreas, sin incidir de manera general. Siempre iremos cojos.

Al hablar sobre el mercado de Durango has mencionado el punto de venta Etartie. Esta iniciativa colectiva está ya en su 3er año, ¿Qué tal os va?

Pues está funcionando bien, abrimos los lunes, martes, jueves y viernes, mañana y tarde. A la plaza de abastos de Durango se acerca poquita gente, pero con la tienda hemos conseguido que se acerquen más personas y hemos afianzado clientes. El mayor problema que tenemos ahora es la falta de género: no tenemos oferta para cubrir la demanda. De cualquier manera, nos arreglamos bastante bien a la hora de coordinarnos entre los distintos productores. Tenemos organizados los turnos para estar en la tienda, y entre los horticultores hemos creado un grupo en una aplicación de mensajería. Cada día, al finalizar el turno, la persona que haya estado al cargo de la tienda ese día envía el “parte” para poder reabastecer de cara al siguiente turno.

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Es una buena noticia que un proyecto colectivo así funcione. En cuanto a la plaza del mercado, ¿ha tenido alguna influencia?

Pues hemos visto que algunos de los clientes que venía a la plaza han dejado de hacerlo, y ahora viene a la tienda. También hay personas que no tenían la posibilidad de ir al mercado los sábados, pero ahora entre semana se acercan un par de veces a la tienda. Probablemente, Etartie no ha tenido un efecto positivo en el mercado, pero yo me pregunto si merece la pena luchar tanto por mantener la plaza con la deriva negativa que lleva. Nosotros llevamos un montón de años yendo al mercado a vender, hemos probado diferentes cosas para reactivarlo, pero no hemos encontrado la manera de darle la vuelta a esa tendencia negativa. Tal vez la clave esté en que vender de manera individual no es el camino y hay que encontrar otras formas de vender, por ejemplo colectivamente. Tal vez los mercados tienen que ser más pequeños, con menos puestos pero que éstos se gestionen colectivamente.

¿Cuál sería tu diagnóstico de la horticultura en Bizkaia?

Últimamente estoy viendo que están cayendo proyectos colectivos. En mi opinión, esto sucede porque no se establecieron bien las bases desde un principio. Tengo claro que arrancar un proyecto individualmente es muy difícil, la huerta en soledad es muy dura. Por otra parte, considero que, si no tienes suficiente base territorial, suficiente tierra para poder contratar a alguien, la pervivencia del proyecto es más complicada. Por eso pienso que las producciones tienen que ser más grandes o, si son proyectos independientes, unipersonales, que trabajen conjuntamente con otros proyectos similares. En este segundo caso tiene que haber una cercanía geográfica entre las iniciativas, porque si no, no perdurarán. Estamos muy dispersos geográficamente y esto también es un problema, pero hay diferentes fórmulas para ayudarse mutuamente, para funcionar de una manera organizada. Hay que encontrar esas fórmulas.

El compromiso también es indispensable, ¿supongo?

Cualquier proyecto que emprenda uno mismo requiere compromiso. Si éste va acompañado de la vocación, mejor que mejor. Pero sólo con la vocación tampoco es suficiente. En horticultura los beneficios económicos son escasos, por esto es indispensable aprovechar todos los recursos a tu alcance, de lo contrario tendrás que cerrar. Una cosa que

considero indispensable es disponer de maquinaria o herramientas adaptadas a las necesidades propias, ya sea para escardar, para cosechar la patata, para sembrar... Encontrar esas herramientas requiere tiempo, o ayuda. En este sentido, me parece interesante la experiencia que ha puesto en marcha la ADR Urkiola, que ha adquirido diferentes herramientas para ponerlas a disposición de las profesionales de una manera “comunitaria”. No le veo el sentido a que cada agricultor tenga que disponer de sus propias máquinas, por eso me parecen fundamentales las colectivizaciones de este tipo.

¿Qué ayuda necesitaría nuestra horticultura por parte de las instituciones para darle la vuelta a la tendencia negativa?

Se necesitan tierras. Hay buenas tierras que en estos momentos no están siendo aprovechadas, hay que facilitar el acceso a esas tierras, y hacerlo con contratos a largo plazo. Como mínimo tendrían que ser contratos a 20 años, que creo que es el tiempo que un horticultor va a necesitar para dominar y sacar adelante la producción. También hace falta ayuda para poder comercializar los productos dignamente, y en este sentido está bastante claro que las diferentes instituciones pueden actuar de manera clara y rápida: por medio de la compra pública. Esto me parece fundamental. En la manera en que está organizado ahora mismo la compra pública no es una opción para las pequeñas producciones que tenemos en Bizkaia: las adjudicaciones se dividen en grandes lotes y ahí sólo pueden acceder las empresas grandes. Entiendo que de esa manera se facilita la gestión, pero ese es un obstáculo insalvable para los pequeños productores. Si se quiere apoyar a la agricultura local por medio de la compra pública hay que estructurar la adjudicación en lotes pequeños, y a

los comedores colectivos hay que darles facilidades para que puedan trabajar con lotes pequeños. Entiendo que esto también requeriría la creación de puestos de trabajo para ayudar con la gestión.

La formación también es necesaria, ¿verdad?

Cuando empezamos, nosotros no teníamos nada de formación. Las personas que empiezan hoy en día en horticultura esa base sí que la tienen. Ahora las productoras están bastante más preparadas de lo que lo estábamos nosotros. Y, a pesar de todo, los nuevos proyectos no acaban de asentarse. Yo veo a bastantes personas con interés por instalarse, de las escuelas agrarias salen cada año nuevas productoras potenciales, pero después, ¿a dónde van? No disponen de tierra ni de medios para poner en marcha sus proyectos. También me parece curioso que quien tiene tierra, en muchas ocasiones, no tiene interés por trabajarla, además de que hay mucha resistencia en alquilarla o venderla.

Desde la perspectiva que da una trayectoria de 3 décadas, ¿destacarías algún cambio en la producción hortícola ecológica?

Las cosas han cambiado mucho, comenzando por los productos fitosanitarios que tenemos a disposición los productores. Ahora hay más productos y son más específicos, aunque tengo mis dudas de que esto sea una ventaja: en horticultura ecológica, la base son las labores que haces. Si las prácticas previas no son buenas puedes acabar cayendo en los vicios de la producción convencional y depender de los fitosanitarios. En cuanto a las herramientas, diría que las “nuevas” herramientas que ahora tenemos a nuestra disposición siempre han estado ahí, pero nosotros no las conocíamos. Otro

cambio que he percibido, aunque en este caso no ha sido para bien, está relacionado con las semillas. Antes utilizábamos semillas convencionales porque no había ecológicas. Tengo la sensación de que aquellas semillas se adaptaban mejor a nuestras condiciones, a fin de cuentas, eran variedades cultivadas durante décadas en las huertas de Bizkaia. En la actualidad sí que disponemos de semillas de cultivo ecológico, pero en muchos casos no están adaptadas a nuestras condiciones, y nosotros cogemos lo que hay. No hemos empleado tiempo en hacer una selección entre todas las variedades disponibles y en mejorarlas, nadie se ha preocupado de ese problema, pero hacer ese trabajo es fundamental. Unido a esto, no se puede obviar el hecho de que con las variedades locales tampoco se ha hecho ningún trabajo de mejora, ni se ha impulsado su uso. Las variedades locales se han guardado, pero no se ha hecho una selección ni mejora y creo que es indispensable que ese trabajo se haga, que se fomenten y mejoren las variedades locales. Me viene a la cabeza el papel de Neiker en este asunto, están trabajando con variedades que se adaptan a las condiciones de Araba, pero deberían hacer ensayos también para ver qué variedades se adaptan mejor a las condiciones de la cornisa Cantábrica.

¿Hay relevo en Artizar?

De momento, no. Nosotros no tenemos descendencia y nuestras tierras son pocas para poner en marcha un proyecto, lo que dificulta que se dé el relevo. Nuestra intención es vender la casa e irnos a vivir al entorno urbano. Artizar es nuestro único patrimonio, entre los dos hemos invertido ahí el fruto de 80 años de trabajo. Y como no tenemos descendencia, tenemos claro lo que haremos con el patrimonio: fundirlo.

Para finalizar, desde tu experiencia, ¿Qué recomendaciones le harías a un proyecto que acaba de empezar?

Antes que nada, que comience por trabajar en una producción profesional, como práctica, para conocer qué problemas hay a la hora de producir y, sobre todo, cuáles son los obstáculos para vender. A fin de cuentas, si tienes ganas de trabajar aprenderás a producir. Pero la comercialización es otro asunto: tienes que saber qué tipo de producción hacer en función del canal de venta que elijas, porque no es lo mismo surtir a tiendas que hacer venta directa. Nosotros empezamos haciendo 2 mercados, esto era suficiente hace 30 años, pero no lo es a día de hoy. Es fundamental saber dónde te metes. Y, a ser posible, hacerlo colectivamente.

“Vendiendo sólo la leche de nuestras 23 vacas se podrían emplear a 2 o 3 personas, con la quesería nosotros teníamos 7 puestos de trabajo”

Helen Groome, ganadera y elaboradora de Karrantza

Inglesa de nacimiento, euskaldun de adopción y espíritu (nos atiende al teléfono en perfecto euskera), Helen aterrizó por estos lares a principios de los 80 del siglo pasado como una joven licenciada en Geografía e Historia que estaba trabajando en su tesis doctoral. Después vino un largo periodo de 2 décadas como técnica de gestión forestal y ganadera en el sindicato agrario EHNE Bizkaia, compaginado con el activismo antitransgénico (no en vano, fue una de las caras visibles de la resistencia contra los OGM en Euskal Herria) para acabar involucrada de lleno en la granja familiar de vacas de leche de su compañero César Valera y su cuñado José Valera: Vista Alegre Baserria, en Karrantza.

Tras 12 años de andadura, los lácteos de Vista Alegre han dejado de estar presentes en las cámaras refrigeradoras de tiendas especializadas y asociaciones de consumo ecológico: José se jubiló primero, y Helen le ha seguido en 2024. Han traspasado la quesería, pero la ganadería sigue en marcha, en ecológico, a cargo de los hijos de José. César también sigue en activo, aunque en un par de años también a él le llegará la edad de jubilación.

Helen, ¿cómo llega una inglesa a afincarse en un lugar como Karrantza?

Llegué a Madrid en 1982 con la idea de hacer mi tesis doctoral sobre la política de montes a nivel estatal. Por aquel entonces estaba todo por definir después de una dictadura de 40 años, y quería ver qué se preveía hacer en el Estado español. Uno de los capítulos era sobre la Comunidad Autónoma Vasca, un compañero de estudios andaluz me comentó que en Euskadi había mucho que investigar y me animé a venir. Entré en contacto con [el sindicato] EHNE Bizkaia con la idea de estudiar qué iba a pasar con los pastos de montaña y con las repoblaciones forestales. César estaba en aquel entonces en la ejecutiva de EHNE Bizkaia, surgió la afinidad entre nosotros y al final me acabé mudando a Karrantza.

¿Y cómo acaba una geógrafa como gestora de una quesería?

Después de 20 años en el sindicato, quería poner en práctica todo aquello sobre lo que había estado tanto tiempo teorizando: la desintensificación de la producción ganadera. El campo de pruebas lo tenía en casa, porque la granja de César y José ya estaba en ese proceso. Cuando me incorporé, decidimos poner en marcha una pequeña quesería para elaborar la leche de nuestras vacas. A la par, como paso lógico, nos dimos de alta como operadoras ecológicas. Cuando pasé a la acción y vi que la desintensificación funcionaba fue un chute tremendo. También fue muy satisfactorio formar un equipo de 5 personas, muy heterogéneo, en el que hemos tenido que aprender a comunicarnos, gestionar conjuntamente los conflictos..., a trabajar en equipo, en definitiva.

Con el cambio de modelo productivo, ¿Percibisteis cambios sustanciales en el ganado?

Hoy en día en Vista Alegre Baserria hay 23-25 vacas en ordeño; hace 30 años eran 40 vacas. En aquel momento se decidió bajar el número de cabezas para que la hierba fuese el centro de la alimentación. A la vez, ajustar el número de cabezas de ganado a la base territorial disponible facilita muchísimo la gestión de los purines. Este proceso se hizo poco a poco. Ir adecuándonos paulatinamente nos vino bien, ya que de esa manera vas viendo cómo cambian las cosas. Al bajar el número de cabezas empezamos a ver que teníamos menos abortos, menos problemas para que las vacas se preñaran, menos incidencia de infecciones como la mamitis (que no es que desaparezca, pero es más suave)... Los problemas de salud bajaron mucho, hasta el punto de que el gasto veterinario en nuestra granja, a día de hoy, es casi cero. Obviamente, esto se debe a que los animales no están tan estresados: disponen de más sitio en la cuadra, salen a pasto... Se pretende que los animales se adapten a la producción industrial, pero eso no tiene sentido. En cuanto a la leche, fui haciendo una recogida de datos sobre la calidad a lo largo de los meses. Cuando nos metimos en el proceso de desintesificación cambiamos la alimentación de las vacas para evitar los transgénicos, retirando del pienso la

soja y el maíz, y optando por otro tipo de proteína vegetal, como los guisantes, por ejemplo. Al principio vimos un vaivén en la calidad de la leche, hasta que al final se estabilizó dentro de unas fluctuaciones no tan marcadas.

¿Cuáles fueron las principales dificultades en esa transición?

Nuestra idea desde el inicio era hacer algo diferencial con la leche, Mikel Kormenzana (fruticultor, elaborador y ganadero ecológico de Orduña) fue muy importante para nosotros en este sentido, él nos hizo ver que con la certificación ecológica ya teníamos ese aspecto diferencial. Como ya habíamos hecho la transición hacia la desintensificación entrar en ecológico fue relativamente fácil, porque todo lo relacionado con el manejo ya lo teníamos adaptado. A pesar de todo, una de las dificultades más remarcables fue encontrar gente que quisiera trabajar en nuestro proyecto. En cuanto al ganado, lo que más trabajo nos dio fue adaptar las infraestructuras para cumplir con la normativa en lo que se refiere a la disponibilidad de espacio por animal. También fue complicado buscar alimento libre de OGM, aunque en general fueron cosas pequeñas. En este último aspecto, el de la alimentación, destacaría el acuerdo que tenemos desde hace años con Antonio Ruiz, agricultor ecológico de Aragón que nos suministra forraje. Es fundamental que haya relaciones estrechas y estables entre ganaderas y agricultoras, este es un aspecto que hay que cuidar mucho porque en determinadas épocas dependes del forraje que te puedan suministrar.

¿Y en lo referente a la quesería, fue muy complicado adaptarse a la normativa sanitaria?

No particularmente, aunque creo que, si la administración quisiera, se podrían simplificar determinados procesos y abaratar los costes para las empresas elaboradoras. Entiendo que en las industrias alimentarias tiene que haber un control efectivo, hay que cuidar muy bien la limpieza y el orden... pero hay cosas que, en mi opinión, sobran. Varios aspectos del APPCC puede hacerlos la propia em-

presa, sin tener que contratar (y pagar) esos servicios. A una pequeña quesería como la nuestra le puede suponer un gasto considerable. También depende de quién te toque: nosotras recibimos mucha ayuda por parte del técnico de Sanidad de Enkarterri, quien acabó por entender que la aplicación del APPCC no puede ser igual de para una gran producción industrial que para proyectos pequeños.

Por cierto, antes de embarcaros con el proyecto de la quesería, ¿sabíais algo de queso?

No teníamos ni idea. Mi cuñado José y yo asistimos a un curso organizado por EHNE Bizkaia con el maestro quesero José Luis Martín, que es alguien muy comprometido con proyectos pequeños. A raíz del curso le contratamos para que nos diera un intensivo de 2 semanas, y la verdad que en ese tiempo nuestros conocimientos se incrementaron de manera exponencial. Al final, el quesero acabó siendo José, y yo me acabé encargando de la administración: gestión del APPCC, contacto con las administraciones, la burocracia... Yo no hacía el queso como tal, pero me encantaba entrar en la quesería y aportar en la organización, ver que todo engranaba... esto me generaba una gran satisfacción. La verdad es que me encantaba el trabajo.

¿Qué tal se acogió un planteamiento rompedor como el vuestro en un valle en el que la ganadería está claramente dirigida a la producción intensiva?

Nuestro proyecto era muy nuevo en Karrantza. Subrayaría en este sentido la valentía de 2 ganaderos carranzanos, José y César, que se atrevieron a ir contracorriente a pesar de las resistencias, aguantando la presión psicológica a la que fueron sometidos por ello. En proyectos rompedores como el nuestro, donde vas por caminos no pisados antes, necesitas motivación extra y, si me apuras, ayuda psicológica. Todo esto, en un valle cerrado como el nuestro, es todavía más palpable. El esfuerzo y coraje de los hermanos Valera dio sus frutos y esto es algo que me alegra mucho. Además, aunque Vista Alegre Baserria

Ekologikoa, dena hobetzeko!

ya no gestiona la quesería, la granja sigue estando certificada en ecológico, que ya es algo.

¿Ha cundido vuestro ejemplo?

Que yo sepa, seguimos siendo la excepción a la regla. En nuestro caso se dio la coincidencia de que en la granja había 2 personas convencidas en cambiar de modelo productivo, el relevo, personificado en mis sobrinos, tenía los conocimientos para el manejo del ganado que se pretendía hacer, y yo aporté mis capacidades de gestión para llevar el papeleo necesario. Creo que necesitas todo eso para poder desintensificar una producción. Sin obviar el hecho de que también tienes que poder vender la leche a buen precio para que las cuentas salgan.

¿Cómo ves el sector primario en Karrantza?

Es una carrera contra el tiempo. Por detrás no viene nadie, y tampoco veo que vaya a haber gente interesada en un futuro próximo. Es una pena, porque se ha invertido mucho dinero, tanto privado como público, en adecuar las granjas a un modelo superitensivo, y si no hay relevo todos esos recursos empleados se van a quedar ahí. Considero que ese mismo dinero, invertido de otra manera, podría haber tenido un mayor retorno social para el valle. En su momento, Vista Alegre nace también de la desilusión de ver que el proyecto de comercialización común en Karrantza no cumple con nuestras expectativas. Nos hubiese gustado que la desintensificación se diese en todo el valle.

¿Qué falta para que la ganadería de Karrantza haga la transición a la desintensificación?

El ganado de leche, per se, es dedicación, por mucho que tengas tecnificada la explotación. Un robot de ordeño te puede liberar algo de esa labor, pero no te va a quitar el trabajo. Quien se incorpore a la producción ganadera tiene que tener claro que es condición indispensable aceptar que el ganado de leche es dedicación. Si te gustan las vacas, esto es lo que hay. En cuanto a que el modelo que prolifere sea el ecológico, para esto creo que tiene que cambiar la relación de fuerzas de la mano de una puesta firme y decidida por parte de la administración, a la par que la producción láctea se libere de determinados intereses que rigen, hoy día, el modelo productivo en Karrantza. La visión que yo tengo para el valle es que toda la producción fuera ecológica, pero no se hace esa apuesta, por no mencionar que la oferta formativa para que se pueda dar ese salto es inexistente. Otro tema es la desinforma-

Foto: www.vistaalegrebaserria.com

ción de la población consumidora, que se confunde en el marasmo de sellos y certificaciones, mensajes ambiguos y contradictorios...

¿El precio cambiante del pienso no es suficiente acicate para cambiar de modelo?

Yo creo que este tema también es otro factor para que las granjas cierren, una producción ganadera con estas perspectivas no es atractiva para las nuevas generaciones. Me da la sensación de que se pone como excusa que no hay relevo, pero el tema de la alimentación animal es clave. En momentos puntuales, las administraciones han podido solucionar problemas de suministro a las granjas, pero esto, ¿hasta cuándo va a ser posible? Mira, hace 4 años se hizo una rueda de prensa en Karrantza, en favor de una ganadería sostenible, y tal. Pues a Vista Alegre ni se acercaron. Lo que quiso mostrar la administración en aquel acto fueron ganaderías intensivas, que de sostenible tienen más bien poco porque dependen completamente de insumos externos. Tal vez, cuando las grandes ganaderías desaparezcan, habrá sitio para producciones más pequeñas y unidas al territorio, como las ecológicas. El problema es que a los nuevos ganaderos, en lugar de decirles, “mira, empieza con 6 vacas, vete haciendo un mercado seguro, estable, y luego, si quieres, amplias”, pues no, a los nuevos lo que se les dice es que tienen que entrar con 100 vacas, porque si no, no es rentable. En fin. Nosotros no empezamos elaborando el 100% de la leche, porque no teníamos mercado. De hecho, empezamos elaborando el 5%, y acabamos en un 90%. Pero en esa transición tuvimos que trabajar mucho el mercado, no puedes elaborar sin tener establecida una red comercial.

Hablando de rentabilidad, ¿Es factible una ganadería ecológica de leche si no se incluye en el proyecto la transformación?

Sí que lo es, pero es más rentable socialmente si añades la transformación. Con la cabaña de nuestra granja (23-25 vacas en ordeño), sólo con la leche se podrían emplear a 2 o 3 personas. Con la quesería teníamos 7 puestos de trabajo. Considero que generar puestos de trabajo en Karrantza, donde la gente se está marchando por las pocas perspectivas laborales que hay en el valle, es fundamental. También es cierto que los pequeños proyectos como el nuestro tienen dificultades para encontrar personas que quieran trabajar en ellos. No voy a esconder que el salario que podíamos ofrecer tampoco es que fuera muy alto, estaba algo por encima del mínimo, pero me he llevado desagradables sorpresas con gente que ha venido a informarse por alguna oferta nuestra de empleo, y nos ha trasladado que con esas condiciones prefiere seguir cobrando el subsidio. No me entiendas mal, yo estoy a favor de las ayudas, pero considero que las personas tienen que tener también una responsabilidad social, como individuo tienes que aportar a la sociedad, no solo coger.

Tal vez ahí entra también el tema de la dedicación que pide trabajar con ganado...

Pues tal vez sí, y tal vez no. Tienes que saber qué proyectos hay, saber dónde te metes. Nosotros no somos una multinacional, no nos hemos dedicado sólo a sacar dividendos, hemos trabajado más que nadie. Nunca nos ha gustado ser considerados como empresarios. Los fines de semana nosotros trabajamos, pero la persona que teníamos contratada para ir los sábados al mercado del Arenal de Bilbao libraba otro día de la semana. El encaje laboral en este tipo de proyectos es difícil, porque los horarios no pueden ser tan cerrados, hay que tener cintura. Eso sí, los domingos siempre los hemos respetado para que fueran libres. La actitud para con el trabajo que muestran algunas personas me parece triste, he tenido la sensación de pasotismo. Como mínimo, creo que

tienes que devolver algo a la comunidad. Yo he percibido que la gente sólo piensa en sí misma. Quiero el tiempo para mí, el dinero también para mi... Pero el futuro hay que construirlo entre todas. Me preocupa el futuro, queremos cambios, pero para eso hay que trabajar, involucrarse.

Ahora que dispones de más tiempo, ¿has podido hacer algo que no habías podido hacer hasta ahora?

Ahora tengo tiempo para hacer lo que quiero. Por ejemplo, siempre me ha gustado la huerta y ahora puedo emplear mi tiempo en ella. También podemos salir a pasear tranquilamente César y yo, cosa que antes no podíamos. César sigue involucrado en la ganadería, todavía le quedan un par de años antes de que le llegue la jubilación, pero está bajando su cuota de responsabilidad, haciendo el traspaso a los sobrinos, que serán quienes seguirán con la granja.

O sea, que el relevo es algo palpable en Vista Alegre

Sí, los hijos de José se están haciendo cargo ya de la ganadería. Ellos ya controlan prácticamente todos los aspectos de la gestión de la granja, pero siempre surgen dudas y por eso es importante que el relevo se materialice paulatinamente.

Para terminar, ¿podrías darnos un poco de información sobre cómo está el tema de los OGM ahora mismo?

Pues la verdad es que no estoy tan metida como antes, pero de vez en cuando me miro las hojas de Greenpeace y me voy informando. Es cierto que no se oye tanto como antes. Al parecer, a nivel europeo, se ha parado el fomento de los cultivos OGM, en estos momentos la superficie de cultivo que ocupan en el continente es testimonial. Es una buena noticia, se ha probado que la coexistencia no es posible. Sí que hay maíz transgénico, lo que supone un problema por lo que acabo de decir: la coexistencia no es posible y la siembra de maíz MON810 (el único transgénico que se sigue sembrando en el continente, modificado para que sintetice la toxina de Bacillus thuringensis) es un riesgo para todo el cultivo de maíz. Estamos en un momento de pequeño alivio, pero no hay que bajar la guardia. Entre 2019 y 2023, a nivel Estatal, la producción ha caído de las 107.000 ha a las 46.000 ha. Aunque la superficie haya caído en más de un 50%, el sólo hecho de que siga sembrándose maíz OGM supone un riesgo para el resto. Es una fuente de problemas. Sin obviar el hecho de que la visión de la industria para que los OGM estén presentes en todo tipo de cultivos, ya sean cereales u hortícolas, sigue ahí.

¿Por qué ecológico y local?

Dicen que a la hora de vender un producto hay que contar una historia, aunque ésta puede ser verdadera o falsa, de lo que se trata es de que el comprador se lo crea. En las redes sociales, además, no es para nada difícil mezclar la mentira y la verdad. En lo que se refiere a los alimentos, éstos pueden ser naturales, de baja emisión, obtenidos de animales que han pastoreado, sin certificación pero ecológicos... y si es un productor local, damos por hecho todo lo anterior.

Si es así y lo local es todo bueno por definición, ¿por qué algunos producto-

Euskadiko Nekazaritza eta Elikadura Ekologikoaren Kontseilua.

Consejo

res llevan décadas desarrollando su actividad de acuerdo con el modelo ecológico? ¿Y por qué el sello ecológico? La mayoría de las técnicas y fundamentos de la producción ecológica preceden al uso de los agroquímicos: el cuidado de la tierra mediante la fertilización orgánica, la diversificación de las producciones para aprovechar mejor los recursos, las rotaciones de los cultivos para evitar enfermedades y no agotar la tierra, los abonos verdes para devolver lo que extraemos de la tierra...

En cuanto al manejo de los animales, tradicionalmente las claves han sido las labores de prevención y el respeto a la fisiología animal, ya que era imprescindible mantener la salud de los animales, que debían vivir mucho tiempo, pero no se disponía de la actual gama de fárma-

Arrautza ekologikoek hobeto mantentzen dute freskotasuna, proteina gehiago dute eta gorringoaren kolorea naturalagoa da.

cos. La producción ecológica se basa en la sabiduría desarrollada antes de los agroquímicos. A la actual disponibilidad de maquinaria se ha sumado la investigación y los conocimientos técnicos. La llegada de las sustancias químicas ha expulsado estas técnicas preventivas tradicionales de la agricultura y la ganadería.

El modelo de producción ecológica está fijado por la normativa europea en toda Euskal Herria y el sello ecológico garantiza el cumplimiento de dicha normativa: priorizar estas técnicas tradicionales y preventivas y delimitar el uso tanto de las sustancias químicas como de los transgénicos. La Unión Europea ha adoptado la producción ecológica como modelo a extender y ha fijado el objetivo de que el 25% de la superficie de tierra agraria se trabaje según el modelo eco-

Esne ekoizpen maila txikiagoak, animalien ongizatea handiagoa izatea eta biziraupena hirukoiztea dakar.

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lógico para 2030. Impulsados por las administraciones, en Austria, Suecia, Italia, Suiza o Cataluña están cerca o ya han traspasado ese umbral. En la Comunidad Autónoma Vasca estamos en torno al 5% y esto tiene que dar que pensar.

Las preocupaciones por el medio ambiente y la salud han aumentado el negocio en torno a los alimentos ecológicos y ya proliferan las multinacionales. Por ello, es muy importante conocer los beneficios de incrementar la producción ecológica local en el camino hacia la soberanía alimentaria.

Artículo publicado en Goiberri el 13/09/2024

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