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ignacio goitia El clasicista rebelde

Ignacio Goitia (Bilbao, 1968) es un amante de la libertad. Y tal característica se manifiesta tanto en su obra como en su manera de afrontar la vida. “ Siempre me he resistido a las imposiciones, vengan de donde vengan. Ante la imposición, libertad para expresar la propia personalidad” , recalca.

Goitia se rebela. Hace unos pocos años sufrió un accidente con su moto. Pasó semanas postrado en el hospital. Con el alta médica fresca, y apoyado en una muleta, acudió a comprar una motocicleta más grande y más potente que la siniestrada. Ríe a carcajadas al recordarlo. El espíritu de James Dean vestido de Lord Byron.

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“Las vanguardias se convirtieron en el academicismo de hoy”, asegura sobre la pintura. Opta a menudo por el gran formato. En su interior sitúa impresionantes arquitecturas de la Roma o Grecia clásicas o quizá edificios renacentistas. Puede que asome el skyline de Miami al otro lado de las balaustra- das, o una jirafa relajada o un policía de tráfico norteamericano. “Pinto arquitecturas que hablan del poder. Y me interesa manifestar la presencia del pasado en el presente”.

Tras licenciarse en Bellas Artes en la Universidad del País Vasco realizó el doctorado en Historia del Arte y amplió sus estudios en Florencia, París o La Habana. Viaja a menudo. Precisamente los primeros viajes, largos, realizados en familia cuando era un niño, marcaron su futuro: Italia en coche, Florencia, Los Uffizi, El nacimiento de Venus de Botticelli, Roma. O Francia, París, El Louvre, la sala para los grandes formatos de Louis David, Delacroix o Gericault, La

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