LIBROS Y NOMBRES DE CASTILLA-LA MANCHA NÚMERO 396.

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Libros y Nombres de Castilla-La Mancha 396 entrega 8 de junio de 2019

Leyendas de Cuenca

Pepe Esteban

Templarios en Toledo

Un palacio en Almansa Risa y sonrisa

Muere

MÂŞ Luisa Mora Irene Castells OlivĂĄn


Pepe Esteban y las memorias literarias

La aparición del libro de José Esteban Gonzalo (Sigüenza, 1935) Ahora que recuerdo. Memorias literarias (Reino de Cordelia, 2019) nos permite el conocimiento en claroscuro de unos años vertebrales del siglo XX español, que se inician en el otoño madrileño de 1955, con el entierro del filósofo José Ortega y Gasset, y que avanzan por las trochas de los años que llegan a 2016.

Esa inflexión de esos años del otoño gris plomo y del tiempo frío como el metal, comentados memorialísticamente por Juan Benet en su Otoño en Madrid, hacia 1950(1987), se articulan entre el citado entierro de Ortega de 1955, y el de Pío Baroja un año después, en octubre de 1956, y componen el punto de arranque, como un resorte de muelle vivo, de los recuerdos capturados por Pepe Esteban

desde su establecimiento en Madrid para iniciar estudios de Derecho, hasta el pregón de la XL Feria del libro de ocasión. Recuerdos en los que en algunos pasajes se visualizan las coincidencias con el memorialismo madrileño del citado Benet: así tanto Baroja como Díaz Caneja, desfilan en ambas capturas y recuerdos. Pasando Pepe Esteban, sorprendentemente, por alto en ese comienzo del recuerdo sostenido, los años de su Sigüenza natal y, más aún, los años de la infancia y primera juventud, que coinciden con la más dura posguerra y con el proceso de despertar a la vida y a sus vértigos..

Contrasta esta omisión de recuerdos de infancia y juventud, con la visualización minuciosa y casi sosegada, desarrollada por Antonio Martínez Sarrión, con el primer tomo de sus memorias Infancias y corrupciones (1993) en su Albacete natal, o con la pretensión sostenida por Carlos Barral al querer incorporar al volumen de sus Memorias completas (2015) un capítulo agregado pero no publicado finalmente, que quiso denominar Memorias de infancia, para subsanar lo omitido en el primer volumen de su recordatorio, Años de penitencia (1975)

Y es que el formato memorialístico adoptado por Pepe Esteban opta por la colección sistematizada de cuadros de recuerdos de personajes procedentes del campo literario y artístico, entre los que hilvana su rememoración y


construye su memoria. Dando con esos pretextos, de nombres, libros y revistas, pie a divagaciones discursivas y a valoraciones del momento, donde se encabalgan, sobre todo, asuntos de estirpe editorial, de recogida de firmas para cualquier manifiesto antifranquista y de promoción de revistas e iniciativas culturales diversas, a las que tan dado fue Pepe Esteban: desde Poesía de España a Ruedo Ibérico, desde Ciencia Nueva a Turner, hasta sus colaboraciones, ya entre nosotros, con editorial Celeste o con Almud ediciones.

Y ese formato asociativo de recuerdos supone formalmente, una proximidad al trabajo desplegado por Caballero Bonald en Examen de ingenios (2017), donde el jerezano da cabida a retratos varios y picantosos de compañeros de viajes y de encuentros, que van desde Azorín a Baroja, pasando por Camilo José Cela y Juan Goytisolo. Esta modalidad de trazado de recuerdos, desde la configuración de retratos verificados sobre coetáneos próximos, ya la verificó Juan Ramón Jiménez en su obra Españoles de tres mundos, que aunque iniciada en 1942 no vería la luz hasta que Ricardo Gullón concluyó la edición en 1987.

Y por ello Pepe Esteban se acomoda a ese formato de un memorialismo impropio, o si se quiere un memorialismo indirecto, donde no abundan las opiniones personales y los

asuntos propios privados, como veremos más delante. Por ello memorialismo indirecto, o si se quiere memorialismo de editor, que se asoma a la ventana de su pasado desde las realizaciones propias y de otros autores, es decir desde su despacho editorial para exponer su posición en todo lo acontecido con esa distancia que confiere a lo escrito la estructura editorial. Todo ello, toda esa definición de memorialismo de editor, con todas las salvedades posibles en los diferentes ejercicios disponibles da cuenta de una forma especial de rememoración y de escritura. Una forma de escritura que da lugar a muchas omisiones, como ya tuvimos ocasión de apuntar en relación con el trabajo de José Corredor Matheos: Corredor de fondo (2016), ya mencionado en estas páginas, De memoria/ des-memorias, donde afirmaba sobre estos propósitos que: “todo se debe a la eficacia de la construcción del género memorias: ‘Hablar de aquellos con los que estuve’, para componer unos daguerrotipos eficaces o unos cuadros personales de alto relieve”. No olvidemos el papel de Corredor como editor y promotor, al margen de sus vetas poéticas y ensayísticas, y de aquí la referencia en ese quiere memorialismo de editor. Un memorialismo que bordea tanto las cuestiones literarias del propio texto como la transformación que todos los recuerdos experimentan cuando son escritos. El ya citado Carlos Barral, que fue editor magnifico y renombrado, no


sucumbe al listado enfilado de cuadros y confidencias, y arma los recuerdos con un material sensible, emocional y reflexivo, en el bloque de sus memorias entre las citadas de 1975 Años de penitencia, a Los años sin excusa (1978) y Cuando las horas veloces (1988). Algo parecido encontramos en el caso de otro editor de altura, como fuera Jaime Salinas en su trabajo Travesías 1925-1955 (2003), que limita pudorosamente a esos treinta años, no más, pero cortando los últimos. O incluso, el que fuera compañero de Pepe Esteban en la aventura editorial de Turner, Manuel Arroyo-Stephens produjo un trabajo memorialístico diverso con su excelente Pisando cenizas (2015). Donde da comienzo a sus elaboradas cenizas del recuerdo con acontecimientos de la madurez.

Otras piezas ubicables en ese memorialismo de editor, serían las entregas de Jorge Herralde, patrón fundador de Anagrama, con su trabajo Por orden alfabético. Escritores, editores, amigos (2006), y con el omnipresente Juan Cruz y su obra Egos revueltos. Una memoria personal de la vida literaria (2010). Que ya visualizan una la secuencia de referencias de amigos y escritores (Herralde) y otra la subrayada en el título vida literaria (Cruz). Y todo ello, todas las consideraciones del recuerdo ensartado en nombres propios configura un modelo de prospección sobre sucesos de muy diverso orden:

desde la fundación de una revista efímera, a unas conversaciones en el Café Gijón o en el pub de Santa Bárbara, desde un viaje insólito a la Unión Soviética a una rememoración de La Alcarria. Reflejando cómo la selección de diferentes cuadros y escenas vividas, tratan de constituirse en un hilo discursivo más externo que interno. Incluso, lo aseverado por Valle Inclán, “Nada es como es, sino como se recuerda”; a lo que podríamos agregar “Y como se cuentan esos recuerdos”. Dotando a ese memorialismo de un claro carácter ficcional. Como nos descubriera, sorprendentemente, una falsa novela, como fuera El joven sin alma. Novela romántica (2017), donde Vicente Molina Foix construye y rememora unos años locos, desde una propuesta que hermana la memoria con la ficción y con una enorme capacidad de involucrar al autor con lo narrado. Cosa que aquí se desplaza a un pudoroso segundo plano.

Y es que el ojo de Pepe Esteban trata de eludir las aseveraciones reflexivas personales, para llenarlo todo con la pintura exterior vista desde el momento de la escritura. Todo ello para enfatizar lo señalado en el umbral del libro con la cita de Moreno Villa. “En las memorias se escamotea la indagación del yo, el proceso evolutivo interno y externo del hombre, la confesión de la intimidad”. Dejando al descubierto huecos del pasado que no se rellenan, o lo hacen de otra forma. José Rivero Serrano


la existencia. Y ahora con estas imágenes en la mente María Luisa Mora, autora reconocida, hace de la poesía su lamento, ya lo ha hecho anteriormente, para dejar ese mensaje que también nos afecta a todos nosotros, por esas pérdidas que, según Gamoneda, duelen demasiado y, a veces, no se pueden compartir.

Mª LUISA MORA: “ELLA ESTÁ AQUÍ, LA SENTIMOS” EDITORIAL CELYA PUBLICA “LA SOMBRA ILUMINADA”, TOLEDO 2019. “Me hundo sin saber en qué me hundo”, escribe el poeta salvadoreño Jorge Galán. Y así es, a veces, la vida de los seres humanos envilecidos por el dolor, heridos por sus propias tragedias que ni son, ni deben ser, compartidas. María Luisa Mora, a su vez, comenta: “Hay cosas terribles en esta vida, pero llevar al hospital a tu hija, después de más de tres años de enfermedad, y que alguien te entregue, dos días más tarde, sus cenizas calientes para que te las lleves, en su urna cineraria, sobre tu regazo en el coche camino de casa, es como para volverse loca. Todavía me pregunto cómo sigo cuerda y en pie”. El producto de esta tragedia personal no es sólo un libro de versos sino, sobre todo, una manera de encarar, el resto de,

Su libro de hoy es “La sombra iluminada” y se compone de dos partes. “De la sombra” habla de la crueldad de una separación, del dolor de una madre, de las necesarias vivencias después de la gran pérdida, algunas anotadas durante la enfermedad de la hija: “No estabas en la luz”. Aparecen todas las oscuridades (“Pocos días duró el sol que acaricia…”), el silencio: “Cuánto duele la anchura de sus venas,/tu abismo…”), ciertas preteridas venganzas o la fatiga de la soledad:”…al final de todo, qué somos los humanos,/qué trigo cosechamos”). El profesor Santiago Sastre en un delicado pórtico recuerda que “la poesía de Mª Luisa Mora nos regala una luz emocionante, corpulenta, cosida con el hilo de un brillo especial”. Es Sastre quien nos recuerda que parte del libro está escrito cuando la madre asistía a su hija que “recibía el primer ciclo de quimioterapia” pero el resumen de la mayor parte de los versos es la identificación con el dolor de la enfermedad, la agonía de todos, y el recuerdo de los momentos inciertos. “…es una esquina de la calle,/una vida se extingue en el olvido”. Hay una poema especialmente sentido, el titulado “Derrota”, donde la autora se siente a punto de ser vencida por la


calamidad: “Aquí estamos:/ cargados de cadenas, pidiéndole un poco de piedad/al regente de esta tierra poderosa,/sin que nadie atienda nuestras voces”. Hay poemas como “Locura”, “Vejez” y “Muerte” verdaderamente tristes, valerosamente crueles, con recuerdos de los mundos anteriores y el espejo de un presente ingrato. Pero es en “Despedida” donde las lágrimas brotan a raudales: “Te decimos adiós./Tú que te vas de pronto,/hasta la alejada tierra de los ángeles”. Sastre dice “La idea es que las contradicciones están presentes, definen la vida y, asumiendo su presencia, es posible que surja la luz”. Precisamente “De la luz” es la segunda parte del libro y aquí, sí, la memoria parece concentrarse en una especie de conformidad, en una aspiración a eternidades mantenidas por la emoción de antiguos momentos de gozo. “Entonces qué inocencia,/qué mañana/de inmensos olivares,/de la luz que enciende/los ríos de sangre caudalosa” (“Juventud”). Ya en “Soneto de invierno” (Vitruvio 2016) la autora nos mostraba una abundante dosis de tristeza y ahora podría escribir los versos más tristes, como aquel de Félix Grande “”Entonces para qué he nacido”, ¿para sufrir, para ver el dolor en el rostro de las personas amadas, para contemplar la noche?. O para ver el amanecer y sonreír con las gratas rememoraciones. En “Esperanza” leemos: “Te esperábamos/ante el tren que traía/la luz como un regalo/en el interior de sus vagones”. Es como si las vidas anteriores pudieran borrar el fracaso de la muerte. Es ese “Triunfo” (“Conocimos tu cuerpo./Era tan bello el

triunfo/que nos hubiésemos quedado/para siempre/sobre las vibrantes palmas de tus manos”. Y una ilusión nueva tras la “Piedad”. Es el “Deseo”: “Ella está aquí. La sentimos./Y cómo cambia todo./Cómo cambia el color y la vergüenza”. En versos cortos, diáfanos, etéreos, el dolor se va desmenuzando, haciéndose interior y repleto de dudas, de insoluciones. Es el grito solemne de los desheredados del afecto, de los solitarios sin compañía o sin vitalidad. “Y la muerte/nadie la oía/pero hablaba muy cerca”, escribe Pere Gimferrer. Vivir un dolor profundo, caminar por la esperanza de una salvación con un final feliz y, al término, claudicar ante lo irremediable nos hace intentar demasiados interrogantes, buscar la armonía del pasado y conformarnos con la laxitud del presente. Un buen libro, triste, pero merecedor de una lectura detenida. Al fin, en el último poema, “Luz” aparece un resto de claudicante esperanza. “Echamos a andar y nada nos detiene./El peso de la sombra no nos sigue/ni tampoco el peso/de las palomas que arrasó la guerra”. Gracias, María Luisa.

Manuel Quiroga Clérigo


explicación global del significado simbólico de la construcción como verdadero Templo de la Fama, englobándola así en un contexto clasicista mucho más amplio y que floreció durante todo el siglo XVI en el territorio peninsular.

Óscar J. Martínez García Un palacio manierista en Almansa 228 pags. Edita: Instituto de Estudios Albacetenses, 2019

En el centro histórico de Almansa se yergue un monumento de extraordinario interés. La conocida como Casa Grande, fue en realidad el palacio de don Alonso de Pina, importante personalidad de la Almansa de la segunda mitad del siglo XVI. El edificio todavía es capaz de impresionar gracias a la potencia expresiva de su fabulosa fachada y a la elegancia de su patio interior columnado, destacando todavía a día de hoy como una de las construcciones más relevantes de toda la provincia de Albacete. Este texto se dedicará a estudiar los elementos iconográficos, heráldicos y escultóricos que pueblan la fachada, aunque sin olvidar los refinamientos constructivos del patio. Como objetivo último, en esta información se aportará una

Óscar J. Martínez García es doctor de Bellas Artes y licenciado en Historia del Arte, y desde hace diez años imparte clases de historia de la arquitectura, del diseño y de la fotografía en la Escuela de Arte de Albacete. Este es el segundo libro dedicado a la arquitectura almanseña que publica con el Instituto de Estudios Albacetenses. Web del IEA

José Talavera Cuenca de leyenda


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ISBN: 978-84-177975-5-3 Editorial Almuzara Fecha de la edición: 2019 Lugar de la edición: Córdoba. España 234 pags.; 21,95 €

¿Sabía que el crimen de Cuenca no fue uno sino dos, y tuvieron lugar con 13 años de diferencia? ¿Conoce los prodigios que han tenido lugar durante siglos en la laguna de Uña y que han aterrorizado al pueblo durante mucho tiempo? ¿Estaba al tanto de que la Monja de las Llagas era de la localidad de San Clemente, que tuvo todo tipo de episodios místicos, y que fue íntima amiga de Isabel II? ¿Ha visitado alguna vez la Cruz de los Descalzos de la capital conquense, fuente de historias terroríficas? 

Todas estas cosas y muchas más las podrá encontrar en este libro, en el que se hace un recorrido por las leyendas y misterios más interesantes e impactantes de la provincia de Cuenca, desde reyes míticos sumergidos en la Reconquista hasta nigromantes que volaban a Roma con la sola ayuda de un ángel protector, sin olvidar los muchos misterios que se pueden descubrir, o no, en el interior de la catedral capitalina. Una gran representación de estas historias se encuentran en estas páginas, adaptadas al lector actual y renovadas para que, cuando se visite de nuevo los pueblos de esta mágica provincia, se puedan ver con otros ojos o investigar los distintos parajes donde se desarrolla cada una de ellas. Web de Marcial Pons

Manuel Rivas Cabezuelo presenta “El Manuscrito Templario de Toledo

En el transcurso de un trabajo de investigación sobre la huella de los templarios en Castilla-La Mancha, Carlos Peralta se ve obligado a viajar hasta la Biblioteca Apostólica del Vaticano, donde un viejo tratado le pondrá sobre la pista del caballero templario Ramiro Velasco de Toledo, enterrado en el monasterio sirio de Mar Musa el-Habashi. A partir de la visita al monasterio, las vidas de Carlos y Ramiro se entrelazan en la búsqueda de viejos documentos secretos que contienen información vital para el pensamiento y la concepción actual del cristianismo. La historia está


descrita en dos épocas protagonizadas por Ramiro Velasco de Toledo, un caballero templario que se ve obligado a vivir los últimos días de la Orden del Temple a comienzos del siglo XIV y Carlos Peralta, un joven arqueólogo que en la actualidad encuentra los documentos secretos del templario, poniendo en riesgo su vida. Aventura, misterio, suspense y romances, se mezclan en esta segunda entrega de la trilogía “El Temple en el Campo de Montiel”.

LA CERCA Jueves, 2 de mayo de 2019

Teresa Cid De la risa a la sonrisa Aache Ediciones Colección “Letras Mayúsculas” nº 50 Guadalajara, 2019. 192 páginas. ISBN: 978-84-17022-80-8 Desde el principio nos dice la autora lo que pretende en su libro, que no es más que un acúmulo de recuerdos con los que elaborar esa patria a la que, cuando transcurre el tiempo, nos agarramos con fuerza, para que nos

salve de cualquier derrumbe. Los recuerdos de su infancia, de su adolescencia, de su juventud, una tras otra, con los debidos tempus obedientes y calibrados por natura. Ahora, en la madurez, reflexiona a costa de las anécdotas vividas, y llega a conclusiones, que son las certezas que se nos ponen delante cuando miramos la vida sin tapujos ni rencores. Este es un libro de anécdotas, en el que no caben invenciones, porque todo está vivido a golpe de latido cardiaco, con sabiduría y resignación. No busques, lector, una trama: ni sorpresas desternillantes, ni angustias escalofriantes. Va todo por su pie, como un manantial que no cesa. Se nota la vida en sus páginas, la evolución a través de las experiencias, la sabiduría a costa de los sinsabores. Es un libro amable y divertido, que a muchos servirá de reflexión sobre sus propias vidas. Cuando una obra, como esta de Teresa Cid, nos hace recordar nuestra existencia, las cosas que hemos vivido, para compararlas con lo que leemos, y se nos vienen nuestros propios recuerdos a la cabeza, es que hemos conectado, es que ha servido para algo. Así pues, este ”De la risa a la sonrisa” de Teresa Cid puede ser calificado como un sabio y amable libro: un libro lleno de vida y de sinceridad, de añejas esencias, de nostálgicas certidumbres. Que no es poco. Este libro se presentó en la Biblioteca Provincial de Guadalajara, palacio de Dávalos, el pasado mes de marzo.

Libros

Uno

por

bibliográfica 23-3-2019

Uno.

Revista


Muere la historiadora Irene Castells Oliván

Acaba de fallecer (1 de junio, 2019) la historiadora Irene Castells Oliván. Había nacido en Hellín (AB) en 1943, al igual que su hermano, el sociólogo Manuel Castells. Había sido profesora de historia contemporánea de la Univ. Autónoma de Barcelona (UAB); miembro del Instituto de la Revolución Francesa de París-I Sorbona. Especialista en historia europea del período 1789-1848. Sus trabajos se centraron en el estudio del liberalismo europeo, la Revolución Francesa y la revolución liberal en España. Entre sus publicaciones destacan La utopía insurreccional del liberalismo: Torrijos y las conspiraciones liberales de la década ominosa (1989), La revolución francesa, 1789-1799 (1997) y, junto con Antoni Moliner, Crisis del Antiguo Régimen y Revolución Liberal en España (17891845) (2000). Desarrolló su carrera sobre todo en Cataluña, pero no por ello iba a perder sus raíces castellanomanchegas. Que descanse en paz.

"Criaturas fabulosas", un nuevo título de la colección infantil-juvenil "Calipso" Escrito por Tomi Peinado e ilustrado por Isabel Carmona

El pasado 6 de mayo tuvo lugar la presentación del libro juvenil “Criaturas fabulosas”, editado por la Biblioteca de Autores Manchegos, de la Diputación Provincial, con el número 40 de su colección infantil-juvenil Calipso. Intervinieron, además de las autoras, David Triguero, diputado de Cultura, en representación de la institución editora, y Elisabeth Porrero, poeta. Tomi Peinado e Isabel Carmona, que ya habían colaborado anteriormente en el libro “El Encuentro. The Encounter”, publicado en 2016, vuelven a juntarse para presentarnos una obra en la que la magia y lo sobrenatural confluyen en las tres historias que forman “Criaturas fabulosas” y en las que los protagonistas son animales y personas extraordinarias que personifican la realidad de los sentimientos humanos más profundos. Un mundo mágico que la autora ha creado para el lector, y en el que acaba introduciéndose como si formara parte de él. Un auténtico canto a la imaginación y a la libertad, dirigido a lectores a partir de 12 años, magníficamente ilustrado por Isabel Carmona. Gabinete de Prensa

Diputación CR LyN CLM


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