De bolsillo La señora de la casa sabía que aquella vieja sábana no era otra cosa más que un fantasma. Quizás por eso, cada vez que la usaba, ella se acostaba desnuda. Quizás por eso, él se volvió dócil y permisivo. Quizás por eso, tuvieron mellizos: uno era rosado, chiquito, de carne y hueso; el otro, también era chiquito, pero blanco y de algodón, como todo buen pañuelo.
Gabriel Bevilaqua Zárate (Argentina) 78