Alcanphora Alcanphora huele a añejo, a cosas guardadas en baúles y vitrinas olvidadas. Sus calles y plazas, apergaminadas, se deshacen con sólo mirarlas, al igual que sus habitantes, que nunca se abrazan. Los niños nacen en probetas y lo hacen viejos y rancios. Grandes bolas de alcanfor colocadas en cada esquina intentan luchar sin éxito contra la polilla del tiempo. Se recomienda transitar por Alcanphora, descalzo y de puntillas.
Rosa Martínez Famelgo Valladolid 37