“Cuando junio llega, busca la hoz y limpia la era”
VERANO
2017
DL. VA1133/2008 SUMARIO: •
Fragmento “ En busca del tiempo perdido” P.1
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Novedades. P.2-3
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Ensayo. P.4
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Cine de humor. P.5
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Zona joven. P. 6-7
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Los Peques. Novedades. P. 8-9
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El Castillo P. 10
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Rincón del poesía. P. 11
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El Poeta. Lord Byron. P. 11
(…) Sentirme cómodamente sentado, percibir el buen olor del aire; no verme molesto por ninguna visita, y cuando daba la una en el campanario de San Hilario, ver caer trozo a trozo aquella parte ya consumada de la tarde, hasta que oía la última campanada, que me permitía hacer la suma de las horas; y con el largo silencio que seguía, parecía que empezaba en el cielo azul toda la parte que aun me era dada para estar leyendo hasta la hora de la abundante cena que Francisca preparaba y que me repondría de las fatigas que me tomaba en la lectura para seguir al héroe. Y a cada hora que daba parecíame que no habían pasado más que unos instantes desde que sonara la anterior; la más reciente venía a inscribirse en el cielo tan cerca de la otra, que me era imposible creer que cupieran sesenta minutos en aquel arquito azul comprendido entre dos rayas de oro. Y algunas veces, esa hora prematura sonaba con dos campanadas más que la última; había, pues, una que se me escapó, y algo que había ocurrido, no había ocurrido para mí; el interés de la lectura, mágico como un profundo sueño, había engañado a mis alucinados oídos, borrando la áurea campana de la azulada superficie del silencio. ¡Hermosas tardes de domingo, pasadas bajo el castaño del jardín de Combray; tardes de las que yo arrancaba con todo cuidado los mediocres incidentes de mi existencia personal, para poner en lugar suyo una vida de aventuras y de aspiraciones extrañas, en el seno de una región regada por vivas aguas; todavía me evocáis esa vida cuando pienso en vosotras; esa vida que en vosotras se contiene, porque la fuisteis cercando y encerrando poco a poco mientras que yo progresaba en mi lectura e iba cayendo el calor del día en el cristal sucesivo, de lentos cambiantes, y atravesado de follaje, de vuestras horas silenciosas, sonoras, fragantes y limpias! En busca del tiempo perdido Marcel Proust