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reflexiones finales

“La historia de la ciudad es la de su ESPACIO PUBLICO. Las relaciones entre los habitantes y entre el poder y la ciudadanía se materializan, se expresan en la conformación de las CALLES, las PLAZAS, los PARQUES, los LUGARES DE ENCUENTRO CIUDADANO, en los MONUMENTOS. La ciudad entendida como sistema, de redes o de conjunto de elementos – tanto si son calles y plazas como si son infraestructuras de comunicación (estaciones de trenes y autobuses), áreas comerciales, equipamientos culturales es decir espacios de uso colectivos debido a la APROPIACION progresiva de la gente – que permiten el paseo y el encuentro, que ORDENAN cada zona de la ciudad y le dan SENTIDO, que son el AMBITO FISICO DE LA EXPRESION COLECTIVA Y DE LA DIVERSIDAD SOCIAL Y CULTURAL.”

Jordi Borja y Zaida Muxi

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El desarrollo de este ejercicio nos ha demostrado que la gestación de un proyecto de tal escala y complejidad no resulta un proceso lineal, sino que es el resultado de una búsqueda constante de objetivos e intereses individuales y grupales que van más allá del resultado formal obtenido. El bagaje de la experiencia atravesada no se encuentra expresado en este trabajo, pero sin dudas representa para nosotros lo más valioso de este proceso. Entendemos el proyecto como una reflexión infinita que podría continuarse y profundizarse y dejamos abierta la posibilidad de seguir construyendo el camino del mismo. La profesión nos revela y nos transforma. El desarrollo del trabajo en un territorio con complejidades y necesidades tangibles sin duda movilizó y atravesó nuestra mirada. Creemos que es necesaria la construcción de una ciudad como resultado de un trabajo “de abajo hacia arriba”, que comprenda y reconozca el territorio, los usos y costumbres de sus habitantes y, que, mediante instrumentos urbanísticos y arquitectónicos, lo potencie. De esta forma, apostamos por una arquitectura que considere al equipamiento como espacio de representatividad ciudadana, como mecanismo para la creación de ciudades seguras. Una arquitectura que entienda el uso de la calle como espacio público por excelencia y que ponga en valor la necesidad y oportunidad de construir espacios de encuentro que promuevan las relaciones de otro orden entre los usuarios, edificios y ciudad, como sostienen los Smithson. Reflexionamos acerca de la vivienda entendiéndola como un espacio arquitectónico que propicie el encuentro, la vida comunitaria y habilite la adaptabilidad de sus espacios a distintos usos, distintos grupos sociales y distintos escenarios. Creyendo en la transformación respetuosa que valorice lo particular y la identidad concluimos este ciclo de aprendizaje universitario y continuamos, atravesados y movilizados por el camino recorrido, el viaje de la profesión.

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