Revista Pastorela Nº4 - Navidad 1990

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y de siembra de odios, derrochando vuestras riquezas en costosos armamentos, en J \

lugar de fomentar la paz, la concordia, y buscar el bienestar de vuestros subditos. Vos, Melchor, a quien la Providencia os hizo el regalo del petróleo en medio del desierto, tampoco obráis rectamente, pues malgastáis los millones que os proporciona ese oro negro en lujos y placeres, adquiriendo lujosísimos yates de recreo, auténticos palacios flotantes, mientras vuestros vecinos los etíopes y otros desgraciados mueren de hambre, de sed, y carecen de lo más elemental. Y no digamos Baltasar, quien invierte las escasas riquezas de sus subditos en armamentos para promover guerras y

destrucción, mientras vuestras pobres gentes mueren por (alta de alimentos, por la carencia absoluta de hospitales y de elementos sanitarios, en lugar de procurarse tractores para roturar las tierras, y cultivar e implantar nuevas técnicas de agricultura,

y levantar viviendas para los miles de vuestras gentes que sólo pueden cobijarse bajo chozas inmundas, propias de los primitivos tiempos de la humanidad. ■¡Basta, basta!- rugieron llenos de ira los tres reyes-. Este andrajoso muerto de

hambre nos está injuriando con todas esas mentiras y monstruosidades. ■ Digo la verdad -prosiguió con gran serenidad el justo José-. Yo hablo en nombre de mi Hijo, el enviado de Dios, porque no ve en el mundo más que iniquidades,

odios, guerras, y olvidáis que lo que más enaltece al hombre es la práctica del Amor, de la Bondad, de la Justicia, de...

Con los ojos llenos de ira los tres inicuos reyes intentaron agredir a José abalanzándose sobre él, pero, ¡Oh prodigio!, en este preciso instante un hada benéfica, casi milagrosa, se apareció portando en sus manos una varita mágica que desprendía vivísimos destellos. Extendió la varita sobre el grupo de José, María y el Niño y éstos desaparecieron como por ensalmo.

Los tres reyes quedaron como aterrorizados; se tapaban los ojos, deslumhra dos por la luz esplendente de la varita, cayendo de hinojos, llenos de terrory de sonrojo.

- Desdichados -habló la enigmática hada en tono de gran majestad-. Vuestro orgullo y maldad os han traicionado. En adelante sed un poco más humildes, practicad

el bien, favoreced a los menesterosos, implantad la justicia en vuestros reinos, y

entonces seréis dignos de ser recibidos por Aquel que siendo Hijo del Altísimo quiso nacer como el más pobre de los vivientes. Oue vuestra divisa sea de ahora en adelante esta: PAZ, AMOR Y JUSTICIA.

Y dicho esto aquella maravillosa hada desapareció, dejando confusos, aver gonzados a aquellos tres ensoberbecidos reyes.

Con el rostro desencajado salieron del garaje. Ni siquiera se despidieron mutuamente. Montaron en sus respectivos vehículos y desaparecieron del lugar, sumidos en misteriosos pensamientos y reflexiones. lOjalá que en lo sucesivo cambien sus modos de gobierno y pongan en

práctica el lema de la famosa hada: Paz, Amor y Justicia!.

Y... colorín, colorado, este cuento navideño se ha terminado.

CASES Us desea Felices Fiestas y Próspero Año Nuevo

C/ Dos de Mayo, 2 - Bc El Palmeral, 5 -Tels. 531 08 65-531 18 39 CALLOSA DE SEGURA


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