Impreso por Beatriz Pulido Flores. Prohibida su reproducción.
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EL MUNDO. LUNES 27 DE DICIEMBRE DE 2010
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CON MUCHA CARA / «Nunca debería negociarse con la salud» / «En la cuestión de las epidemias se ha avisado tantas veces de que viene el lobo que cuando venga de verdad se va a poner seria la cosa» / «Los virus son demasiado chiquitos; aún no logré entender su psicología» / «Uno triunfa ante los ojos de los seres que ama, y ante ellos uno cae»
MANUEL ELKIN PATARROYO / MÉDICO E INMUNÓLOGO
«No aspiro a ser ningún santo» BEATRIZ PULIDO
De una amabilidad apabullante, Manuel E. Patarroyo parece inmerso en una cruzada contra la enfermedad. Descubrió la vacuna contra la malaria pero no se conforma. Hace unos días recibía el Premio Haz Tu Acción, entregado por AISGE. El doctor se mostraba encantado «Vine a dar las gracias, no sólo por el premio, sino por el apoyo que me ha dado España». Pregunta.— ¿Qué anda buscando ahora? Respuesta.— Sólo tengo un proyecto de vida: tratar de encontrar una metodología lógica, racional y matemática para desarrollar todas las vacunas. Ahí me moriré. P.— ¿Y cómo va? R.— Este año entregaremos las primeras reglas. P.— ¿Tiene usted sucesores? R.— Muchísimos. He educado a más de 1.000 investigadores en mi país. Desgraciadamente allí no se dan las mejores condiciones para ello, algo que ha mejorado drásticamente en España desde hace 25 años. P.— ¿Cuál es el mal del ser humano? R.— Se expresa a nivel de la envidia, la avaricia, la rabia, y el resto de los pecados capitales. Algo de eso nos toca a cada uno y algo tiene de genético, igual que la bondad. P.— Reza, ¿a qué clase de Dios? R.— El mío no tiene forma. Creo en un Dios superior, mi familia es católica, pero nunca nos adscribimos a ninguna iglesia en particular. P.— ¿Y qué le pide? R.— Que me enseñe cuál es el camino correcto. Hasta ahora creo que no se ha equivocado (se ríe). Hace décadas lancé ideas que en su momento eran revolucionarias. Tenía muchas dudas pero hace un par de años se demostró que eran acertadas. P.— ¿La enfermedad es un negocio? R.— Desgraciadamente sí. Nunca debería negociarse con la salud. Las multinacionales nos vendieron las vacunas de la gripe h1n1(A) obteniendo unos beneficios morbosos, nos quieren vender la del papiloma, nos querrán vender la de la malaria y todo lo que quieran. P.— ¿Y qué es lo peor? R.— Lo peor es que se ha avisado tantas veces de que viene el lobo que cuando venga de verdad se va a poner seria la cosa. P.— No tardaron mucho en aprobar la vacuna de la gripe A.
R.— Para que obtuviera todos los permisos de mi vacuna me demoré 6 años y ellos tardaron 15 días en sacar la h1n1. P.— Da la sensación de que a veces parece no se quisiera investigar demasiado. R.— Lo que ocurre es que la industria farmacéutica siempre busca comprar un producto terminado, que el costo de las investigaciones lo financien las universidades o los Estados y cuando ya esté hecho el producto entran a llevarse los beneficios. P.— Es usted el azote de la industria farmacéutica. R.— No, no me interesa azotar a nadie. Sería suicida ponerme en contra de un poder semejante. Yo camino al margen. P.— Ha sonado usted para el Premio Nobel muchas veces. R.— Nunca lo he perseguido. El único premio que quise ganar fue el Príncipe de Asturias, era un premio con el que se reconoce a los de casa. Uno triunfa ante los ojos de los seres que ama, y ante ellos uno cae. P.— ‘De las bacterias en adelante sólo buscamos reconocimiento y afecto’, decía usted. R.— Donde nos equivocamos es en la manera de obtenerlo, el dinero tiene buena culpa. P.— ¿Y los virus qué buscan? R.— (Se ríe) Son demasiado chiquitos; aún no logré entender su psicología. P.— El hacer cosas por los demás dicen que es una de las condiciones para la felicidad. R.— Es que es muy satisfactorio. Nunca qui-
«La gente no sabe que estuve dos años y medio rayando entre la vida y la muerte por una enfermedad bacteriana»
Manuel Elkin Patarroyo, descubridor de la vacuna contra la malaria. / ÓSCAR MONZÓN
RETRATO Origen. Colombia, 1946. Currículo. Es médico catedrático de la Universidad Nacional de Colombia y profesor adjunto de las Universidades de Rockefeller de Nueva York y Estocolmo en Suecia. Fundador y actual director de la Fundación Instituto de Inmunología de Colombia. Pese a las ofertas que recibió por su descubrimiento de la vacuna
contra la malaria, cedió la patente a la OMS. Premio Príncipe de Asturias, que recibió en 1994. Aficiones. «Soy coleccionista de arte, me fascina la plástica, soy muy visual». Debilidades. «Mis hijos y mis nietas». Defectos. «Pienso mucho en los demás y poco en mí mismo». Virtudes. «Puede ser el propio defecto».
se hacer algo distinto que tratar de resolver los problemas universales para el bienestar de la humanidad y en medio de eso logré avanzar algo y eso me hace muy feliz, pero me olvidé de mí y me encontré con enfermedades a las que no puse cuidado. P.— ¿Qué le pasó? R.— La gente no sabe que estuve dos años y medio rayando entre la vida y la muerte por una enfermedad bacteriana que cogí y que descuidé. Salí de ello hace año y medio. P.— ¿Se moría? R.— Eso le dijeron a mi familia, pero yo pensaba que no tenía derecho a morirme porque aún no he terminado lo que tenía que hacer. P.— ¿Le ha cambiado algo esa enfermedad? R.— (Se ríe) Nada. Ha conseguido que yo vaya más deprisa, que camine más rápido. P.— Si hubiera unos cuantos como usted arreglábamos el mundo. R.— Pues no aspiro a ser ningún santo. P.— ¿Piensa usted alguna vez en las vidas que ha podido salvar? R.— No porque no me dejaría vivir, pensaría en las que aún me quedan por salvar. Nunca paso cuenta de cobro.