PAGINA CUATRO
E L DI A
LA ISLA Y LOS BARCOS
Miércoles, 20 de Agosto de
ACE 50 ANOS
E AGOSTO DE 1919 ZARPO DE NUESTRO PUERTO CON RUMBO A SANTA CRUZ DE IA PALMA Y SANTIAGO DE CUBA Llegó a Santa Cruz con 724 pasajeros a su bordo. Aquí embarcaron 212 y en el puerto palmero lo hicieron otros 106 w Anocfoe, a las once, entró en este .puerto, procedente de la Península, el vapor de la Compañía de Pitillos "Valban-era", e<n el cual se han embaTeado con destino a La Habana y Santiago d« Cuba numerosos emigrantes". Esto decía el diado **La Pírensa" en su edición correspondiente al 19 de agosto de 1919, Con el "Valsanera" ocuparon el puerto en aquella fecha —preludio de otras más tristes— los también trasatlánticos españoles "Manuel Cairo" y <eMa»nuel L. Villaverde" que, igualmente, con rumbo a La Habana el primero, y de Cádiz el seguido, sestearon en la bahía mientras carboneaban y hacían la aguada, En el muelle Sur operaban los cargueros "sGlenñnlas", M *DÍ!ctator y el vapor correo "Rema Victoria", mientras que, cerca de la playa de San Antonio, permanecían fondeados los fruteros "Tacáronte","tkia-ttche", "Águila de uro" y "Taoro". En la ^marquesina", cerca de los "viveros" de altas arboladuras, se encontraba la goleta española "Nati" que, eon carga en tránsito, había llegado por la mañana de acribada forzosa. El "Valbanera" se preparaba para, 'sin saberlo, cruzar el Atiá-ntico por última vez, para dejar su estela efímera sobre las azules huertas de la mar y —al mismo tiempo— el luto y la tristeza en centenares de del ArcháDÍélagO V la
Por Juan Antonio Padrón Albornoz guañadora esperaba el momento de actuar, mientras, poco a poco, el negro penacho del "Valbanera" se borraba lentamente en el horizonte,
Historia de una naviera El "Valbanera" lucía en su chimenea, negra, la cruz roja de San Jorge sobre blanco que, aún, es distintivo de la vieja naviera. Las actividades marítimas de la empresa comenzaron en Cádiz a mediados del pasado siglo. Fueron primero veleros, escualos y cuchillos, los que navegaron bajo lonas tensas y repletas de viento y luz. América y Filipinas eran por entonces las metas de la marina mercante española. Y allá fueron los espléndidos, silenciosos veleros —con la roja níatrícula de Cádiz a tope— hasta que, en 1887, se registró oficialmente la Pinillos, Saenz y Compañía. El mismo año, Isa naviera adquirió su primer vapor, el inglés "Lamperts" —de la Pyman, Bell and Co.— que, rebautizado "Apolo", se incorporó seguidamente a servicio. Era éste, barco de 2,020 tonela das que, construido en 1878 en los astilleros de la W. Gray and Co., sólo se mantuvo en la flota de la flamante naviera
Tras el "üigutl M. Pinillos'1 se adquirieron nuevas barcos, ya estos para el transporte de pasajeros en la línea de América y Filipinas. Con una excep ción —el noruego "Olora" que fue rebautizado "Pío IX"— los demás, "Conde Wifredo", "Mar tín Saenz"? "Catalina" Barcelo na" "Cádiz" y "Manila", fueron barcos todos de nueva construc ción y, también todos, procedentes de las gradas de la C. Connell and Co.? de Port Glas gow. Después de la guerra con Es tados Unidos, las navieras espa ñolas sufrieron lógica crisis en cuanto a fletes respecta. También decreció el número d*e pasajeros y, por tanto, Pini líos vendió sus mejores unida des a la espera de tiempos más propicios para el negocio marí timo. Los "Barcelona" y "Cá diz" fueron adquiridos por el Gobierno argentino y, con los nuevos nombres de "Pampa" y "Chaco" fueron agregados co mo transportes a la Marina de guerra. El "Manila'*, gemelo de los anteriores, fue comprado por la naviera inglesa Donaldson Line, de Glasgow y, rebautiza do "Salada", pasó a la linea del Canadá. La Pinillos quedó solamente con los "Miguel M. Pinillos", "Pío IX", "Conde Wifredo", "Martín Saenz" y "Catalina".
Estas dos unidades fueron el canto del cisne de la navie ra pero, de todas maneras, sig nficaron un reto a la Trasa tlántica Española que? también mantenía línea similar, si bien con escalas en nuestro puerto. Los "liners" sostuvieron bien la rivalidad de los horarios de la línea y la competencia de la emigración, el pasaje de lujo y la carga. Eran cuatro los tra satlánticos españoles que, es pléndidos todos, hacían la línea Brasil—Plata. Los de la Trasa tlántica iban de un solo golpe de hélice desde Santa Cruz a Montevideo mientras que los de la línea Pinillos tenían que escalar, tanto a la ida como a la vuelta, en puertos brasile ños.
Los preludio de la tragedia Las tierras americanas, tan to como las del Sur como las del Caribe ardiente y huraca nado, fueron siempre —lo son aún™ imán para el isleño an sioso de trabajar para, al cabo de los años, volver a su isla. Entonces el tinteneo de los au reos centenes tentaba a lo«? olí**1 emprendían la aventura amen cana pero, sobre todo, a los ca narios que —de antiguo, casi por tradición familiar— ponían su vista en los campos de Cu ba. \
y, además, la mar les había aba tído sobre tierra. Iban, sin sa berlo, rumbo a la muerte. El "Príncipe", lanzado a 18 nudos por sus dos poderosas alternativas, se acercaba a la tierra. En una aclarada, se vio la luz a un cable y a mucha al tura. No había tiempo de caer a babor y zafarse de peligrosa baja que, por estribor, les des trozó muchos metros de costu ra en el plancha je. Material mente se estrellaron y, sólo 143 personas se salvaron del triste naufragio. El 5 de diciembre del mismo año, en ruta de Nueva Orleans a Barcelona, el "Pío IX" se en contró con un fuerte temporal y, durante él, comenzó a correr se la carga en las bodegas. Con una fuerte escora a babor, el ve terano solicitó auxilio por ra dio y fue el "Buenos Aires" —de la Trasatlántica Españo la— el que, cerca de su posi ción, viró en redondo y puso proa, a la máxima, hacia él. Pero pese a todos los esfuer zo$ por parte de la dotación del "liner", el "Pío IX" se fue acostando sobre las olas coro nadas de espuma y, poco a po co desapareció con 40 hombres entre pasajeros y tripulantes
El trasatlántico español "Valbanera" que, con 488 pasajeros a su bordo, naufragó en septiem bre de 1919 en ruta de Santia go de Cuba a La Habana.
ees, el recién creado Comité del Tráfico Marítimo había re quisado la flota de Pinillos» con excepción del "Infanta Isabel" para el transporte de trigo de Buenos Aires a Canarias y la Península. Mientras, el "Infanta Isabel" establecía una escala en Bur déos y, en todos los viajes de ida, tomaba a su bordo un mi llar de soldados americanos —pertenecientes a las fuerzas destacadas en Europa— que luego eran desembarcados en Nueva York. Eran los tiempos de la cele bre "gripe española" y la Pren sa de entonces se hizo eco d-e los viajes realizados a Cuba por los "Cádiz" y Barcelona" que, con enfermos a su bordo, llegaron a Santiago y obligaron a una serie de medidas s-anita para evitar la/extensión de Los años de mar del lariasepidemia. "Valbanera" La "gripe española" fue tam bien causa de que el capitán Dura ¿líe I4&8 la primera gu-e don Ramón Martín Cordero, de rra mundial el "Valbanera" na 34 años de edad, dejase el man vegó en la línea de América do del "Balines" —antes había Central. mandado el "Martín Sáenz"— El 3 de enero de 1919, apro- y se hiciese cargo del "Valba
Leoncio Rodríguez publicaba en su tercera página el siguien te telegrama: "Dicen de Cádiz que circulan allí rumores de haber naufragado el "Valbane ra", en la travesía de Puerto Ri co a La Habana. Espéranse con ansiedad noticias de lo ocurrí do" El rumor se confirmó al día siguiente cuando desde Madrid nuevos telegramas agregaban que se desconocía el paradero del trasatlántico y que, con to do fundamento, se temía hubie se sido sorprendido por un tem poral en el Golfo de Méjico. Pero de La Habana vino la confirmación de la triste nue va cuando, en la sede de la na viera en Cádiz, se recibió una comunicación del Gobierno cu baño anunciando que habían re gresado los cañoneros "Cuba" y "Patria" que, con un destruc tor americano, habían realizado, sin resultado alguno, un am plio reconocimiento en la zona eonr'pr elidida er**r« las is1;^ Tortugas y los cayos de Laha ma, Comenzaba a tomar fuerza el presentimiento de una trage
bañera, don Ramón Martín Cor dero. Con su hija, de tres me ses, había hecho viaje con su esposo desde Cádiz y aquí pasa ba una temporada con unos fa miliares. Desde Santa Cruz de la Palma escribió a su esposa una carta en la que, al mismo tiempo que le rogaba enviase una foto de la niña a La Haba na, decía que, "de no perder la vida en este viaje", en el de vuelta tendría el placer de abrazar a su hija. Ya entonces la pérdida del "Valbanera" era noticia de pri mera en los periódicos que ante la duda, la habían relegado pri meramente a páginas interio res.. Entrevistada la esposa del capitán, cuando citó este parra fo de la carta añadió: "No pare ce sino que mi marido tenía el presentimiento de una des gracia". Y desgracia fue la pérdida para muchos, muchísimos hoga res de Canarias, CmJidfi el "Y«u>a-ie-.:a"' Mm escala en Las Palmas, ya lleva ba a su bordo 573 pasajeros; allí embarcó 251, de los cuales 169 se dirigían a La Habana y los 82 restantes a Santiago d<e Cuba.