

Edición n°12 Julio 2022
Edita
Al. Battelli Karina Noemí
Presidente
Universidad Nacional de La Plata

Vicepresidente
Facultad de Artes
Director
Cátedra Rollie
Consejo editorial
JTP Carricaburu Juan Matias
JTP Dallachiesa Edgardo
Auxiliar Docente Rizzardi Licia
Jefe de redacción
Taller 3B
Contacto bumexplosiondeideas@gmail.com

www.bumexplosiondeideas.com

221-xxx-1900
Taller 3B
Alumna Battelli Karina Noemí








El proyecto ventanas se expuso por primera vez en Junio de este año. Sin embargo es una idea que Leonardo Gauna ha venido pensando desde el año pasado. “Las ideas para mi precisan tiempo para hacerse, y sobre todo, un tiempo para pensarse. No estoy diciendo nada nuevo. Me pareció una buena oportunidad llevar el proyecto de dibujar sobre vidrios y ventanas cuando |el Espacio Acá (de arquitectura) de la ciudad de La Plata, que funciona como una extensión del Mumart, me propuso armar una exposición. Mi trabajo en hoja para gráficas o diseños, e incluso las historietas que hago, no tenían relación con la arquitectura. La idea de dibujar en las ventanas si tenía una relación más directa con la institución, así que esa fue la propuesta, y me la aceptaron.”
El proyecto nació como una iniciativa de vincular su trabajo con el entorno, de la manera en la que los murales participan en el contexto urbano y social, y que gran explosión tuvo el año pasado en la ciudad. “Entonces esa era mi principal meta, comunicar, encontrar un espacio donde vincular mi trabajo y experiencias que vengo trabajando (como la de dibujo en vivo) con el contexto urbano, social, etc.
Para poder llevar esto acabo realicé una convocatoria abierta de ventanas y vidrios. La gente mandaba fotos de sus ventanas, coordinábamos un horario, y la ventana era dibujada. Mayormente se privilegiaba la selección de una franja horaria que potencie la perspectiva que la ventana ofrecía, y la caída del sol, el clima, la luz, etc.
Esta fue la primera etapa del proyecto, que tendría como principal concepto de obra el registro fotográfico, tanto del acto de dibujar las ventanas, como el horario del día, o la circunstancia que la ventana refleje. Ese es un eje importante en el proyecto, dentro de cada ventana dibujada, cada nueva foto es una nueva obra, ya que cada una guarda un efecto circunstancial y personal del momento fotografiado, conservando el dibujo, y sobre todo el contexto.”
“Otra circunstancia a la que quise apuntar con este proyecto es acerca de la disciplina misma de dibujar. Me parece que hay un gran concepto en la práctica de dibujar, que no es solo la línea la que lo marca, sino también el espacio en blanco que encierra (en el caso de una hoja). Para mí el verdadero dibujo es aprovechar ese blanco, usar más el blanco que la misma línea. La línea, o lo que el ilustrador haga con ella, es solo el señalamiento de algo más importante, el blanco, o el objeto que describe dibujándolo.
Dentro de este contexto en el cual desarrollo mi trabajo, mi objetivo con el proyecto ventanas era poner en evidencia esta relación. El reemplazar la hoja por un vidrio es para mi como trabajar sobre un collage, sobre el trabajo de otro, sobre algo ya realizado, en si sobre el paisaje que todos conocemos. Y para mi dibujar es eso, es aportar algo más, personal, pero a la vez de todos.”

"(...) principal concepto de obra el registro fotográfico, tanto del acto de dibujar las ventanas, como el horario del día o la circunstancia que la ventana refleje"




"El reemplazar la hoja por un vidrio es para mi como trabajar sobre un collage, sobre el trabajo de otro, sobre algo ya realizado, en si sobre el paisaje que todos conocemos."

Las obras de un camaleón urbano
Banksy: es la firma que remite a un grafitero enigmático, cotizado, criticado, admirado, perseguido y comentado; misterioso y escurridizo artista callejero. (Aún más para nosotros que nos acercamos por Internet. La distancia aumenta la leyenda)


El personaje Banksy: su mejor obra, su mejor broma
En estos tiempos de tanto esmero en la presentación pública del sí mismo, de sobreabundancia de visibilidades, de corporalidades sobreexhibidas; se construye a sí mismo de modo evanescente: como sombra entre sombras se mueve por las calles en horas inciertas con sus aerosoles y plantillas; artista también del camuflage, experto en pasar desapercibido, en ser uno más entre la multitud; anónima figura
pública que se sostiene con obras y rumores. Un hombre blanco, dicen... un inglés nacido en Yale, Inglaterra, dicen...que formó parte del boom del aerosol del Bristol de los 80`, dicen...; que su nombre puede ser Robert Bank o Robin Banks casi como robbings banks (robando bancos) ...; que no se sabe realmente quién es, que no se tienen datos autoconfirmados de su biografía, que se ignora su verdadero rostro...

aunque al mismo tiempo se dice que es rubio, como de 35 años, que se viste con ropa propia de la cultura hip hop, que en noviembre del 2007 fotos de él fueron publicadas en medios de comunicación.
¿Qué pretende con es invisibilidad buscada? ¿Permanecer fiel al anonimato de su origen grafitero? ¿Invertir y confrontar la actual hipervisibilidad mediática? ¿Reírse de unos y de otros? ¿Gastarnos una broma, la mejor, la de Banksy, el artista inexistente? ¿Venderse como nadie? Lo que sí se sabe, en parte gracias a lo que relata en su libro Wall and piece (Muro y pieza) es que desde muy joven formó parte de la vivísima cultura de la pintura callejera de Bristol, tal vez junto a Birmingham, la más talentosa de todo el Reino Unido. Cuenta allí que comenzó empleando la técnica del spray aplicado directamente a la pared, hasta que una noche decidió cambiar. Así lo explica: “Estábamos poniendo ‘SIEMPRE LLEGA TARDE’ en el vagón de pasajeros de un tren. De repente llegó la policía y salimos corriendo. Pero yo me arañé con las espinas de un arbusto y no me dio tiempo a llegar a nuestro coche. Mis amigos se fueron. Yo me escondí debajo de un camión de basura. El motor estaba a la altura de mi cara: un hilillo de aceite se filtraba y me caía en la cabeza. Estuve así durante una hora, mientras oía a los polis andando por los raíles, buscándonos. Decidí cambiar de táctica o dejarlo: tenía que tardar menos tiempo en pintar. Entonces vi que el tanque del motor del camión tenía letras pintadas con una plantilla. Yo podía hacer lo mismo con letras mucho más grandes”. Desde esa noche, Banksy hace plantillas con cartones que coloca en la pared y que luego rocía con el spray de pintura de coches. Con esa técnica simple, directa, rápida e impactante ; se dedicó primero a llenar las calles y parques de Bristol con ratas de espíritu crítico y burlón que hacían de todo: filmar a los transeúntes con cámaras, oír música, bailar, volar, romper con tenazas imaginarias candados de puertas de verdad... Se integraban en el paisaje urbano (en los buzones, en las alcantarillas, en los picaportes de las puertas) para burlarse de él, para criticar los carteles que prohibían esto o lo otro...al modo de los Ad Jammers (movimiento que deformaba imágenes de anuncios publicitarios para cambiar el mensaje).

Había nacido Banksy
En el 2000 organiza su primera exposición, en un restaurante-barco llamado Severnshed. Después se muda a Londres, ciudad que también llena de dibujos, para viajar luego a Los Ángeles, San Francisco o Barcelona. Su fama y su cotización creció. Tanto que los admiradores locales que compraron en Severnshed obras suyas por 100 libras las revenden ahora por 30.000. Frente a esa historia, a nosotros como a muchos, nos ronda una pregunta: ¿quién(es) está(n) detrás de Banksy? Después de todo, lo que hace necesita de otros; de amigos, aliados, cómplices. Sin ellos, tampoco sería lo que es.

Palestina, Banksy plasmó su denuncia citando palabras textuales "La mayo prisión al aire libre que existe en el mundo"

Blanco uno: los muros
Percepción entrenada en descifrar el paisaje urbano la suya como la de cualquier artista callejero; aprovecha al máximo las potencialidades expresivas que le ofrecen las superficies de paredes y muros. Un edificio a medio derruir, un orificio, una pintura
descascarada que deja ver ladrillos gastados, caños, marcos de ventanas, puertas, rejas, etc.; son para él formas a desplegar, puntos de partida para sus intervenciones que por lo visto tienen mucho de conocimiento del terreno y por qué no de planificación. Pareciera que si bien toda la ciudad deviene en materia
prima para su obra, su visión imaginativa selecciona, filtra aquello que el azar pone a su paso. Después con sus plantillas y colores provocará la transformación formal que hará de un muro una ambigua ventana desde la cual mirar la realidad de otra manera: ácida, crítica, irreverente, reveladora.


Con sus imagénes contradictorias: niñas abrazando una bomba, policías que se besan, La Mona Lisa sonriente con una bazooka, ratas que cortan candados y cadenas, un tigre que escapa de su cárcel-cótdigo de barras, pájaros que destrozan cámaras de seguridad…; hace visible lo demasiado visible que el occidente “bienpensante” no quiere ver: que las viejecitas no son tan dulces, ni todos los turistas inocentes, que los adultos no siempre protegen, que el lobo está y caperucita sigue sola y solita en el bosque, sin abuela, sin cazador y sin final feliz; que el mismo sistema que regala dulzura a niños -siempre y cuando consuman por supuesto-; es el que quema, mata, condena al hambre y al horror a millones de chicos en el mundo. Por eso, por qué extrañarse de la obra de Banksy que muestra tomaditos de la mano a Mickey y el Payaso Ronald y Kim Phuc, la niña vietnamita quemada con napalm el 8 de Junio de 1972.
Como si hubiera agotado Bristol y Londres, recorre otras ciudades del mundo en busca de superficies para dejar sus huellas. En Cisjordania, por ejemplo, en ese muro de la vergüenza que el Estado de Israel levantó y que está convirtiendo a Palestina en “la mayor cárcel al aire libre del mundo”; Banksy abrió conexiones imaginarias –con paisajes, cielo azul, mar, incluso un living confortable–para un mirar posible más allá de las rejas, más allá de los horrores de una guerra que se ha vuelto cotidiana para los palestinos.

Blanco dos: los museos
Banksy es conocido también por colgar sin autorización algunas de sus obras en museos. Sus primeras intervenciones consistieron en producir parodias de obras de arte o antigüedades que logró colocarlos allí sin que nadie en un principio las descubriera. De este modo, “ha expuesto” su obra en la Galería Tate Modern de Londres; el MOMA (Museum of Modern Art), el Museo Metropolitano de Arte, el Museo de Brooklyn, el Museo Americano de Historia Natural de Nueva York y el Museo Británico de Londres.

Cual sigiloso ladrón entra a las sacrosantas instituciones del arte, pero no para robar sino para dejar sus obras. Es que no pide permiso para hacerlo ni se somete a los rituales
de legitimación del campo del arte. Demuestra que hay indudablemente otros modos de entrar y de participar en un museo.
Así relata la Agencia de Noticias EFE en el diario El Mundo de España una de sus famosas incursiones museísticas:
“La última víctima del “bromista del arte” más famoso en el Reino Unido, un hombre que ha colocado piezas falsas en las galerías más prestigiosas, ha sido el Museo Británico, que exhibió la imagen de un hombre cavernícola empujando un carro de supermercado en una de sus paredes. Otras víctimas han sido la Tate Modern y cuatro museos neoyorquinos.
Pese a que la rueda se inventó en Mesopotamia hace 5.500 años y el carro de la compra en EEUU en 1937, la galería de arte romano del
conocido museo londinense expuso durante varios días una piedra pintada supuestamente por un hombre primitivo y representaba a un cavernícola empujando este moderno artilugio.
Según revela el diario británico ‘The Daily Telegraph’, la pieza falsa estaba colgada en una de las paredes del museo y en su reverso, el bromista había escrito: “Hombre privmitivo, camino del supermercado”.
El fraude fue revelado en su página de internet por el propio bromista, un individuo llamado Banksy que en los últimos años ha colocado piezas falsas en las galerías de algunos de los museos más famosos del mundo, entre ellas también la Tate Britain, de Londres.
Banksy aseguraba en la Red que la piedra del hombre primitivo llevaba colocada en el Mu-

seo Británico desde hacía algún tiempo y que se había comprometido a regalar una de sus pinturas como premio a la primera persona que se fotografiase junto a esa pieza.
Tras esta alerta en Internet, los responsables del museo encontraron la pieza colgada en la sala 41 de sus galerías y reconocieron desconocer cuánto tiempo llevaba expuesta”.
Lo que es cierto es que con ello exhibe las contradicciones y las fisuras; las fallas de seguridad, el despiste que también reinan en esas instituciones que llegaron a ser lo que son en gran medida gracias al pillaje imperial y a la apropiación de tesoros de otros pueblos y culturas. ¿Quién comete fraude entonces, quién es la víctima y quién el villano en esa historia?
Parada de autobús bailarines mural Admiralty Road, Great Yarmouth, Norfolk. Pintado como parte de la Gran Spraycation BritáncaBlanco tres: París Hilton la rubia tarada

Pero ni los muros ni los museos le bastan. Ultimamente multiplica instalaciones en lugares inesperados: instala en pleno Disney World una escultura en escala humana de un preso de los EE.U en la base de Guantánamo; simula una tienda de mascota en la West 4th y Bleeker Street en el barrio de West Village de Nueva York a partir de una muestra -The Village Pet Store and Charcoal Grill- que de manera bizarra articula lo que según él son los dos pilares recreativos de la sociedad norteamericana: la comida y los animalitos domésticos o interviene los CD de París Hilton; ese ícono de la vanal hipervisibilidad televisiva. En 2006 sustituyó más de 500 copias de una grabación

de la rica heredera por otras tantas en las que manipuló fotografías, los títulos de las canciones y hasta la música. Tituló algunos con preguntas como: ‘¿Por qué soy famosa?’, ‘¿Qué he hecho yo?’ y ‘¿Para qué sirvo?’. También cambió las fotografías de la portada del disco y del folleto interior donde aparecía Paris con cabeza de perro o su cabeza con cuerpo de maniqui. “Soy famosa porque me ven, no importa lo que hago”: seguro le contestaría París a Banksy. Después de todo ella es su contracara; su extrema inversión.


Blanco cuatro: él mismo
Ha terminado experto en mostrar contradicciones de otros, de él mismo. Provocador neto ha contribuido a construir con imagénes capitalistas una iconografía anticapitalista al mismo tiempo que realiza trabajos remunerados para PUMA o MTV y vende cuadros en circuitos comerciales o en la galería de su agente -Steve Lazarides- en el Soho londinense.
Ello lo ha convertido tanto en objeto de culto como de acusaciones y repudios públicos Como ejemplo de lo primero vaya la siguiente anécdota: Al costado de un pub nocturno ubicado en la calle Frogmore de Bristol, hay en un callejón delimitado por un puente y la pared lateral de un edificio de cinco pisos. A la altura del tercero, más o menos, hay un gran dibujo: un hombre en chaqueta se asoma por la ventana y mira a lo lejos buscando a alguien mientras una mujer (su mujer, probablemente), en ropa interior, le sujeta por el hombro tratando de calmarle; agarrado al marco de la ventana con una mano a un costado de la pared, se encuentra el amante, un tipo calvo y desnudo. Unos metros más abajo, al lado de los tachos de la basura se descubre la firma del autor: Banksy.
El dibujo, pintado hace unos años, desató la polémica en esa ciudad. La elección del emplazamiento no era casual: el edificio, además del bar en la planta baja, alberga una clínica de enfermedades sexuales y unas dependencias municipales. Además da de frente a la sede principal del Ayuntamiento. Era una suerte de desafío. Algo así como “Atrévete a borrarlo”. La prensa local, más o menos devota del grafitero, dio la noticia de la aparición de la pintura
Algunos querían que se borrara; otros, no. El Ayuntamiento decidió convocar a una consulta popular.

Más de 500 personas participaron. El 95% votó por Banksy. Se quedó. Por aclamación popular. Pero asimismo es blanco de críticas feroces, incluso se lo acusa de “vendido” desde las filas del activismo global, ya que si por un lado va contra el sistema que ahoga a la sociedad, por otro, forma parte de eso que tanto critica en sus graffitis. Así, en 2004 el colectivo de anarquitectos Space Hijackers repartió octavillas frente a una exposición de Banksy para resaltar el irónico uso que el artista hace del imaginario anticapitalista y de protesta, mientras trabaja para grandes empresas y galerías de arte.

Mientras tanto él se autodefine como “vándalo profesional” y autopublica varios libros con fotografías de su obra en varios países, además de sus obras en lienzo y sus exposiciones, acompañadas de sus subversivos y a menudo agudos escritos. Su primer libro, publicado en blanco y negro es “Banging your head against a brick wall” (‘Golpeando tu cabeza contra una pared de ladrillo’) seguido de “Existencilism”. En 2004 publicó “Cut it Out” y en 2006, “Wall and Piece”.
Y así, sigue dando que mirar, dando que hablar. Insiste en jugar a las escondidas, en no exhibirse, en continuar inmerso en el anonimato; mientras sus obras se hacen cada vez más visibles en la calle y en Internet; mientras grafitea y pinta en ciudades dispares; mientras imagina otra ciudad.
“Imagina una ciudad en la que el graffiti no es ilegal, una ciudad en la que todo el mundo puede pintar donde quiera. Donde cada calle está inundada con millones de colores y pequeñas frases. Donde esperar el autobús nunca sea aburrido. Una ciudad viva que pertenece a todos, no solo al estado y a los dueños de grandes negocios. Imagina una ciudad así y no te acerques demasiado a la pared, está recién pintada” Banksy


El vandalismo que promueve Mono Grinbaum, más cerca del diseño que del activismo artístico, ofrece lecturas que no dejan indiferente a nadie.



El diseñador Mono Grinbaum es un intervencionista crítico de la Era Moderna de la publicidad. Los frescos de Brandingfobia, su proyecto alter-ego que utiliza avisos, hojas de catálogos y otros soportes del mundo de la moda como lienzo, fascinan por su destreza, mediado por el brillo plastificado de sus marcadores, el goce de la manipulación proto-gráfica (xeroxgrafías) y las máscaras. Sus piezas no son tanto de una protesta social cruda, sino de un activismo proyectual, que resulta en “un pequeño acto evasivo”, según define. Así como la pintura de RRAA se mofa del ritual azaroso de rostros en vallas y carteles y el pionero Oscar Brahim del producto de consumo como símbolo de intercambio humorístico, Grinbaum elige para su expresión la pose femenina y la superficialidad del star-system. Tinta, rotulación manual, adbustin’ y taglines que se expanden como “baños de lechazos y bukkakes tipográficos” según el ilustrador Lucas Varela, sin vueltas.

Sus declaraciones visuales, –”una cadena de significados significantes” según la definición cátedra UBA del propio Grinbaum–, aluden tanto al radicalizado Design Anarchy (2006), de Kalle Lasn, como a los monstruos hiper vanguardistas de Inez van Lamsweerde y Vinoodh Matadin en su cruce con MM París. En esta circulación, debemos convenir que por momentos, su fobia al branding, su reacción frente al sujeto publicitario y la ferocidad de sus manchas, enaltecen a las marcas de lujo y la belleza femenina a riesgo de resultar chic en su acciones. Frente a las víctimas de la moda que promueve la retórica luminosa de la publicidad, Grinbaum se convierte en un victimario estetizante. No en vano elige marcas de alto linaje como Bulgari, Chanel, Emporio Armani o Cacharel, que podrían caer seducidas en su red impetuosa y hábil de intervención. Una condición posmoderna, –según define Kalle Lasn–, que sin embargo, atrapa el ojo por su carácter desmesurado y cautiva por su vigor plástico.








