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Cómo gestionar con foco en el ambiente
Premio Conciencia
Liderazgo sustentable
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Las empresas descubren que el cuidado del ambiente es parte fundamental de su gestión: ya sea porque deben hacerse responsables de los residuos, porque su negocio será afectado por el cambio climático o por riesgo reputacional, entre otros motivos. Todas se encuentran ante la necesidad de gestionar y obtener resultados ambientales positivos a partir de sus operaciones.
En el documento Informe Global de Riesgos 2020, elaborado por el Foro Económico Mundial, empresarios, gobiernos y sociedad civil reconocieron al riesgo climático como la principal amenaza para la actividad económica. Fenómenos climáticos extremos, pérdida de biodiversidad o desastres naturales causados por la acción del hombre son algunas de las consecuencias que produjo el crecimiento económico acelerado en los últimos 50 años, cuando la economía mundial se multiplicó por cuatro y los ecosistemas disminuyeron en tamaño un 47% a nivel mundial; datos ofrecidos por New Nature Economy, del WWF y PwC. ¿Las razones? Los modelos actuales de producción y consumo, el cambio de uso de la tierra y la urbanización, comercio e industria, entre otras. Actualmente, según la misma publicación, New Nature Economy, 44 billones de dólares de generación de valor económico (más de la mitad del PBI total del mundo) depende en grado moderado o alto de la naturaleza y sus servicios ecosistemicos.
Así, ocuparse del cuidado del ambiente es el principal reto porque hay mucho que perder, desde el rendimiento de las cadenas de suministros, hasta la seguridad física, pérdida de mercados o cuestiones reputacionales. La pandemia logró que el consenso al respecto sea mundial.
Según el informe People’s Climate Vote, la mayor encuesta realizada sobre cambio climático a nivel global (aproximadamente 1,2 millones de personas encuestadas en 50 países), existe un reconocimiento generalizado del cambio climático como una emergencia global. “En todos los países encuestados, para el 64% de las personas el cambio climático es una emergencia”, señaló el informe elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) junto a la Universidad de Oxford, entre octubre y diciembre de 2020. Para los encuestados, las cuatro políticas climáticas más populares son: la conservación de bosques y tierras; el uso de energía renovable como la solar o la eólica; aplicación de técnicas agrícolas respetuosas con el ecosistema; y la inversión en más empresas y empleos verdes. También fueron mencionadas como políticas climáticas: hacer que las compañías paguen por su contaminación y fomentar el uso de coches y autobuses eléctricos más limpios o promover más desplazamientos en bicicletas.
Liderazgo comprometido
El compromiso del liderazgo con el cuidado del ambiente es beneficioso por motivos instrumentales y éticos, señaló María José Murcia, profesora del IAE en Política de Empresas
y PhD en Sustainable Business Management. “El creciente interés por parte de la sociedad para que las empresas se comprometan gana en legitimidad, incrementa el rédito económico de la organización, apuntala la confianza de la marca, implementa procesos que permiten reducir costos, permite innovar en la propuesta de valor de la organización y consolidar su ventaja competitiva”, explicó.
Los motivos éticos son poderosos: la convicción por parte de los líderes de que las empresas son, en parte, responsables del deterioro ambiental y, por eso, deben contribuir a remediarlos es un factor para que la organización se oriente hacia la sustentabilidad. “No es algo idílico ni una opción sólo para corporaciones con deep pockets, prohibitiva para el mundo pyme”, aclaró. Un ejemplo es el de Buplasa, una pyme argentina especializada en el desarrollo de productos plásticos, que encaró una transformación basada en dos valores fundamentales, la sustentabilidad y la innovación. “Lograron reducciones de 60% en la utilización de plásticos de primer uso en la manufactura de los productos de la empresa y lanzaron líneas 100% desarrolladas a partir del posconsumo industrial y de hogares, a partir de la utilización de bioplásticos”, contó Murcia.
Comunicar la visión a todos los niveles de la organización y acompañar la implementación con sistemas y procesos adecuados es lo que se recomienda para empezar a gestionar en verde, además de alinear los incentivos en este sentido.
“En el caso de las empresas globales, los consumidores esperan que las empresas sean responsables por los riesgos socioambientales a lo largo de toda la cadena de valor, y las empresas deben trabajar con ella para mitigar cualquier impacto negativo”, explicó Murcia.
Incentivos, entrenamiento, inversiones específicas permitirán a las empresas cumplir con su cometido de gestionar de forma responsable con el ambiente. En el camino deberán resistir dos poderosas tentaciones: las presiones del corto plazo y lidiar con la incertidumbre, añadió la especialista.
La segunda tentación (lidiar con la incertidumbre) está ligada con la primera porque lo que se demora en el tiempo, como la magnitud y el alcance de los efectos de la actividad económica sobre el clima, son inciertos, mientras que todo líder tiene urgencia de generar resultados en el corto plazo, más en épocas recesivas. Apostar a la mitigación del cambio climático implica orientar a la organización hacia el largo plazo y crear un ambiente propicio para la innovación, las mismas características y atributos de la agenda de cambio climático: se gesta con inversiones en el presente, mientras que los resultados se percibirán en el futuro.
“La innovación es requisito de supervivencia en esta era de cambios disruptivos. Por eso hay una gran oportunidad al impulsar la agenda de cambio climático”, sostuvo Murcia. Para ella, iniciativas de alcance global, como GRI Reporting Initiative, el Carbon Disclosure Project (CDP), las normas SASB y la Certificación B permiten a las empresas formalizar compromisos públicos con respecto al cambio climático.
Cambio de paradigma
“Estamos ante un cambio de paradigma”, manifestaron en Natura, una firma que cree que es esencial incorporar la gestión sustentable a los negocios. “Observamos los desafíos sociales y ambientales para impulsar nuevas soluciones, integrales y transversales”, amplió Paola Nimo, gerente de Sustentabilidad. “Nuestro modelo de negocio busca la rentabilidad financiera pero también dar respuesta a las problemáticas sociales y ambientales con una visión y un proyecto sólido y sostenible en el tiempo”.
Hace poco, la firma logró un resultado histórico al recuperar el equivalente al 51% de sus residuos en Argentina. Constituyó una medida para cumplir su objetivo de mejorar la tasa de reciclaje en el país. Junto a una red de aliados logró la recolección de materiales de envases y embalajes generado posconsumo equivalente a más de 2.000 toneladas de residuos, con lo que logró impulsar la economía circular.
“Superamos nuestros objetivos de 15% para este año, y sin una legislación vigente que lo exija, gracias al trabajo junto a la organización Cempre y la ciudad de Rafaela. Se donó equipamiento para mejorar la recolección, con impacto en 76 colaboradores de dos cooperativas, y se capacitó a supervisoras y consultoras de belleza para que sean movilizadoras y agentes de cambio en su comunidad”, informó Nimo. Además, añadió que es fundamental trabajar con todo el ecosistema de negocios para lograr estas metas: proveedores, clientes, competidores y trabajo en red.
La compañía explica que incorporó a los recicladores urbanos como aliados para que los residuos ingresaran en el ciclo de la economía circular. Además, se generaron nuevos “Nuestro modelo de negocio busca la rentabilidad financiera pero también dar respuesta a las problemáticas sociales y ambientales con una visión y un proyecto sólido y sostenible en el tiempo.”

productos y propuestas para usar materiales posconsumo y, de esa manera, evitar que los desechos terminen en un relleno sanitario donde tardarían décadas en degradarse. De esta forma, el 20% del total de envases que produce la compañía ya son “ecoeficientes”. En su diseño y composición tienen más del 50% de plástico proveniente de material vegetal renovable, o más del 50% de plástico reciclado posconsumo, o redujo un 50% el volumen de material de empaque para el mismo contenido neto. De este modo se recicló el descarte equivalente a 5 millones de botellas PET de 2 litros al año. Los datos indican que el 40% de todo el plástico consumido en el mundo son envases y, de estos, el 50% son descartados después de ser usados sólo una vez.
Movilidad sustentable
“Es fundamental trabajar de forma articulada para lograr los objetivos que las políticas ambientales proponen y ser proactivos en detectar oportunidades para mejorar: como empresa llegamos a miles de personas y, por lo tanto, tenemos que ser responsables sobre el cuidado de nuestro planeta”, sostuvo Carla Ponce, a cargo de RSE de La Caja, que busca alinear a todos sus grupos de interés.
Uno de los objetivos para el 2021 es la medición de la huella de carbono. “Logrado el diagnóstico, definiremos los pasos a seguir e invitaremos a nuestros stakeholders a comprometerse”, agregó.
La seguridad vial sustentable (como modo de incentivar el cumplimiento de las normas viales, teniendo en cuenta la huella de carbono de los traslados y la adopción de nuevos hábitos para moverse de manera más segura y ecológica) es una iniciativa en este sentido. El programa de seguridad vial sustentable Movete de otra forma, nació con el objetivo de concientizar sobre la importancia de adoptar nuevos hábitos para moverse de manera más segura y ecológica, y fomentar, por ejemplo, el carpooling.
“La sustentabilidad representa una nueva manera de acotar riesgo reputacional, posicionarse, acceder a nuevos clientes, a nuevos inversores y a la fidelización del capital humano de manera transversal mientras se crean nuevas oportunidades”, manifestó Julieta Artal Conte, responsable de Sustentabilidad de Bolsas y Mercados Argentinos (BYMA).
Con un doble rol como empresa listada buscan crear valor social a través de su gestión y sus iniciativas de inversión social, voluntariado, transparencia y protección a sus accionistas, por ejemplo. Y, como bolsa de valores, busca crear productos e iniciativas que promuevan las mejores prácticas ambientales, sociales y de gobernanza en el ecosistema local. Entre sus iniciativas, crearon un índice de sustentabilidad y lanzaron un panel de bonos sociales, verdes y sustentables.
Una oportunidad revolucionaria
Según una investigación realizada por BCG y el Foro Económico Mundial, descarbonizar la cadena de suministros es una oportunidad revolucionaria para luchar contra el cambio climático. El informe Net-Zero Challenge: The Supply Chain Opportunity muestra que es posible hacerlo con tecnologías disponibles y a bajos costos. Y que puede cambiar las reglas de juego en la lucha global contra el cambio climático. El reporte analiza las ocho principales cadenas de suministro mundiales (alimentos, construcción, moda, bienes de consumo de rápido movimiento, tecnología, industria automotriz, servicios profesionales y transporte de mercancía) que representan más del 50% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, y muestra que descarbonizarlas sólo subiría los costos del consumidor final entre el 1% y el 4% a mediano plazo.
“El argumento de que los costos son una barrera importante para reducir las emisiones cada vez tiene menos peso”, explicó Francisco Hidalgo, partner de BCG. “Alrededor del 40% de las emisiones de estas cadenas de suministro se pueden eliminar con medidas que generan ahorros o tienen costos de menos de 11 dólares por tonelada de CO2 equivalente”. La oportunidad de impacto es más alta para las empresas orientadas al consumidor, cuyas emisiones de la cadena de suministro superan con creces las emisiones directas de la fabricación.
Estas empresas pueden utilizar su poder adquisitivo para impulsar una descarbonización rápida y ayudar a financiar la transición mediante la coinversión con los productores de materias primas, que luchan por financiar la transición por sí solos. ¿Un ejemplo? Aunque a un productor de acero le cuesta mucho más fabricar acero bajo carbono, las materias primas representan una proporción tan baja de los precios para el consumidor final que un automóvil bajo carbono, a medio plazo, es sólo un 2% más caro para el comprador.
