Letra & Música

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juana molina

Letra & musica En medio de una gira mundial que la lleva por toda Europa presentando su nuevo disco, Wed 21, la cantante y actriz argentina reflexiona sobre su manera de componer desde un lugar incomodo, sobre el amor/odio frente a los viajes, sobre su absoluto desconocimiento de la escena musical actual, sobre el vuelo rasante y publicitario que la llevo de nuevo a la television. Una Molina autentica y fiel a si misma. texto Oscar Finkelstein fotos marcelo setton

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elajada, a cara lavada y con ese rostro eternamente aniñado con el que la genética la premió hace poco más de cinco décadas, Juana Molina aparece en la pantalla de la compu desde su habitación de hotel en Praga, quinta parada de la gira de presentación de Wed 21, su flamante y ya multielogiado sexto disco. Fiel a sí misma, poco afecta a las respuestas de compromiso y, menos aún, a la corrección en cualquiera de sus formas, dice que cada ciudad es distinta, que hay públicos cálidos y otros fríos y que los praguenses son “extraños y muy intensos, algo oscuros, medio sinuosos, no te la hacen fácil”. Y cuenta a modo de ejemplo que fue a comprar queso “y el tipo tenía la balanza escondida, entonces le dije que necesitaba saber cuánto pesaba. ‘Ya te dije cuánto pesa’, me dijo. ‘Sí, pero yo tengo que verlo con mis propios ojos’. Y así me pasó con varias cosas”. Sigue: “Toqué acá hace unos años y había sido otra cosa, mejor. Esta vez fue diferente, creo que por el tipo de lugar. La otra vez había tocado en un lugar emblemático lleno de magia, que se llama Lucerna, y ahora toqué en Jazz Dock, un lugar mucho más frío, tipo boliche de tragos, grande pero con esa cosa de club

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nocturno. Es un club de jazz pero la música que pasan de fondo cuando no hay músicos en vivo es muy comercial, otra onda. Igual estaba repleto y fue muy buena la respuesta de la gente, estaban todos muy entusiasmados. Lo que pasa es que como el disco acaba de salir y recién estamos presentándolo medio que se copaban más con los temas viejos. Porque todos mis discos están editados acá”. -En la Argentina muchos todavía parecen estar en la etapa de sorprenderte por tu carrera afuera, lo ven como algo inverosímil. -Lo veo más en la gente que en el periodismo. Gente un poco más grande, especialmente, me cruza en el supermercado y me pregunta "Ay, Juana, ¿no trabajás más?". Y yo les digo que sí, que desde hace veinte años me dedico a la música. Y la respuesta suele ser: "Qué pena que no trabajes más", porque no registran que hay otro trabajo, que es menos visible quizá que el de la televisión, pero que existe. -¿Te molesta? -No, es un problema de ellos, no me voy a hacer cargo de lo que vean o no vean o digan los demás. -¿Seguís tocando sola en vivo o ahora lo hacés con otros músicos?


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Con la tele bien lejos Sin preaviso, Juana Molina volvió este año a la pantalla con algunos de sus personajes entrañables, aquellos que en Juana y sus hermanas, a comienzos de los 90, marcaron una época en el humor televisivo. Lo hizo para una campaña de la compañía de telefonía celular Claro. La pregunta es si le gustó hacerlo o si solo fue un trabajo: “Las dos cosas, fue divertido hacerlo y lo hice por una decisión profesional. Lo que más me impactó fue que no sentí que hubiera pasado el tiempo, en absoluto, fue como si la semana anterior hubiera hecho el programa”. Algo parecido les pasó a los televidentes, y con especial impacto en quienes no habían conocido a la Juana actriz en su momento, los chicos y adolescentes. “Uno de los primeros comentarios que recibí fue ‘¿A esa Marcela quién la conoce?’. Es decir que había gente que pensaba que eran personas reales y no personajes de ficción, o gente que pensó que era una actriz nueva y reclamaba porque las publicidades no las hacía una actriz conocida. Estaban indignados porque esa idiota estaba haciendo la publicidad. Es increíble que alguien pueda suponer que no se trata de un personaje, y de un personaje humorístico, además. Que alguien así puede existir. Increíble.” -¿Te dieron ganas de volver a la actuación? -Cero, para nada. No, porque solamente ese aviso me alejó dos meses del disco. Ya desde el día que supe que lo iba a hacer, me desconcentré del disco y tuve que volver a lograr la concentración después de hacerlo, y no fue fácil. Imaginate que si en lugar de una publicidad hago un programa de televisión, nunca más vuelvo a hacer un disco. Aparte, no quiero estar en la tele. Estoy segura de que muchos creen que no estoy porque no me llaman, y el asunto es que yo no quiero de ninguna manera estar en la televisión, no veo televisión desde hace ocho años, no sé nada de lo que pasa. Estoy completamente afuera. - ¿O sea, que no es porque no te gusta la televisión actual? - No, lo único que pasa es que no quiero estar puesta en la televisión… por ahora.

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-Estoy tocando en trío porque el disco nuevo no lo puedo hacer sola. Tiene muchos momentos distintos, mucha dinámica. Lo podría hacer sola, pero no sería lo mismo. Si llegara a resolverlo como para tocarlo sola, se empezaría a parecer a los discos anteriores; sentiría que es como dar un paso atrás. Toco con un baterista y con un tecladista que toca las líneas de bajo y todo lo extra que yo no podía tocar, aunque él en realidad es guitarrista. Técnicamente es un set complicado. -Musicalmente también, ¿no? Hay más tramas y cambios de líneas melódicas y rítmicas. Está más lleno. -Me resulta muy extraño porque muchos me dicen lo mismo, pero en realidad este disco tiene menos cosas que los anteriores. Habré sintetizado mejor las ideas, no sé qué pasó, pero es curioso que se escuche de manera diferente a cómo está hecho, En los discos anteriores hay temas que tienen 25 tracks y en

este tienen a lo sumo 10 o 12. Quizá lo diferente es que al ser más amplio el rango tímbrico se lo escuche de ese modo. O quizá porque hay menos sutilezas, es todo más directo, está todo más presente. Y además la estructura de las canciones, que es más quebrada que en los anteriores. cantautora Más allá de sus alianzas ocasionales, Juana trabaja sola y desarrolla el proceso de composición de sus temas de una manera particular. “En general arranco por la guitarra, pero nunca se sabe qué puede pasar. Eras, por ejemplo (el primer corte de Wed 21), es una canción que compuse al principio en guitarra, completamente acústica, junto con una serie de seis o siete temas más que no quedaron en el disco. En un momento pensé que iba a tener un álbum de guitarra y voz nada más, pero después me pasó que las canciones


me parecían lindas, pero no me daba placer escucharlas una vez que las había grabado, me parecía que a lo mejor eran para hacerlas en vivo, algo faltaba. A medida que avanzaba la grabación extrañaba mucho Eras y pensaba que tendría que haber una manera de poder hacerla de otro modo y no solo con la guitarra. Entonces me propuse reinventar la canción, con otros arreglos y otros instrumentos. Y eso me animó a alejarme de un lugar de confort en el que ya me encontraba con mi manera de componer.” -¿Cómo es ese lugar? -En todos estos años se me armó como un molde gigante en el que me siento súper cómoda. Si tengo que hacer un disco como los anteriores a éste, creo que lo puedo llegar a grabar en dos semanas. Pero quería salir de ese lugar de confort, de esa fórmula consabida y empezar desde un lugar desconocido, buscar nuevas cosas y no saber hacia dónde iba, sabiendo que quizá estaba yendo a un lugar que por ahí no resultaba muy diferente al que había llegado en los otros discos. Fue un proceso de mucha incomodidad, porque cada vez que reconocía algo como lo que había hecho, lo dejaba de lado. Por supuesto siempre dentro de lo que soy yo y de lo que hago, no es que podía llegar a un disco de heavy metal o de baladas melódicas latinas, pero dentro de mis posibilidades o de mi universo, no quería usar herramientas que ya conocía y que manejo con mucha soltura y comodidad. Quería salirme de eso. Tuve la intención de encontrar otra cosa, aunque no sé todavía si está muy lograda esa intención. -¿Cómo es esa otra cosa que buscabas? -Por ejemplo, cambió sustancialmente la duración de los temas, los nuevos son muy cortitos. Eso en vivo me resulta muy extraño, porque estaba acostumbrada a que el tema se iba cocinando de a poco, y ahora el tema ya tiene que salir prácticamente cocido porque si no, no se lo puede comer. En los anteriores, que duran entre ocho y diez minutos, medio que los tres primeros me los tomo para la preparación del tema, voy creando un clima hasta que se termina de armar. Ahora ya sale armado, creo que la gran diferencia es esa. -Si hacías un disco de formato más acústico también hubiese sido otra cosa, una ruptura, agarrar por otro lado. -Sí, totalmente, pero hubo algo que no me gustó de eso. Igual, sigo haciendo temas sola con la guitarra, ahora estoy haciendo dos canciones así, dos temas viejos y también hago sola un tema con una loopera que es muy austero, no tiene nada más. -¿Las letras vienen después y se acomodan a la música?

"Las letras de mis temas son unas coladas a la fiesta. ‘¿Puedo ir con dos amigas a la fiesta?’. ‘Bueno, dale, que vengan’. Las siento, les pongo un plato, pero no estaban invitadas." -Sí, siempre. Las letras son unas coladas a la fiesta, no están invitadas. "¿Puedo ir con dos amigas a la fiesta?". "Bueno, dale, que vengan". Las siento a la mesa, les pongo un plato, pero no están invitadas desde un principio. Igual, trato de hacerlas sentir bien, que no sientan que son unas coladas. Por eso es un trabajo muy distinto, porque tienen que pasar inadvertidas dentro de la música, tengo que lograr que no sobresalgan las palabras, que entren de una manera sonora y que luego se vaya descubriendo qué dicen. -De todos modos, no son palabras vacías. No decís “Nene, vamos a bailar toda la noche, oh yeah”. Hay letras elaboradas, hay mucha fábula. Son coladas pero no hacen papelones. -Son coladas pero hay que trabajar para que estén bien. Yo termino el disco y recién ahí me doy cuenta de que todavía faltan las letras. Para mí, cuando está la música ya está el disco. Prácticamente termino la mezcla com-

pleta antes de hacer las letras. Es realmente muy posterior. Pero ya sé cómo va a ser, no tienen muchas posibilidades de moverse, es una limitación que me ayuda. "Chicas, este es su lugar, disculpen el banquito que les tocó, no hay otra". Pero trabajo mucho porque obviamente no quiero que la letra sea Nene, vamos a bailar toda la noche, oh yeah. -¿Arrancás de cero o tenés escritas ideas, frases, palabras que te gustaría usar? -Nada, yo no escribo. Bueno, escribo prosa, pero nada que ver con las canciones. Es que siento que no tengo nada que decir y me parece que el lenguaje musical es lo suficientemente vasto. Pero si no le pongo letra, la melodía me cuesta. La letra es un bastón para la melodía, es como peldaños que vas pisando para llegar a donde querés. Si tengo una melodía suelta, sin letra, me resulta más difícil de interpretar. -¿Aunque inicialmente haya sido solo una trama más de ese complejo sonoro que es una canción tuya? -Sí, pero está, porque mientras voy armando el tema voy balbuceando algo, que no tiene la forma definitiva pero sí el lugar que va a ocupar. Por ejemplo, en el tema Wed 21 hay un balbuceo que quedó porque me pareció que la letra no iba a poder superar a eso que se dio originalmente. No es la, la, la, parece que estoy diciendo algo. Y tuve que aprender a decir eso, a repetir esos sonidos para tocar el tema en vivo. No es siempre exactamente igual, pero casi. geek o no geek En su refugio cotidiano del norte del Conurbano, Juana cultiva una vida que parece a la vez austera y en cámara lenta, alejada de las velocidades urbanas y las ansias de consumo: temas siempre presentes en sus canciones, por ejemplo en Bicho auto, de su álbum nuevo. Por eso podría llamar la atención la utilización de recursos tecnológicos más que, en general, la de instrumentos acústicos. -El uso de la electrónica, la aparatología, ¿te interesan más allá de la música? -Cero, cero, cero. Pero no solamente fuera de la música. Desde que empecé a grabar sola, en el 98, tengo lo mismo. Por supuesto que con sus upgrades, pero no tengo nada nuevo. Y no uso muchas cosas. La electrónica es algo que no me interesa. Además, no uso electrónica, no hay manipulación pos grabación. No es que le agrego un efecto a la voz, por ejemplo, sino que grabo directamente con ese efecto. Lo que hago con el efecto es agregar una cualidad tímbrica a la voz para que haga ciertas cosas, o al revés, esa cualidad tímbrica me inspira a cantar de determinada manera.

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Disco y gira “¡The Independent le puso 5 estrellas al disco!”, se entusiasma Juana, aunque quizá también con una cuota de incredulidad. Seguramente confía en la calidad de su música, pero es la máxima calificación que otorga el prestigioso diario británico, que publicó: “Con Wed 21, la cantante/actriz argentina Juana Molina trae la realización más satisfactoria de su estilo ‘Latin-tinged folktronica’”. Los colegas de The Sunday Times tampoco ahorraron elogios al elegirlo como disco de la semana: “Es el álbum de Molina más expansivo hasta el momento y de hecho el más accesible. Combina su ser aventurero musical con su fuerte oído por la melodía y una voz cautivante. Es positivamente atrapante.” Wed 21 es su sexto álbum -después de Rara (1996), Segundo (2000), Tres cosas (2004), Son (2006), Un día (2008)-, acaba de ser editado en buena parte del mundo, la Argentina incluida, y está siendo presentado en vivo en una gira que comenzó en París y que luego la llevaría a Berlín, Londres, Manchester, Praga, Zurich, Yverdon-Les-Bains, nuevamente París, Madrid, Zaragoza, Bilbao, Lisboa, Hong Kong y Tokio. El periplo sumará Buenos Aires, donde Juana actuará el 11 de diciembre. Y en abril de 2014 lo hará en la primera edición argentina del festival Lollapalooza, con más de 50 artistas tocando en cinco escenarios, entre ellos Red Hot Chili Peppers, Soundgarden, Arcade Fire, Nine Inch Nails, Phoenix, Pixies y Vampire Weekend.

Lo mismo con la guitarra. La composición es a partir de esos efectos, no son un hecho posterior. -Es más orgánico y no tan photoshopeado. -Sí, lo mínimo de photoshop, y sin modificar el origen del sonido. Además, manejo muy pocas herramientas, incluso algunas que son como parte del ABC de la grabación, después de 15 años todavía no las uso. Soy como esas cocineras que se arreglan con lo que hay. -¿Qué música escuchás habitualmente, qué te interesa? -Muy poco, porque escuché tanta música de chica (en casa de papá Horacio Molina, músico, y Chunchuna Villafañe, primero modelo y luego actriz pero también muy musical) que me saturé y en general no me doy cuenta, pero estoy en silencio. Mis amigos me

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"No compro discos. No soy curiosa. Pero lo que me gusta, me gusta mucho. puedo escuchar temas que escuchaba hace 25 años con la misma intensidad." dicen que no puede ser que no tenga discos nuevos, porque los que tengo son re viejos. No compro discos ni me entero mucho de lo que pasa. No soy muy curiosa. Pero lo que me gusta, me gusta mucho, y puedo escuchar hoy canciones que escuchaba hace 25 años con la misma intensidad. Soy como una melómana muy específica. Me dijeron que tenía que ver el show de Radiohead en la BBC. Lo hice, es increíble, pero hay algo que hace que no lo quiera volver a ver. Quizá debería escuchar música, pero necesitaría que alguien me traiga los discos correctos. Un delivery muy personalizado. Sola, estoy medio perdida. -¿Cuando viajás tampoco escuchás música? ¿O hacés otras cosas, como leer? -Un día típico de gira te levantás, tomás el desayuno, vas al aeropuerto, hacés toda la pesadilla que hay que hacer antes de subir al avión, viajás, llegás al hotel, vas a la prueba de sonido, a la noche tocás, volvés al hotel y al día siguiente exactamente lo mismo. Y los días de descanso, que son pocos, cuando no tenés que viajar ni tocar estás tan cansada que a veces ni siquiera salís a pasear por la ciudad, te quedás sin hacer nada y estás con la cabeza en otra cosa, no de vacaciones. No hay mucho tiempo de otras cosas. Antes de dormir por ahí leo un poco, pero un libro me dura toda la gira porque leo dos páginas y me quedo frita.

-¿Extrañás tu casa? -Sí, extraño estar en mi casa, mi cama, mi almohada, las cosas que como. No es fácil comer como una lo hace en su casa cuando estás de gira. Comés medio como podés. Cuando yo cuento que viajo me dicen "qué genial, qué suerte tenés". En realidad, lo genial es poder tocar tu música por todo el mundo, pero es como si no viajaras. La parte que a la gente le interesa del viaje, en una gira no está. Lo que hay es trasladarse permanentemente de un lado a otro. -Que es lo menos atractivo de viajar. -Por eso, cuando puedo y las cosas se organizan con tiempo, hago que las giras se hagan en auto. Por lo menos vas atravesando los países. Pero la organización tiene que ser perfecta, los shows no pueden estar a más de 400 kilómetros del anterior porque no llegás. Por de pronto, salís del hotel, cargás las valijas y ya partís a la ruta y no al aeropuerto, donde tenés que agarrar el carrito, hacer el check in, pasar por seguridad, esperar, subir al avión y que las cosas no entran, que no quieren que la guitarra vaya en la cabina y yo que les digo que es una guitarra delicada, de 1961, y necesito que vaya conmigo, y tengo que hablar con el capitán. Eso si no te toca una azafata mala onda. Bueno, ese tipo de escenas: el estrés de lo que va a pasar.

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