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LIBRERÍAS Y PAPELERÍAS
Papelería Algaba: empezar de cero para alcanzar el éxito
Sin haber tenido un negocio anteriormente, Ana Álvarez decide abrir una papelería y 'lanzarse de lleno a la piscina' tras quedarse en paro
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Ana Álvarez Carabot siempre se ha sentido muy unida a La Algaba, donde lleva viviendo desde que nació. Allí conoció a su pareja, Damián, y en 2014, aprovechando que los dos estaban desempleados, Ana decide montar su primer negocio: una papelería.
Damián ya había tenido un negocio anteriormente, aunque no estaba relacionado con este sector. Por tanto, con Papelería Algaba tuvieron que "empezar de cero". No conocían mucho el sector, por lo que el papel de los distribuidores en cuanto a orientación fue clave para arrancar.
La Papelería Algaba cuenta con una peculiaridad. Ana no solo hace fotocopias o vende hojas, libros de lectura, juegos y bolígrafos; también ofrece un servicio de informática, así como accesorios para dispositivos tecnológicos y repuestos de informática como tóners y tintas.
En los últimos años, el mundo de la papelería ha evolucionado mucho, al igual que sus ventas. Ana pasó de vender lápices, cuadernos y archivadores a juegos, puzles y material de manualidades como cartulinas o colores durante el confinamiento. No obstante, tras el Covid la papelería retomó su cauce. A pesar de ello, la algabeña afirma que "con la crisis se han reducido las ventas", pero consigue salir adelante "poco a poco".
Llevar el negocio en solitario no es tarea fácil, y menos con crisis de por medio. Por ello, Ana admite que las ayudas ofrecidas por el Ayuntamiento de la localidad para impulsar las ventas de los comercios algabeños le han resultado de gran ayuda: "En ese aspecto el Ayuntamiento se vuelca mucho con los comerciantes. Con las campañas de apoyo al comercio local se fomenta la compra en el municipio y sirve para atraer a nuevos clientes. Por ejemplo, en la última campaña vino gente que no conocía la tienda". Esto también, en parte, es gracias a la promoción que la propietaria hace por los 'Estados' de Whatsapp o Facebook, que "van muy bien", pero lo que realmente funciona en La Algaba es "la publicidad boca a boca para atraer a nuevos compradores".
Copias, típex, serigrafía, pilas, pegatinas, marcos de fotos, libros de lectura... Todo eso y más es lo que ofrece la papelería El Pato Amarillo
Cristóbal Vera Conde era electricista, pero por temas de salud tuvo que dejar el gremio. El paro, las ganas de trabajar e innovar y el hecho de que su mujer fuera profesora le llevan a montar su primer negocio hace 6 años, la papelería que se conoce como El Pato Amarillo.

Al principio, su mayor fuente de ingresos provenía de los USB con forma de muñecos, "a los niños los volvían locos. Muchos incluso venían de la otra punta de La Algaba porque éramos la única papelería que los vendía", admite entre risas. Lo cierto es que, además de los llamativos USB, muchas personas acudían a El Pato Amarillo por su curiosa decoración: bloques de paja en el suelo, césped en la pared, un carro de granja... Todo casi tan curioso como el nombre de la papelería. Sin duda, es un lugar que "no pasa desapercibido".
Desde 2016, la cartera de productos del establecimiento ha ido evolucionando. "Ahora hay más variedad de artículos. Lo que intento meter son cosas que sé a ciencia cierta que se van a vender. No sirve de nada tener algo muy bonito si nadie te lo compra", explica Cristóbal. En esto, el desarrollo tecnológico ha tenido mucho que ver. Sin embargo, no todo el mundo ha sustituido el papel por las pantallas, "aún hay mucha gente que prefiere leer o escribir en físico", indica.
Otro acontecimiento que ha marcado la trayectoria laboral de la papelería es la pandemia, que comenzó en 2020. Tras un año trabajando para cubrir gastos, el segundo año de pandemia el negocio fue 'de lo lindo', Cristóbal consiguió recaudar lo suficiente como para compensar las pérdidas. En la actualidad, El Pato Amarillo mantiene sus ingresos estabilizados. Aunque en ocasiones le cuesta sacar el negocio adelante, está seguro de que conseguirá superar las pequeñas trabas gracias a su empeño y esfuerzo y, por supuesto, a las ayudas del Ayuntamiento, tanto las económicas como la campaña de apoyo al comercio local.