La Tinta de Oro

LA TINTA DE ORO 26/10/2023

LAS DESCALZAS REALES

La corte femenina

Aurora Albarracín Abellán

Historia Moderna de España

ÍNDICE 1. Arte e historia en una cápsula del tiempo

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2. La Edad Moderna de Felipe II

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3. El Palacio renacentista

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4. Juana de Austria y la llegada de las religiosas

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5. La realeza femenina en el monasterio

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6. Las reliquias de las Descalzas Reales

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7. Mujeres, historia y religión

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Arte e historia en una cápsula del tiempo En el corazón del bullicio mundano en una ciudad acelerada y atropellada entre el cemento y el asfalto se encuentra una de las joyas artísticas e históricas más relevantes de la ciudad de Madrid. Nos adentramos en el recuerdo más hermético que se conserva del Madrid de los Austrias. Un espacio históricamente femenino cuyos muros aíslan del frenesí urbano de la capital.

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l monasterio de las Descalzas Reales es un lugar exquisito desde el punto de vista artístico e histórico. Los principios religiosos de las hermanas clarisas han permitido preservar la esencia del monasterio, que ha permanecido cerrado al público hasta 1999, año en el que se inaugura el Museo Conventual de las Descalzas en las propias dependencias del convento. Las distintas remodelaciones del lugar —en la sucesión de épocas históricas— han ido moldeando el espacio, así como ampliando el patrimonio artístico que alberga en su interior.

Nos encontramos así a las puertas de 4

un auténtico museo de arte religioso y un real sitio de curiosa historicidad.

Conocido por su distinción en acoger a mujeres de la familia real y de los grandes linajes de la corona española, el monasterio de las Descalzas Reales fue fundado en 1559 por la princesa Juana, hermana de Felipe II. El lugar tuvo el honor de contar entre sus miembros con figuras notables como la emperatriz María, quien también era hermana del rey Prudente, y su propia hija, sor Margarita de la Cruz. Además, se trata de un lugar que frecuentaban numero-

Introducción

sas reinas, princesas e infantas de la Monarquía Hispánica y otros reinos.

El Monasterio de Religiosas Franciscanas Clarisas de la Madre de Dios de la Consolación —nombre originario del espacio— es uno de los conjuntos conventuales más antiguos y mejor conservados de Madrid. Fue fundado en un palacio renacentista que inicialmente fue renovado por Antonio Sillero y posteriormente ampliado y modificado en varias ocasiones. El conjunto actual comprende dos amplios claustros, una escalera, dependencias conventuales, una

iglesia, una huerta y un museo. La iglesia —de una sola nave— fue diseñada por Juan Bautista de Toledo, el arquitecto responsable de la estructura del Monasterio de El Escorial.

Las Descalzas Reales destaca por su importancia en la historia de España y por su rica colección de reliquias y arte. Su arquitectura renacentista y su valioso patrimonio artístico hacen de este lugar un tesoro cultural que ha permanecido prácticamente indemne a los estragos del tiempo y la agitación del mundo moderno.

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la edad moderna de felipe II Durante la Edad Moderna y el reinado de Felipe II España experimentó un periodo de esplendor, poder y expansión. En medio de esta época de grandiosidad, el Monasterio de las Descalzas Reales emergió como un centro religioso y cultural de notable importancia. Fundado en 1559 —tan solo dos años después del comienzo del reinado de Felipe II— este monasterio se convirtió en un símbolo de la religiosidad, el poder y la influencia de los Austrias durante este apogeo histórico.

Un Imperio en su máxima expresión

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l reinado de Felipe II —que se extendió desde 1556 hasta 1598— marcó el punto culminante de la hegemonía española en Europa y el mundo. Este monarca heredó un vasto dominio de territorios que abarcaban desde América hasta Asia, África, y Europa. Este conglomerado de territorios, conocido como el “Imperio donde nunca se pone el sol”, se caracterizó por su extensión geográfica, enormemente ardua en su gobierno, debido a las diversas necesidades de cada territorio de la mo6

narquía. Además, el reinado de Felipe II también estuvo caracterizado por los innumerables conflictos a los que tuvo que enfrentarse, siempre en defensa de su hegemonía política y del catolicismo, en detrimento de las arcas del estado. La Monarquía Hispánica del rey Prudente constituye una potencia naval y militar, con una flota formidable y un ejército altamente coordinado, una potencia geográfica en cuanto a su control del territorio mundial, y una potencia política debido a su influencia religiosa y diplomática.

Contexto Histórico

El defensor del catolicismo La religión desempeñó un papel central en el reinado de Felipe II y en la estructura de su gobierno. La Monarquía Hispánica encabezaba el bastión del catolicismo en estos momentos. Felipe II fue un monarca profundamente religioso y —tomando el relevo de su progenitor— consideraba su deber defender y preservar la fe católica en un momento en el que la cristiandad europea estaba siendo sacudida desde distintos frentes. Esta designación de “Defensor de la Fe Católica” fue otorgada a Felipe II por el Papa en 1555, poco antes de ascender al trono, en reconocimiento a su compromiso con el catolicismo. De esta manera, la defensa y promoción de la fe católica fundamentaron la base gubernamental del reinado del monarca.

La religiosidad y la defensa del catolicismo, inherente al reinado de los primeros Austrias, también resulta esencial para las féminas de los Habsburgo. Asimismo, en este contexto de auge y defensa

del catolicismo, Juana de Austria establece un espacio religioso íntimamente conectado a la corte. La infanta funda un convento con el objetivo de que sirviera tanto como retiro espiritual como espacio cortesano, una evidente consecuencia de la fina y ondulante línea que separa el catolicismo de la monarquía.

El Monasterio de las Descalzas Reales es el paradigma de la importancia de la religión en el reinado de Felipe II. Asimismo, este monasterio se convierte en una segunda corte a la que acuden las mujeres de la realeza española convirtiendo el espacio en un lugar de diplomacia femenina íntimamente conexo a la familia de los Austrias.

Juana de austria y la llegada de las religiosas El 15 de agosto de 1559 tuvo lugar la solemne entrada de la primera comunidad de religiosas en el monasterio de Nuestra Señora de la Consolación de Madrid, que posteriormente se conocería como las Descalzas Reales. Este acontecimiento marcó el comienzo de un centro religioso, social y en ocasiones político que jugaría un papel crucial en la vida de la villa de Madrid.

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l monasterio de las Descalzas Reales surgió como un patronato regio bajo la protección de la Corona. La iniciativa de su fundación se atribuye a Juana de Austria, hija menor del emperador Carlos V y de la emperatriz Isabel de Portugal. Juana, nacida en Madrid

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el 24 de junio de 1535, heredó una profunda espiritualidad que la llevó a concebir la idea de fundar un monasterio.

La vida de Juana estuvo marcada por eventos significativos, como su matrimonio con el príncipe Juan de Portugal y la posterior muerte de éste. Como viu-

Fundación del convento da y solicitada por su padre para ejercer como regente de los reinos hispánicos, Juana viajó a Valladolid. Durante este período y después de su regreso a España, la infanta comenzó a gestar la idea de fundar un monasterio.

Juana de Austria adquirió el antiguo palacio de Alonso Gutiérrez en Madrid y lo remodeló para acondicionarlo como monasterio.

El traslado de las religiosas desde Valladolid a Madrid se produjo en 1559, y, aunque solo una parte de las obras de acondicionamiento había concluido, la comunidad se trasladó al monasterio de Nuestra Señora de la Consolación en una procesión el 15 de agosto de ese mismo año.

El papel de Juana como fundadora se centró principalmente en la concepción del complejo, la determina-

ción de los espacios que lo compondrían y la forma en que sería gestionado. Una vez que las religiosas habitaron el monasterio, no se tienen registros de que la princesa interfiriera en la vida de la comunidad. En cambio, Juana se ocupó de asuntos como la disposición de sus propios aposentos, la construcción de su sepulcro y la de otros edificios anexos al monasterio.

Además, en 1572, la infanta emprendió también la fundación de un hospital, como continuación a su proyecto.

Su temprana muerte, el 9 de septiembre de 1573, no le permitió ver completada la remodelación del recinto, aunque sus instrucciones para con el término del lugar fueron específicamente redactadas en su testamento, así como su deseo de yacer en el espacio una vez fallecida.

El palacio renacentista El palacio Alonso Gutierrez es un destacado ejemplo de arquitectura renacentista en la Edad Moderna. A lo largo del tiempo, el edificio ha sido ampliado y reformado para atender las necesidades de la comunidad religiosa, aunque se conservan algunos elementos del anterior palacio renacentista. La fachada del monasterio presenta una construcción de mampostería granítica enmarcada por arcos de ladrillo. En cuanto a la fachada de la iglesia, sigue un estilo renacentista en la línea del Monasterio de El Escorial, con un diseño casi reticular que combina ladrillos y placas de granito. Esta fachada está rematada por un frontón adornado con un óculo central. También, se han preservado elementos como el vestíbulo, la puerta de entrada, el patio con columnas de granito y el diseño de la escalera.

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La Realeza femenina en el monasterio El convento de la Consagración se erigió como un influyente centro de poder, cultura y diplomacia en la Madrid de los Austrias, debido a la presencia de mujeres influyentes en el lugar, especialmente del linaje de los

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as Descalzas Reales, tal como su nombre insinúa, acogió a mujeres de la más alta nobleza. Según las constituciones establecidas, la comunidad no podía sobrepasar las 33 religiosas, en conmemoración de la edad a la que Cristo enfrentó su pasión, muerte y resurrección.

Todas estas mujeres debían pertenecer a la realeza o a familias nobles, y en el segundo caso, se les exigía demostrar su limpieza de sangre. Esta premisa, impuesta por la fundadora misma, resultó en la formación de una comunidad compuesta por mujeres de las familias más influyentes de la sociedad de la época, incluyendo a miembros de la familia real.

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La segunda corte

Sor Margarita de la Cruz Una de las religiosas más destacadas, conocida por su profunda espiritualidad, fue la archiduquesa Margarita de Austria, quien tomó los hábitos en 1584 y adoptó el nombre de sor Margarita de la Cruz. Hija menor del emperador Maximiliano II y de la emperatriz María de Austria, Margarita viajó desde Viena hasta Madrid acompañando a su madre en su decisión de retirarse de la política. A pesar de ser requerida por su tío Felipe II como su quinta esposa, Margarita optó por abrazar la vida religiosa y profesó en el monasterio fundado por su tía Juana.

Durante la residencia de la emperatriz María y su hija Margarita, las estrechas relaciones entre las mujeres de la familia real propiciaron la creación de un espacio donde floreció una sociedad femenina con dos entornos claramente diferenciados. Por un lado, el ambiente dentro de la clausura, donde, resguardado de las agitaciones de la sociedad, prevalecía la formación espiritual de las religiosas, que incluía el estudio de la literatura, la música y el arte. Por otro lado, surgió un ambiente cortesano en la residencia real contigua al monasterio, donde se formó una corte femenina en torno a la figura de la emperatriz María de Austria.

Infantas Clara Eugenia y Catalina Micaela Otras mujeres de la familia real también acudieron al monasterio. En 1568, las infantas Isabel Clara Eugenia y Catalina Micaela encontraron alojamiento en el monasterio después del fallecimiento de su madre, Isabel de Valois. Posteriormente, en 1580, regresaron al convento acompañando a sus hermanos Diego y Felipe tras el deceso de Ana de Austria. Isabel Clara Eugenia regresó nuevamente en 1598, para pasar allí los meses previos a su matrimonio con su primo, el archiduque Alberto.

La presencia de mujeres de los linajes más destacados en este lugar otorgó al monasterio una posición especial en la jerarquía religiosa y política del reino.

Además, este monasterio se destacó no sólo como un lugar de devoción y poder espiritual, sino también como un punto de referencia en la diplomacia de la época.

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Las reliquias de las descalzas reales En su interior se guarda una de las colecciones más impresionantes de reliquias y relicarios, regalados especialmente a estas mujeres reales. Ningún embajador, nuncio o legado visitaba el monasterio sin traer consigo una cajita de reliquias para las ilustres monjas. Debido a su significado espiritual, valor simbólico y relevancia diplomática.

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ebido a su colección de reliquias, el monasterio se convirtió en un centro de arte y cultura. No había visitante extranjero que acudiera a la corte española sin llevar consigo un presente para las insignes monjas del monasterio. Estos regalos eran una muestra de respeto y una forma de forjar relaciones políticas y religiosas. Asimismo, la dote de las familias reales para que sus mujeres pudieran acceder al monasterio también consistía en reliquias y objetos artísticos de primerísima calidad. Las monjas, al mismo tiempo que desempeñaban su papel religioso y espiritual, han sido las encargadas de la conservación del tremendo patrimonio artístico anexo al monasterio.

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El monasterio abrió sus puertas como museo en 1999.

En su interior se alberga una de las colecciones de reliquias, relicarios y arte religioso más preciadas de toda España. De esta manera, el nuevo espacio museístico ha expuesto algunas de las obras artísticas más relevantes de su patrimonio.

En la visita al museo, la primera parada es la escalera renacentista de exuberante pintura mural. La decoración monumental de dicha escalera es una conexión entre el espacio religioso —representación de los arcángeles de la biblia— y de la realeza —en el balcón del Rey que representa el patronato regio de la monarquía— culminando con un impactante rompimiento de gloria en el techo de la escalera.

Patrimonio Artístico

Arte pictórico religioso El museo recoge gran cantidad de cuadros de temática religiosa, así como retratos de las distintas monjas que han residido en el monasterio. Destaca la obra de la Virgen del Papagayo, la más apreciada de entre las pinturas religiosas de la colección de Juana de Austria. O el óleo sobre tabla Cristo entre la Virgen y San Juan Bautista, una magnífica réplica anónima del siglo XVI de la obra del mismo nombre atribuida

Escultura Religiosa El monasterio cuenta con una importante colección de escultura religiosa. Uno de los ejemplos más destacados es la Mater Dolorosa de Pedro de Mena y Medrano.

Una imagen de medio cuerpo, vestida de manto azul. El rostro desolado, con lágrimas de pasta y ojos de vidrio, conforman un realismo sobrecogedor.

Los tapices de Rubens En torno al año 1625, la infanta Isabel Clara Eugenia, quien ejercía como gobernadora de los Países Bajos españoles, solicitó a Rubens la creación de una colección de veinte tapices destinados al Monasterio de las Descalzas Reales en Madrid, donde todos estos tapices todavía se encuentran en perfecto estado. El tema central de estas obras de tapicería es “El triunfo de la Eucaristía”.

Retratos de la realeza Importantes retratos de personajes de la familia real se encuentran expuestos en las dependencias museísticas de las Descalzas Reales. El retrato de las infantas Isabel Clara Eugenia y Catalina Micaela de Alfonso Sanchez Coello o el retrato del Príncipe Don Carlos de Austria de Joris Van Der Straeten, son algunos de los ejemplos más destacados.

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Mujeres, historia y religión La visita al Monasterio de las Descalzas Reales es una experiencia que evoca una profunda reflexión filosófica y una apreciación de la historia, la espiritualidad y el arte que se entrelazan en este particular espacio.

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l adentrarse en este monasterio, se siente una conexión inmediata con el pasado, con siglos de tradición religiosa y cultural. El silencio se respira y la pulcritud del lugar crea un profundo contraste con el caos bullicioso que se encuentra al otro lado de los muros. Las paredes de piedra y las antiguas reliquias nos transportan a una época en la que la fe y la devoción eran el fundamento de la vida cotidiana. Un recuerdo de la espiritualidad como una constante a lo largo de la historia de la humanidad.

La visita al Monasterio de las Descalzas Reales también nos invita a reflexionar sobre la naturaleza de la renuncia y la dedicación. Las religiosas que vivieron aquí eligieron una vida de austeridad y contemplación, renunciando a las comodidades y lujos del mundo exterior. Esta decisión puede nacer de la necesidad de una conexión más profunda con lo divino, y en última instancia con su propio ser. Aunque este abrazo a la espi-

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Conclusión

ritualidad también puede suponer una huída a los requerimientos que se imponían a las mujeres de la época, aunque solo fuera en el ámbito matrimonial.

Acudir al monasterio también nos recuerda la importancia de los espacios dedicados a las mujeres a lo largo de la historia. En un principio, estos lugares podían suponer encerramientos físicos, pero también son lugares donde las mujeres pudieron desarrollar su intelecto, estudiar literatura, música y arte. El Monasterio de las Descalzas Reales es un testimonio tangible de la posibilidad ofrecida a las mujeres de existir ajenas a la existencia de los hombres y tomar un papel activo en la diplomacia y —en cierto modo— la política. Una oportunidad de explorar sus propias vocaciones y contribuir a la sociedad de maneras que van más allá de las limitaciones tradicionales, aunque esta posibilidad siguiera encerrada en unos marcos de conducta y solo fuera posible para mujeres de alta cuna.

En última instancia, la visita a este monasterio nos insta a reflexionar sobre la continuidad de la historia y la influencia de la espiritualidad y la creatividad en la formación de la sociedad. Nos recuerda que, a pesar de los cambios y avances en el mundo, hay aspectos fundamentales de la experiencia humana que trascienden el tiempo y el espacio. Hoy en día, el monasterio sigue siendo un espacio de recogimiento y reflexión, así como un museo que conserva la riqueza histórica y artística de la Edad Moderna.

Su legado perdura como un recordatorio de una época en la que España dominaba el mundo y donde la fe, la política y el arte se fusionaban en una sinfonía de influencia y poder. El Monasterio de las Descalzas Reales sigue siendo un punto de referencia para la historia y la cultura españolas, un testimonio de una era de grandeza y religiosidad, permitiéndonos viajar a la Edad Moderna desde el siglo XXI. 15