ENTREVISTA
Pablo Albarracín: El violinista nómada
“La música es el medio y es el fín”
AURORA A. ABELLÁN

El recibimiento por parte de Pablo es cálido y amable. Rápidamente, se siente el calor hogareño en la entrada, calor que podría provenir de la abierta sonrisa del joven muchacho y que aparece acompañado de dulces y vibrantes tintes de música. En esta casa se escucha el violín de Pablo, pero también otros instrumentos, los del resto de habitantes de este lugar, unos itinerantes y otros fijos. Sin embargo, el calor recibido también podría provenir del olor, olor a hogar. Las paredes de esta casa sostienen longevos recuerdos. Qué mejor espacio para hablar de las andaduras de un joven violinista, que el lugar al que siempre decide volver.
—¿Cómo es volver a casa, Pablo?
—(Sonríe) Volver a casa siempre es especial. Siempre es especial reunirte con tus seres queridos, recargar las pilas y recargar la energía en el sitio que te vió nacer y crecer. En esta vida itinerante es importante siempre volver al punto de partida para, bueno, para conectar contigo mismo.
—¿Qué tiene que ver esta casa en su formación musical?
—Mucho, realmente yo empecé a tocar el violín un poco por imitación, por ver a mi padre y a mi hermano mayor pasándoselo bien con la música y con el violín. Casi que me vino solo. Yo quería hacer lo mismo que ellos y así empezó un poco esta aventura, muy jovencito con cuatro años.
La música ha formado parte de la vida de Pablo desde su nacimiento. El folclore murciano conforma la base musical de su familia. Así, de generación en generación, de padres a hijos todos han aprendido a amar la música, en sus distintas formas y facetas.
—¿Cómo de importante es el seno familiar en su formación musical?
—Vengo de una familia de músicos. Mi abuelo ya lo era. Un músico además bastante reputado en el folclore murciano. Mi padre siguió un poco esa tradición, pero también empezó con conservatorio y con

formación musical más reglada. De ahí viene un poco ese gancho musical. Sin embargo, mi madre, a pesar de no tener formación musical, siempre ha sido una persona que me ha insistido en esforzarme por la música y en que el esfuerzo trae recompensas. Por tanto a ambos dos, de distintas maneras pero en igual importancia, les debo poder dedicarme a la música.
“A mis padres les debo poder dedicarme a la música”
Como dice Pablo, la familia supone una lanzadera en su formación musical. En 2016, el violinista inicia uno de los años
más decisivos en la vida de un estudiante y de un músico: 2º de bachillerato y 6º de grado medio. Culmina la selectividad de forma brillante, pero en esa misma semana ha tenido que examinarse en Murcia, Madrid y Barcelona. Con tan solo 18 años, Pablo sabe que su futuro no será en Murcia, una ciudad muy querida por él, de la que tendrá que despedirse.
—Sus opciones no eran solo Barcelona. También se planteó Madrid y Murcia ¿Por qué se decide finalmente por esta ciudad?
—Son muchos factores, el factor familiar es uno de ellos. Tener a mi hermano en Barcelona, por supuesto que ayuda a tomar la decisión. Pero creo que en nues-
tro caso, en el caso de los músicos, es muy importante decidir cuál va a ser tu profesor, ya que va a ser la persona que te va a guiar, no solo musicalmente sino también a nivel espiritual y a nivel de enfoque vital. Me refiero al profesor de instrumento. Y realmente fue una experiencia brutal para nosotros poder estar fuera nutriéndonos musicalmente de los mejores profesores. Y a nivel vital, por supuesto, vivir en una ciudad tan excitante y con tantas oportunidades como es Barcelona.
—¿Qué le aporta salir de casa tan pequeño?
Bueno con 18 años es verdad que andas todavía un poco verde en algunas cosas, pero supone sin duda crecer a pasos agigantados. Aprendes muy rápido y creo que es una experiencia muy buena, aunque al principio da mucho vértigo.
La experiencia de estudiar en Barcelona es extremadamente enriquecedora. Además de las vivencias, la maduración personal y el crecimiento musical, la capital catalana supone una catapulta hacia Europa. Pablo em-
pieza a mirar con buenos ojos salir de España, una realidad que no tardará mucho en materializarse.
—Cuando ya lleva unos años en Barcelona y se acerca el final del grado universitario ¿Empieza a pensar que Barcelona se le queda pequeña?
Pues bueno, yo no lo diría así, pero poco a poco fueron saliendo más oportunidades. Al principio la conexión estrella era el Talgo Murcia a Barcelona, porque solo me salían conciertos en Murcia y alrededores. Pero luego, poco a poco, sí fueron surgiendo más oportunidades en la propia Cataluña. Ahí empecé a viajar también a Austria para conocer a profesores del lugar. Y bueno, mi ritmo vital comenzó, digamos, a acelerarse. Diría que hasta que empezó la pandemia ya me había empezado a acostumbrar a ese tipo de vida.
obliga a Pablo a calmar su ritmo vital y volver a casa. 2020 marca un antes y un después en la vida del violinista. Termina su andadura en Barcelona y comienza a preparar su próximo destino: la ciudad austriaca de Graz. Pablo vuelve a volar del nido. Esta vez alejado del Mediterráneo que le había visto nacer y le había acompañado toda su etapa Universitaria.
—¿Cómo se afronta decir adiós a Barcelona?
“Al principio la linea estrella era el Talgo MurciaBarcelona”
La crisis del Coronavirus

El Covid se puso de por medio. Y es verdad que se queda una espina clavada en esta época porque justo los meses de Covid fueron mis últimos en Barcelona. Estaba metido de lleno en la preparación del examen final, de las tesis final y también de las pruebas de acceso a máster en Austria. Pero bueno, también me dio esa oportunidad de prepararme muy a fondo el repertorio que me exigían para las pruebas. Y yo creo que eso fue lo que me hizo llegar a una de las grandes universidades de Austria como es la Kunstuniversität Graz, en la ciudad de Graz. Y ahí empezó otra nueva etapa de mi vida en la que hay que volver a cambiar de aires, hay que volver a cambiar de rutinas, de personas a tu alrededor… Pero de nuevo es una oportunidad de crecimiento similar o incluso superior a la de Barcelona porque ahora cambias de país, aprendes un nuevo idioma, aprendes unas nuevas costumbres…

—Como dice, hay una barrera idiomática, estamos mucho más lejos de la familia ¿Qué es lo que más se echa de menos? ¿El sol, la comida, a los padres que quizás ya no están a un Talgo de distancia?
Bueno, el sol se echa mucho de menos, especialmente cuando pasa ya el mes de octubre y se empieza a poner todo gris. Y se nota en el carácter también. Parece que no pero el sol a los mediterráneos nos da mucho, nos aporta mucha vitalidad. Bueno, se echa de menos un poco todo, yo creo. Lo que has mencionado: el contacto familiar, la vida en España, que es una vida muy rica en muchas cosas.
Aunque se eche de menos la luz del Mediterraneo, Graz es una ciudad universitaria con mucha autenticidad. Pablo tiene en este lugar austriaco la opor-
tunidad de relacionarse con estudiantes de distintos países y profesores del más alto nivel, de lo que el músico puede nutrirse.
—¿Qué ciudades visita con más frecuencia desde Graz?¿Por qué mundo se empieza a mover?
Como turista y como estudiante de música, Viena es una maravilla por la cantidad y la calidad de conciertos que ofrece. Siempre hay algún buen plan musical que hacer en Viena. Y es la capital de la música, poco más se puede decir.
“Cuanto más lejos estoy de España más cosas empiezan a salir aquí”
Pero bueno, quizás a nivel musical, paradójicamente, empiezo a viajar más España porque se empiezan a abrir nuevas oportunidades aquí.
Mi etapa en Austria es quizá la más itinerante y la más fuertemente nómada. Me hace moverme mucho a Madrid, a Barcelona de nuevo, posteriormente a Valladolid, a Oviedo, a Murcia, a muchos sitios de los que voy recibiendo nuevas experiencias. Pero lo dicho, paradójicamente, que cuando más lejos estoy de España es cuando más cosas empiezan a salir en España. Y no es fácil combinar ese equilibrio porque también tienes que ir a clase y tienes que cumplir con tus obligaciones de estudiante. Pero fue muy enriquecedor y también me ofreció la oportunidad de estar un poquito más cerca de la familia y tener alguna excusa para pasar por aquí.
Las oportunidades laborales en España comienzan a surgir. También un proyecto muy especial para Pablo comienza a ver la luz en estos años. Ya en sus últimos meses en Barcelona había desarrollado un especial interés por la música antigua. Así, en 2020, también emprende una interesante andadura, junto a unos amigos que pronto se convertirán en familia.
¿Qué es Anacronía Ensemble?
Anacronía Ensemble, a día de hoy, es un proyecto que me ilusiona muchísimo. Es, como nosotros lo llamamos, nuestro bebé de tres años, porque ya cumplimos tres años esta temporada. Es un proyecto musical formado por cinco miembros. Nos dedicamos a interpretar repertorio del último tercio del siglo XVIII, repertorio que nos encanta y que no está muy explorado, la verdad. Además, tenemos una forma de

afrontar la música muy espontánea, muy fresca, muy divertida, muy enérgica… Tocamos de memoria, intentando meter momentos de improvisación. Y más allá de lo musical, destacaría que en Anacronía somos una familia. Y a pesar de movernos mucho y estar siempre en carretera o volando, es bueno sentirte rodeado por
tu familia, en este caso tu familia musical. Es importante y es fundamental para que el proyecto pueda salir adelante y todos nos podamos sentir cómodos con lo que hacemos.
Anacronía cautiva por su especial formato y por su frescura. En España son invitados a to-

car en Festival Internacional de Santander; Quincena Musical de San Sebastián; Ciclo del Centro Nacional de Difusión Musical, organizado por el INAEM y el Ministerio de Cultura. También llegan a tocar en algunos grandes escenarios europeos como Brujas, Bruselas, Cracovia o Utrecht.
¿Qué supone para usted tocar en el Concertgebouw de Brujas? ¿O en el Auditorio Nacional de Bélgica?
La verdad que son experiencias, además recientes, que creo que todavía no he terminado de asimilar. Como este mundo de la música está lleno de emociones, de movimiento, de experiencias, a veces no te da tiempo a analizar cosas que pasan en tu vida de forma muy fugaz y que son realmente especiales; y quizá, por el enorme tránsito de acontecimientos, no eres consciente del todo de lo que ocurre. Pero fue una pasada tocar en en estos dos escenarios que comentabas. Fue también un punto de satisfacción muy grande porque, al final, bueno, como
nosotros decimos, no venimos a mesa puesta, sino que tenemos que poner la mesa nosotros. Poner la mesa es un gran sacrificio y cuando ese sacrificio se materializa en conciertos tan especiales como éstos y recibes el calor de un público tan exigente y especializado como el belga, pues es una auténtica pasada y es una satisfacción enorme.
“Nosotros no venimos a mesa puesta, sino que la tenemos que poner”
Pablo se encuentra actualmente encuentra en la bolsa de sustitución de la Orquesta Sinfónica de Castilla y León (una
de las mejores orquestas de España), también en la Orquesta de Asturias, terminando su formación en Austria y a la misma vez siguiendo sus proyectos en Anacronía. Salir de casa con una maleta y no volver en meses, es el día a día para él. No pasar más de un mes en el mismo lugar. Ir de aviones, autobuses, trenes…
¿Cuál diría que es ahora mismo su hogar?
(Mira para sí mismo con una sonrisa socarrona) Aunque sea quizá un poco cursi (ja ja) apelar a esta frase, pero lo de ser ciudadano de un lugar llamado mundo, en este caso, creo que se que se puede aplicar. Está claro que hay ciudades y lugares que te tocan especialmente. Para mí Murcia es mi casa, mi familia, es mi origen. Barcelona también es, en parte, mi hogar. Y a día de hoy, Graz también lo es.
(Reflexiona un momento para sí mismo)
Luego aprendes con el tiempo a adaptarte a los lugares en los que estás y quizás no consideres tu

casa de esos sitios, pero sí que estableces vínculos que hacen que te sientas bien durante el periodo que tengas que pasar ahí. Eso creo que es importante, no es fácil al principio, pero así es como puedes llegar a adaptarte a ese ritmo de vida y a ese periplo nómada por las distintas ciudades.
¿Qué significa para usted ser nómada?
(Silencio) Ser nómada es el medio para alcanzar mis metas y para alcanzar mis sueños. Para poder llegar a todo ello por lo que he luchado y para lo que me he preparado durante todos estos años.
¿Qué podemos ver en el horizonte? ¿Qué depara el futuro?
Espero que momentos bonitos con la música. Y, por concretar un poco más, hay un objetivo que me motiva especialmente y es el final del máster en Austria. Por otro lado, a nivel de proyecto musical, vendrán cosas muy bonitas, por suerte, en 2024, conciertos que a buen seguro quedarán en mi memoria.


¿Qué le parece si terminamos con un pequeño juego?
Claro.
Yo le voy a decir una palabra y usted tiene que responder con lo primero que le venga a la cabeza.
Perfecto
¿Preparado?
Adelante
Anacronía
Mi familia musical
Hogar
Murcia
Murcia
Que hermosa eres
Barcelona
Crecimiento
Graz
Mi explosión definitiva
Mamá
Corage
Papá
Musicalidad
Música
La música es el medio y es el fin.
El músico es errante, es nómada. Como cuenta Pablo, dedicarse a la música es entender que tu hogar va contigo dentro de una funda de instrumento que llevas siempre en la espalda. Pablo, a sus 25 años, continúa haciendo su camino al andar. Siempre con la mirada puesta en sus raíces. Pero también con las alas abiertas para volar.