MI BIBLIA, MI TESORO. 9 a 12 años. Año B. 3 trimestre.

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MI BIBLIA, MI TESORO LECCIONES PARA EL ESTUDIO DE LA BIBLIA

9 - 12 años 3er Trimestre · Año B


Proyecto «Mi Biblia, mi tesoro» Textos: Esther Villanueva Luis González Mercedes Gascón

Revisión teológica: Roberto Badenas

Ilustraciones: Ferni David Park (cuadro «Aprende y comprende»)

Diseño: Isaac Chía

Maquetación: Isaac Chía, Daniel Nieto

Es un proyecto de Aula7activa, editora digital de AEGUAE (Asociación de Estudiantes y Graduados Adventistas de España), en colaboración con el Ministerio de la Infancia de la UAE (Unión Adventista Española).

Todos los derechos reservados. Se permite la impresión de esta publicación solo para uso personal. No está autorizada la difusión digital. Los archivos informáticos de las publicaciones electrónicas no pueden ser manipulados bajo ningún concepto.

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Índice Lección 1 Lección 2 Lección 3

¡Sorpresa! 4 Un ángel con buenas noticias

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¡Emmanuel! 16

Lección 4

Viajeros de oriente

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Lección 5

Y Jesús crecía

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Lección 6

El bautismo de Jesús

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Lección 7

Satanás ataca a Jesús

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Lección 8

Los primeros discípulos

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Lección 9

Jesús comienza su ministerio

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Lección 10

Jesús visita Jerusalén

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Lección 11

Un médico muy especial

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Lección 12

Jesús en Capernaún

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Lección 13

Cuatro buenos amigos

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“Mi Biblia, mi tesoro” es un método para acercarnos al Dios revelado en la Biblia. Ahora es el momento de cultivar hábitos de estudio de la Biblia. Dedicad un tiempo breve cada día a estudiar la Biblia con vuestros hijos. No los dejéis solos. Con vosotros es mucho más divertido. Van a tener preguntas, van a necesitar ayuda para buscar los textos bíblicos y necesitan saber que la Biblia es importante no solo para ellos, los niños, sino que también vosotros, los adultos, lo sentís como una necesidad vital. No hagáis del estudio de la Biblia una imposición. Nada que tenga que ver con Jesús y la Biblia debe ser una imposición. Adaptad el material que tenéis entre manos a la edad de vuestros hijos, a sus gustos y a sus intereses. Ahora es el momento de acercar a vuestros hijos a Dios. Disfrutad de esos momentos. Que cuando sean mayores recuerden con cariño esos minutos de complicidad entre vosotros, ellos y Jesús.

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¡SORPRESA!

LECCIÓN

Aprende y Comprende

TU LECTURA DEL DOMINGO Ya sabes que la Biblia que tenemos se divide en dos grandes bloques llamados el Antiguo y el Nuevo Testamento. Durante el último año y medio hemos estudiado las historias del Antiguo Testamento. Desde la Creación del mundo hasta el regreso de los judíos a Jerusalén. Los últimos autores del Antiguo Testamento fueron seguramente Esdras y Nehemías alrededor del siglo V antes de Cristo. A partir de entonces no tenemos constancia de que hubiera más profetas en Israel, al menos profetas que dejaran escritos sus mensajes.

«Preparad el camino del Señor» (Mateo 3: 3)

En nuestra Biblia, el Antiguo Testamento está compuesto por los libros que los judíos, desde el siglo III a.C., consideraron inspirados por Dios. En algunas versiones de la Biblia verás que también hay otros libros como Tobías, Baruc, Judit, Macabeos, Sabiduría y Eclesiástico. Estos libros no pertenecían a la Biblia hebrea, la Tanaj, y se escribieron alrededor del siglo II a.C. Son libros que cuentan la historia de los judíos en la época de influencia griega, pero muchas de sus enseñanzas contradicen lo que los profetas enseñaron, por eso esos libros no están incluidos en otras versiones de la Biblia. A partir de este trimestre vamos a estudiar las historias del Nuevo Testamento. El Nuevo Testamento nos cuenta la historia de Jesús y de los primeros cristianos.

Señala con una A los libros que pertenecen al Antiguo Testamento y con una N los que sean del Nuevo Testamento.

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Esdras

Tesalonicenses

Rut

Romanos

Hebreos

Filemón

Salmos

Crónicas

Habacuc

Corintios

Proverbios

Eclesiastés

Job

Oseas

Zacarías

Marcos

Joel

Pedro

Deuteronomio

Tito

Éxodo


LECCIÓN

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TU LECTURA DEL LUNES Desde el principio, desde la entrada del pecado en este mundo, Dios había prometido que enviaría un Mesías, un Salvador, que vencería a Satanás y acabaría con el pecado en esta tierra. La primera vez que aparece esta promesa en la Biblia es en Génesis 3: 15. Este mismo texto ya nos da una pista de cómo sería ese Mesías: en algún momento de la historia una mujer tendría un bebé que sería el Salvador prometido. Todos los rituales y ceremonias del Tabernáculo del desierto y luego del Templo de Jerusalén señalaban detalles importantes de la obra del Mesías. Los profetas habían predicho algunos detalles de su llegada. El profeta Daniel también predijo que el Mesías moriría 486 años después del decreto de reconstrucción de Jerusalén. (Ver Daniel 9: 25-27) El tiempo en el que nacería el Mesías había llegado. En el Cielo se preparaban para anunciar la llegada del Mesías. ¿Los israelitas estarían preparados?

Busca los textos del cuadro y escribe lo que dicen sobre el Mesías prometido. Lugar de nacimiento Miqueas 5: 2

Edad de la madre del Mesías Isaías 7: 14

Familia del Mesías 2 Samuel 7: 12

Piensa un poco Dios estaba muy interesado en que todo el mundo reconociera al Mesías cuando llegara, por eso dio muchas pistas sobre lo que iba a ocurrir. Dios no hace nada a escondidas y mucho menos cuando la salvación de los seres humanos está en juego. Puedes estar seguro de que Dios va a hacer todo lo posible para que tú lo conozcas y puedas disfrutar con él toda la eternidad.

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LECCIÓN  |

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TU LECTURA DEL MARTES En las montañas de Judá vivía una pareja que amaba a Dios. Se llamaban Elisabeth y Zacarías. Algunas versiones de la Biblia los llaman Isabel y Zacarías. Llevaban mucho tiempo casados pero no podían tener hijos.

¡Este dibujante no se entera! El dibujante ha cometido al menos 12 errores. ¿Puedes señalarlos? Piensa cómo lo hubieras dibujado tú sabiendo cómo era el interior del Lugar Santo y lo que hacía Zacarías.

Elisabeth y Zacarías eran fieles a Dios. Zacarías era descendiente de la tribu de Leví. Los sacerdotes que realizaban las ceremonias en el Tabernáculo y luego en el Templo eran levitas (Ver Números 4: 50). El problema es que eran muchos hombres y como no podían trabajar todos a la vez, hacían turnos para que, por lo menos una vez al año (Ver 1 Crónicas 24), todos y cada uno pudieran servir en el Templo. Zacarías esperaba su turno con ilusión e impaciencia porque era lo más importante que le podía pasar. Un día, llegó un mensajero desde Jerusalén. Traía la noticia más esperada por Zacarías: había llegado su turno de servicio en el Templo. ¡Qué alegría! Zacarías preparó el viaje con mucha ilusión y responsabilidad. Repasó cuáles eran los trabajos y servicios que se hacían en el Templo. Tenía que tenerlos bien preparados porque el servicio a Dios tenía que ser perfecto.

Preparó su túnica de lino blanco que era la que se pondría para entrar en el Templo. ¡Cómo le gustaba volver a visitar el lugar Santo, en el que solo podían entrar los sacerdotes! Allí pondría aceite en el candelabro, cambiaría los panes de la proposición y quemaría incienso delante del altar del incienso. El incienso significaba que las oraciones subían hacia Dios como el humo oloroso sube hacia el cielo. Era una gran responsabilidad poder trabajar para Dios.

Piensa un poco Trabajar para Dios es un gran honor y una gran responsabilidad. Debemos prepararnos y esforzarnos para hacer bien cada cosa que se nos pida, aunque sean cosas pequeñas: hacer la oración, tener una participación en un programa de la iglesia, ayudar a repartir alimentos, ayudar a mantener ordenada la sala donde tiene lugar la escuela sabática o el Club de Explorardores…

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LECCIÓN  |

TU LECTURA DEL MIÉRCOLES Cuando llegó el momento, Zacarías entró solo en el lugar Santo con el incensario. Afuera se había quedado mucha gente. ¿Qué hacían? (Puedes leerlo en Lucas 1: 10). Al fondo, delante de una gran cortina estaba el altar del incienso. A la izquierda estaba el candelabro de siete brazos que estaba encendido de día y de noche. Era precioso, de oro macizo. A la derecha estaba la mesa de los panes. Pero su trabajo era poner el incienso en el altar, así que caminó hacia el frente. Mientras olía el incienso que llevaba en las manos seguramente iría pensando en que él no tenía hijos que pudieran hacer ese mismo trabajo y eso lo entristecía. Cuando levantó la cabeza se llevó un buen susto. Había alguien de pie a la derecha del altar. Al principio no entendía cómo no lo había visto al entrar, pero es que allí, dentro del lugar Santo, no debería haber nadie excepto el sacerdote. Entonces lo comprendió. Era un ángel. ¿Qué le dijo el ángel a Zacarías? (Puedes leerlo en Lucas 1: 13). ¡Eso era imposible! Él y su mujer Elisabeth lo habían intentado durante mucho tiempo y no podían tener hijos. Luego Dios le dio instrucciones en cuanto al niño. Se llamaría Juan. Imagínate, ¡Dios ya le había puesto nombre al niño! Dios estaba tan preocupado de que todo fuera bien que le dijo hasta cómo tenía que cuidarse Elisabeth durante el embarazo (Ver Lucas 1: 15). Dios se preocupó de Juan desde antes de su nacimiento y también se preocupa de ti.

Zacarías no terminaba de creerse lo que el ángel le decía, por eso le pidió que le diera alguna señal para estar seguro de que iba a pasar todo lo que le había contado. ¿Qué señal fue? (Puedes leerla en Lucas 1: 20). Efectivamente, desde ese momento, Zacarías no pudo pronunciar ni una sola palabra. Luego le dijo que el bebé que esperaban iba a ser muy especial. ¿Cuál sería su misión? (Léela en Lucas 1: 16, 17). ¡Una sorpresa después de otra! No solo tendrían un hijo, sino que el Mesías estaba a punto de llegar, y Juan sería el que preparara los corazones de los israelitas para recibirlo. MBMT

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LECCIÓN

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1 TU LECTURA DEL JUEVES

Mientras tanto, la gente se dio cuenta de que Zacarías estaba tardando demasiado en salir del lugar Santo. ¿Qué estaba pasando? Cuando Zacarías, por fin, apareció por la puerta se dieron cuenta de que algo importantísimo había pasado allí dentro (ver Lucas 1: 22). A partir de entonces tuvo que comunicarse con una tablilla en la que escribía lo que quería decir. Cuando Zacarías regresó a casa le contó todo lo que había sucedido a su esposa. Ella apenas podía creer lo que le decía su marido, pero al poco tiempo se quedó embarazada. Cuando nació el bebé, todos los vecinos y los parientes lo celebraron. Estaban muy felices. Los judíos tenían la costumbre de no ponerle nombre al bebé hasta ocho días después de nacer, cuando lo circuncidaban. Como Zacarías no podía hablar, los vecinos y parientes decidieron que el niño se llamaría Zacarías como su padre (ver Lucas 1: 59). Entonces Elisabeth tuvo que interrumpirles y decirles que el nombre del niño era Juan. Se armó un gran revuelo porque no había nadie en la familia que se llamara así. Los parientes querían que tuviera el nombre del padre y Elisabeth estaba empeñada en que el niño se llamara Juan. Zacarías intentaba hacerse entender por señas pero nadie sabía si les daba la razón

Encuentra en la sopa de letras palabras relacionadas con la lección de esta semana: Zacarías – Isabel – Elisabet – Familia – Sacerdote – Ángel – Templo – Incienso – Juan – Tablilla – Altar

a los parientes o a su mujer. Al final tuvieron que traerle una tablilla y un punzón para que escribiera el nombre del niño. ¿Qué es lo que escribió Zacarías? (Lo sabrás si lees Lucas 1: 63). Ya no había duda. El niño se llamaría Juan. ¿Qué ocurrió en ese mismo momento? (Léelo en Lucas 1: 64).

Piensa un poco Al padre, Zacarías, quizás le habría hecho ilusión que su hijo se llamase como él, pero por encima de todo quería obedecer a Dios. De igual manera, tú harás muy bien en obedecer lo que Dios te dice en la Biblia.

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LECCIÓN  |

TU LECTURA DEL VIERNES Después de casi 500 años por fin Dios se comunicaba otra vez con su pueblo. Zacarías, el levita, comenzó a profetizar. Delante de todos los vecinos explicó que las promesas de la venida de un Salvador dadas por Dios desde la Creación, se iban a cumplir muy pronto. La promesa que Dios hizo a Abraham de que uno de sus descendientes sería el Mesías se iba a hacer realidad. Su hijo no sería el Mesías prometido, pero iba a ser una persona especial. Zacarías les explicó a todos en qué consistiría la misión de Juan. (Puedes leerla en Lucas 1: 76, 77). La misión de Juan era muy importante. Juan iba a ser un predicador que prepararía las mentes y los corazones de la gente para que cuando llegase el Mesías, el Salvador, supieran reconocerlo, lo escucharan, lo entendieran y lo siguieran. Todo el mundo se sorprendió y pronto se supo la historia de Juan en todos los pueblos de alrededor (ver Lucas 1: 65). Cuando Juan creció, se preparó muy bien para ser útil en el trabajo que Dios le había dado. ¿Dónde vivió Juan? (Lee Lucas 1: 80). Recuerda que el desierto, en la Biblia, es un lugar lejos de pueblos y ciudades, no necesariamente un lugar de arena, rocas y sin vegetación. Cuando cumplió 30 años, la edad permitida para poder enseñar a otros, comenzó a predicar en las montañas de Judea.

Curiosidades Algunos comentaristas creen que Juan podría haber vivido entre los esenios, aunque no hay pruebas de ello. Los esenios eran una especie de monjes que solían vivir alejados de las ciudades. Llevaban una vida muy sencilla, sin lujos, tanto en la vestimenta como en sus costumbres y alimentación. Se dedicaban a copiar y estudiar las Escrituras. La comunidad más famosa es la que hubo en Qumrán, a orillas del mar Muerto. Se la conoce porque en 1947 se encontraron muchísimos rollos de pergamino que hoy conocemos como los manuscritos del mar Muerto entre los que están los textos más antiguos que conocemos de partes del Antiguo Testamento.

Pero, ¿quién sería el Mesías? La próxima semana lo sabremos.

Encuentra el camino que une al padre con su hijo y descubrirás parte de la profecía que Zacarías dijo sobre Juan (Lucas 1: 76).

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2 LECCIÓN

UN ÁNGEL CON BUENAS NOTICIAS

Aprende y Comprende

TU LECTURA DEL DOMINGO En la ciudad de Nazaret, en Galilea, vivía una jovencita llamada María. María era prima de Elisabeth. ¿Te acuerdas de ella, de la semana pasada? Al igual que Zacarías y Elisabeth, María amaba a Dios con todo su corazón y deseaba que pronto apareciera el Mesías. No sabemos mucho de ella. Solo que era muy joven porque aún no se había casado y la costumbre, en aquella época, es que las mujeres se casaran muy pronto, casi adolescentes. Pero a pesar de ser tan joven Dios ya la tenía en mente para pedirle que hiciera algo por él. Para esa misión tan especial, Dios envió a un ángel llamado Gabriel porque la misión era realmente importante.

«Y lo llamarás Jesús porque él salvará a su pueblo» (Mateo 1: 21)

María estaba tranquilamente en su casa, cuando apareció el ángel. Gabriel la llamó por su nombre. ¿Cómo había entrado en la casa sin que ella se diera cuenta? ¿Quién sería aquella persona que la llamaba por su nombre? Pero lo más raro era cómo le hablaba. Le hablaba como si ella fuera una persona muy importante, como si fuera una reina. Pero aún se quedó más asombrada al escuchar las palabras que le dijo. (Léelas en Lucas 1: 28, 29).

Piensa un poco A Dios le gusta pedir ayuda a los jóvenes. Muchos de sus ayudantes fueron llamados por Dios cuando eran jóvenes e incluso niños. Recuerda a Samuel, David, Josías, Jeremías… Tú también puedes ser un ayudante de Dios, aunque no recibas la visita de un ángel. Cuando eres amable, ayudador, obediente, educado y simpático tú también eres un ayudante de Dios, porque haces que el mundo sea más agradable para los que te rodean.

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LECCIÓN

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TU LECTURA DEL LUNES Si te acuerdas, Dios había prometido a Adán y Eva que vendría un Salvador que derrotaría a Satanás para que no pudiera hacer más daño ni engañar más a las personas. Desde entonces muchas mujeres del pueblo de Dios deseaban que su hijo fuese el Prometido. Ahora Gabriel le decía a María que ella era la elegida por Dios para ser la madre del Salvador. María estaba muy sorprendida. No entendía muy bien lo que Gabriel le estaba contando. Eso era imposible. Ella solo era una joven normal y corriente, que vivía con sus padres y quedaba con sus amigas en la fuente para charlar y reír (ver Lucas 1: 30-33). María tenía novio. Estaba comprometida con José. Pero todavía no se habían casado. ¿Por qué la escogería Dios para ser la madre de Jesús, el Creador, el Hijo de Dios? José era carpintero y no era rico. ¿El Mesías iba a nacer en una familia normal y corriente? ¿No sería mejor que naciera en una familia noble y rica para que el niño pudiera tener una gran casa, juguetes, criados y buenas ropas?

Encuentra en la sopa de letras las siguientes palabras relacionadas con la lección: Gabriel – María – José – Mesías – Concebirás – Hijo Reinará – Bendita – Alégrate – Espíritu Santo

Pero a Dios eso no le importaba. Para Dios lo único importante era qué clase de padres iba a tener el Mesías, unos padres que le amaran y le prepararan para cumplir con su misión cuando fuera adulto. Dios podría haber escogido a alguna familia con mucho dinero, pero Dios sabía que María y José serían los mejores padres para el Salvador del mundo.

Piensa un poco ¿Por qué crees tú que Dios eligió a María y a José como padres de Jesús? Anota en un papel qué cosas son necesarias para ser un buen padre o madre y llévalo a tu clase el sábado para comentarlo con los demás.

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LECCIÓN  |

2 TU LECTURA DEL MARTES María no sabía qué pensar. Entonces Gabriel le contó que su prima Elisabeth, que era ya mayor para tener hijos, estaba embarazada de seis meses. María estaba sorprendida. Si Dios había hecho un milagro con Elizabeth, tal vez sería posible que Dios también hiciera un milagro con ella. Pero María se acordó de su prometido. En poco tiempo iba a casarse con José, un buen hombre. ¿Querría él ser el padre del Mesías? ¿Querría casarse con ella a pesar de todo? María sabía que ser la madre del Mesías era una gran responsabilidad y no iba a ser fácil. Sabía que tendría muchos problemas, pero también estaba segura de que Dios la ayudaría en todo momento. Ahora le tocaba a ella tomar la decisión, debía aceptar o rechazar la oferta de Dios. ¿Qué decidió María? (Léelo en Lucas 1: 38). Fíjate qué valiente tuvo que ser María. Dios le propuso la responsabilidad de criar y educar al mismísimo Mesías y ella lo aceptó. Era el encargo más importante que Dios podía pedir a un ser humano.

Piensa un poco El hacer las cosas de acuerdo a la voluntad de Dios no quiere decir que nunca tengamos problemas o que sean fáciles. Pero es la forma correcta de hacerlas. Lo único que debemos saber es que cuando Dios nos pide que hagamos algo él siempre nos ayudará dándonos fuerzas y sabiduría. Solo tienes que pedírselo.

Encuentra 9 diferencias entre los dos dibujos

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LECCIÓN  |

TU LECTURA DEL MIÉRCOLES Poco tiempo después, María se dio cuenta de que estaba embarazada, sin ningún padre humano, por un milagro de Dios. Ya no podía esperar más y se fue a ver a José. Tenía algo muy importante que decirle. Le contó que había visto un ángel, que ese ángel había hablado con ella, que ahora estaba embarazada y que el niño sería el Hijo de Dios. Ella había sido la elegida para ser la madre del Mesías.

¡Este dibujante no se entera! Señala todos los errores que ha cometido al realizar el dibujo.

Imagínate la cara de José. Estaba muy confuso. ¿Sería verdad todo lo que le estaba diciendo María? Él amaba a la joven, pero ¿seguro que ella no lo había imaginado todo? José estaba tan confundido que pensó en romper su compromiso con María y dejarla en secreto. Pero aquella noche José tuvo un sueño. Un ángel le hablaba. ¿Qué le dijo el ángel a José? (Léelo en Mateo 1: 20, 21). José amaba y confiaba en Dios tanto como María. Al final decidió que él también aceptaría la responsabilidad que Dios les daba. Cuidaría del bebé y de su madre. Juntos criarían al Mesías prometido. La semana pasada leíste un texto de Isaías donde el profeta anunciaba que la madre del Mesías sería una joven que nunca se había casado. (Lo puedes recordar leyendo Isaías 7: 14). Seguramente José había leído en la sinagoga muchas veces ese texto. Pero ¡qué distinto es leer una promesa de Dios y pensar que solo es un texto bonito a ser el protagonista de la promesa de Dios! Eso nos puede ocurrir a nosotros. Hemos leído y estudiado tantas veces que Jesús vendrá y viviremos juntos en la Tierra Nueva que a veces solo nos parece una fantasía. Pero imagina la cara que pondrás cuando se haga realidad.

Piensa un poco

En el texto de Isaías se utiliza un nombre muy especial para Jesús: Emmanuel, que significa «Dios con nosotros». ¿No te parece maravilloso que Dios quiera vivir con nosotros, a nuestro lado, como nuestro amigo? Deja que Jesús sea cada día tu Emmanuel, que cada día Dios esté contigo.

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LECCIÓN  |

2 TU LECTURA DEL JUEVES

María no dejaba de pensar en lo que Gabriel le había dicho sobre que su prima Elisabeth también estaba embarazada de forma milagrosa. Elisabeth vivía lejos de Nazaret, en las montañas de Judá, pero María necesitaba hablar con ella. Así que se puso en camino. Seguramente tardaría algunos días en llegar porque el viaje era largo, sobre todo si tuvo que ir caminando, pero por fin llegó a su destino. ¡Qué sorpresa se llevó Elisabeth! Entonces no había teléfonos para avisar que se iba de visita. Elizabeth se

puso muy contenta cuando vio llegar a María. Pero antes de que María pudiera contarle la historia del ángel, ¿qué pasó? (Léelo en Lucas 1: 41, 44). Dios iluminó su mente y supo que María estaba embarazada, y también que el bebé iba a ser el Mesías, el Prometido. Juntas pasaron semanas muy alegres. La Biblia no lo dice, pero seguramente María se quedó con Elisabeth hasta el nacimiento de Juan. ¿Cómo podemos saberlo? Piensa un poco y haz las cuentas.

VAMOS A INVESTIGAR 1. ¿Cuánto tiempo había pasado desde que el ángel anunció a Zacarías que Elisabeth meses iba a tener un hijo hasta que Gabriel visitó a María? (Lee Lucas 1: 26). 2. ¿Cuánto tiempo estuvo María en casa de Elisabeth? (Lee Lucas 1: 56).

meses

3. María tuvo que hacer preparativos para el viaje y luego viajar hasta las montañas de Judá. Eso podía haberle llevado varias semanas.

Por lo menos 2 o 3 semanas

Si haces una suma fácil sabrás que cuando regresó a Nazaret habían pasado ya los 9 meses del embarazo de Elisabeth. Lo más seguro es que María conociera a Juan, el que prepararía el camino para su propio hijo.

TOTAL:

Encuentra en la sopa de letras las siguientes palabras extraídas de Lucas 1: 31-33 en la versión Traducción al Lenguaje Actual. Con las letras que sobran podrás leer el versículo de Lucas 1: 30. Embarazada – Hijo – Jesús – Niño – Rey David – Gobernará – Israel

Piensa un poco ¿Cómo te sientes al saber que tarde o temprano las promesas de Dios siempre se cumplen?

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TU LECTURA DEL VIERNES Belén era una ciudad muy antigua. Allí vivieron Rut y Booz, y allí también nació el rey David. ¿Qué tendría que ver Belén con el Mesías? (Lee Miqueas 5: 2).

Encuentra las letras que componen la palabra del único lugar disponible en todo Belén.

José y María vivían en Nazaret, en Galilea. ¿Cómo es, entonces, que Jesús nació en Belén? Augusto César, el emperador romano, quería saber cuántas personas vivían en su Imperio y necesitaba hacer una lista de personas según sus familias. Entonces dio una orden. ¿Cuál fue? (Lee Lucas 2: 1, 3). Los censos se hacían para reclutar soldados y cobrar impuestos. Cuando el emperador romano daba una orden todo el mundo tenía que cumplirla, hasta el último habitante de su imperio. Y también José y María. Pero José y María no podían empadronarse en Nazaret porque su familia era de Belén, en Judea, muy cerca de Jerusalén. Eso significaba que, aunque a María le faltaba muy poco tiempo para tener al bebé, ellos tenían que viajar a Belén (ver Lucas 2: 4, 5). El viaje era muy pesado y más para una mujer embarazada, así que María estaba muy cansada. Cuando llegaron, Belén estaba lleno de gente que había llegado desde toda Palestina a registrarse para el censo. Había tanta gente que no quedaban habitaciones libres ni en las casas de las familias ni en las posadas.

José y María fueron de casa en casa buscando un lugar para descansar. Pero en cada posada les contestaban lo mismo: «todo está ocupado». Al final, el único sitio que pudieron encontrar fue un establo. Por lo menos estaban bajo un techo y protegidos del viento y de la lluvia. ¿Nacería allí el Salvador del mundo? Lo veremos a la semana que viene.

Piensa un poco El lugar donde nació Jesús era poco acogedor. Él era el dueño del universo y podría haber elegido un lugar más cómodo. Pero no lo hizo y se adaptó a todo. Piénsalo cuando se te ocurra la idea de protestar porque no te gusta la comida, o no te compren aquello que te apetece. Saber adaptarte te hace mejor persona.

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¡EMMANUEL!

LECCIÓN

Aprende y Comprende

TU LECTURA DEL DOMINGO María estaba muy cansada del viaje y quedaba poco tiempo para que naciera el bebé. Al final, como no pudieron encontrar habitaciones libres, alguien les dejó descansar en un establo junto con los animales. José preparó una cama para que María se pudiera acostar con paja y mantas. No era el mejor lugar del mundo, pero por lo menos estaban resguardados. Estando allí, María se puso de parto. En aquel tiempo no había hospitales para que las mamás fueran cuando se ponían de parto. Las mamás daban a luz en sus casas. Como María no tenía casa en Belén, su hijo nació en un establo. ¿No te parece un sitio raro para que naciera un bebé? Y más todavía si ese bebé era el Mesías…

«¡Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz, entre los hombres de buena voluntad!» (Lucas 2: 14)

María y José miraban a aquel niño recién nacido que tenían en sus brazos. No era diferente a cualquier otro bebé. Lloraba y movía sus piececitos y sus manitas como cualquier otro niño. Y ahora, ¿dónde pondrían al bebé? No podían dejarlo en el suelo ni al alcance de los animales. No tenían cuna, ni cochecito. No había muebles, solo había pesebres. ¿Sabes qué es un pesebre? Es como una especie de caja alta de madera donde se pone la paja para alimentar a los animales. María y José limpiaron muy bien uno de los pesebres e improvisaron un colchón de paja y mantas. Esa sería la primera cunita de Jesús.

Solo dos de estos dibujos son exactamente iguales. ¿Sabes cuáles son?

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LECCIÓN

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TU LECTURA DEL LUNES María y José miraban al bebé que dormía. Era igual que cualquier otro bebé, dulce, pequeñito. En el Cielo, todos los ángeles lo celebraban pero en nuestro mundo casi nadie sabía lo que estaba pasando en aquel establo de Belén. Los vecinos dormían tranquilamente. No se imaginaban que allí cerca estaba naciendo el Mesías. Jesús no nació en un palacio rodeado de criados, ni siquiera nació en su propia casa. Cuando nace un príncipe, todo el mundo quiere visitarlo, llevarle regalos y hacerle fotos. Pero Jesús, el bebé más importante del mundo, no recibió la visita del alcalde, ni de los sacerdotes. Los sacerdotes de Jerusalén sabían lo que el ángel le dijo a Zacarías y sabían que el Mesías estaba a punto de nacer, pero no quisieron creerlo. ¿Sabes lo que querían que pasara? Ellos querían que el Mesías fuera un guerrero fuerte y poderoso. Recordaban las historias de cuando Dios derrotó a los egipcios, a los amonitas, a los filisteos o a los sirios. Ellos querían un Mesías que hiciera la guerra a los romanos, que invadían en aquella época las tierras del antiguo reino de Israel. En vez de un Salvador que los salvara del pecado y de Satanás, habían llegado a convencerse de que el Mesías les haría ser el pueblo más fuerte sobre la tierra. Por eso los ricos e importantes no querían creer que el Mesías había nacido como un niño indefenso, a pesar de que así se había dejado dicho en las profecías. Por eso Dios se lo contaría a otras personas más dispuestas a creer. Mañana veremos a quiénes.

El profeta Isaías ya había descrito en muchos textos cómo iba a ser el Mesías por ejemplo en Isaías 9: 6. Señala las palabras o frases que corresponden con el Mesías descrito por el profeta.

Piensa un poco Los sacerdotes de Jerusalén querían que naciera un héroe conquistador, sin embargo, Dios les envió un Salvador. La llegada del Salvador ha hecho posible que las personas podamos vivir eternamente. ¿Hay algo más importante?

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LECCIÓN  |

3 TU LECTURA DEL MARTES

Cerca de Belén, un grupo de pastores cuidaban sus rebaños de ovejas. Mientras vigilaban en medio de la oscuridad, sentados cerca de una hoguera, hablaban del Mesías. Sabían que estaban viviendo el tiempo en el que, según el profeta Daniel, nacería el Salvador. No sabían con exactitud el año, pero no quedaba mucho tiempo. Deseaban poder vivir para conocerlo y para vivir en el Reino de Dios. Entonces sucedió algo increíble: un ángel resplandeciente se apareció delante de ellos. Pero lo más increíble de todo fue lo que les contó: que el Mesías ya había nacido y que había nacido ¡muy cerca de donde estaban! ¡Asombroso! ¡Era la noticia más maravillosa! ¡Los pastores estaban tan felices...! El ángel les explicó

dónde estaba para que pudieran ir a verlo. (Lee dónde les dijo el ángel que estaba el bebé, en Lucas 2: 12). Cuando el ángel terminó de hablar todo el lugar se iluminó y escucharon una preciosa canción. Miraron hacia arriba. El cielo estaba lleno ángeles, muchísimos ángeles. ¿Qué cantaban? (Léelo en Lucas 2: 14). ¡Imagínate el concierto de ángeles en pleno campo! Seguramente ningún ser humano había podido presenciar ningún concierto como ese. Debió ser maravilloso. Cuando los ángeles desaparecieron, los pastores se quedaron mirando los unos a otros. No, no había sido un sueño porque todos habían visto lo mismo. Los ángeles les habían contado que allí, en Belén, estaba el Mesías.

Piensa un poco En aquellos tiempos los gobernantes no tenían muy en cuenta al pueblo sencillo. Para ellos no eran importantes. Sin embargo, para Dios no hay nadie pequeño. Para él, todos –ricos y pobres, hombres y mujeres, niños o ancianos– son muy importantes. Por eso, aquellos sencillos pastores fueron elegidos para recibir el anuncio más importante de la Historia.

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TU LECTURA DEL MIÉRCOLES El primer ángel les había dicho que encontrarían al niño en un establo, acostado en un pesebre muy cerca de allí. ¿Qué decidieron hacer? (Lee Lucas 2: 15). Todavía era de noche. Todos en el pueblo dormían. En el pueblo había muchos establos. ¿En cuál de ellos estaría el bebé? Caminaron entre las calles de Belén. Todas las luces estaban apagadas menos en un viejo establo donde se veía la luz de una lámpara. Se asomaron y vieron a María y a José. También vieron el pesebre con el bebé, exactamente como les había dicho el ángel. María y José se sorprendieron al ver llegar a los pastores. ¿Qué quería aquel grupo de hombres? Los pastores les contaron que habían visto a un ángel que les había dicho dónde encontrarlo y cómo muchos otros ángeles habían anunciado el nacimiento del bebé cantando. Los pastores vieron a un bebé indefenso, pero ellos sabían que era el Mesías. ¿Crees que los pastores guardaron el secreto? ¡No! Todo el mundo tenía que saber la maravillosa noticia. En cuanto amaneció lo fueron contando a todo el mundo. Pronto todo el mundo en Belén supo lo que había sucedido. (Puedes leerlo en Lucas 2: 20).

Ayuda a este pastor a llegar hasta donde está Jesús.

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LECCIÓN  |

3 TU LECTURA DEL JUEVES En Jerusalén vivía un anciano que se llamaba Simeón. Simeón estudiaba la Biblia y sabía que se acercaba el tiempo que, según las profecías, nacería el Mesías. Era ya anciano y no quería morir sin conocerlo. Tanto lo deseaba que Dios le había hablado y le había dicho que no moriría sin ver al Mesías. Ese día, Simeón, sintió que debía ir al Templo y, aunque no tenía nada que hacer allí, dejó todo lo que estaba haciendo y se fue allí. Cuando estaba en la puerta vio entrar a José, María y al bebé. Entonces el Espíritu Santo le habló. Le dijo que ese niño era el que estaba esperando.

José y María hicieron lo que decían las costumbres judías. A los ocho días de haber nacido, el niño fue circuncidado y le pusieron por nombre Jesús, que significa «Dios salva» (ver Lucas 2: 21). Efectivamente, Jesús era Dios que había venido a este mundo a salvarnos. A la sexta semana de haber nacido Jesús, lo llevaron al Templo de Jerusalén para presentarlo y ofrecer una ofrenda en agradecimiento a su nacimiento. ¿Qué ofrenda se acostumbraba llevar? (Lo sabrás si lees Lucas 2: 24).

¡Qué emoción! Se acercó a ellos y se quedó mirando embobado al niño. Pidió permiso a sus padres para cogerlo en brazos y así lo hizo. Simeón tomó a Jesús en sus brazos. ¡Tenía al Mesías entre sus brazos! Entonces el anciano quiso bendecirlo. Hizo una oración preciosa que puedes leer en Lucas 2: 29-32. Luego bendijo también a sus padres. Para José y María esa era una prueba más de que el bebé era el Mesías, tal y como había anunciado el ángel Gabriel.

Piensa un poco Cuando Simeón tomó en brazos a Jesús, dio gracias a Dios por haber visto al Mesías anunciado en las Escrituras. Y reveló su fe en él al afirmar: «han visto mis ojos tu salvación». Aquel era un bebé de apariencia normal, sin embargo, confió en la Palabra de Dios y que aquel niño traería la salvación a todo el mundo. Para ti también es importante que te familiarices con las historias de la Biblia, como aquí en la escuela sabática, a fin de que conozcas lo que Dios tiene preparado para ti.

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LECCIÓN  |

TU LECTURA DEL VIERNES Mientras Simeón hablaba, entró una mujer anciana. Era una profetisa llamada Ana. ¿Cuántos años tenía? (Léelo en Lucas 2: 37). Ana se quedó viuda muy joven, tenía ya 84 años. Ella servía en el Templo esperando poder conocer al Mesías. Muchas personas le pedían consejo y la conocían muy bien en Jerusalén y en toda Judea. Ana escuchó lo que dijo Simeón y su rostro se iluminó. Ella también estaba emocionada de poder haber visto con sus propios ojos al Mesías prometido. Y empezó a contar a todo el mundo que la promesa de Dios se estaba cumpliendo. Los sacerdotes y gobernantes tuvieron que escuchar las dos historias, la de los ángeles que visitaron a los pastores y la de los dos ancianos que reconocieron a Jesús. Seguramente se acordaron de la historia de Zacarías cuando ofrecía incienso en el Lugar Santo. Solo había pasado poco más de un año. Ellos podrían haber ido a ver al bebé, pero la Biblia no nos cuenta que fueran, por lo cual es muy probable que no lo hicieran. Incluso es posible que le dijeran a la gente que ignoraran la historia de unos pastores y de la de dos viejos.

Piensa un poco La historia bíblica de ayer y de hoy destaca el protagonismo de las personas mayores. También las historias de Zacarías y Elisabeth que hemos estudiado recientemente. Los ancianos suelen tener achaques y soledades. Si tienes abuelos o conoces a personas ancianas procura que no se sientan solas. Cuando los visitas los haces muy felices.

Pero a pesar de los sacerdotes y gobernantes, todo el mundo en Belén, en Jerusalén y en muchos otros lugares oyó hablar del nacimiento de Jesús. Dios utilizó a unos simples pastores y a unos ancianos para contar la mejor noticia de la historia: el nacimiento de Jesús.

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4 LECCIÓN

VIAJEROS DE ORIENTE

Aprende y Comprende

TU LECTURA DEL DOMINGO No solo en Israel estaban pendientes del nacimiento de Jesús. Personas que vivían en otros países también creían en el Dios de Abrahán y estudiaban las Escrituras. También ellos sabían que algún día nacería un Salvador en Israel. Lo sabemos porque unos extranjeros, de algún país al este de Israel, hicieron un viaje muy largo para conocer a Jesús. Esta semana los conoceremos.

«Me buscaréis y me hallaréis, cuando me busquéis de todo vuestro corazón» (Jeremías 29: 13)

No sabemos su nombre. No sabemos de qué país venían. No sabemos cuántos eran. Sabemos que eran unos hombres sabios. La Biblia dice que eran magos, pero no de esos con varita mágica. En los tiempos de la Biblia los magos eran lo más parecido a los científicos de ahora. Estudiaban la naturaleza, el clima, las estrellas y planetas y estudiaban los escritos antiguos. Tal vez, en su país se pudieron haber conservado algunos escritos proféticos. Investigando llegaron a estudiar las Escrituras hebreas. Una noche, mientras estudiaban las estrellas, vieron una muy brillante, en el oeste. No era como las demás. No estaba allí la noche anterior y no se movía. Todas las estrellas, menos la estrella Polar cambian de sitio a lo largo de la noche. Pero esa estrella estaba quieta señalando al oeste. Aquellos sabios de Oriente creían que las estrellas escondían mensajes para las personas. Dios iba a utilizar esa creencia para darles un mensaje, la noticia más maravillosa de la historia.

Sigue el camino de las estrellas y sabrás qué es lo que los magos interpretaron en el cielo.

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LECCIÓN

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TU LECTURA DEL LUNES Los sabios creían que esa extraña estrella escondía un misterio. Discutieron entre ellos y estudiaron los escritos antiguos y las profecías. Llegaron a la conclusión de que alguien muy importante había nacido. No sabemos qué clase de estrella era para llamar tanto la atención de aquellos sabios. Algunas personas hablan de que fue un cometa, o el estallido de una supernova. Ellen G. White dice que fue el resplandor del coro de ángeles que cantaban en el monte donde estaban los pastores. Esa luz iba a guiar a los sabios hasta Jesús. De alguna manera Dios les hizo entender que debían seguir esa estrella para descubrir a esa persona tan importante, seguramente un rey. Por todas partes encontrarás dibujos que muestran a tres reyes magos siguiendo la estrella. La Biblia no dice que fueran tres personas ni que fueran reyes, pero sí sabemos que eran personas muy ricas. Así que prepararon una caravana para viajar hasta Israel. Seguramente llevaron muchos camellos y muchos siervos en su viaje. También llevaron regalos muy caros propios de un rey. Buena parte del viaje lo debieron hacer de noche, ya que era cuando podían ver la estrella. El resto del tiempo lo utilizarían seguramente para intentar estudiar más y mejor las profecías. ¿Cómo sería el nuevo rey? ¿Dónde viviría? Finalmente, llegaron a Judea, que era como se llamaba esa parte de Israel en tiempos de los romanos. Pensaron que lo mejor era ir directamente a Jerusalén que era la ciudad más grande y monumental de toda la región. Allí vivía la nobleza de Judea. Seguramente los sabios y gobernantes les podrían decir dónde encontrar al nuevo rey (ver Mateo 2: 1, 2).

Piensa un poco Cuando crees que algo es importante no te importa esforzarte y luchar por conseguirlo. A los magos no les importó tener que viajar muchos kilómetros sin saber muy bien a quién iban a encontrar. Solo sabían que era alguien especial. ¿Es importante para ti conocer a Jesús? Si lo es, no te importará emplear un poco de tiempo en estudiar la Biblia para llegar a conocerlo y hacer de él tu amigo.

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LECCIÓN  |

4 TU LECTURA DEL MARTES

Los sabios pensaron que el nuevo rey estaría en Jerusalén, la ciudad más importante de Judea.

compró el favor de los escribas y sacerdotes principales que lo respetaban y lo temían.

En aquel tiempo los romanos gobernaban sobre un enorme Imperio. Tenían el territorio dividido en provincias. En cada provincia había un gobernador romano, pero también permitían que hubiera reyes o gobernadores locales. En Judea había un rey,Herodes. Herodes no era descendiente de David. Ni siquiera era judío, pero por sus servicios al emperador romano había sido nombrado rey de Judea, Galilea, Samaria e Idumea. Llevaba reinando más de 30 años y se había comportado de forma cruel y caprichosa, matando incluso a miembros de su familia que le caían mal. Muchos de los habitantes de Judea odiaban a Herodes porque no era judío y durante su reinado ya había tenido que sofocar varias rebeliones contra los romanos y contra él. Por eso, para intentar caer bien a los judíos, había mandado reconstruir el Templo de Jerusalén que estaba muy deteriorado. Además diseñó un Templo mucho más grande y lujoso. De esa forma

Cuando los sabios entraron en la ciudad, la larga caravana llamó mucho la atención de la gente. Estaban acostumbrados a recibir visitas, y aquellos hombres parecían ser muy ricos y muy importantes. La caravana atravesó la ciudad. Jerusalén era una gran ciudad, con mucho movimiento de mercaderes y soldados, pero cuando llegaron no encontraron ninguna fiesta ni celebración. Todo el mundo parecía estar haciendo lo mismo de siempre. Si hubiera nacido un rey todo el mundo estaría de celebración. De todas formas preguntaron si había habido algún nacimiento especial en los últimos meses, porque ellos habían visto una estrella en el cielo que lo anunciaba. Los sacerdotes habían escuchado la historia de los pastores de Belén y la de Simeón y Ana en el Templo, pero no les habían hecho caso. Tampoco quisieron prestar atención a esos sabios que ellos consideraban paganos.

Fíjate en todas las formas en las que Dios anunció el nacimiento de su Hijo. Coloca las vocales que faltan y descubrirás el mensaje que se encuentra en Amós 3:7 (TLA).

Piensa un poco Dios siempre da muchas oportunidades para que todo el mundo crea en él. Los judíos de la época pudieron escuchar de muchas formas distintas que el Mesías había nacido. Durante la historia, Dios ha contado su plan de salvación de muchas maneras distintas y ha enviado a diferentes mensajeros para intentar que confíes en él. Pero también te deja en libertad para que lo aceptes o no.

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LECCIÓN  |

TU LECTURA DEL MIÉRCOLES Herodes se enteró de que unos sabios extranjeros muy ricos habían llegado a Jerusalén buscando a un bebé especial a quien llamaban rey de los judíos. El rey se sintió muy preocupado y a la vez furioso. Si se corría la voz de que había un judío que podía ser rey se rebelarían de nuevo contra él. Tenía que asegurarse muy bien si ese nuevo rey era una amenaza. ¿Qué hizo Herodes? (Puedes leerlo en Mateo 2: 5). Cuando el rey llamó a los escribas y sacerdotes al palacio para contestar a sus preguntas, le leyeron al rey un texto de la Biblia. (Compara lo que le dijeron en Mateo 2: 6 con lo que el profeta Miqueas escribió en Miqueas 5: 2). Herodes tenía que actuar con rapidez. Debía saber más acerca de ese niño. Ya sabía que había nacido en Belén. Pero, ¿quién era?, ¿cuándo había nacido? Entonces, invitó a los visitantes extranjeros al palacio para hablar con ellos. Aunque Herodes estaba enfadado, fue muy amable con ellos. Simuló estar muy interesado en el nuevo rey y les hizo muchas preguntas: ¿Cómo era la estrella? ¿Hacía cuánto tiempo la habían visto? ¿Qué escritos habían leído? Luego los dejó que se fueran, pero les pidió un favor. ¿Qué les pidió a los sabios? (Léelo en Mateo 2: 8).

Los magos tenían muchas preguntas que Herodes y sus consejeros no pudieron contestar. Encuentra en el dibujo siete signos de interrogación

Piensa un poco ¿Crees que Dios intentó que Herodes aceptara que había llegado el Mesías? Claro que sí. Aunque fuera extranjero sabía que había profecías en las Escritura que así lo indicaban. Para más información los escribas y los sacerdotes le contaron que era cierto lo que decían los magos, que esperaban un Mesías. También los sabios le explicaron lo que ellos sabían. Dios utilizó a los escribas, sacerdotes y a los sabios para dar a conocer su plan de salvación. Por muy malvada que sea una persona, Dios también le da la oportunidad de conocerle.

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LECCIÓN  |

4 TU LECTURA DEL JUEVES

Después de un largo día de preguntar e investigar por toda Jerusalén sobre el nuevo rey, nadie les daba pistas sobre el niño. Parecía que ellos, los extranjeros, eran los que más información tenían sobre el nuevo rey. Cuando se hizo de noche volvieron a mirar al cielo. ¡Allí estaba de nuevo la estrella! Y señalaba hacia Belén, un pueblo cerca de Jerusalén. Así que la siguieron. La estrella los guió exactamente hasta donde vivían María y José (ver Mateo 2: 9). No sabemos cuánto tiempo pasó desde que nació Jesús hasta que los magos lo visitaron, pero es posible que ya no vivieran en el establo donde había nacido. Seguramente sería una casa humilde, nada que ver con el palacio de Herodes que habían visto en Jerusalén, ni con el magnífico Templo que había construido. Pero allí vivía Jesús. Y supieron que era el Hijo de Dios. ¿Qué hicieron entonces? (Léelo en Mateo 2: 11).

otros países llevan regalos. Los sabios tenían también varios regalos para Jesús. Había tres clases de regalos: había objetos de oro, había incienso y también mirra. No, no eran juguetes. Eran cosas muy valiosas, que valían mucho dinero. Habían conocido a la persona más importante de la historia. Estaban muy felices y agradecidos.

Contemplaron al bebé. Posiblemente María los dejara cogerlo en brazos un ratito y acunarlo. Allí estaba, en sus brazos, el Salvador del mundo. Cuando vas a conocer a un bebé, normalmente se le lleva un regalo. Cuando los gobernantes van de visita a

Solo dos de los dibujos son exactamente iguales. ¿Cuáles son?

Piensa un poco Seguramente tú habrás estado oyendo hablar de Jesús desde que naciste. Desde pequeño has estudiado la Biblia, has orado y has ido a la iglesia. Tú tienes mucha suerte de haber conocido a Jesús desde siempre. Pero hay muchas otras personas que no han tenido esa oportunidad, y cuando conocen, por fin, a Jesús es como si hubieran descubierto un tesoro. Recuerda lo afortunado que eres y agradéceselo a Jesús.

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LECCIÓN  |

TU LECTURA DEL VIERNES Los sabios estaban tan contentos que deseaban volver a Jerusalén a contarle al rey Herodes que ya habían encontrado al Mesías. El rey se había portado muy bien con ellos y querían compartir con él su alegría. Pero esa noche ocurrió algo que les hizo cambiar de opinión. ¿Qué fue? (Puedes leerlo en Mateo 2: 12). Los sabios se dieron cuenta de que el rey les había mentido y los estaba utilizando. No era tan simpático como parecía. Los planes del malvado Herodes eran encontrar al niño para matarlo. Así que, después de su sueño, regresaron a su país, por otro camino, sin pasar por Jerusalén y sin ir a ver a Herodes. Pero esa misma noche José también tuvo un sueño. ¿Qué le dijo el ángel? (Lee Mateo 2: 13). José se despertó sobresaltado. ¿Qué hizo inmediatamente? (Lo sabrás si lees Mateo 2: 14). No había tiempo que perder. Cogieron sus cosas, algo de comida, prepararon al niño y escondieron los valiosos regalos que acababan de recibir de los magos de Oriente. El lugar más seguro para vivir era lejos del territorio que gobernaba Herodes: Egipto. Allí no podría mandar a sus soldados a hacerle daño al niño. Mientras, en Jerusalén, Herodes esperaba a los sabios para que le dijeran dónde estaba el nuevo «rey de los judíos». Cuando se dio cuenta que no volvían se puso furioso. Tenía que eliminar a ese niño fuera como fuera. Y no se le ocurrió otra cosa que mandar a los soldados a Belén para que buscaran y mataran a todos los niños menores de dos años y asegurarse así de que ese niño moría (ver Mateo 2: 16). Pero Jesús estaba a salvo camino de Egipto. ¿Sabes una cosa? José y María no tenían mucho dinero y no pudieron llevarse muchas de sus cosas, pero acababan de recibir los regalos de los sabios que eran muy valiosos. Gracias a ellos pudieron vivir en Egipto hasta que pasara el peligro.

Piensa un poco ¿Te das cuenta la cantidad de problemas que tuvo que sufrir Jesús desde su mismo nacimiento? Nació en un establo. ¿Te gustaría a ti ese lugar para vivir? María tuvo que esforzarse mucho para la higiene de Jesús en un medio tan insalubre. La falta de higiene puede matar a un bebé. Y ahora estudiamos que después tuvo que huir y hacerse un inmigrante, en Egipto, para no sufrir los asesinatos y violencia de Herodes. ¡Y todo esto cuando solo era un bebé! Pero después, cuando ya fue adulto, vivió rodeado de personas crueles que querían matarlo… y que finalmente lo consiguieron. Por eso, cuando pensamos que todo esto lo hizo por nosotros, ¿verdad que tenemos motivos para estarle agradecidos?

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Y JESÚS CRECÍA

LECCIÓN

Aprende y Comprende

TU LECTURA DEL DOMINGO José, María y Jesús vivieron un tiempo en Egipto a salvo del rey Herodes. En Egipto, José encontró un trabajo y una casa. Gracias a su trabajo y a los regalos que los magos les entregaron pudieron vivir tranquilos. Jesús creció feliz en un país extranjero.

«Y Jesús crecía en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres» (Lucas 2: 52)

José y María deseaban regresar a su casa en Israel, pero mientras Herodes reinara Jesús corría peligro. Sabían que algún día deberían regresar, pero ¿cómo sabrían cuándo era el momento de volver sin poner en peligro a Jesús? En aquella época no había periódicos, ni radio, ni televisión para saber las noticias. La única forma de saber qué es lo que estaba pasando en Judea era por los viajeros y comerciantes que viajaban por todo el Imperio Romano pero las noticias podían tardar semanas en llegar. El rey Herodes murió. El emperador Augusto decidió repartir el territorio sobre el que había reinado Herodes entre los tres hijos de este: Arquelao, Antipas y Filipo. ¿Cómo se enteró José de la muerte de Herodes? (Lo sabrás leyendo Mateo 2:19,20).

José y María obedecieron y prepararon todas sus cosas para regresar a Israel. Ahora debían decidir dónde iban a vivir. Pensaron en volver a Belén porque allí había nacido Jesús. Pero en el camino José tuvo otro sueño. ¿Qué soñó? (Léelo en Mateo 2: 22). Dios les avisó de que el nuevo rey de Judea, Herodes Arquelao, era igual de malo que su padre. Por eso decidieron volver a Galilea donde habían vivido antes del nacimiento de Jesús. Allí reinaba otro hijo de Herodes, Herodes Antipas, un hombre egoísta, caprichoso y supersticioso.

Ayuda a José, a María y a Jesús a encontrar una nueva casa en Israel. ¿Qué camino deben elegir?

Piensa un poco No siempre es fácil ser un niño. Para Jesús, desde luego, no lo fue en absoluto. Pero afortunadamente Jesús y tú tenéis a Dios cerca de vosotros, y a vuestros padres que os pueden ayudar a tomar las decisiones adecuadas. Respetadles y obedecedles y os irá bien.

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TU LECTURA DEL LUNES ¿Qué ciudad escogieron José y María para vivir? (Lo sabrás si lees Mateo 2: 23). ¿Nazaret? Nazaret era un pueblo pequeño que nadie conocía. No era una ciudad elegante. No había mansiones, ni grandes mercados. Tal vez era solo una aldea de pastores y campesinos. Pero allí vivió Jesús mucho tiempo. Jesús era un niño feliz, alegre y obediente. Sus padres observaban cómo aprendía y crecía. Tenía mucha curiosidad por todo lo que le rodeaba y le gustaba saber los nombres de las plantas, y de los animales del campo. Observaba a los vecinos cómo hacían su trabajo: el alfarero, el leñador, los pastores y los campesinos. De todos podía aprender algo. Pero sobre todo le gustaba aprender de su padre mientras trabajaba la madera en el taller de carpintería. Además era un chico que siempre estaba dispuesto a ayudar en las tareas de casas o del campo. Jesús conocía las historias de la Biblia que tú conoces, desde la creación del mundo hasta la reconstrucción de Jerusalén. También se sabía de memoria muchos versículos de la Biblia, igual que tú. Con sus padres y hermanos, Jesús aprendió a confiar en Dios. Podemos imaginarnos a Jesús como cualquier otro niño de su edad. Le gustaba correr, jugar y trepar a los árboles, pero nunca trataba mal a sus amigos. Jesús era alegre y bondadoso con todos. Obedecía a sus padres a la primera y con alegría. Él no se enfadaba ni perdía la paciencia. Si había alguien enfermo o triste, Jesús siempre estaba dispuesto a ayudar llevándole un poco de agua o haciéndole compañía. No era presumido y tampoco se creía mejor que los demás.

Trato a mis padres como Jesús cuando: Trato a mis compañeros de clase como Jesús cuando: Trato mi vecindario como lo haría Jesús cuando: Trato la naturaleza como lo haría Jesús cuando:

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5 TU LECTURA DEL MARTES

Pasaron los años y Jesús había crecido. Había cumplido los doce años. Los doce años era una edad importante para un niño judío. Se hacía una fiesta especial para celebrar que ya no era niño, que ya se le consideraba un adulto. Podía participar en la sinagoga leyendo los rollos de las Escrituras y presenciar los rituales de los sacrificios que se celebraban en el Templo de Jerusalén. También se le consideraba suficientemente maduro como para cumplir con las normas y las leyes judías y ser responsable de sus faltas. En primavera se celebraba la fiesta de la Pascua. Durante la fiesta de la Pascua los israelitas recordaban

la noche en la que salieron de Egipto, en tiempos de Moisés. Era una de las fiestas más importantes del año pues en ella celebraban la liberación del pueblo de Israel. Las familias se reunían y celebraban juntos una cena especial con cordero y pan sin levadura, igual que los israelitas cuando se preparaban para salir de Egipto hacia Canaán. José y María iban todos los años hasta Jerusalén a celebrar la Pascua en el Templo. Ese año, decidieron llevar a Jesús a conocer Jerusalén para que pudiera participar, por primera vez, de los rituales del Templo (ver Lucas 2: 42).

Curiosidades A partir de la Edad Media, los judíos comenzaron a celebrar una fiesta especial cuando los niños cumplían los 12 años que se sigue celebrando hasta el día de hoy, el Bar Mitzvá (para los chicos de 13 años) y Bat Mitzvá (para las chicas de 12 años). Es la primera vez que los adolescentes pueden leer las Escrituras en voz alta en público y en hebreo, por lo que necesitan prepararse unos meses antes para hacerlo correctamente. A partir de entonces se les considera mayores de edad religiosa.

Encuentra 9 diferencias entre los dos dibujos

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TU LECTURA DEL MIÉRCOLES Jerusalén estaba a unos 150 kilómetros de distancia de Nazaret y se tardaba por lo menos seis días en llegar. Viajaban en grupos y era como una fiesta en el camino. Algunos, los más ancianos o débiles viajaban en burros y carros tirados por bueyes. Todos los demás iban a pie. Por la noche se detenían para acampar. Jesús estaba emocionado. ¡Había escuchado tantas historias sobre Jerusalén y el Templo! Estaba impaciente por llegar. Cuando llegó se quedó con la boca abierta. Nunca había visto una ciudad tan grande con tanta gente por la calle, con tantos mercados y vendedores. Los edificios eran mucho más grandes y bonitos que los de Nazaret. Pero cuando vio el Templo… Era maravilloso. Tenía un gran muro que lo separaba de la ciudad y dentro un patio con arcos y muchas habitaciones para

los maestros y sacerdotes. Era el edificio más bonito que había visto nunca. Durante los días que duró la fiesta, Jesús aprendió los ritos del Templo y se quedaba escuchando a los maestros que daban clases en el recinto del Templo. Ellen G. White dice que fue durante esos días cuando Jesús comenzó a darse cuenta de su importante misión como el Mesías prometido, cuando fue consciente de que era el Hijo de Dios. Si él ya era curioso y se interesaba por aprender más cosas sobre Dios, esos días quiso aprovechar al máximo el poder estar entre los maestros más importantes y sabios de Israel para aprender de ellos. Siete días después, cuando terminó la celebración, recogieron sus cosas y se pusieron en camino para volver a Nazaret.

Piensa un poco Jesús quiso prepararse muy bien en el conocimiento de la Biblia. ¿Cómo te sientes cuando empiezas a aprender cosas nuevas de la Biblia y sobre lo que dice acerca de Dios? ¿Te parecen interesantes? Recuerda que la Biblia fue escrita como una forma de comunicación entre Dios y tú. Piensa en cómo sus enseñanzas pueden aplicarse a tu vida y a tus problemas.

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5 TU LECTURA DEL JUEVES

Cuando la celebración de la Pascua se terminó, la gente comenzó a regresar a sus hogares. José y María y todos sus amigos comenzaron su viaje de regreso a Nazaret. Iban hablando de todo lo que habían hecho esos días. Había mucha gente porque se viajaba en grandes grupos a fin de evitar los ataques de los ladrones de caminos. Las mujeres y los hombres viajaban separados y los chicos iban juntos. María no había visto a Jesús y supuso que estaba con José en el grupo de los hombres o con los demás chicos. José supuso que su hijo estaba con María o con los otros chicos. Jesús siempre había sido obediente y responsable, así que no se preocuparon. El día se les pasó muy rápido y cuando acamparon esa noche las familias se reunieron para dormir. José y María buscaron a Jesús pero no lo encontraron por ninguna parte. Jesús se había quedado en Jerusalén. ¡José y María estaban tan preocupados! ¿Dónde estaba Jesús? ¿Qué le habría sucedido? ¡Tenían que encontrarlo! Se habían alejado mucho de Jerusalén, todo un día de camino, pero esa misma noche regresaron a la ciudad (ver Lucas 2: 44, 45).

María y José no encuentran a Jesús en Jerusalén. ¿Podrías tú encontrar un perro, un león, un tambor, un hueso, un pez, un pájaro, una bombilla y una letra?

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TU LECTURA DEL VIERNES Aquella mañana en la que el grupo de Nazaret salió de Jerusalén, al no encontrar a sus familiares, Jesús había vuelto al Templo, a las clases de los rabinos o maestros. Sabía que allí se encontraría seguro. Cuando Jesús entró en la clase, se sentó con los demás estudiantes y escuchó con respeto como los demás días. Él quería aprender, quería estar bien preparado y conocer todo lo que Dios había comunicado a las personas a través de las Escrituras. Como los demás chicos, Jesús hacía preguntas. Los rabinos se dieron cuenta de que sus padres le habían enseñado muy bien. Cuando los maestros le hacían preguntas se sorprendían con sus respuestas, porque conocía muy bien la Biblia. Jesús aprendió mucho, pero los maestros y rabinos también aprendieron mucho de Jesús. María y José habían regresado a la ciudad. Buscaron por todas partes, en la posada, en casa de los amigos y por las calles de la ciudad. Finalmente fueron al Templo. Buscaron entre todas las personas y en todas las salas. De repente, escucharon su voz. Estaba en una de las salas. ¡Menos mal! Naturalmente, lo primero que hizo María fue abrazarle, pero enseguida lo regañó, como haría cualquier madre. ¡Vaya susto que les había dado! (Lee Lucas 2: 48). Pero es que Jesús necesitaba aprender. Y así se lo dijo a su madre. Él necesitaba aprender más sobre Dios y las Escrituras porque empezaba a darse cuenta de que era una persona especial: tenía que prepararse bien y estudiar para cumplir con su misión como Mesías (ver Lucas 2: 49). Luego, Jesús volvió con sus padres a Nazaret donde creció hasta hacerse adulto.

Piensa un poco La preparación de Jesús sobre la Escrituras no terminó con esa visita a Jerusalén. Durante los siguientes años Jesús estudió y profundizó en los escritos de los profetas para conocer perfectamente la voluntad de su Padre Celestial. Los adventistas hemos entendido siempre que el estudio de la Biblia no termina nunca, por eso se creó la Escuela Sabática, un método para ayudarnos a estudiar la Biblia cada día, todos los días de nuestra vida.

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EL BAUTISMO DE JESÚS

Aprende y Comprende

TU LECTURA DEL DOMINGO No sabemos mucho acerca de Jesús desde su visita a Jerusalén, pero podemos imaginarnos cómo fue su vida en Nazaret. José tenía un taller de carpintería. Hacía puertas, vigas para aguantar los tejados, ventanas, muebles para la casa y herramientas para el campo. En cuanto tuvo la edad suficiente Jesús debió ayudar a su padre en el taller. Tuvo que aprender como cualquier otra persona a utilizar las herramientas para no hacerse daño. Tuvo que practicar mucho porque la primera vez que utilizó la sierra, seguro, que el corte no le salió muy recto. Pero practicando y practicando consiguió aprender a hacer buenos trabajos.

«El que cree y es bautizado, será salvo» (Marcos 16: 16)

Jesús fue un niño y un joven como cualquier otro; jugaba corría y trepaba por los árboles como tú lo harías. Posiblemente también se arañaría y tropezaría como te pasa a ti. Jesús tenía hermanos y amigos con los que compartía sus juegos y sus estudios en la sinagoga, pero nunca los acompañaba cuando sabía que iban a hacer algo malo. Seguramente, cuando los veía discutir, trataba de que hicieran las paces y siempre intentaba resolver los problemas hablando y llegando a un acuerdo. Nunca hablaba mal de otros chicos y siempre encontraba las mejores cualidades de sus amigos, olvidando sus defectos. Le gustaba ayudar a todos, a los niños pequeños, a los ancianos, a sus hermanos, a sus amigos y a los viajeros que llegaban a Nazaret. ¿No te gustaría ser un poco como él?

Piensa un poco Lee Lucas 2: 52. Jesús se hacía mayor y seguía aprendiendo, no solo sobre religión sino también sobre su cultura. Cuidaba y fortalecía su cuerpo y se preocupaba por ser amable y simpático con los demás. Tú también puedes crecer como Jesús.

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TU LECTURA DEL LUNES Cuando Jesús cumplió 30 años supo que había llegado el momento de darse a conocer y comenzar su misión. Lo primero que tenía que hacer era visitar a una persona especial, su primo Juan, el hijo de Elisabeth y Zacarías. Aunque eran de la misma edad (solo se llevaban 6 meses) parece ser que Jesús y Juan no se conocían. Juan había crecido en Judá (al sur) y Jesús en Galilea (al norte), a muchos kilómetros de distancia. Por la familia sabían noticias el uno del otro, y Jesús sabía que su primo se había convertido en un profeta valiente. Juan también había pasado su juventud preparándose para cumplir la misión para la que Dios lo había escogido antes de nacer. Sus padres lo habían educado con cuidado porque sabían que Juan iba a preparar la llegada del Mesías. Tampoco sabemos mucho acerca de la juventud de Juan. ¿Dónde vivió en su juventud? (Léelo en Lucas 1: 80). El que viviera lejos de las ciudades no significa que no estudiara. Se tuvo que preparar muy bien y estudiar a fondo la Escrituras para que, en cuanto tuviera la edad permitida, cumplidos los 30 años, pudiera ponerse a predicar. Juan llevaba una vida humilde. (Lee cómo lo describe Mateo en Mateo 3: 4). Vestía con ropas sencillas parecidas a las que llevaba el profeta Elías. De esta forma, los judíos que lo veían recordaban al profeta que fue llevado al Cielo en un carro de fuego, y le prestaban atención. Mateo también cuenta que Juan comía langostas y miel. Eso nos ayuda a comprender que no se alimentaba de manjares costosos, sino que buscaba alimentos naturales que podía encontrar en la naturaleza, sin preocupación, porque sabía que Dios le daría todo lo necesario para vivir. ¿Dónde predicaba Juan? (Léelo en Lucas 3: 3). Juan predicaba el arrepentimiento de los pecados y también algo que le interesaba mucho a la gente: la llegada del Mesías. Juan sabía que su misión como profeta era anunciar la llegada del Mesías y preparar los corazones de la gente para que lo reconocieran y lo aceptaran. Ya se lo había dicho el ángel a Zacarías cuando le anunció su nacimiento (ver Lucas 1: 17). Por eso Jesús quería ir a ver a su primo.

Curiosidades Las langostas eran un alimento que se ha consumido en Palestina durante mucho tiempo. Están en la lista de animales limpios de Levítico 11, y por tanto se permite su consumo (ver Levítico 11: 21, 22). Las langostas se podían comer asadas, fritas o molidas en forma de harina. Algunos comentaristas antiguos (siglos II-IV d.C.) prefieren interpretar la palabra «langosta» no como un animal sino como algún tipo de fruto silvestre como almendras o algarrobas.

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6 TU LECTURA DEL MARTES

Juan predicaba en Judea, a orillas del río Jordán. Juan pedía a todos los que le escuchaban que se arrepintieran de sus pecados y que cambiaran su forma de comportarse. No tenía miedo a decir que los gobernantes o los sacerdotes estaban haciendo las cosas mal y les pedía que cambiaran. La predicación de Juan llamó la atención de muchísima gente y pronto se corrió la voz de que había un profeta predicando. Los habitantes de los pueblos y las ciudades de alrededor, incluso de Jerusalén iban a escucharle (ver Mateo 3: 5). Allí se acercaban toda clase de gente, hombres ricos, mujeres, soldados romanos, artesanos, campesinos… todos querían escuchar las palabras del profeta. La gente le escuchaba muy atenta. Sabían que tenía razón y que necesitaban cambiar su corazón y entregárselo a Dios.

A Juan se le conocía como Juan «el Bautista» porque allí mismo, en el río Jordán, bautizaba a la gente. Entre los judíos de esa época existía una costumbre: cuando alguna persona no judía creía en el Dios de Israel y quería formar parte del pueblo de Dios se realizaba el rito del bautismo que consistía en sumergir a la persona completamente en el agua. De esa forma era como si la persona no judía quedaba sepultada bajo el agua. Después, salía una persona nueva y se convertía en judía. Pero Juan bautizaba también a gente que era judía como símbolo del arrepentimiento por los pecados. Cuando una persona se daba cuenta de que había hecho cosas que estaban mal y quería cambiar su vida y vivir de acuerdo a la voluntad de Dios, se acercaba al agua. Juan la sumergía en el río. Era como si todos sus pecados, se quedaran en el agua. Era la forma de decir que a partir de ese momento quería empezar una nueva vida.

Termina tú la ilustración dibujando a una persona siendo bautizada

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TU LECTURA DEL MIÉRCOLES Jesús se acercó y escuchó la predicación de Juan quien insistía una y otra vez en que todo el mundo debía arrepentirse de las cosas malas que habían hecho y pedir perdón a Dios. Luego les pedía que se acercaran a él para que los bautizara. Delante de todo el mundo los sumergía en las aguas del río Jordán. Entonces Jesús también se acercó y se metió en el río. Jesús nunca había hecho nada malo, nunca había pecado, no necesitaba ser limpiado de ningún pecado, pero quería ser bautizado. En ese momento, Juan reconoció a su primo. Sabía que Jesús era perfecto. Sabía que él era el Mesías. Al principio, Juan no quería bautizar a Jesús, al contrario Juan quería que Jesús lo bautizara a él (ver Mateo 3: 13-15).

Pero Jesús insistió. Él quería ser nuestro ejemplo en todo lo que hagamos. Quería enseñarnos que cuando sintamos la necesidad de entregar nuestra vida a Dios, debemos demostrarlo de forma pública mediante el bautismo. Eso dirá a todos que queremos nacer a una vida nueva, vivir de acuerdo al ejemplo de Jesús y ser cada día mejores personas. Él también quería simbolizar que su vida de persona «normal» iba a terminar para comenzar a realizar la misión de Mesías. Y quería hacerlo delante de toda la gente que escuchaba a Juan; quería que los seguidores de Juan supieran que el Mesías había llegado. Jesús, cuando saliera del agua, iba a comenzar a ser el Maestro.

Sigue el camino hasta Jesús y descubrirás qué le estás diciendo cuando decides bautizarte.

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LECCIÓN  |

6 TU LECTURA DEL JUEVES

Mientras se preparaba para ser bautizado seguramente pensó en lo difícil que iba a ser que la gente entendiera qué era ser el Mesías. Jesús era el único que podía enseñarnos cuál es el verdadero carácter de Dios. Satanás había hecho creer que Dios, como cualquier otro dios pagano, exige obediencia y sacrificios para quedar satisfecho y ser feliz y que si no, nos castiga y nos maldice. Eso era lo que muchos de los sacerdotes y dirigentes de Israel estaban enseñando. También enseñaban que Dios solo te acepta cuando cumples un montón de normas y no haces nada malo nunca. Enseñaban que si consigues no pecar, no equivocarte nunca, entonces, y solo entonces, podrás ir al Cielo. Ahora Jesús les enseñaría que Dios nos ama, que nos enseña a vivir mejor y nos da unas reglas para que, si las obedecemos, seamos felices nosotros y hagamos felices a los demás.

Muchas personas creían que el Mesías iba a ser un guerrero que lucharía contra los romanos y haría de Israel una nación poderosa. Pero la misión de Jesús no tenía que ver con luchas de soldados ni con reinos. Su misión consistía en que las personas entendiéramos cuánto nos ama Dios y que está dispuesto a todo, incluso a dar su vida, con tal de que podamos ser salvos. Jesús tenía que enseñar a la gente que podrían ser más felices si elegían el reino de Dios. Y elegir el reino de Dios no tenía que ver con los gobiernos de los países. Vivir en el reino de Dios es aceptar que el rey que gobierna nuestra vida es Dios. Vivir en el reino de Dios es vivir de acuerdo a las Normas de la Felicidad. Vivir en el reino de Dios es tener a Jesús como nuestro mejor amigo pero también como nuestro Rey. Si aceptas esto es que tú también eres ya súbdita/súbdito del reino de Dios, el reino de la eternidad.

Descifra el mensaje de Romanos 14:17

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TU LECTURA DEL VIERNES Cuando Jesús salió del agua algo ocurrió que llamó la atención de todos los que allí estaban. Pareció como si el cielo se abriera y una luz envolvió a Jesús. A través de aquella luz, que todo el mundo pudo ver, apareció una forma como de paloma descendiendo de los cielos y se posó sobre Jesús. ¿Qué era? (Léelo en Mateo 3: 16).

De esta manera, Juan señaló a Jesús como el Mesías que él había estado predicando. A partir de entonces todos debían estar muy atentos a todas las cosas que él les enseñara. ¿Por qué era tan importante? (Lee las palabras de Juan en Lucas 3: 6).

Luego se oyó una voz. Esa voz provenía de la misma luz que envolvía a Jesús, desde el cielo. ¿Quién era? (Lo sabrás si lees Mateo 3: 17). Es la primera vez que la Biblia dice que Jesús oyó la voz de Dios. ¡Y fue para mostrar que estaba contento con su hijo! Jesús necesitaba saber que todos en el Cielo estaban pendientes de él. Dios también quería que todo el mundo se enterara de que Jesús, ese hombre que acababa de salir de las aguas del río Jordán, era el Mesías, su Hijo, el Hijo de Dios. A partir de ese momento Juan comenzó a predicar que Jesús era el Mesías que Dios había prometido. ¿Cómo llamó Juan a Jesús? (Léelo en Juan 1: 29, 36). Eso les recordó los corderos que eran sacrificados en el Templo de Jerusalén. Esos corderos simbolizaban al Mesías que vendría a quitar el pecado del mundo, simbolizaban a Jesús.

Encuentra en la sopa de letras las siguientes palabras:

Piensa un poco ¿Te gustaría algún día decir a todo el mundo que quieres entregar tu vida a Dios? ¿Te gustaría algún día ser bautizado? Sería magnífico seguir el ejemplo de Jesús.

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7 LECCIÓN

SATANÁS ATACA A JESÚS

Aprende y Comprende

TU LECTURA DEL DOMINGO Jesús tenía 30 años. Ya podía ser maestro. Era el momento de darse a conocer como el Hijo de Dios. Había sido bautizado y Dios mismo había reconocido que él era el Mesías. Ahora, a Jesús, le quedaba un trabajo muy difícil por delante: enseñar a la gente cómo era realmente Dios y cómo nos quiere salvar de la maldad de este mundo y de Satanás. Jesús sabía que, mientras demostraba el amor de Dios por los humanos, Satanás iba a intentar, por todos los medios, que fracasara desplegando toda su maldad. Hasta ese momento no lo había conseguido. Jesús había vivido como un ser humano y no había pecado ni una sola vez. Ahora, Satanás intentaría que Jesús se desanimara, que creyera que no valía la pena haber venido a este mundo para salvar a las personas.

Jesús estaba pensativo y preocupado porque tenía una gran responsabilidad. De él dependía la salvación de todas las personas del mundo, incluidos los que ya habían muerto y los que nacerían en el futuro. Tenía que pensar muy bien cómo empezar a predicar, qué iba a decir a todas esas personas para que confiaran en él o qué ayudantes debería elegir. Por eso, antes de empezar su trabajo se fue a un sitio apartado y tranquilo, donde nadie le molestara. Allí, en contacto con Dios, podría reflexionar y pensar. ¿A dónde fue? (Léelo en Lucas 4: 1). El desierto a donde fue Jesús era un lugar por donde no pasaba la gente, lejos de los caminos y de las ciudades. Al estar en soledad y en silencio podría pensar y reflexionar mejor. Nada lo iba a distraer. Allí la única compañía era la de su Padre, Dios. Allí iba a aprender que Dios era todo lo que necesitaba, que él le daría fuerzas y poder.

Piensa un poco Aprende de Jesús. Antes de comenzar un trabajo, de empezar a estudiar o de hacer un examen, dedica un poco de tiempo, aunque sean unos segundos, a reflexionar y a pedir a Jesús que te ayude a tener la mente clara.

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LECCIÓN

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TU LECTURA DEL LUNES Jesús llevaba 40 días en el desierto. Estaba tan concentrado que no se acordaba ni de la comida. Pero él era un ser humano y su cuerpo era como el de cualquier otra persona, necesitaba alimento, tenía hambre. Pero Satanás, que es muy listo, lo estaba mirando y esperando el momento oportuno para tentarlo. Ahora podía aprovechar que Jesús tenía hambre. Cuando tú tienes mucha hambre y te sientes débil ¿a que no puedes pensar con claridad? Satanás pensó que si tenía hambre, Jesús no estaría muy lúcido para pensar y así le sería más fácil convencerle para hacer algo malo. Se le apareció y le habló con un tono de cariño y preocupación. ¿Qué le dijo a Jesús? (Lo sabrás si lees Mateo 4: 3). Le dijo que era una tontería seguir pasando hambre. Él tenía todo el poder para hacer lo que quisiera. ¿Dijo alguna mentira? No, Satanás es así de inteligente, pero con Jesús no le servirían sus artimañas. Jesús podía hacer todo lo que quisiera, pero si hacía caso a Satanás estaría usando el poder de Dios como si fuera magia. Jesús no debía usar ese poder para beneficiarse a sí mismo, solo para ayudar a otros a reconocer que Dios es el único que nos puede ayudar. Si Jesús convertía las piedras en pan ya no sería un ser humano como nosotros. Viviría con ventaja, y Jesús debía demostrarnos que si dependemos en todo de Dios podemos vencer a Satanás, sin trucos de magia. Pero Jesús también era muy inteligente. ¿Sabes qué utilizó para defenderse? La Biblia. (Lee en Mateo 4: 4 qué le respondió a Satanás; lo dejó sin palabras). Jesús se sabía muchos textos de la Biblia de memoria.

Solo uno de los panes que hay en la roca no está repetido ¿Sabes cuá es?

Piensa un poco No es ninguna tontería aprenderse el versículo de memoria de las lecciones de escuela sabática o algunos pasajes importantes de la Biblia. Muchas veces cuando tenemos problemas o estamos preocupados, Dios puede traer a nuestra mente ese versículo que aprendimos hace tiempo y nos ayuda a tranquilizarnos o a encontrar una solución.

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LECCIÓN  |

7 TU LECTURA DEL MARTES

Satanás estaba enfadado, su primer plan había fallado. Buscó otra manera de hacer pecar a Jesús. Satanás cambió de estrategia. Ahora iba a intentar provocar a Jesús. Le dijo que él no creía que fuera el Hijo de Dios. Le dijo que si era verdad tenía que demostrárselo. ¡Qué tontería! ¿Puedes recordar la cantidad de veces que Dios anunció que Jesús era el Mesías? Recuerda a Gabriel, a los ángeles, a los pastores, a los magos, Simeón y Ana, Juan el Bautista y el mismo Dios que había hablado pocos días antes. ¿A dónde llevó Satanás a Jesús? (Lee Mateo 4: 5). Esta vez, Satanás utilizó la Biblia para que Jesús hiciera lo que no debía. ¡Qué cara! ¡Utilizar la Biblia para hacerle decir lo que a él le interesaba! Podemos pensar que no había nada de malo en que Jesús, para que el diablo le dejara en paz, se hubiera tirado de lo alto del Templo. Seguro que hubiera podido volar, o si no quería usar el poder de Dios, los ángeles habrían venido a rescatarlo, ¿verdad? Bajar al

Templo rodeado de ángeles hubiera podido ayudar a Jesús a hacerse aceptar como Mesías… Pero eso no estaba en los planes que Dios tenía para Jesús: no debía forzar a Dios a intervenir para que la gente creyera en él. La primera preocupación de Dios es que no nos pase nada malo. La Biblia nos da muchos consejos de cómo cuidarnos y de cómo hacer bien las cosas. Pero, si a sabiendas lo hacemos mal, podríamos sufrir unas consecuencias. Es una tontería tirarse de un puente si sabes que te puedes hacer mucho daño, o probar a qué sabe la lejía si sabes que te va a llevar a las «Urgencias» de un hospital, ¿verdad? Jesús debía ser como un humano, y los humanos no andan tirándose desde lo alto del Templo sin paracaídas. ¿Qué contestó Jesús? (Lee la inteligente respuesta de Jesús en Mateo 4: 7).

Piensa un poco Hay cosas que a simple vista no parecen malas. Por beber una cerveza no te vas a morir, ni por fumar un cigarrillo. Tampoco se va a morir un compañero de clase porque lo insultes o le pegues un empujón. Pero esas cosas, ¿son buenas? ¿La cerveza o el cigarrillo son buenos para tu organismo? ¿Tratar mal a un compañero lo va a hacer feliz? Lee Filipenses 4: 8, 9 y decide seguir el ejemplo de Jesús.

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LECCIÓN  |

TU LECTURA DEL MIÉRCOLES Satanás estaba rabioso. Sabía que no estaba engañando a Jesús. Pero no se iba a dar por vencido. Jesús había estado en el árido desierto durante casi seis semanas y estaba débil. Discutir con Satanás era agotador y estaba muy cansado. De pronto, ¿qué vio Jesús delante de sus ojos? ¿Qué le propuso Satanás? (Léelo en Mateo 4: 8, 9). Satanás le ofrecía todo el mundo al cual había venido a salvar. ¡Qué fácil! Jesús solo tenía que adorarlo y ya habría cumplido su misión en esta tierra. Pero era una trampa. Jesús era quien había creado nuestro mundo. Ya le pertenecía, pues nunca se lo había dado a Satanás. Jesús sabía que Satanás no es el verdadero dueño de este mundo.

Si Jesús adoraba a Satanás, era como reconocer ante todo el universo que Satanás era igual a Dios, y Jesús había venido para probar que Satanás es malvado y nunca será igual a Dios. Jesús miró a Satanás y volvió a responderle con la Biblia. Las palabras que le dijo, se las había dicho él mismo a su pueblo por medio de Moisés hacía mucho tiempo. (Leé Mateo 4: 10 y compára con Deuteronomio 6: 13). Satanás tuvo que huir fracasado y furioso. Por muy listo que fuera, Jesús lo había sido más gracias a que tenía las ideas muy claras y la ayuda de la Biblia grabada en su memoria.

Piensa un poco Satanás no era el dueño de este mundo pero sí extendió el mal entre todos los habitantes de la Tierra y así llegó a dominarlos. Precisamente Jesús vino para quitarle ese dominio y, de paso, recordarle que era él el auténtico dueño de este planeta. Pero fíjate: cada vez que haces algo que no debes le estás dando más poder a Satanás. Cuantas más personas desobedientes a Dios haya más daño causa a todos. Por ponerte un ejemplo que puedes comprender bien: Satanás está consiguiendo que los habitantes del planeta Tierra estén contaminándola de tal manera que la estamos destruyendo. Esto es lo que él quiere. Pero si obedecemos a Dios la cuidaremos porque es la casa que Dios nos dio para vivir, reciclaremos las basuras para no contaminar, no tiraremos chicles o papeles en el suelo… Dice la Biblia que Dios creó la Tierra para que fuera nuestra casa y fuésemos felices en ella.

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LECCIÓN  |

7 TU LECTURA DEL JUEVES

Los ángeles lo habían visto todo. Habían sido testigos de la osadía de Satanás intentando engañar al Creador de este mundo.

reconociéndolo como su Hijo, como el Mesías, en el momento de su bautismo, y ahora estaba en compañía de los ángeles.

La maldad de Satanás era increíble. Una cosa es que intente engañar a los humanos pero otra cosa muy distinta era atacar al mismo Dios hecho hombre, a Jesús.

¡Jesús, consiguió derrotar a Satanás!

Ahora vieron a Jesús que estaba agotado de luchar con Satanás. ¿Qué hicieron los ángeles? (Puedes leerlo en Mateo 4: 11). Ellos, que habían visto todo lo que ocurría en el desierto, sabían que necesitaba comer urgentemente y le llevaron comida, cuidaron de él y le dieron ánimos. Poco a poco Jesús fue recobrando las fuerzas. Aunque cansado, Jesús no podía estar en mejores manos. Había escuchado las palabras de Dios

Dios te ofrece la misma ayuda que tuvo Jesús para no caer en los engaños de Satanás. Te da la Biblia para que sepas cómo es Dios, cuánto te ama, y para que uses sus consejos para enfrentarte a las tentaciones. Nos dio las Normas de la Felicidad para que distingamos entre el bien y el mal. Nos ha dado a nuestros padres y maestros para que nos eduquen. Tenemos a los ángeles siempre dispuestos a ayudarnos. Y sobre todo Dios nos promete que, si confiamos en él, si nos ponemos en sus manos, aunque Satanás intente hacernos daño y engañarnos, no nos vencerá (ver Santiago 4: 7).

Colorea los espacios con un punto y descubrirás la palabra «mágica» que nos defiende de Satanás

Piensa un poco La victoria de Jesús sobre las tentaciones tiene mucho mérito pues él estaba soportando mucha hambre después de 40 días sin comer. La gran victoria de Jesús fue que, como era Dios, tenía poderes para evitar todo eso, y no quiso usarlos en su propio beneficio. Quería vencer al pecado como hombre, como nosotros, y salvarnos con su vida, muerte y resurrección, aunque eso fuese muy doloroso para él.

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LECCIÓN  |

TU LECTURA DEL VIERNES Ahora vamos a repasar lo que ocurrió esos días en el desierto. Las tres tentaciones que Satanás usó con Jesús, las usa también con nosotros. La primera podría tener relación con el egoísmo y el tener cosas materiales. Siempre nos gusta hacer nuestra propia voluntad: comer, jugar, ir o hacer lo que nos apetezca. Queremos tener más juguetes, más ropa, más dinero… Satanás intenta convencernos de que así seremos más felices. Y que no importa cómo lo consigamos, lo importante es tener lo que queremos, aunque, a veces, lo que queremos no es bueno ni para nosotros ni para los demás. La segunda nos recuerda la importancia de obedecer a Dios. Jesús nos enseña que hay unas normas que están hechas para cuidarnos y ser mejores personas. Y esas normas son para todas las personas mayores y pequeñas, hombres y mujeres, ricos y pobres. Satanás intenta que pensemos que no pasa nada si no las cumplimos. Satanás nos hace creer que lo importante no es obedecer sino mandar, que otros hagan tu trabajo, tener poder sobre otras personas, al igual que quería que Jesús mandara a los ángeles para que lo salvaran. La tercera nos recuerda quién debe ser el verdadero dueño de nuestro corazón: solo el que nos creó y que se hizo ser humano para demostrarnos cuánto nos ama. Dios vino a servirnos y a ganarse nuestro corazón para que lo amemos libremente. Solo confiando en él podemos ser más felices. Solo él vendrá a buscarnos para vivir juntos para siempre.

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8 LECCIÓN

Aprende y Comprende

LOS PRIMEROS DISCÍPULOS TU LECTURA DEL DOMINGO Juan tenía algunos alumnos que estudiaban con él las Escrituras. Él era su maestro y ellos eran sus discípulos. ¿Recuerdas qué era lo que Juan predicaba y enseñaba a sus discípulos? (Puedes leerlo en Juan 1: 26, 27). Esos discípulos presenciaron el bautismo de Jesús. Y ahora tenían muchas dudas. ¿A quién tenían que seguir? ¿A su querido maestro Juan o a ese nuevo maestro? ¿Sería verdad que Jesús era un maestro más grande que Juan? ¿Qué es lo que les dijo Juan? (Léelo en Juan 1: 36). Dos de estos discípulos de Juan se llamaban Andrés y Juan. Decidieron ver a dónde iba Jesús y lo siguieron a escondidas (ver Juan 1: 37).

«Y les dijo: Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres» (Mateo 4: 19)

Cuando Jesús se dio cuenta, se paró y les preguntó: —¿Qué queréis? ¿Por qué me estáis siguiendo? —Maestro —le dijeron— queremos saber dónde vives. —Venid conmigo —les contestó Jesús. Andrés y Juan se fueron con Jesús a su casa y se quedaron a dormir porque era ya muy tarde. Supongo que aquella noche durmieron muy poco. Tenían muchas preguntas que hacerle a Jesús, y Jesús les contestó con mucho cariño y paciencia a todo lo que querían saber.

Piensa un poco Fíjate que Jesús solo pidió a Andrés y a Juan que le acompañaran. Eso es lo que Jesús te pide, que le acompañes, o mejor, que te dejes acompañar por él. Déjale que sea tu compañero y aprenderás mucho de él.

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LECCIÓN

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TU LECTURA DEL LUNES A la mañana siguiente volvieron a Galilea. Durante los días de viaje entre Judea y Galilea, Andrés y Juan comenzaron a comprender que Jesús no era como los demás maestros. Estaban entusiasmados de tantas cosas que estaban aprendiendo. Cada día estaban más convencidos de que Jesús era el Mesías. ¿A qué ciudad fueron? (Lo sabrás si lees Mateo 4: 13). Capernaún estaba a orillas del mar de Galilea y muchos de sus habitantes eran pescadores. Era una ciudad que estaba en uno de los principales caminos de Galilea, por lo que por allí pasaban muchos viajeros. Ese era un buen sitio para empezar a predicar. Así que nada más llegar a Galilea, lo primero que hizo Andrés fue ir a buscar a su hermano Simón. Tenía que decirle que habían encontrado al Mesías. —¿El Mesías? ¿Estás seguro? —le debió decir. —Ven conmigo —le dijo Andrés. Los dos hermanos fueron donde estaba Jesús. Simón era un hombre un poco gruñón y tenía que aprender muchas cosas, por ejemplo a ser amable, pero Jesús sabía que, en su corazón, era un buen hombre que amaba a Dios. ¿Qué nombre le dio Jesús a Simón? (Lo sabrás si lees Juan 1: 42). A partir de entonces lo conocemos con ese nombre. Pedro se quedó impresionado con Jesús aunque también tendría muchas preguntas y hablarían durante mucho tiempo. A partir de ese momento se convenció de que Jesús era el Mesías. Juan también se lo contó a su hermano Santiago quien quiso aprender de Jesús. Andrés, Pedro, Santiago y Juan eran pescadores en el mar de Galilea. Muchas veces salían a pescar juntos en sus dos barcas y tenían mucho tiempo para conversar y comentar lo que estaban aprendiendo de Jesús. ¡Que se escapan los peces! Encuentra seis peces que se han escapado mientras los pescadores conversan.

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LECCIÓN  |

8 TU LECTURA DEL MARTES

Una mañana, Jesús se acercó a la orilla del mar a ver a sus discípulos que volvían de una noche de pesca. Los discípulos revisaban sus redes, y las lavaban para recogerlas. Estaban muy desanimados porque no habían pescado nada en toda la noche. Cuando la gente supo que Jesús estaba aquella mañana en la playa se acercaron para escuchar sus enseñanzas. Se había juntado tanta gente para escucharlo que apenas podían ver a Jesús y ni mucho menos escuchar con claridad lo que decía. Así que tuvo una idea. ¿Cuál fue? (Léelo en Lucas 5: 3). El mar estaba en calma y alejándose un poco todos lo podían ver y escuchar sentados tranquilamente desde la playa.

noche no habían pescado nada y no tenían nada para vender. Entonces Jesús le pidió a Pedro que llevara la barca al medio del mar donde era más profundo, y que echara sus redes nuevamente. Pedro era un experto pescador. Seguramente pensó que Jesús no tenía ni idea de pesca porque era un carpintero. Además estaban cansados de estar toda la noche en la barca y toda la mañana escuchando a Jesús. Pedro sabía que la mejor hora para pescar en esas aguas era por la noche. Ahora, al mediodía, los peces podían ver la barca y las redes por el reflejo de la luz en el agua y huían. Lo que tenían que hacer los pescadores era irse a dormir y volver a intentarlo de noche. Pero Pedro amaba a Jesús y confiaba en él. ¿Qué hizo Pedro? (Lee Lucas 5: 5).

Cuando Jesús acabó de predicar y la gente se fue, Jesús miró a sus discípulos. Estaban preocupados. Aquella

¡Este dibujante no se entera!

Encuentra 10 errores que ha cometido al hacer el dibujo.

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TU LECTURA DEL MIÉRCOLES Pedro y Andrés hicieron lo que Jesús les había dicho, echaron las redes al mar y esperaron. Seguramente desde la otra barca, Juan y Santiago se reirían de ellos. ¿A quién se le ocurre ponerse a pescar cuando el sol está en lo más alto? Esperaron un tiempo mientras descansaban. Cuando llegó la hora de regresar, los dos hermanos trataron de subir la red al barco y no lo podían hacer. ¿Por qué? (Lee Lucas 5: 6). ¡Estaba tan llena de peces que las redes no podían con tanto peso! Jesús, Pedro y Andrés tiraban y tiraban de las redes pero no había forma de subirlas al barco. —¡Ayudadnos! —le gritaron a Santiago y Juan que estaban en otra barca. Santiago y Juan se acercaron sorprendidos para ayudar y en poco tiempo llenaron las dos barcas con pescado. Había tantos peces que las dos barcas apenas podían con ellos (ver Lucas 5: 7). Cuando llegaron a la playa, Pedro se arrodilló ante Jesús. Ahora se empezaba a dar cuenta del poder que tenía su maestro. No quería estar lejos de Jesús, pero creía que siendo un rudo pescador no era digno de estar con el maravilloso Jesús (ver Lucas 5: 8). Pero Jesús amaba a Pedro. No le importaba si era pescador o si tenía un carácter muy fuerte. Jesús lo quería tener a su lado. Por eso le hizo una invitación con mucho cariño. Le dijo que si se quedaba a su lado y le seguía sería… ¿Qué sería? (Lee Lucas 5: 10). Esos hombres eran pescadores y tenían que atender su trabajo. Pero Jesús necesitaba viajar por todo Israel para dar a conocer el reino de Dios y necesitaba ayudantes. Si lo acompañaban no solo iban a aprender mucho más acerca de Dios y de su reino. También ayudarían a otras personas a pertenecer al reino de Dios. Hasta ahora sacaban a los peces del mar donde vivían para que, una vez muertos, sirvieran de alimento a la gente. Ahora Jesús les proponía que «pescaran» a las personas del mar de la confusión y del pecado, donde solo les espera la muerte, y las llevaran a los pies de Jesús, donde les espera la vida. Los cuatro pescadores lo tuvieron claro ¿Qué hicieron ese mismo día? (Lo sabrás si lees Lucas 5: 11).

Piensa un poco Jesús pidió a esos discípulos que dejaran sus trabajos y sus casas y le siguieran porque ese era el plan que Dios tenía para ellos. Dios llama a algunas personas a ser misioneros, pastores o cooperantes. Pero también Dios llama a muchas más personas a trabajar por él en su casa, con su familia y sus amigos. Estés donde estés puedes ser discípulo de Jesús.

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LECCIÓN  |

8 TU LECTURA DEL JUEVES

Andrés y Pedro, habían nacido en una ciudad que se llamaba Betsaida. De esa misma ciudad era un amigo suyo que se llamaba Felipe. No sabemos cómo Jesús conoció a Felipe, pero lo llamó y le hizo una petición ¿Cuál era? (Lee Juan 1: 43). Seguramente que Felipe ya conocía a Jesús gracias a Andrés. Cuando recibió la invitación, Felipe no lo dudó. Quería ser discípulo de Jesús. Pero antes se acordó de otro amigo suyo. Fue corriendo a buscar a su amigo Natanael. A Natanael le gustaba mucho estudiar la Biblia. Había estado descansando y orando debajo de una higuera donde nadie lo podía molestar. Estaba preocupado por saber cómo reconocer al Mesías. Cuando regresó a su casa se encontró con Felipe. —He encontrado al Mesías, ese del que los profetas escribieron en las Escrituras. Se llama Jesús, es hijo de José de Nazaret —le contó emocionado. —¿De Nazaret? —preguntó extrañado Natanael—. Nazaret es un pueblucho, no puede haber ningún maestro importante que sea de allí.

—¿No te lo crees? —le dijo Felipe—. Pues ven y tú mismo lo verás. Felipe hablaba de una forma tan segura que Natanael lo siguió hasta donde lo esperaba Jesús. Cuando Jesús lo vio le dijo: —Yo sé que eres un buen hombre. —¿Y cómo lo sabes si no me conoces? —le dijo Natanael. —Porque te vi debajo de la higuera, y sé lo que te preocupa —le dijo sonriente. Natanael se quedó de piedra. Nadie sabía que él iba a orar a aquel sitio. —Tú eres el Hijo de Dios, el rey de Israel —reconoció. —Pues si vienes conmigo vas a ver cosas maravillosas —le invitó Jesús. ¿Qué crees que hizo Natanael? Sí, a partir de ese momento le siguió como su discípulo.

Completa el dibujo añadiendo a Natanael. ¿Qué hacía antes de encontrar a Felipe?

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LECCIÓN  |

TU LECTURA DEL VIERNES Jesús se rodeó pronto de un grupo de discípulos que le acompañaban en sus viajes, le ayudaban, le hacían compañía y aprendían de él. Cada uno era diferente. Eran de distintas ciudades y de distintos trabajos. Algunos eran tranquilos y otros más nerviosos. Cada uno tenía su ocupación y su familia pero todos decidieron que estar y aprender de Jesús era lo más importante. Cuando hablamos de los dicípulos de Jesús hablamos de un grupo de doce jóvenes que eran los más cercanos y que siempre estaban con él. Era un grupo que Jesús escogió para que predicaran con él y le ayudaran. En la Biblia hay varias listas de discípulos de Jesús y algunas veces son distintas, pero es que a algunos discípulos se les conocía por distintos nombres. Fueron estos: Simón Pedro, Andrés, Santiago o Jacobo hijo de Zebedeo, Juan hijo de Zebedeo, Felipe, Natanael o Bartolomé, Mateo (ya hablaremos en otra lección cómo decidió seguir a Jesús), Tomás, Santiago o Jacobo hijo de Alfeo, Judas o Lebeo Tadeo, Simón el cananita o zelote y Judas Iscariote (ya hablaremos de él más adelante). Pero en el grupo no estaban solos; también había un grupo de mujeres que ayudaban a Jesús y a sus discípulos, le seguían y aprendían de él. La Biblia habla muy poco de ellas pero sabemos los nombres de algunas: María Magdalena, Juana, Susana, Salomé, otra María (así se llamaba la madre de Santiago y Juan). El grupo que estaba con Jesús era bastante grande. Todos eran necesarios y todos aprendieron mucho del Maestro.

Piensa un poco Jesús eligió a un grupo de personas para que le ayudaran de una forma especial. Hubo hombres y mujeres que aprendieron de Jesús y enseñaron a otras personas a amar a Dios. Enseñar a otros el amor de Dios no es tarea solo de hombres.

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9 LECCIÓN

JESÚS COMIENZA SU MINISTERIO

Aprende y Comprende

TU LECTURA DEL DOMINGO ¿Has ido alguna vez a una boda? Son momentos de compartir alegría y de divertirse con la familia y los amigos. Un día, Jesús y sus discípulos recibieron la invitación a una boda en Caná, una ciudad cerca de Nazaret. No sabemos quiénes eran los novios, pero seguramente serían familiares de Jesús porque María, su madre, también estaba invitada a la fiesta (ver Juan 2: 1). Parece ser que José no estaba en la boda. Creemos que murió antes del bautismo de Jesús porque la Biblia ya no lo menciona más.

«Haced todo lo que os diga»

Cuando Jesús llegó a Caná toda la familia se alegró mucho de verlo. ¡Qué alegría verlo convertido en un maestro, acompañado de sus primeros discípulos!

En sus conversaciones la gente seguramente comentaría las cosas que había oído acerca de él. Empezarían recordando su bautismo, que si se había oído una voz, que si se había visto algo como una paloma, que si había estado en el desierto... Luego alguien recordó lo que pasó en Belén. Otros recordaron la caravana de los sabios que le llevaron regalos. Alguno se acordó también del susto que se llevaron en Jerusalén, cuando se perdió en el Templo. Y todos estaban de acuerdo en que Jesús siempre había sido una persona muy especial. María se sentía muy orgullosa de su hijo. (Juan 2: 5)

Mientras, Jesús se divertía. Hablaba con sus primos, que hacía mucho tiempo que no los veía y hacía bromas con sus hermanos. Presentó a sus nuevos amigos a la familia y se los podía ver divirtiéndose y riendo como uno más en la fiesta.

Piensa un poco Dios no es un ser triste. Le gusta que estemos alegres, que nos divirtamos, que seamos felices. Nos creó con la capacidad de reír y de buscar el lado divertido de las cosas. Piensa que las ceremonias más importantes del Santuario estaban rodeadas de días de fiesta: la Pascua, el Pentecostés, las Cabañas… Incluso el Día de la Expiación terminaba con una fiesta. A Dios le gusta que estés contenta/contento.

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LECCIÓN

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TU LECTURA DEL LUNES En aquel tiempo las fiestas de bodas eran muy largas. Pero no porque duraran muchas horas, sino porque duraban varios días. Lo divertido era que en esos días podían estar todos juntos sin preocuparse de los trabajos. Pero cuando se junta mucha gente, hay que preparar mucha comida y bebida, habitaciones y camas para poder descansar. Por eso la familia necesitaba toda la ayuda posible. La familia del novio había contratado a un mayordomo y a sirvientes para que todo el mundo estuviera cómodo. Cuando hay una fiesta, los organizadores quieren que todo sea perfecto para que sus invitados tengan un buen recuerdo. Entre los judíos, las costumbres de hospitalidad decían que había que dar lo mejor de tu casa a las visitas. Y los novios se encargaron de que los invitados tuvieran la mejor comida y el mejor vino, un mosto dulce que se almacenaba en tinajas. Cuando ya se estaba terminando la fiesta de bodas, hubo un problema. El mosto se estaba acabando y los criados no sabían cómo decírselo al novio. Cuando se enterara, pasaría una vergüenza tremenda por tener que decir a los invitados que ya no había bebida. En aquel tiempo no había supermercados para ir a comprar más. Si el vino se acababa, la fiesta se acababa. ¡Qué pena para los novios! Pero María, que estaba atenta a todo, se dio cuenta. Y pensó en Jesús. Esta era la oportunidad que había estado esperando. Jesús podía demostrar todo su poder. ¿Qué hizo María? Se lo dijo a Jesús.

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LECCIÓN  |

9 TU LECTURA DEL MARTES

María pidió ayuda a su hijo. No quería que esa fiesta se recordara como la peor boda de la historia. ¿Qué le respondió Jesús? (Léelo en Juan 2: 4). ¿Te parece maleducado lo que Jesús le contestó a su madre? No, no lo era. En aquel tiempo era una forma correcta de hablar. Ahora nosotros diríamos algo así: «Mamá, ¿por qué me pides que te ayude? Ahora no es el momento de que yo haga milagros». Jesús sabía que la fiesta era en honor a los novios, y ellos debían ser los protagonistas. Si Jesús hacía un milagro delante de todo el mundo, toda la gente estaría más pendiente de Jesús que de los novios. Pero María sabía que podía confiar en Jesús. ¿Qué les dijo a los sirvientes? (Lee Juan 2: 5). María sabía que Jesús podía hacer un milagro, y confiaba en él. Conocía mejor que nadie a su hijo; sabía que Jesús, más que nadie, quería ayudar y que no iba a dejar que la fiesta se acabara. Jesús lo pensó un momento. En una habitación, había seis tinajas grandes de piedra. No eran tinajas para guardar el vino, eran mucho más grandes, para guardar agua. ¿Qué les dijo a los siervos que hicieran? (Léelo en Juan 2: 6, 7). Los criados se sorprendieron de que Jesús les dijera que llenaran las tinajas de agua. Lo que hacía falta en la fiesta era mosto, no agua. Si querían agua podían ir cuando quisieran al pozo. Pero lo que les dijo después los sorprendió aún más. ¿Qué fue? (Lee Juan 2: 8). Tacha las letras B,H y Z y sabrás cuál es el primer milagro de Jesús registrado en la Biblia

¿Has visto en la tele, o en las películas, a algunas personas que prueban los vinos con mucha ceremonia? Eso es lo que tenía que hacer el maestresala o mayordomo. ¿Te imaginas al mayordomo oliendo y probando el contenido de los cántaros? ¡Pero si solo era agua! Los siervos, creyendo que les iba a caer una buena regañina, se acercaron al mayordomo con sus cántaros y sus vasos para que probara el agua. Pero conforme el líquido iba cayendo en los vasos,… ¡no podían creer lo que veían! ¡Era vino!

Piensa un poco María confiaba en Jesús. Ella no sabía cómo Jesús solucionaría el problema, pero sabía que podía contar con él. Tú también puedes confiar en Dios. No sabemos cómo solucionará nuestros problemas, pero ten por seguro que él quiere hacerlo.

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LECCIÓN  |

TU LECTURA DEL MIÉRCOLES El mayordomo no sabía que se les había acabado el vino. Cuando probó el mosto que le dieron los siervos, preguntó sorprendido: —¡Este vino es buenísimo! Nunca había probado un mosto dulce tan delicioso. Mandó llamar al novio. —¿Por qué guardaste el mejor vino para el final? —le preguntó—. Normalmente la gente sirve primero la mejor bebida que tienen y luego, cuando los invitados ya no tienen tanta sed, van sacando la que es peor. Pero tú has guardado lo mejor para el final. ¡Vaya sorpresa que has dado a todo el mundo! Conforme iban sirviendo el vino nuevo, todos felicitaron al novio por lo bueno que estaba. La fiesta fue un éxito. Seguramente todos recordarían lo bien que lo habían pasado en aquella boda y lo bien que los trató el novio. El primer milagro de Jesús enseñó muchas cosas. Pensemos en algunas: - A Jesús le gustaba ayudar a otros y alegrarse con la gente. - Jesús pudo haber hablado para transformar el agua, pero dejó que los demás lo ayudaran: los criados llenaron las tinajas y sirvieron el vino - Ese primer milagro ayudó a María y a los discípulos a confiar en Jesús, y también nos ayuda a nosotros a confiar en él (ver Juan 2: 11).

¿Qué objeto en esta mesa no está repetido?

Piensa un poco Jesús comenzó su ministerio ayudando a una pareja de novios en problemas. Y así se pasó el resto del tiempo, ayudando a los pobres, a los enfermos, a los sordos, a los tristes, a los ciegos, a los pecadores, a los que no tenían amigos… Tú también puedes ser como Jesús y ayudar a quienes te necesiten, a compartir con tus hermanas/ hermanos o amigos/amigas las cosas… Cuando así lo haces te estás pareciendo a Jesús, tu amigo.

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LECCIÓN  |

9 TU LECTURA DEL JUEVES

Después, Jesús comenzó a viajar por la región de Galilea, donde había vivido. ¿Dónde predicaba Jesús? (Léelo en Lucas 4: 15). Allí donde iba, la gente le escuchaba muy atenta y los dejaba a todos admirados por el hermoso mensaje de amor que transmitía. Un día decidió ir a Nazaret, la ciudad donde había crecido con sus padres. El sábado, como solía hacer, fue a la sinagoga. La costumbre era que se leyera un pasaje de las Escrituras y que luego se hiciera una reflexión sobre lo leído, como un sermón. Como Jesús era bien conocido en Nazaret y además se había corrido la voz de que era un gran maestro, el jefe de la sinagoga le invitó a leer las Escrituras. ¿Qué pasaje le dieron para que leyera? (Lo sabrás si lees Lucas 4: 1719 y lo comparas con Isaías 61: 1-3). ¿A qué te suena ese texto? ¿De quién estaba hablando Isaías? Isaías estaba hablando del Mesías. Jesús estaba leyendo un pasaje escrito hacía 700 años y que se refería a él. Luego Jesús volvió a enrollar el libro, se lo dio al ayudante encargado de guardar los libros y se sentó. Había un tremendo silencio en la sala. Todo el mundo se lo quedó mirando (ver Lucas 4: 20). Habían oído decir que Juan el Bautista había dicho que Jesús era el Mesías. ¿Es que no iba a decir nada? Entonces Jesús comenzó a hablarles. ¿Qué les dijo? (Léelo en Lucas 4: 21).

¿Cuál era la misión del Mesías según Lucas 4 e Isaías 61? Une las palabras de la columna de la izquierda con las de la derecha para completar las frases. Ten en cuenta que las distintas versiones pueden usar distintas palabras.

Predicar Sanar Liberar Consolar

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A los ciegos A los cautivos A los enlutados Buenas noticias A los oprimidos A los quebrantados de corazón El año favorable


LECCIÓN  |

TU LECTURA DEL VIERNES Después de leer el texto de Isaías, Jesús acababa de identificarse como el Mesías. ¿Te imaginas el revuelo que se organizó? Sabían que Jesús era un buen chico, se había criado entre ellos y conocían a su madre y a su padre, pero nunca le habían visto hacer ningún milagro, nunca se hubieran imaginado que él podría ser el Mesías prometido. La idea que ellos tenían del Mesías no era el de una persona normal y corriente. Era cierto que Jesús había sido siempre muy inteligente, estudioso y respetuoso. Siempre había sido amable y bueno. Pero de ahí a ser el Mesías… ¿Qué es lo que le pidieron a Jesús para demostrar que él era el Mesías? (Léelo en Lucas 4: 23) Los nazarenos habían oído que Jesús había hecho milagros en Capernaún cuando vivía allí con sus discípulos. Ahora ellos también querían ver milagros. ¿Qué te parece? ¿Para qué hacía milagros Jesús? ¿Para ayudar a otros o para presumir de su poder? Lo que le proponían sus vecinos era parecido a lo que le había propuesto Satanás en el desierto: que utilizara su poder en su propio beneficio. Jesús se negó y les regañó. Les recordó que ellos no creían que él fuera el Mesías, ellos no confiaban en él. Les recordó la época de Elías y Eliseo. Los israelitas no confiaron en Dios y los profetas hicieron milagros lejos de Israel donde sí que confiaban en Dios (ver Lucas 4: 24-27). ¿Les gustó lo que Jesús dijo? (Lee Lucas 4: 28). En absoluto. Se enfadaron tanto, pero tanto, que hicieron una barbaridad. (Puedes leerla en Lucas 4: 29). Entonces sí. Entonces se mostró el poder de Dios. (Léelo en Lucas 4: 30). No sabemos qué es lo que pasó en realidad. Tal vez se calmaron todos de repente y Jesús pudo irse; tal vez Dios se lo llevó de allí y Jesús desapareció. Pero Dios no permitió que le hicieran ningún daño. Tenía una difícil misión que cumplir.

Piensa un poco Es asombroso que el dueño de todo el universo no fuese de «jefe» sino que prefirió la humildad y ser respetuoso con todos: con sus padres, con sus hermanos que muchas veces se metían con él para chincharle, respetuoso incluso con aquellos que le querían hacer daño. Es un ejemplo para ti, para tus padres, para la maestra de la escuela sabática… Para todos.

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10 LECCIÓN

Aprende y Comprende

JESÚS VISITA JERUSALÉN TU LECTURA DEL DOMINGO Después de la boda en Caná, Jesús estuvo unos días con su familia en Capernaún una ciudad en la orilla del mar de Galilea donde vivían Andrés y Pedro. Seguramente allí predicó y enseñó a todos los que querían escucharle (ver Juan 2: 12). Pero se acercaba una fiesta importante y Jesús quería pasarla en Jerusalén. ¿Qué fiesta era? (Lee Juan 2:13) Jerusalén estaba a casi 200 kilómetros de Capernaún y debieron tardar varios días en llegar. Jesús y sus discípulos viajaron con un grupo de gente que iba a celebrar la Pascua. Seguramente sería un viaje muy parecido al que había hecho cuando tenía 12 años.

«Guardad mis sábados, y respetad mi santuario. Yo soy el Señor» (Levítico 26: 2, Biblia del Peregrino)

En esos viajes la gente aprovechaba para conocer a otras personas de diferentes lugares y contar lo que estaba pasando en sus ciudades y pueblos. Era la forma de ponerse al día con las noticias. Es muy probable que hablaran de Juan el Bautista y del Mesías que Juan decía que iba a venir. Seguro que Jesús aprovechó para enseñar y hablar del amor de Dios. Es posible que hablaran también de los preparativos de la cena de la Pascua. Familias enteras compartían pan sin levadura y cordero asado con hierbas, igual que lo habían hecho los hebreos en Egipto la noche antes de la liberación. Algunos judíos esperaban volver a repetir esa liberación, pero esta vez de los romanos. Esperaban que el Mesías fuera un gran líder militar que provocara una rebelión y expulsara a los romanos de lo que había sido el reino de Israel. Seguramente Jesús les tuvo que explicar que el Mesías que Dios había prometido los iba a liberar, sí, pero de una esclavitud mucho más terrible que el gobierno de Roma; el Mesías los liberaría de la esclavitud del pecado.

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LECCIÓN

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TU LECTURA DEL LUNES Después de varios días ya se divisaba Jerusalén. ¡Qué alegría! Y en lo alto de la ciudad se veía el Templo. Cada año había algo nuevo en aquel hermoso edificio. El rey Herodes seguía haciendo reformas y construyendo partes nuevas. Atravesaron las puertas de la ciudad y Jesús quiso ir directamente al Templo. Y desde luego no le gustó nada lo que estaba viendo. Atravesando unos muros muy bien construidos y decorados se entraba en un patio enorme que servía para que la gente se reuniera para adorar a Dios. O al menos eso es lo que debiera haber. ¿Qué se encontró Jesús en ese patio? (Lee su sorpresa en Juan 2:14). Aquello parecía una feria. Había puestos y corrales con animales que se vendían. Imagínate el ruido, el olor y la suciedad. A la puerta había puestos de cambistas, de gente que cambiaba las monedas. Se oía a los mercaderes gritar para vender su mercancía, como cuando vas al mercadillo, y la gente discutía por el cambio de las monedas y por el precio de los animales. El Templo debía ser un lugar santo, donde la gente fuera a adorar con reverencia y celebrar acontecimientos especiales como la Pascua. Pero lo que se veía se parecía más a un ruidoso mercado. ¿Qué estaba pasando allí? Cada judío debía traer un animalito o una ofrenda para hacer el sacrificio en el Templo. Pero como la mayoría viajaban desde muy lejos o no tenían ganado propio, cuando llegaban a Jerusalén, iban al mercado y compraban un cordero, unas palomas, o harina muy pura para ofrecerlo en el Templo. Antes de ser sacrificados, el sacerdote debía vigilar que no tuvieran ningún defecto. Por eso no se podían comprar cualquier animal y los sacerdotes decidieron que lo mejor sería que hubiera algunos mercaderes a su servicio, dentro del atrio del Templo, que vendieran mercancías sin defecto para los sacrificios y las ofrendas. Pero había otro problema. Los sacerdotes decidieron que en el Templo no podía entrar el dinero de los romanos porque eran paganos. Entonces, ¿cómo iban a comprar y vender? Pues haciendo una moneda especial que solo se podía usar en el Templo. Entonces, a la puerta se sentaban los cambistas que cambiaban los denarios romanos por las monedas especiales del templo. Es como si fueran pequeños bancos. ¿Puedes imaginártelo? ¡Había un jaleo tremendo!

Piensa un poco Cuando la gente acude a la iglesia, espera poder adorar en compañía de todas las demás personas, orar, cantar y escuchar la predicación. La iglesia no tiene por qué ser un lugar triste ni mucho menos, pero nos reunimos muchas personas y debemos tener respeto por las actividades que allí se realizan y por las personas que lo han preparado: el predicador, quien dirige la oración o las que prepararan una parte artística especial. Durante los servicios de culto y otras actividades que se realizan en la iglesia, debemos ser educados, respetuosos y reverentes. MBMT

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LECCIÓN  |

10 TU LECTURA DEL MARTES

Jesús se encontró con un auténtico mercado en el atrio del Templo. Con tanto jaleo, en vez de pensar en lo que significaba la fiesta de la Pascua y las ceremonias del Templo, la gente se olvidaba de que todo lo que se hacía en el Templo era un símbolo del plan que Dios hizo para salvarnos. Todo lo que se hacía en el Templo debía hacerles pensar en el Mesías, en el Salvador. Aquello era una falta de respeto y Jesús no debía permitirlo. Entonces, cogió unos trozos de cuerda y se fabricó un látigo. Se colocó en un lugar donde todos lo vieran con la mirada muy seria e hizo restallar el látigo en el aire para llamar la atención de todos (ver Juan 2: 15). Alguien señaló a Jesús y, uno tras otro, comenzaron a mirarlo. No podían dejar de mirar a Jesús, y de pronto se hizo un tremendo silencio. Todos lo miraban. Jesús regañó a los vendedores. Su voz era fuerte y clara. Había que ser muy valiente para enfrentase él solo a muchas otras personas. ¿Qué les dijo? (Léelo en Juan 2: 16). Jesús no golpeó a nadie pero todos obedecieron y salieron del patio. Conforme Jesús avanzaba iba empujando las mesas del dinero y lo tiraba al suelo. Solo quedaron en el patio del Templo las personas que querían adorar de verdad a Dios. Cuando todo se tranquilizó, algunas personas se acercaron a él. Era increíble que una sola persona pudiera hacer obedecer a todos los comerciantes y cambistas del Templo. ¿Qué le preguntaron?(Lee Juan 2: 18). Pero la respuesta de Jesús los dejó más confundidos todavía. (Léela en Juan 2: 19). Al principio la gente se burló de él. Un edificio que se había tardado en construir 46 años no podía levantarse en tres días. Pero eso los hizo pensar. Esa respuesta se les quedó grabada en la mente. ¿Cuándo la recordaron y comprendieron lo que Jesús había querido decir? (Léelo en Juan 2: 21, 22). Era la primera vez que Jesús les anunció una profecía que se cumpliría tres años después, en aquella misma ciudad.

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Piensa un poco Hay personas que piensan que Jesús utilizó la violencia para echar a toda esa gente y sus negocios. ¿Te parece posible que Jesús hiciera tal cosa? Piensa: Jesús nunca utilizó la violencia, ni antes ni después de este suceso. Predicaba la paz y el amor. Si hubiera utilizado la fuerza seguramente lo hubieran sujetado entre todos para impedirlo y la policía del Templo lo hubiera detenido al instante. No, Jesús jamás se peleó contra nadie. Él es nuestro ejemplo y nosotros tampoco debemos utilizar la violencia. Nunca.


LECCIÓN  |

TU LECTURA DEL MIÉRCOLES Había en Jerusalén un fariseo llamado Nicodemo. Los fariseos eran personas que estudiaban y conocían muy bien la Biblia. Intentaban cumplir exactamente cada norma religiosa y por eso se creían que eran mejores que los demás. Les decían a todos qué tenían que hacer y cómo. Nicodemo era uno de los fariseos más importantes y pertenecía al Sanedrín. El Sanedrín era el consejo que elaboraba las leyes que debían aplicarse a los judíos, tanto las leyes religiosas como civiles. El Sanedrín podía juzgar a todos los judíos, aunque por encima de él siempre estaba el gobernador romano que debía autorizar los castigos más graves o que podía perdonar a los que el Sanedrín había condenado. El Sanedrín estaba presidido por el sumo sacerdote del Templo de Jerusalén. Nicodemo era un hombre bueno. Seguramente había escuchado predicar a Juan el Bautista que el Mesías había llegado.

Ayuda a Nicodemo a llegar al lugar de encuentro con Jesús

Seguramente Nicodemo pudo escuchar a Jesús cómo hablaba en el patio del Templo y con cuánta autoridad había conseguido que los mercaderes se fueran de allí. Cuando vio que Jesús sanaba a los enfermos, pensó que podría ser el Mesías del que hablaban las Escrituras. Nicodemo quería hablar con Jesús, pero sin que los demás fariseos o los miembros del Sanedrín lo vieran. A los fariseos no les gustaba lo que predicaba Juan el Bautista y no les gustaba lo que Jesús había hecho en el Templo. Pero Nicodemo necesitaba saber quién era Jesús, conocerlo personalmente, hablar con él. Nicodemo averiguó dónde iba a estar Jesús por la noche y decidió ir a verlo a escondidas.

Piensa un poco Una de las mejores formas de acercarse a Jesús es en privado, sin que nada ni nadie te moleste. Cuando estés en tu cuarto, a solas, habla con él, pregúntale tus dudas y cuéntale tus preocupaciones. Estudia lo que la Biblia dice sobre Jesús. Luego podrás compartirlo mejor con los demás.

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LECCIÓN  |

10 TU LECTURA DEL JUEVES

Jesús recibió a Nicodemo muy amablemente. Lo primero que hizo Nicodemo fue reconocer que Jesús tenía el poder de Dios, porque si no, no podría hacer los milagros que él hacía (ver Juan 3: 2). Pero la verdadera razón por la que Nicodemo había ido a verlo era porque quería saber qué tenía que hacer para seguir a Jesús. ¿Qué le dijo Jesús? (Léelo en Juan 3: 3). ¡Nicodemo se sorprendió! ¿Cómo podía alguien nacer dos veces? No le parecía lógico. Jesús le explicó que para formar parte del reino de Dios es necesario que hagamos un cambio en nuestra vida y en nuestra forma de pensar. Le explicó que cuando eso ocurre es como si naciera otra vez, como si fuera otra persona distinta. En realidad, eso era lo que predicaba Juan el Bautista, y por eso bautizaba. Pero el bautismo de agua no era suficiente. ¿Cómo era el nuevo nacimiento del que Jesús hablaba? (Léelo en Juan 3: 5). Ese cambio solo se produce cuando crees en Jesús y dejas que él cambie tu vida. El agua del bautismo no produce milagros. Solo cuando dejamos que el Espíritu Santo actúe en nuestra vida cambiamos nuestra conducta y nuestra forma de pensar, haciéndonos cada día un poquito más parecidos a Jesús. Así es como si fuéramos nuevas personas. Jesús además le puso un ejemplo. (Léelo en Juan 3: 8). El Espíritu es como el viento. Nadie lo ve. Nadie puede ver con los ojos o tocar con las manos si el Espíritu Santo está o no con una persona. Pero se nota. Cuando el Espíritu actúa en una persona esa persona cambia, vive y trata a los demás de forma distinta. El apóstol Pablo llama a este cambio «el fruto del Espíritu«. (Lo puedes leer en Gálatas 5: 22, 23). Una persona nacida del Espíritu tiene amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fidelidad, mansedumbre y dominio propio. Nos hace ser mejores personas.

Piensa un poco No creas que para nacer de nuevo tienes que entrar de nuevo en la barriga de mamá y nacer otra vez. Cuando uno nace físicamente no elige a sus padres. Sin embargo, el nuevo nacimiento se produce cuando decides pertenecer a la familia espiritual de Dios porque de verdad lo quieres así. Es una elección personal. Los miembros de esta gran familia siempre quieren ser mejores personas y si se equivocan se arrepienten y piden perdón. Dios es su gran amigo.

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Ordena las palabras desde la flecha, siguiendo su sentido y encontrarás las palabras de Jesús.


LECCIÓN  |

TU LECTURA DEL VIERNES Jesús tuvo una charla muy interesante aquella noche con Nicodemo. El fariseo estaba convencido que solo cumpliendo las normas y las leyes es posible que Dios te acepte y puedas ser salvo. Pero Jesús le explicó que el pecado es como el veneno que entra en el cuerpo y nadie puede sacártelo. Le puso un ejemplo que Nicodemo conocía bien. Le puso el ejemplo de una historia bíblica que tú también has estudiado. (Léela en Juan 3: 14, 15). El pecado era como el veneno de las serpientes en el desierto. Por mucho que los israelitas intentaran curarse ellos solos, no podían. Solo si miraban a la serpiente en el asta se curaban. Claro que no era la serpiente la que salvaba a la persona, sino Jesús. Pero si obedecían, demostraban que confiaban en que Jesús los sanaría. De la misma manera, si nosotros escogemos confiar en Jesús, seremos salvos y viviremos en la Tierra Nueva. Después hablaron del gran amor de Dios hacia todas las personas. Jesús le explicó cuál era la misión del Mesías, el porqué Dios lo había enviado a este mundo. Durante esta conversación Jesús le dijo una de las frases más bonitas de toda la Biblia. Búscala en Juan 3: 16 e intenta aprenderla de memoria. Pregunta a tus padres si conocen el texto. ¿Por qué había venido Jesús a esta Tierra? Había venido para que creamos en él. Y si creemos en lo que Jesús enseñó, podremos vivir para siempre en un mundo donde no habrá maldad, ni dolor, ni enfermedad, ni muerte. Nicodemo escuchó muy atento todo lo que Jesús le contó. Él siempre había pensado que, como cumplía todas las normas y las leyes, era perfecto. Ahora estaba naciendo del Espíritu, su manera de pensar estaba cambiando. Cuando se fue a su casa decidió estudiar, orar, pensar y meditar. Quería ser amigo de Jesús y pertenecer al reino de Dios.

Piensa un poco La gente que se cree buena necesita saber que es Jesús quien permite que entremos en el reino de Dios. Jesús ya fue perfecto por todos nosotros y él ya ha perdonado nuestros pecados. Dale a Jesús las gracias por querernos tanto y por ayudarnos cada día a ser mejores. ¿Le pides a Jesús que te ayude a ser mejor? Coloca en el crucigrama las siguientes definiciones que tienen que ver con la historia de Nicodemo. HORIZONTALES 5. 7. 9. 11. 13. 14.

Reptiles sin patas. Venir al mundo. Titulo hebreo para maestro. Ser Supremo que es todo amor. Tercera persona de la divinidad. Sustancia que produce enfermedad o la muerte.

VERTICALES 1. 2. 3. 4. 6. 8. 10. 12.

Grupo de intelectuales judíos. Territorio de un rey. Periodo de tiempo en el que se nace, crece, reproduce y muere. Conjunto de todas las cosas que existen y nos rodean. Que no tiene principio ni fin, femenino. Nombre de la persona que habló con Jesús. Periodo en el que no hay luz solar. El que tiene padre. MBMT

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11 LECCIÓN

Aprende y Comprende

UN MÉDICO MUY ESPECIAL TU LECTURA DEL DOMINGO Jesús regresó a Caná, en Galilea. Algunas personas que habían estado durante la Pascua en Jerusalén contaron a sus vecinos y amigos los milagros que Jesús había hecho (ver Juan 4: 45).

«Está permitido hacer bien en sábado» (Mateo 12: 12 Nueva Versión Internacional)

Como a 35 kilómetros de Caná, en Capernaún, vivía un hombre muy importante, un noble, que trabajaba para el rey. Su hijo estaba muy enfermo, tenía fiebre muy alta y los médicos no encontraban la forma de curarlo. El niño estaba cada vez peor y pensaron que podía morir en cualquier momento. Cuando el hombre supo que Jesús estaba en Caná decidió ir a buscarlo. Hoy, en coche o en tren, podemos hacer ese viaje en media hora, pero en aquel tiempo la forma más rápida de viajar era en caballo, y tardaría varias horas en llegar a Caná. Pero no le importó. Sabía que Jesús era su única esperanza.

Cuando llegó a Caná buscó a Jesús. Le explicó que su hijo estaba a punto de morir y le pidió por favor que fuera con él hasta Capernaún para sanar a su hijo. El noble estaba muy impaciente. Dos veces le dijo a Jesús que fuera con él. Sabía que Jesús debía darse prisa porque tenían varias horas para volver y su hijo estaba muy débil. El noble se sorprendió cuando Jesús le dijo que no lo iba a acompañar. ¿Por qué? Él era una persona importante. Estaba acostumbrado a que todo el mundo le obedeciera. Pero Jesús le dijo que volviera a casa, que su hijo estaba vivo. Le dijo que se tranquilizara, que su hijo estaba bien (ver Juan 4: 50). ¿Cómo podía saber Jesús si su hijo estaba bien o no? ¿Cómo podía saber Jesús lo que ocurría a tantos kilómetros?

Piensa un poco Algunas veces nos parece que solo se acercaban a Jesús personas pobres o con poca cultura. Mucha gente culta y adinerada también confiaba en Jesús. La fe en Jesús no tiene que ver con los estudios ni con las riquezas. Tampoco tiene que ver con la raza o el lugar en el que naces o vives. Tiene que ver con el corazón del ser humano.

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Ayuda al noble a encontrarse con Jesús.


LECCIÓN

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TU LECTURA DEL LUNES ¿Crees que el hombre se enfadó con Jesús porque no le había hecho caso? (Léelo en Juan 4: 50). Seguramente era la primera vez que un carpintero le decía a él, que era un noble, lo que tenía que hacer. Pero me imagino a aquel hombre mirando a los ojos a Jesús y dándose cuenta de que Jesús era mucho más poderoso que todo un oficial del rey. Ya no tenía prisa por volver a casa porque confiaba en la palabra de Jesús. Era la hora séptima (alrededor de la una de la tarde) y tal vez no quiso arriesgarse a que se le hiciera de noche por el camino. Así que se quedó en Caná y decidió salir temprano, a la mañana siguiente. En Capernaún, la mujer del noble había estado cuidando de su hijo. Te puedes imaginar la tristeza de todo el mundo al saber que se estaba muriendo. De repente, todo cambió. El hijo abrió sus ojos. Ya no tenía fiebre. La madre y su familia no se lo podían creer. Poco a poco, comenzó a sentirse bien, a poder sentarse en la cama y a tener ganas de comer.

Sigue el camino de abajo en la cuadrícula de arriba. A la mañana siguiente, cuando vieron la mejoría, mandaron Descubrirás cuándo fue sanado el hijo unos mensajeros para decirle al noble que su hijo había sanado. del noble. Por el camino, el noble se encontró con los mensajeros. ¿Qué le dijeron? (Léelo en Juan 4: 51). ¿Te imaginas las sonrisas en los rostros de los mensajeros? ¿Te imaginas la sonrisa en el rostro del padre? Pero había algo que todavía le preocupaba al noble. —¿A qué hora comenzó a estar mejor? —les preguntó a los mensajeros. —Como a la hora séptima, señor —le contestaron. ¡Esa era la hora en la que Jesús había hablado con él! Cuando el noble volvió a casa y contó todo lo que había pasado, todos creyeron en Jesús.

Piensa un poco Fíjate en la fe del noble. Estaba tan seguro de que lo que había dicho Jesús se cumpliría que no se dio prisa por volver. Sabía que su hijo se iba a curar porque lo había dicho Jesús. ¿Te gustaría poder confiar en Jesús como lo hizo el noble? Estudia la Biblia y habla con Jesús cada día. Cuanto más lo conozcas más confiarás en él. MBMT

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LECCIÓN  |

11 TU LECTURA DEL MARTES

Algunas semanas después, Jesús volvió a Jerusalén porque había una fiesta especial. El sábado Jesús visitó un estanque llamado Betesda. Era como una pequeña piscina y a su alrededor había cinco pórticos. El techo servía para que la gente que esperaba estuviera protegida del sol y la lluvia. ¿Para qué iba la gente allí? (Lo sabrás si lees Juan 5: 3). Había una leyenda que decía que cuando el agua del estanque se movía, era porque un ángel venía y curaba al primero que se metiera en el agua. Así que cuando el agua se movía, todos corrían para llegar el primero. Naturalmente, los más fuertes eran los primeros en llegar. Los que estaban más débiles eran empujados y heridos. Los que de verdad estaban enfermos nunca conseguían entrar al agua. Jesús deseaba curar a todos esos enfermos, pero solo lo podía hacer si confiaban en él, y no en leyendas y supersticiones. Entre toda esa gente vio a un hombre que estaba muy, muy enfermo. Hacía 38 años que estaba enfermo y ya estaba tan débil que no se podía ni mover sin ayuda. Jesús se le acercó. El hombre se le quedó mirando. ¿Qué le preguntó Jesús? (Lee Juan 5: 6). ¡Vaya pregunta más extraña! ¡Claro que quería ser sanado! Lo que Jesús le dijo al hombre le sorprendió mucho. ¿Qué fue? (Léelo en Juan 5: 8). ¡Qué cosas tenía Jesús! Llevaba 38 años sin poder caminar y ahora le dice que se levante. Así, sin más. Lo normal hubiera sido que Jesús lo pusiera en pie, pero Jesús dijo que se levantara él solo. Aquel hombre, aunque sabía que su cuerpo estaba débil, creyó lo que Jesús le decía. Trató de moverse y cuando lo intentó… ¡Su cuerpo respondió! ¡Tenía fuerzas para ponerse de pie! ¡El hombre estaba tan feliz…! ¡Ya casi no recordaba qué era estar de pie!

Piensa un poco Fíjate que Jesús primero pregunta al hombre si quiere ser sanado. Jesús nunca va a obligarte a nada, ni siquiera a recibir sus regalos. Solo si tú quieres, si tú le dejas, Jesús actuará en tu vida.

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Encuentra en este batiburrillo las muletas


LECCIÓN  |

TU LECTURA DEL MIÉRCOLES El hombre que había sido paralítico cogió su cama, que era una esterilla y una manta, y la dobló. Luego, quiso darle las gracias a Jesús, pero ya no estaba. Le hubiera gustado abrazarle y gritar a todo el mundo que ese desconocido lo había sanado. ¿Dónde se habría metido Jesús? Al no encontrarlo, se fue corriendo a su casa a decirle a sus amigos y vecinos que había un hombre en Jerusalén que lo había curado. De camino a su casa se encontró con unos fariseos. ¿Sabes en qué se fijaron? ¿En que estaba feliz y caminaba? ¡Nooo…! Se fijaron en que llevaba su esterilla debajo del brazo y… ¡era sábado! ¿Cuál era el problema? Los sacerdotes y los fariseos habían hecho un montón de normas. Sobre todo habían hecho un montón de normas para el sábado, y esas normas eran «no se puede…, no se puede…» En sábado no se podía transportar nada, ni siquiera un pañuelo. Si necesitabas llevar un pañuelo lo tenías que atar o coser en la túnica, el viernes antes de la puesta de sol. Y el feliz exparalítico ¡estaba transportando su propia cama, en sábado! Los fariseos estaban escandalizados; como si lo hubieran descubierto robando o algo parecido... ¡Imagínate! En vez de alegrarse porque una persona estaba curada, los fariseos querían saber quién había sido el sanador para acusarlo de haber hecho un trabajo en sábado. Tenían que hablar con él y prohibirle que curara en sábado. Pero el pobre hombre no sabía quién era el desconocido que lo había sanado (ver Juan 5: 13). Así que lo dejaron en paz. El hombre estaba muy agradecido a Dios por haberlo curado. Pensó que la mejor forma de mostrar su agradecimiento era llevar una ofrenda al Templo.

Solo dos dibujos de los de estos hombres son exactamente iguales. ¿Sabes cuáles son?

Piensa un poco ¡Estos fariseos no se enteran…! ¿Te parece normal que no les gustase que Jesús hiciera una curación en sábado? No tiene ninguna lógica. Pero esto es lo que les ocurre muchas veces a los que desobedecen a Dios. Cuando los seres humanos no quieren obedecer a Dios a veces hacen cosas muy raras. Por ejemplo, hacen guerras, justifican la violencia contra las mujeres, se permiten robar y poner el dinero en paraísos fiscales… ¡Un desastre! Lo mejor es ser amigo de Jesús y hacerle caso en todo.

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11 TU LECTURA DEL JUEVES

El hombre que había sido paralítico llevó una ofrenda al Templo para dar gracias a Dios por haber sido curado. ¿Sabes a quién se encontró allí? (Lo sabrás si lees Juan 5: 14). ¡Sí! ¡Ese era el hombre que lo había sanado! ¡Estaba tan feliz de volver a verlo…! El exparalítico pensó que la mejor forma de agradecérselo era que todo el mundo lo supiera. Así que fue a buscar a esos fariseos que se había encontrado por el camino pensando que ellos se alegrarían de conocer a Jesús. Pero lo que el hombre no sabía era que los fariseos estaban enfadados con Jesús por no cumplir sus normas sobre lo que no había que hacer en sábado (ver Juan 5: 16). Jesús en ningún momento se negó a cumplir la Ley de Dios o los Diez Mandamientos, lo que nosotros hemos llamado la Normas de la Felicidad. Jesús siempre vivió de acuerdo a la Ley de Dios. Las normas que los sacerdotes y fariseos habían impuesto a los judíos no eran la Ley de Dios, eran normas humanas. Lo que Jesús enseñó era que debemos seguir la Ley de amor de Dios y no las normas injustas de los hombres. Jesús no quería desobedecer las leyes de los sacerdotes y los fariseos. Pero esas reglas no servían para mostrar el amor de Dios por sus hijos. Jesús quería enseñar que, por encima de las reglas, leyes y normas de los hombres estaba el amor de Dios. Por eso los sacerdotes y los fariseos lo odiaban. Ellos enseñaban que para tener contento a Dios había que seguir un montón de normas y que si no lo hacías Dios te castigaba. Jesús enseñaba que todo lo que hacemos lo debemos hacer con amor y con la confianza en que Dios nos ama siempre. Y que si nos equivocamos, él siempre estará a nuestro lado para ayudarnos a hacer las cosas bien.

Sigue el camino de arriba en la cuadrícula de abajo y descubrirás la relación que Pablo hace entre el cumplimiento de la Ley y el amor en Romanos 13: 10.

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LECCIÓN  |

TU LECTURA DEL VIERNES Pero esta no fue la única ocasión en la que Jesús encontró a un enfermo en sábado y lo curó. Otro sábado, Jesús acudió, como siempre, a la sinagoga. En aquel pueblo había un hombre con un problema en un brazo. La Biblia lo describe como que tenía «la mano seca», seguramente algún tipo de parálisis que le impedía moverla. Los escribas y fariseos estaban muy atentos a todo lo que Jesús hacía. ¿Por qué? (Lee en Lucas 6: 7 sus malas intenciones). Los escribas y fariseos conocían a Jesús. Sabían que Jesús, si aquel hombre se lo permitía, lo curaría en cuanto tuviera la primera oportunidad. Pero Jesús también sabía que los escribas y fariseos lo espiaban y quiso darles la oportunidad de recapacitar. Entonces Jesús se puso en medio de todo el mundo y le pidió al hombre con la mano seca que se pusiera en pie, para que todos pudieran verlo. Todos lo conocían. Seguramente todos se alegrarían si aquel hombre se curara y pudiera volver a trabajar. Ahora Jesús les hizo pensar sobre lo que es realmente importante. (Lee Lucas 6: 9). El sábado es un día de alegría y de encuentro con Dios y los sacerdotes y fariseos lo habían convertido en un día en el que no se podía hacer nada. Pero Jesús les puso un ejemplo de algo que sí que se podía hacer en el día de reposo y nadie los acusaría de faltar a la ley. (Puedes leerlo en Mateo 12: 11, 12).

Completa tú la ilustración dibujando a Jesús cuando sanó al hombre.

La gente que lo escuchó lo comprendió enseguida. No podían dejar morir a un animal por no socorrerlo y mucho menos Jesús iba a dejar de ayudar a un hombre enfermo porque era sábado. Así pues, ¿qué hizo Jesús? (Léelo en Mateo 12: 13). Pero los fariseos no quisieron comprenderlo. Ellos solo pensaban en que, si Jesús ponía en duda las leyes sobre el sábado, la gente dejaría de obedecerlos a ellos. ¿Qué pensaron hacer? (Lee Mateo 12: 14).

Piensa un poco ¿Sabes qué? Cuando uno dice por primera vez una mentira, sabe que es una mentira. Pero si la repite varias veces llega a creerse que es verdad. Los sacerdotes, escribas y fariseos decían muchas cosas que no eran verdad, como que no se podía curar a una persona en sábado. Es un disparate, ¿verdad? Pues así ocurre cuando alguien se acostumbra a decir mentiras, que ya deja de verlas como un disparate. Moraleja: Nunca digas mentiras; y si alguna vez se te escapa alguna, debes arrepentirte para no acostumbrarte jamás a ellas. MBMT

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12 JESÚS EN CAPERNAÚN

LECCIÓN

Aprende y Comprende

TU LECTURA DEL DOMINGO Ya sabes que Capernaún era una ciudad a las orillas del Mar de Galilea. El camino principal que comunicaba Damasco con Jerusalén pasaba por la ciudad de Capernaún y los viajeros se detenían a descansar allí. Jesús también pasaba mucho tiempo allí cuando no viajaba de un lugar a otro. Le gustaba esa ciudad y su gente. Allí tenía muchos amigos. La Biblia la llama «su ciudad» (compara Mateo 9: 1 con Marcos 2: 1). Allí también vivía la familia de sus primeros discípulos y aquel noble que tenía un hijo enfermo, ¿te acuerdas?

«No temas […] Te puse nombre, eres mío» (Isaías 43: 1)

En Capernaún Jesús tenía la oportunidad de predicar a muchas personas, tanto los que vivían allí como los que estaban de paso. Muchos de estos viajeros memorizaban las cosas que Jesús les decía y se las contaban a sus amigos cuando volvían a casa.

Cada día más y más personas lo buscaban para aprender de él. ¡Jesús era tan diferente a los otros maestros! Los trataba con cariño, se preocupaba por sus problemas y curaba sus enfermedades. También les explicaba la Biblia de forma que todo el mundo podía entenderla. Esta semana estudiaremos varios episodios de la vida de Jesús que ocurrieron en esta ciudad.

Colorea los espacios con un punto y sabrás en qué región estaba la ciudad de Capernaún

Piensa un poco Capernaún, ciudad situada al norte, no tenía muy buena fama entre los judíos del sur. Estos, como tenían Jerusalén y el Templo, se creían mejores que el resto. Por otro lado, era un lugar de paso para las caravanas de viajeros extranjeros. Por eso los judíos del sur la llamaban «Ciudad de los gentiles». Ellos despreciaban a los extranjeros. Pero Jesús no. Jesús decidió vivir en esta ciudad porque no tenía prejuicios contra nadie.

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LECCIÓN

TU LECTURA DEL LUNES Un sábado, Jesús estaba enseñando en la sinagoga en Capernaún. Había venido mucha gente importante de los pueblos y ciudades cercanas porque tenían curiosidad por escuchar al nuevo Maestro. Algunos creían en él, pero veían que otros no estaban de acuerdo cuando les hablaba de su reino. Todavía no entendían que el Mesías del que hablaba la Biblia, no iba a luchar contra los romanos como si fuera un héroe de película. Jesús intentaba explicarles que el reino de Dios está en el corazón de cada uno de nosotros. Mientras estaba en la sinagoga enseñando, entró un hombre gritando de tal manera que a los asistentes les dio mucho miedo. Hablaba muy fuerte, gritaba dentro de la sinagoga. ¿Qué le pasaba a este hombre? (Lo sabrás si lees Lucas 4: 33). La mente de ese hombre estaba dirigida por Satanás. El pobre hombre no podía controlarse. Seguramente hacía cosas que no quería hacer, gritaba, corría, y se hacía daño a sí mismo y a los que estaban cerca de él. Pero él no quería que Satanás gobernara más su vida. Quería ser libre, como enseñaba Jesús. Se acercó hasta donde estaba Jesús para pedirle ayuda. Pero el demonio que estaba dentro de él comenzó a gritarle. ¿Sabes por qué? El demonio tenía miedo de Jesús. Sabía que Jesús podía obligarle a salir de aquel hombre. Por eso le preguntó: —¿Has venido a destruirnos? Yo te conozco y sé que tú eres el Santo de Dios. Hasta el mismo demonio reconoció que Jesús era el Hijo de Dios.

Piensa un poco ¿Te das cuenta del poder que tiene Satanás? En la historia de hoy has visto que estaba dentro de una persona y le obligaba a hacer cosas que no quería. Nunca hay que jugar con el diablo. Hay personas que les gusta acudir a adivinadores o practicar juegos para ponerse en contacto con los muertos. Pero esto Dios lo prohíbe para prevenirnos otros males. Afortunadamente Dios es más poderoso que Satanás como podrás comprobar en la lección de mañana. MBMT

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LECCIÓN  |

12 TU LECTURA DEL MARTES

Cuando el demonio habló, Jesús podría haber estado contento. Incluso podría haber empezado a hablar con él para demostrar a todo el mundo que hasta los demonios lo reconocían. Sin embargo, ¿qué le dijo Jesús? (Lee Lucas 4: 35). La respuesta de Jesús fue bien clara: —¡Cállate! Nosotros también podemos ser así de fuertes. Cuando alguien nos dice que hagamos algo que sabemos que no está bien, también podemos decir bien fuerte: ¡NO! Luego, Jesús pensó en el pobre hombre que tenía que sufrir los ataques de Satanás y le ordenó: —¡Sal de él! ¿Crees que el demonio obedeció? ¡Por supuesto! El poder de Jesús es tan grande que hasta los demonios lo obedecen. Inmediatamente el demonio salió del hombre y lo dejó tirado en el suelo. Me imagino a Jesús ayudándolo a levantarse, con su sonrisa y su mirada de cariño. Mucha gente vio lo que allí pasó y se lo contó a mucha otra gente. Pronto en toda Galilea todos hablaban de las cosas que Jesús hacía y enseñaba.

Piensa un poco ¿Tienes miedo del diablo? Tranquilo, no tienes motivos porque eres amigo de Jesús y él es más poderoso que Satanás. ¿Has visto cómo lo obedeció en la historia de hoy y salió del cuerpo del hombre? No lo hizo porque el diablo fuera obediente sino porque el poder de Jesús es infinitamente superior. Así que no hay lugar para el miedo al poder de Satanás. Y si alguna vez el diablo te tienta a hacer algo que no debes, habla con Jesús, es decir, ora, y el diablo no te seguirá tentando. Encuentra 8 diferencias entre los dos dibujos

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LECCIÓN  |

TU LECTURA DEL MIÉRCOLES Cuando salieron de la sinagoga, se encontraron con otro problema. Al llegar a casa de Pedro les dijeron que su suegra se había puesto muy enferma. Le había subido mucho la fiebre. En aquel tiempo no había medicinas tan rápidas como las de ahora y no podían bajar la fiebre. Estaban muy preocupados. Si la fiebre continuaba podía morir porque era una persona mayor. Pero a Jesús no le preocupaba. Entró en la habitación y la tomó de la mano. Estaba muy caliente. Con cariño la ayudó a sentarse en la cama. ¿Qué pasó entonces? (Lee Marcos 1: 31). Fíjate lo bien que se encontraba que se puso a preparar la comida y a cuidar de ellos.

¡Este dibujante no se entera!

El dibujante ha cometido al menos 9 errores. ¿Puedes señalarlos?

Piensa un poco ¿Qué significa que Pedro tuviera una suegra? ¡Claro…! ¡Que estaba casado! Algunos cristianos piensan que Dios solo elige a solteros para servirle, sin embargo este pasaje demuestra que no tiene por qué ser así. La suegra de Pedro, además, debió de ser una mujer encantadora. Después de la curación de Jesús no se quedó descansando sino que, agradecida, se puso a hacer la comida y a ser una buena anfitriona con todos. Era muy amable.

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LECCIÓN  |

12 TU LECTURA DEL JUEVES

En los días de Jesús la peor enfermedad que se conocía era la lepra. No se podía curar y creían que era muy contagiosa. ¡Era terrible! La lepra era una enfermedad muy desagradable. Cuando alguien tenía lepra, le salían llagas en la piel muy feas y perdía el sentido del tacto. Los leprosos tenían un aspecto muy malo. Su cara, sus brazos y sus piernas podían parecer como si se hubieran caído trozos de carne. Por eso normalmente iban cubiertos con telas para que nadie viera sus heridas. Los leprosos tenían que mantenerse lejos de los demás para evitar el contagio. Tenían que dejar su casa, sus familias y sus amigos. Cuando alguien se les acercaba tenían que gritar «¡Inmundo, inmundo!» para que la gente no se acercara más. («Inmundo» significa: «muy sucio, asqueroso, repugnante», así que imagínate cómo se tenían que sentir al decir de sí mismos eso). Nadie se atrevía a tocar a los leprosos y estaban muy mal considerados por la sociedad y eran rechazados Pero lo peor de enfermar de lepra era que, además, la gente pensaba que era un castigo de Dios y que por lo tanto no había ninguna esperanza para ellos. Pues bien, un buen día un leproso escuchó que Jesús hacía milagros impresionantes. Escuchó que era un hombre amable y compasivo y que nunca rechazaba a nadie. Así que decidió ir a buscarlo. Él creía que Jesús podía ayudarle. ¿Dejaría Jesús que se le acercara?

Ayuda al leproso a llegar hasta Jesús sin encontrarse con ninguna otra persona.

Piensa un poco Cuando el leproso escuchó hablar de los milagros que hacía Jesús, confió en él. ¿Confías tú en Jesús? ¡Sí!

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LECCIÓN  |

TU LECTURA DEL VIERNES El leproso buscó a Jesús hasta que lo encontró rodeado de una multitud. De lejos, podía verlo sanar a los ciegos, sordos, cojos y todo tipo de enfermedades. ¿Se atrevería el leproso a acercarse a Jesús? ¿Ayudaría Jesús a un leproso? Poco a poco el leproso se fue acercando. La gente, muerta de miedo, comenzó a alejarse de él. Pero él seguía acercándose a Jesús. Sabía que si Jesús quería, lo podía sanar. Cuando llegó cerca, ¿qué hizo? (Lo sabrás si lees Marcos 1: 40). Jesús miró al pobre hombre. Después se agachó. ¿Qué hizo Jesús? (Lee Marcos 1: 41). ¡Lo tocó! ¡Jesús tocó a un leproso! Seguramente que un murmullo se oyó por toda la multitud. El Maestro había tocado a esa persona que daba tanto asco. ¿Qué ocurrió de inmediato? (Lee Marcos 1: 42). ¡Había sido sanado! ¡Estaba sano! ¡La gente no podía creer lo que estaba viendo! Pero Jesús le pidió algo que para él resultó extraño. ¿Qué fue? (Léelo en Marcos 1: 44). Pero aquel hombre estaba tan contento que no pudo reprimirse y por el camino empezó a contar a todo el mundo que Jesús le había sanado. La gente, cuando se enteró de que Jesús podía curar hasta la lepra, empezaron a reunirse en multitudes cada vez que sabían que Jesús estaba cerca. Como resultado Jesús ya no podía entrar en las ciudades, por la cantidad de gente que se reunía a su alrededor. A partir de entonces tuvo que empezar a predicar y sanar en lugares abiertos, en el campo (ver Marcos 1: 45).

Encuentra en la sopa de letras algunas palabras relacionadas con la lección de hoy: LEPRA, LEPROSO, INMUNDO,CASTIGO, PECADO, DEFORMACIÓN, ENFERMEDAD, HERIDA Con las letras sobrantes podrás formar una frase. Escríbela abajo. ____________________________________ ____________________________________

Piensa un poco Jesús era judío, y para un judío tocar a un leproso le convertía también a él en una persona despreciable para los demás. Pero a Jesús no le importaba «el qué dirán». Solo quería hacer el bien, que este enfermo sanase, que se le quitase esa apariencia física tan desagradable y que pudiese volver a disfrutar de su familia y de sus amigos.

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13 LECCIÓN

CUATRO BUENOS AMIGOS

Aprende y Comprende

TU LECTURA DEL DOMINGO Después de la curación del leproso la fama de Jesús creció tanto que casi no podía acercarse a las ciudades, porque, en cuanto la gente sabía que Jesús estaba allí, iban todos a verlo y se organizaba tal jaleo que no podían ni andar. Así que Jesús prefería quedarse fuera de los pueblos donde hubiera bastante espacio para reunir a tanta gente. Eso es lo que sucedió en la historia de esta semana. Jesús estaba en Capernaún, posiblemente en la casa de Pedro. Cuando se quedaba en Capernaún usaba la casa de Pedro como si fuera la suya propia. Allí vivía y enseñaba. Ese día, la casa estaba llena de gente para escuchar a Jesús.

«¿Quién puede perdonar pecados, sino solo Dios?» (Marcos 2: 7)

Piensa un poco ¿Te imaginas cómo estaría la casa de Pedro, donde vivía Jesús? Piensa cómo estaría tu casa si, además de la familia, metes a doce personas (los apóstoles), más varios escribas y fariseos, enfermos que buscaban sanación, curiosos diversos y otras personas que quisieran escuchar. Eso supone un lío fenomenal, ¿verdad? Sin embargo, Jesús todo lo soportaba por ayudar y enseñar a las personas.

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Dentro de la casa estaban Jesús, sus discípulos y también algunos fariseos y rabinos (ver Lucas 5: 17). Pero había muchas otras personas que querían aprender de Jesús y escuchaban desde la puerta o las ventanas. Mientras tanto apareció un grupo de cuatro hombres. ¿Qué querían? (Lo sabrás si lees Lucas 5: 18).

Encuentra en el dibujo todas las letras escondidas. Con ellas podrás formar el nombre de la persona que está dentro de la casa. Sobra un letra. ¿Cuál es?


LECCIÓN

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TU LECTURA DEL LUNES Cuatro amigos llevaban una camilla con otro amigo que estaba paralítico. Los médicos le habían dicho que no se podía curar. Los sacerdotes y los fariseos le habían dicho que estaba enfermo por ser una mala persona. Ellos pensaban que tenía muchos pecados y Dios lo estaba castigando por ello. Y eso lo hacía estar muy triste. Los amigos del hombre enfermo le habían hablado de Jesús. Le dijeron que habían visto cómo Jesús sanaba cualquier enfermedad. Habían visto cómo los cojos caminaban y los ciegos volvían a ver y cómo hasta había curado al leproso. Ellos le dijeron que fuera a ver a Jesús. Su única esperanza era Jesús. Pero a aquel hombre no le preocupaba su enfermedad. Lo que más le preocupaba es que le dijeran que era un hombre malo y que Dios no lo amaba. Si pudiera hablar cara a cara con el nuevo Maestro... Si Jesús tan solo le pudiera asegurar que Dios lo había perdonado, estaría feliz y listo para morir. Pero, ¿cómo podría acercarse a Jesús si no podía caminar?

Piensa un poco El pecado produce un montón de sentimientos negativos que pueden llegar a hacernos muy infelices. El hombre enfermo era muy infeliz, no por estar enfermo sino porque se sentía pecador. En el cuadro de abajo vas a encontrar palabras que tienen que ver con cómo te hace sentir Satanás y cómo te hace sentir Dios. Pon cada una en su lugar. Déjate llevar por Dios y disfruta de todo lo que él quiere para tu vida.

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LECCIÓN  |

13 TU LECTURA DEL MARTES

Aquel hombre no se podía mover de la cama, pero no estaba solo. Tenía cuatro buenos amigos que le ayudaron a llegar hasta Jesús. Pero había un problema adicional y es que con tanta gente era imposible acercarse. Nadie se quería apartar para dejar pasar al pobre paralítico. Entonces a uno de ellos se le ocurrió una idea. (Léela en Marcos 2: 4). ¡Vaya idea! Pensaban que, seguramente, Pedro se enfadaría muchísimo porque habían destrozado su casa. También pensaron que, a lo mejor, Jesús también les regañaría. Pero era la única manera de llegar hasta él. Los amigos del hombre lo subieron por las escaleras exteriores hasta el tejado. Los tejados de las casas en aquel tiempo, y porque apenas llovía en ese lugar, estaban hechos con palos y barro y hasta con ramas de palmera por lo que no fue difícil quitar pedazos de techo hasta que hicieron… ¡un agujero! Mientras Jesús predicaba dentro de la casa, comenzaron a escucharse ruidos extraños en el techo. Todos miraron hacia arriba. ¿Qué pasaba? Podían escuchar que alguien escarbaba en el techo y hacía un agujero. Todo el mundo miraba hacia el techo de la casa. ¿Qué estaban haciendo esos hombres? Mientras caían restos del techo, Jesús esperaba en silencio. La gente se estaba poniendo nerviosa y seguramente Pedro saldría a ver qué estaba pasando con su tejado. Pero Jesús sí sabía por qué los hombres hacían ese gran agujero. Finalmente, la gente vio a los cuatro hombres que hacían bajar por el agujero una camilla con un hombre. La camilla del hombre quedó a los pies de Jesús.

Piensa un poco A veces se nos puede complicar mucho el acercarnos a Jesús. Tenemos muchas cosas que hacer y no tenemos tiempo para orar o para leer cada día la lección de la Escuela Sabática. Si nos ocurre esto, tendremos que hacer como los cuatro amigos del paralítico: eliminar y romper con todo aquello que nos impide estar con Jesús. Quizás tengas que romper con el hábito de ver la televisión hasta muy tarde, o con los videojuegos, o… Adelanta un poco el horario y verás que hay tiempo para todo. Incluso para estar con Jesús unos minutos cada día. No es mucho y vale la pena, ya verás.

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LECCIÓN  |

TU LECTURA DEL MIÉRCOLES Aquel hombre que estaba siendo bajado por el techo de la casa de Pedro estaba muy enfermo pero por fin estaba cerca de Jesús. ¿Qué haría Jesús? Todos lo estaban mirando. Especialmente los rabinos y los fariseos con cara de enfado. ¿Cómo se atrevían a romper el techo de una casa que no era la suya? ¿Cómo habían sido tan maleducados que se atrevían a interrumpir a Jesús delante de las personas más importantes de los pueblos cercanos? Realmente ese hombre se merecía su enfermedad, pensaban ellos. ¡Mira que malo era! Si había venido a que Jesús lo curara ya se podía marchar. Ellos pensaban que Jesús solo sanaba a las buenas personas. Los cuatro amigos miraban desde lo alto. Estaban cansados de tanto esfuerzo, pero por su amigo estaban dispuestos a hacer cualquier cosa. Veían la cara de esperanza de su amigo y miraban a Jesús. La gente estaba preocupada y a la vez sentía curiosidad por lo que iba a pasar ahora. Conocían a ese hombre desde hacía mucho tiempo y sabían que estaba muy enfermo. Jesús también lo miraba. Y sonrió porque se dio cuenta de lo mucho que confiaban en él. ¿Qué haría Jesús?

Piensa un poco ¿Verdad que los cuatro amigos que llevaron al paralítico hasta Jesús tuvieron un gesto muy loable? Ellos eran buenos amigos del paralítico. ¡Qué bonita es la amistad! Seguro que tú te lo pasas muy bien con tus amigos. Y si alguno de ellos necesita algo tuyo seguro que ayudarías. Por eso se dice: «Quien tiene un amigo tiene un tesoro».

Encuentra 8 diferencias entre los dos dibujos

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LECCIÓN  |

13 TU LECTURA DEL JUEVES

Jesús miró al hombre con cariño, sabía que lo que más le hacía sufrir es que todo el mundo dijera que era un pecador. ¿Qué le dijo Jesús a aquel hombre que estaba a sus pies? (Lee Marcos 2: 5). Seguramente aquel hombre lloró de alegría. Sentía que Dios lo amaba y ya no le importaba lo que dijeran los sacerdotes o los fariseos. Era como si se le hubiera quitado un peso de encima. Seguía sin poder moverse pero ahora se sentía feliz. Los maestros y fariseos se miraron unos a otros. Todos estaban muy enfadados porque pensaban que Jesús estaba insultando a Dios. ¡Cómo se atrevía Jesús a perdonar los pecados! ¡Solo Dios puede perdonar los pecados! Jesús se dio cuenta de lo que estaban pensando. Se volvió hacia ellos y les dijo bien claro que él era el Hijo de Dios y que tenía poder para perdonar pecados y para más cosas. Entonces Jesús miró de nuevo al hombre enfermo y le habló. (Sabrás lo que le dijo si lees Marcos 2: 10, 11).

Encuentra en la sopa de letras las siguientes palabras relacionadas con la lección de esta semana: LEVÁNTATE PECADOS PERDONAR PARALÍTICO CAMILLA AMIGOS TECHO AGUJERO CAPERNAÚN CASA PIERNAS JESÚS

Piensa un poco Damos gracias a Dios porque él nos perdona cuando cometemos errores. Nosotros también debemos aprender a perdonar a quienes nos ofenden o se meten con nosotros. Todos los seres humanos tienen que aprender de los errores y darnos una segunda oportunidad. ¿Sabes perdonar? ¿Cuántas veces hay que perdonar? Jesús dijo que 490 veces. Esas son muchas, ¿verdad? Lo que quiere decir que debemos perdonar siempre.

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LECCIÓN  |

TU LECTURA DEL VIERNES La casa se llenó con un murmullo. ¿Podría ese hombre ponerse de pie? El corazón del hombre palpitaba muy fuerte. ¡No se lo podía creer! Sentía sus piernas. Las movió y ahora podía tocar el suelo con sus pies. El hombre se levantó. Comenzó a caminar mientras la gente que estaba en la casa se apartaba para dejarle sitio. Dando gracias a Dios, levantó su camilla y, como si no pesara nada, se dirigió a la puerta. Seguro que los cuatro amigos que observaban desde el tejado gritaron de alegría. Todos los demás alabaron a Dios agradeciéndole lo que había hecho con aquel hombre. ¿Qué decía la gente? (Léelo en Marcos 2: 12). ¿Te imaginas lo rápido que bajaron los amigos del tejado para abrazar a su amigo? ¿Te imaginas la felicidad de la familia de aquel hombre cuando regresó a su casa caminando? ¿Cómo te sientes tú cuando a un amigo le pasa algo bueno? ¿Te alegras y lo celebras con él?

Piensa un poco Las alegrías de los demás deben ser también nuestras alegrías.

¡Este dibujante no se entera! Encuentra 8 elementos que están fuera de lugar en esta escena.

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Para saber más Lección 1

Lucas 1: 5-25; 57-80. El Deseado de todas las gentes, capítulo 10.

Lección 2

Mateo 1; Lucas 1: 26-56. El Deseado de todas las gentes, capítulos 1-3; Bellas historias de la Biblia, tomo 7, págs. 9-34.

Lección 8

Mateo 4: 18-22; Marcos 1: 16-20; Lucas 5: 1-11; Juan 1: 35-51. El Deseado de todas las gentes, capítulo 14.

Lección 9

Lucas 4: 16-30; Juan 2: 1-12. El Deseado de todas las gentes, capítulo 15.

Lección 3

Lección 10

Lección 4

Lección 11

Lucas 2: 1-38. El Deseado de todas las gentes, capítulos 4, 5. Mateo 2: 1-18. El Deseado de todas las gentes, capítulo 6.

Lección 5

Mateo 2: 13-23; Lucas 2: 39-52. El Deseado de todas las gentes, capítulos 7 y 8.

Lección 6

Mateo 3; Marcos 1: 1-11; Lucas 3: 1-23; Juan 1: 19-34. El Deseado de todas las gentes, capítulos 10 y 11.

Lección 7

Mateo 4: 1-13. El Deseado de todas las gentes, capítulos 12 y 13.

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Juan 2: 13-22; 3: 1-21; El Deseado de todas las gentes, capítulos 16 y 17. Mateo 12: 9-14; Marcos 3: 1-6; Lucas 6: 6-11; Juan 4: 43-54; 5: 1-18. El Deseado de todas las gentes, capítulos 20, 21 y 29.

Lección 12

Mateo 8: 1-4; Marcos 1: 21-31; 40-45; Lucas 4: 31-39; 5: 12-16. El Deseado de todas las gentes, capítulos 25-27.

Lección 13

Mateo 9: 1-8; Marcos 2: 1-17; Lucas 5: 17-26. El Deseado de todas las gentes, capítulos 28 y 30.


IMPORTANTE PARA LAS IGLESIAS Debido a que “Mi Biblia, mi tesoro” puede usarse de forma alternativa en las iglesias como material de estudio de las Escuelas Sabáticas Infantiles, rogamos encarecidamente que se sigan los siguientes pasos de implantación: 1.- Estudiar el material detenidamente. El proyecto debe ser conocido por padres, maestros de escuela sabática infantil y responsables de la iglesia. 2.- Llegar a un acuerdo consensuado por amplia mayoría de todas las partes (padres, maestros y responsables). 3.- Obtener un voto del consejo de iglesia local a favor del uso de “Mi Biblia, mi tesoro”. 4.- Contactar con infantil.aula7activa@gmail.com para autorizar la copias. El seguimiento de estos pasos previos a la implantación de “Mi Biblia, mi tesoro” favorecerá la implicación de toda la iglesia en el proyecto educativo de los niños, a la vez que asegurará la continuidad del proyecto en la iglesia local, independientemente de los cambios en los responsables de los departamentos.

Agradecimientos A Dios por todos los milagros que hemos visto y vivido a lo largo de la elaboración de este material. A todas aquellas personas que con sus ánimos, su tiempo y su aportación económica han contribuido al proyecto. Sin ellos habría sido imposible llegar hasta aquí. A las iglesias de Lleida y Madrid-Alenza, cuna y desarrollo del proyecto.

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MI BIBLIA, MI TESORO Acompáñanos en un viaje por el fascinante mundo de la Biblia. Descubrirás historias maravillosas que ocurrieron hace mucho tiempo pero que siguen enseñándonos cosas nuevas. Y sobre todo descubrirás a Jesús, tu amigo y compañero de viaje. Lee cada día el apartado correspondiente y compártelo en familia. Pregunta a tus padres, dales tu opinión, escucha sus experiencias y juega con ellos. Y cuando vayas a la iglesia comparte lo que has aprendido con tus compañeros y maestros.

www.aula7activa.org


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