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La deuda es con la salud y les trabajadores

La compañera del Hospital Geriátrico asiste vestida como lo hizo en su trabajo durante la pandemia. Con máscara plástica, barbijo, gafas, cofia, protector de zapatos, guantes y delantal completo. No está para atender, ni para mostrar indumentaria. Suena el himno y empieza a bailar. Pasa otra vez por el cuerpo lo padecido por miles, mientras ‘se saca de encima’ cada uno de los elementos de protección personal. Luego, una voz de fondo relata lo vivido por el personal de salud y nadie escapa a la emoción. Es 7 de abril y un acto enorme nos encuentra en el Día Mundial de la Salud, otra vez, ante un Ministerio que se irá literalmente cerrando al pasar cada concentración y marcha. En consecuencia, se marcará una fuerte, persistente y creciente lucha y organización.
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El 2022 fue el primer año que pudo considerarse, en su última etapa, ‘pospandémico’. Recién pasado el primer trimestre formalmente se levantó, por ejemplo, la obligatoriedad del uso de barbijo. Lamentablemente, no salimos mejores. El sector salud lo sabe y por eso fue uno de los que gran actividad gremial concentró.
De enero a diciembre estuvimos en las calles reclamando por cuestiones estructurales, todas empeoradas por la gestión gubernamental de los últimos años. El personal desgastado y no reconocido en su enorme labor, siguió sosteniendo el sistema público, en condiciones cada vez más adversas. Quienes fueron aplaudidos y aplaudidas en el peor momento y garantizaron la vacunación, sufrieron la angustia de la inminente caída de sus contratos. Lo dijimos y sostenemos: en salud no sobra nadie y, producto de ello, fueron tan imponentes las marchas nacionales de les residentes, que acompañamos con firmeza.
También por eso, fueron tan trascendentes los logros que tuvimos: la titularización de 1260 agentes del Ministerio de Salud en mayo, el pase a planta de otros 316 en junio, la reincorporación de 52 trabajadores del Eva Perón de Granadero Baigorria, la prórroga de contratos covid, entre otros hechos que permitieron mejorar -aunque sea momentáneamente- la labor de quienes siguen siendo esenciales.
