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LA MADRE QUE NOS AYUDA

La Virgen María no imaginaba en su juventud que Dios la hubiese elegido para tan alta misión. Para ser la Madre de Dios. Cuánta gracia recibió. Y con cuánta fe y cuanta humildad Ella creyó y aceptó lo que el ángel le anunciaba. Después vio que todo se cumplía en ella, concibe milagrosamente al hijo, que después daría a luz, sorprendida de que pastores y reyes le reconocieran como Hijo de Dios. Ella, con entrega y cariño, acogió y cuidó al Niño Jesús.

Fue mucho lo que Ella recibió. Pero es admirable lo que Ella aportó, con la colaboración de San José, para ayudar a vivir y a crecer a su hijo Jesús. Su entrega, su lucha diaria, y por supuesto su acompañamiento hasta el final. Especialmente, años después, en la dura experiencia de la pasión y de la crucifixión, en la que Ella además de sufrir como madre, acompañaba y fortalecía a su Hijo, siendo Ella consciente de lo importante que era para Dios y para la humanidad aquella generosa entrega del Señor para traernos la salvación a todos.

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Quiso el Señor que Ella también fuera Madre nuestra, por eso también a nosotros nos ayuda, y nosotros como Madre la acogemos y queremos. Sigue siendo intercesora nuestra ante Dios, nos acerca a Jesús y alcanza para nosotros su benevolencia. Con esa confianza la invocamos, pidiéndole por nosotros y por toda la humanidad necesitada de la gracia divina. Y sabemos que Ella nos escucha y nos sigue acompañando en nuestro camino.

Quisiéramos parecernos a Ella, acoger con fe la palabra de Dios, seguir su camino, acoger la voluntad de Dios, como hizo Ella con admirable confianza y obediencia. Acoger también nosotros a Jesucristo en nuestra vida, de forma especial acogiendo a nuestros hermanos, ayudando a nuestro prójimo, en todo lo que esté a nuestro alcance, con buena disposición y cariño, como Ella nos enseña. Eso nos permitirá experimentar el inmenso amor que el mismo Dios nos tiene.

Sentirte Cerca

D. Miguel Ángel Labrador Gil Exaltador 2023

Junio ha llegado de nuevo para quedarse y sentirte más de cerca. Se recuerda hoy en día, el sueño que a los nueve años tuvo Don Bosco cuando se le apareció el Señor y le dice “Yo te daré una Maestra”.

He aquí cuando Don Bosco se puso bajo la protección de María, llegando a decir en los últimos días que Ella, la Auxiliadora bendita, lo había hecho todo.

Qué pocas personas pueden decir esto al final de su vida. Entre otras cosas, porque todavía basta la puesta en práctica de estos detalles tan humanos en la que Ella, la Auxiliadora y Guía de todos los cristianos, nos guíe hasta el puerto feliz que es el cielo; y como lo que le dijo el Señor a Don Bosco de “Yo te daré una Maestra”, esto él, ya no la necesita en esta vida, ya que la contempla en el cielo.

Pero nosotros si la necesitamos. Aunque siga estando presente, sabemos que es nuestro consuelo y que estamos en sus manos.

“El buen cristiano es honrado ciudadano”, es el lema de Don Bosco o “Siempre Alegres” para que sigamos a Ella.

Es un orgullo para mí dirigirme a los palmerinos como exaltador de este año 2023 para la que es faro, norte y guía de mi vida. Aunque en el mes de noviembre de 2015, durante el concierto lirico-musical que mi Archicofradía realizó con motivo del 75 aniversario de nuestra bendita Madre, pude exaltarla brevemente, este año será para mi más especial, ya que coincide con el mismo día de mi nacimiento y qué mejor regalo que exaltarla y sentirme más cerca de Ella. Aunque siempre lo ha estado en mi vida, incluso durante mi enfermedad, siempre en mi alma y mi corazón.

Sólo le pido a Dios que me de tranquilidad para ese bendito momento y espero poder expresar lo que alberga mi corazón que siempre ha latido por y para Ella.

Mucha gente sabe cómo soy que no paro en los 365 días del año, siempre pensando en cómo recaudar fondos para su fiesta…., mi vida gira en torno a Ella.

Os invito a todos el próximo miércoles 14 de junio a que me acompañéis para sentir más de cerca de nuestra Auxiliadora con mis humildes palabras en su Solemne Bajada del Altar de Cultos.

De todo corazón, Miguel Ángel Labrador Gil.

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