Flor salesiana 2018

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Flor Salesiana

en la mañana de los domingos a infinidad de chavales en el Campo del Colegio de los Salesianos. Tenían más ilusión que apoyos, pues solo les importaba jugar y divertirse jugando al balón. Para animarlos un poco más, aparece en escena, como un colaborador más del CEJUPAL, un joven llamado José Sánchez Castizo, que empieza a pilotar este proyecto compaginándolo con su oficio de panadero y contando con la ayuda de tres aficionados al balompié de la época como eran Agustín Montes Castro, Juan Díaz Bernal “Chichari” y José Martínez García, todos ellos jugadores de La Palma CF, club del que entonces era capitán éste último. Estas liguillas comenzaban en primavera y la jugaban equipos surgidos por toda la geografía del pueblo: el “San Francisco”, “Casacas Rojas”, “Rayos Azules”, “Estrella Roja”, “Palmeiras”, “River Plate”, Barriada Virgen del Valle o “Moscardó” entre otros muchos más. Al llegar las vacaciones escolares, se jugaba el Campeonato Local de Verano “Siempre Alegres”, que se prolongaba también en los terrenos de la Zarcilla, tanto en el Estadio como en el Polideportivo, por lo que el La Palma CF se veía en el compromiso de facilitarles tareas de organización en sus instalaciones. Allí acudían las madres con garrafas llenas de agua y gaseosa para aliviar las calores del estío, cerrándose la temporada con verbenas y teatrillos en los patios de los Salesianos. Luego venían los torneos de feria de septiembre en otros patios, los del antiguo colegio “Primo de Rivera” y el Manuel Siurot y se cerraba el año en Navidad con un nuevo torneo en los Salesianos. Como se puede deducir, el síndrome del fútbol a temprana edad se fue extendiendo en el ambiente deportivo del pueblo. En unos tres años, se consolidó la estructura organizativa lo que hoy se conoce como “fútbol base”. El momento álgido se alcanzó cuando el equipo infantil de La Palma CF alcanzó las semifinales de fútbol sala del programa Torneo de TVE en 1978. A su llegada como si hubieran resultado campeones, los nueve jugadores reciben como regalo un banderín personalizado donde por primera vez aparece el escudo del Siempre Alegres, confeccionado por un compañero de milicias de Sánchez en el Cuartel Militar de Intendencia nº 5 de Zaragoza donde ambos cumplían el servicio militar. En él aparecían ya las cinco cartelas que hasta hoy lo identifican y vinculan con los oratorios salesianos. Una Cruz, la pluma y el tintero, los rollos que recuerdan la filmina que se proyectaba en esos oratorios, la antorcha y los aros olímpicos, y el tablero de ajedrez con una hoja de palma que simbolizan aquellos juegos de mesa. 21

De 1978 a 1982. Del Mundial de Argentina que ganó el anfitrión al de España que se llevó Italia. Cuatro años bastaron para que Siempre Alegres se constituyera primero como Centro Juvenil y posteriormente como club federado, el que hoy es referente en toda la provincia. Al innumerable palmarés de trofeos que en todos los escalafones ha obtenido hay que sumarles el nombre de una calle, la creación de un himno o la distinción de la Medalla de La Palma al Deporte. Pero por encima de todo, es un club que no olvida, no debe olvidar, sus orígenes ni el legado que les dejó los Salesianos. Si los miles de chavales que en estas cuatro décadas han pasado por el Centro cultural y Deportivo Siempre Alegres de La Palma recuerdan felizmente el esfuerzo que allí les enseñaron, no tiene nada de extraño que el espíritu de Don Bosco, el santo que santificó el trabajo y la alegría, todavía siga impregnando una obra que se irradió desde los muros de su Casa palmerina.


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