El mercader de mierda

Page 1

“Le Marchand de Merde” (“El mercader de mierda”) de Thomas-Simon Gueullette ( 1683-1776 ) traducción de Aravind E. Adyanthaya ACTORES LEANDRE. ARLEQUIN. GILLES. CATIN. EL APOTECARIO. ESCENA PRIMERA. LÉANDRE, ARLEQUIN. LEANDRE. Escucha, mon cher z´Arlequin. ARLEQUIN. Oui da, Monsieur, que no soy sordo. LEANDRE. Siempre dispuesto a la broma, pero no se trata de eso. Siempre te he contado mis penas y desfortunas. ARLEQUIN. Oui, Monsieur. LEANDRE. Sufro mon cher z´Arlequin. No es seguramente contra la encantadora Isabelle, jamás una doncella ha sido más honesta, más civil, todos los días ella me ama, ya que tú sabes que comúnmente paso las noches con ella. ARLEQUIN. Oui, Monsieur. LEANDRE. Y no es contra la fortuna que tengo querella, pues gracias al cielo nunca me ha faltado una moneda de plata para pagarle una botella a un amigo. ARLEQUIN. Desearía tener una de esas para comprarme un pollo asado y doce botellas de vino. LEANDRE. ¿No devendrás jamás modesto, mon cher z´Arlequin? El buen ejemplo y civilidad que ves en mí no hacen nada para enmendarte. ARLEQUIN. Pero, Monsieur, se dice que de tal valet, tal Señor. 1


LEANDRE. Cela z´est vrai, tout le monde dit cela. ARLEQUIN. Usted tiene una amante, usted tiene una pieza de plata; si yo tuviera tan solo un cuarto de amante y dos piezas de plata, estaría más contento que un Papa. LEANDRE. Cállate insolente, uno no habla de tales personajes. Pero te prometo que tendrás una botella de vino con buen cuerpo si te interesas en mi malestar. ARLEQUIN. Hable pronto que tengo mucha sed. LEANDRE. ¿Tú conoces a ese patán bellaco de Gilles que vive aquí cerca? ARLEQUIN. Sí lo conozco, lo he mirado cien veces de rabo a cabo. LEANDRE. Hé bien, es un sucio, que viene todos los días [las palabras no apestan] a hacer sus excrementos, sus villanías frente a mi puerta. ARLEQUIN. ¿Y por eso usted me dará una botella de vino? LEANDRE. Tú eres siempre tan impaciente... ARLEQUIN. ¿Quiere acaso que vaya a su puerta y haga lo mismo? No tiene mas que decírmelo y será hecho, será dinero bien ganado. LEANDRE. He non. ARLEQUIN. Mira, que se me está haciendo la boca agua. LEANDRE. Ecoute-moi. ARLEQUIN. Si eso es lo que hace falta para complacer a un amigo, yo me descargaré en escupideras completas. LEANDRE. ¿Quieres callarte? 2


ARLEQUIN. Usted empezó. LEANDRE. Encore! ARLEQUIN. Monsieur, no se enoje, pero apúrese que estoy de prisa. LEANDRE. Quiero castigar a este insolente que tiene la audacia... ARLEQUIN. De cagarse en nuestra puerta. LEANDRE. ¿Pero cómo es posible? Quoi? Y sólo porque yo le he dado algunas golpizas con mi bastón. ARLEQUIN. Si me hubiera dado a mí yo hubiera cagado vuestra cama, yo mismo. Pero, Monsieur, no se dé a la pena, yo le prometo que lo vengaré. Véalo, esta saliendo, reentremos. Verá un bello juego, me acaba de venir una cosa a la mente que no será tan sólo pajas. LEANDRE. Ves, mon cher z´Arlequin, como tu Amo te confía todo. ARLEQUIN. Vamos, le digo, veremos ahora bello juego. ESCENA II. GILLES (solo) Desde que ya no tengo mi Onque, me aburro en casa, no sé que hacer con mis diez dedos; porque uno no se puede rascar siempre; tengo que casarme; mi mujer me rascará, yo la rascaré, nosotros nos rascaremos, yo la golpearé, ella me golpeará, nosotros nos golpearemos, y entonces haremos las paces, y entonces... parguenne, hela aquí; uno habla del lobo y le ve la cola. Yo quisiera mucho que ella hablara de mí. ESCENA III. GILLES, CATIN. GILLES rodeando a Catin. Pardienne, eso es lo que uno llama un buen culo doméstico, un buen... 3


CATIN. ¿Qué está mirando usted allí, Monsieur Gilles? GILLES. Mamselle je vous reluque; ¿y qué hace usted comme-ça toda sola? CATIN Yo os entiendo, picaruelo; pero para casarse se necesita tener con qué, y yo no tengo con qué pagar un cuartito de vino, ni una taza de café suizo. GILLES. Mejor. Ni yo tampoco. CATIN Peor, ¿y la marmita? GILLES. ¿La marmita? No nos vamos a meter en eso. Con eso no se saca nada. Pero… ¡Al diablo! Bon, bon, qué importa, mírame, no soy ni cojo ni ñoco, ¡encontraremos cómo! Si sólo aquellos con rentas fijas cometieran la folie, no habría tantos cuernús. CATIN Todo eso es bueno y bello, Monsieur Gilles, pero se necesita constante y sonante. GILLES. Ay, Mamselle, usted lo tiene por nosotros dos, pero, pardienne, estoy tan contento de verla. CATIN. ¿Y por qué? GILLES. Trote, marche, ambule delante mío. CATIN ¿Y cómo, así, Monsieur Gilles? GILLES. Oui, eso mismo. Yo no quiero comprar gato por liebre, pero dime una cosita. CATIN. Quoi? GILLES. ¿Eres tú doncella por todos lados? CATIN. ¡Oh! Por muchísimos. Tanto como mi madre lo fue después de haberme traído al mundo. No te puedo decir más. 4


GILLES. ¡Oh! Si eso es así no tengo más que preguntar, ya que su madre de seguro no era un macho. CATIN. Sí, pero Monsieur Gilles, yo pierdo mi tiempo aquí. Vuestro culo es una bestia que se hace llevar por un asno si usted cree que se casará sin nada tener o sin saber como ganarlo. Permanezco vuestra servidora, Monsieur Gilles. ESCENA IV. GILLES solo. Pardienne, ella tiene razón: tengo que buscar alguna cosa que hacer. Veamos: (hace una enumeración de todas las profesiones.) Si tuviera rentas no valdría la pena hallar un trabajo. Allons, buscaré uno, me casaré con Catin, tendré muchos niños pequeñitos; todas las niñas serán Catinitas, todos los niños serán Gilleses-itos. Por Dios, tendré tal familia. ESCENA V. GILLES, ARLEQUIN. ARLEQUIN portando un gran barril. Ah bon jour Gilles; ¿cómo te va? GILLES. Fort bien, sin dinero y sin vergüenza, ¿y a tí? ARLEQUIN. Yo me he metido al negocio de las mercancías. GILLES. '¡Diantre!, ¿y qué vendes? ARLEQUIN dejándole oler una muestra que sale del barril. Ten, mira a ver si conoces esta mercancía. GILLES tapándose la nariz. Pardienne, oui, yo hago de eso todos los días, es la mierda, ¿eso se vende? ARLEQUIN. Vraiment oui, hay un gran mercado, ¿no lo sabías? GILLES. Nunca lo había oído y veo tanta en las calles y nadie la toca. ARLEQUIN. Debe ser gente que tienen otras profesiones, que no piensan en eso. 5


GILLES. Pero yo que os hablo que no tengo Profesión, no he pensado en eso nunca. ¡Oh, cuánto he perdido! Pero, ¿a quién se le vende? ARLEQUIN. A muchísima gente, pero sobre todo a los Apotecarios. Quédate y verás.

ESCENA VI. GILLES, ARLEQUIN, EL APOTECARIO. ARLEQUIN. ¿Desearía usted, Monsieur, comprar mi mercancía? Le daré buen precio. EL APOTECARIO Veamos, Monsieur, veamos. ARLEQUIN. Guste, Monsieur, examine, no encontrará mejor. EL APOTECARIO. La mercancía podría estar en mejores condiciones. Pero veamos, el precio lo decide todo; ¿cuánto pide? ARLEQUIN. Pido siete écus. EL APOTECARIO. Allons, es demasiado; ¿aceptaría cinco? ARLEQUIN. Oh! No puedo, Monsieur, perdería demasiado. GILLES aparte. ¿Perdería? ARLEQUIN. Creedme, Monsieur, no me deje ir. Yo le suplo a uno de vuestros cofrades que no regatearía en lo absoluto, hasta tal vez me daría más. EL APOTECARIO Voilá! Tenga vuestros siete écus, ya que no ha querido rebajarme.

6


ESCENA VII. ARLEQUIN, GILLES. ARLEQUIN. He bien, ¿no la he vendido bien? Y cuando la mercancía se empieza a mover, se pone todo mucho mejor. GILLES. Pardienne, ¡es admirable! No lo habría creído si no lo hubiera visto. Allons, está hecho. Me haré Mercader de Merde. Yo buscaba una Profesión y ésta no es difícil, de un solo salto seré Maestro de Merde y Catin no podrá reprocharme. Monsieur z´Arlequin, estoy en deuda con usted. ESCENA VIII. ARLEQUIN solo, riendo. ¡El pájaro raro! ( Le drole de corps! ) Le he dado una Profesión con la que hará una gran fortuna. Pero al menos nuestro quartier estará limpio. No se cagará más en nuestra puerta. Y Monsieur Liandre me dará de beber. Aquí está el Apotecario que no parece muy contento con su mercancía. Salvémonos. ESCENA IX. EL APOTECARIO solo. Si pudiera poner mis manos en ese insolente, ese afrentador que me ha dado mierda por miel, yo le haría bien ver que con un Apotecario no se juega. No oso querellarme de esta sinvergüenzada ya que todo el mundo se mofaría de mí. ¿Qué hacer? Hay que tener paciencia en la furia.

ESCENA X. EL APOTECARIO, GILLES con su barril. GILLES. ¿Quién quiere de mi mierda? Dinero por mi mierda. Está fresquecita. EL APOTECARIO. He aquí uno de esos afrentadores o alguien que quiere mofarse de mí. GILLES. Ah! Monsieur, aprovéchese de mi mercancía, tengo prisa por venderla. EL APOTECARIO. Es usted un insolente. GILLES. Monsieur, Monsieur, uno no trata a un honesto Mercader como usted lo hace. 7


EL APOTECARIO dándole un bofetón. Mercader mi culo. GILLES Apuesto que su culo no la hace tan buena como el mío. Pero, gústela antes de despreciarla, verá que es mucho mejor que la de ahorita. EL APOTECARIO tomando un bâton. Este bellaco pagará por el otro. GILLES. ¿No ha pagado tanto como siete écus por un barrilito? He bien yo os daré éste que es mucho más gordo y grande por diez écus. Debe considerarlo un hallazgo. EL APOTECARIO dándole golpes y rompiéndole el barril sobre el cuerpo. Toma, Mercader de Caca, guarda tu mercancía para ti mismo y lárgate GILLES solo. Al ladrón, al ladrón, soy hombre arruinado, ¿dónde está la policía? ESCENA XI. LEANDRE, ARLEQUIN, GILLES. ARLEQUIN. ¿Por qué gritas? GILLES. Ah, mi cofrade, ¿has visto cómo tratan a los Mercaderes? ARLEQUIN Hay que levantar una querella frente a Monsieur le Commisaire. GILLES. Consiento. ARLEQUIN. Pero, ¿acaso no habrás cometido cierta falla? Aunque no es una labor tan difícil. GILLES Claro que no, os aseguro, la mercancía estaba bien buena, sino, siéntala, usted debe conocerla. Ese villano Apotecario de culo ni siquiera quiso gustarla. ARLEQUIN. Tal vez tendría gripe. LEANDRE. Hay que esperar, Monsieur Gilles, que usted la próxima vez será más feliz. Continúe siempre. 8


GILLES. Pardienne, Monsieur, estoy harto del comercio. LEANDRE. Créame, desde ahora, no vaya más a cagar a la puerta de las personas, guarde para usted su mercancía. ARLEQUIN. Te hemos administrado sobre el cuerpo un pedazo de tu propia medicina.

ESCENA ÚLTIMA. LEANDRE, ARLEQUIN, GILLES, CATIN CATIN. He mon pauvre Gilles, ¿qué ha pasado? No me atrevo acercarme a tí. GILLES. ¿Ves? Quería montar tienda para casarme contigo y me he hecho Mercader de Mierda. CATIN. Eso es lo que yo huelo, morón. No quiero un marido que sea tan bobo que yo no pueda hacerlo más bobo. Vuestra servidora, Monsieur. (Ella se va.) LEANDRE. Ni yo quiero un vecino que venga todos los días a cagar a mi puerta. (Sale.) ARLEQUIN. Y yo no quiero hablarle nunca más a un hombre que vende tan mal su mercancía. GILLES solo. Adieu donc. Por dios, también la vida en el mundo es muy difícil.

9


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.