El Renacimiento en la literatura española

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EL RENACIMIENTO EN LA LITERATURA T. Lorena Rodríguez


En el Renacimiento, ya el ser humano es creador de su propio destino. Dios ya no es el centro del universo. En el campo de la literatura, se empiezan a escribir novelas de evasión, es decir, novelas protagonizadas por héroes poco reales, caballeros andantes que van por el mundo defendiendo a los débiles, las cuales se convirtieron en las favoritas del pueblo.

Por otro lado, también se publicaron narraciones donde se critican los aspectos más duros de la sociedad, que se convertirían pronto en las novelas llamadas picarescas. En estas, un personaje joven y descarado, es capaz de cualquier truco o enredo para sobrevivir a la pobreza. La más conocida de ellas es El lazarillo de Tormes.


EL RENACIMIENTO EN ESPAÑA Por consenso, se acepta 1492 como fecha de inicio para el Renacimiento español. Este periodo, surgido en Italia, significó en España un gran impulso al que se sumó la unificación territorial con la toma de Granada, la expulsión de los judíos no conversos, el descubrimiento de América y su consiguiente obtención de oro, como también, la publicación de la primera gramática y del primer diccionario en lengua castellana. A partir de este momento, la visión medieval del mundo desaparece, dando paso a la separación entre lo natural y lo sobrenatural, es decir, lo profano y lo divino. Surge además, una postura crítica ante la iglesia encabezada por Calvino y Lutero. También, de una postura teocentrista, se pasa a un antropocentrismo, gracias a lo cual se le hace posible a la persona inventar cosas y disfrutar de la vida, libre ya de una visión doliente de la existencia. Se produce, entonces, el Humanismo, movimiento cultural, intelectual y político centrado en los estudios de textos grecolatinos, lo cual ayuda a difundir la cultura clásica a escala del ser humano y según la cual se antepone la razón al sentimiento y esto provoca que prevalezca el equilibrio, la mesura y la armonía. En España, el Humanismo provoca el deseo de ennoblecer la lengua, penetran muchos términos en latín (los cuales llegan hasta nuestro días conocidos como cultismos) y se buscaba conseguir una lengua ideal para el cultivo de la literatura.


En esto ayudó, por supuesto, la invención de la imprenta, por el alemán Johannes Gutenberg.

EL NEOPLATONISMO Inspirado en Platón, el renacentista busca descubrir la belleza oculta en la naturaleza, idealizando el paisaje y la persona, pues por medio de la contemplación, encontraba el camino a la elevación del espíritu. Surge un nuevo ideal de belleza de la mujer, la naturaleza, el amor, es decir, "como debiera ser" y no como era. Esto provoca, a su vez, que se pase de la idea de "caballero", prototipo del hombre medieval, a la de cortesano, hábil poeta y guerrero. Durante este periodo, se produce la prosa histórica, con cronistas muy destacados, quienes, aunque deseaban ser objetivos, a menudo desbordaban su imaginación, restando veracidad a los


escritos. También se dio la prosa didáctica, imitando modelos latinos. Existió también la prosa religiosa (fray Luis de León, santa Teresa de Jesús)

y la prosa de ficción, un subgénero de gran vitalidad con la intensa producción de las novelas de caballerías, picarescas, pastoriles, etc. Esta prosa de ficción se vio favorecida por la difusión que permitió la imprenta y el mayor nivel cultural de la población, pasando a ser uno de los entretenimientos favoritos de la gente cultivada. En medio de esta producción, surge la novela El Ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha, primera novela moderna, uno de cuyos méritos consiste en la presentación y evolución psíquica de los personajes a medida que avanza la obra, así como el uso de la lengua. Don Quijote y Sancho, que al principio son opuestos, permiten diálogos y situaciones de contraste y enfrentamiento.

EL INGENIOSO HIDALGO DON QUIJOTE DE LA MANCHA


Desde el punto de vista narrativo, en esta obra se plantean complicaciones pocas veces igualadas en la literatura occidental. Los límites entre la realidad y la ficción parecen difuminarse con la mención que hace el autor de "un tal Cervantes". Esto sin contar el hecho de que el propio personaje sabe de su fama y se entera de que se ha publicado la segunda parte del Quijote en la cual se dicen falsedades de él. Resulta totalmente novedoso el encuentro que casi se da entre "los dos Quijotes" antes del viaje a Zaragoza. El propósito inicial de Cervantes, de burlarse de las novelas de caballerías y acabar de una vez por todas con este “mal”, se ve


muy superado conforme avanza la obra, la cual refleja la sociedad de su tiempo y el comportamiento humano en toda su extensión y, aunque todos los intentos de volver a la vida los ideales caballerescos se ven frustrados una y otra vez por el protagonista, en la obra se ponen de manifiesto una serie de valores positivos que convierten el texto en un baluarte de la excelencia humana: la justicia, la defensa del débil, el heroísmo sin recompensa, el amor incondicional, el valor de la palabra dada, la fidelidad, el reconocimiento de las propias limitaciones, la amistad a prueba de todo, etc.

Recursos estilísticos La parodia (imitación, generalmente burlesca, de una obra, género, autor, exagerando o ridiculizando sus rasgos más característicos) está presente, de forma constante en todo el libro. La misma concepción de la novela y, por tanto, la estructuración de la mayoría de las aventuras es, como se ha dicho, una parodia de los libros de caballerías. Pero ésta se manifiesta también continuamente en recursos técnicos y estilísticos más concretos: en el recurso del autor apócrifo, en el lenguaje altisonante y arcaizante, en el uso y abuso de la hipérbole, entre otros más. La ironía, consecuencia en muchos casos de la parodia, es el recurso tal vez más utilizado en El Quijote; tanto es así, que apenas hay frase que no lleve un doble sentido. La vemos ya en el encabezamiento de los capítulos con sus títulos hiperbólicos, en el desajuste constante entre actitudes y situaciones, en muchísimas expresiones de don Quijote y Sancho, etc.

Ejemplos:


Capítulo XVII. Donde se prosiguen los innumerables trabajos que el bravo don Quijote y su buen escudero Sancho Panza pasaron en la venta que, por su mal, pensó que era castillo Capítulo XVIII. Donde se cuentan las razones que pasó Sancho Panza con su señor Don Quijote, con otras aventuras dignas de ser contadas Capítulo XIX. De las discretas razones que Sancho pasaba con su amo, y de la aventura que le sucedió con un cuerpo muerto, con otros acontecimientos famosos Capítulo XX. De la jamás vista ni oída aventura que con más poco peligro fue acabada de famoso caballero en el mundo, como la que acabó el valeroso don Quijote de la Mancha Excepcional recurso del Quijote es su perspectivismo. Se entiende por tal, la variedad de perspectivas que confluyen sobre una realidad. En la novela, el juego de perspectivas es muy complicado, lo cual se evidencia en la combinación de tres "autores": el narrador cristiano (que no es el Cervantes real), el traductor aljamiado y el historiador moro (Cide Hamete Benengueli).

Cervantes y su relació n con el Humanismo Cervantes muestra una relación clara con el Humanismo renacentista. Como sabemos, el Humanismo se caracterizó por su antropocentrismo, lo cual se entrevé en esta novela por ser Don Quijote el centro de todo. Don Quijote lucha por el ser humano, por la libertad, por el libre pensamiento. Otra relación con el Humanismo es el ataque a la ortodoxia católica y la promulgación de una doctrina basado en la pureza evangelista. Esto se puede ver en los diversos ataques de Don Quijote hacia los frailes benitos, y posteriormente a una


procesión; en ambas Don Quijote cree que esos malhechores llevan contra su voluntad a una dama inocente. La novela es considerada una sátira de la ortodoxia, de la verdad e incluso del nacionalismo. Cervantes va más allá de la narración y explora el individualismo de los personajes, moviéndose magistralmente entre las diversas figuras literarias de la época, juegos de palabras, ironías, y constantes búsquedas del humor. El Quijote significó la ruptura con la teoría erasmista que oponía la figura del sabio melancólico y envejecido a la del necio orondo y satisfecho. El héroe cervantino fusiona ambas figuras e incluye una imaginativa portentosa que se une a otras capacidades que facilitan la risa del lector, consolidándose así como una personalidad evolutiva y realista, capaz de cambiar. Esta obra resultó en la cumbre del llamado Siglo de Oro de la literatura española, entre cuyos autores destacan Lope de Vega, Claderón de la Barca, Quevedo y Góngora.


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