y se entiende que éste cambió cuando aparecieron las máquinas copiadoras. El plano original del diseño ganador se deterioró durante la construcción y desapareció. Los extractos de las actas de Junta directiva que muestra Don Edmundo Gavassa Villamizar en su libro “Club del Comercio Bucaramanga 1872-1986”, dan cuenta de las múltiples intervenciones que desde 1921 se han efectuado a la edificación. Las primeras, relacionadas con la terminación de lo diseñado, que se realiza por etapas. Igualmente la ampliación del campo de tenis, construido sobre el terreno que después fue cedido para la construcción de la calle 36 y así sucesivos ajustes, para acomodarse al crecimiento de los servicios que demandan sus socios. Cada intervención arquitectónica se ha definido y realizado en armonía con el estilo del edificio sin modificaciones sustanciales al diseño original. En 2005, el municipio de Bucaramanga lo incluye en el inventario de bienes culturales de la ciudad por lo que significa como referente de la arquitectura de una época, con estilo perfectamente calificable, coherente con el entorno ambiental de la ciudad y fundamentalmente, por lo que significa en la historia de la región como epicentro de los más connotados acontecimientos sociales, culturales y generadores de desarrollo. La variedad de personajes que han visitado la sede desde su fundación, han quedado inscritos bien sea en los libros de presentaciones o en las diversas crónicas y libros que sobre la vida del club se han escrito. En dichos registros se encuentran además de los fundadores, socios vinculados durante el desarrollo de su crecimiento societario, personajes del siglo XIX como el legendario Geo Von Lengerke, gobernantes, reinas, diplomáticos, políticos, prácticamente todos los presidentes de Colombia del siglo XX y la totalidad de los del presente siglo, en eventos de emprendimiento, sencillos o de gala o en simple reunión de amigos. Existen en el recuerdo tantas anécdotas como momentos en sus salones. Compartirlos será deleite para muchos. Con certeza han sido y serán motivo de conversación en las reuniones sociales y en más de un caso, inspiración para composiciones literarias. Una de ellas: el enigma sobre las obras laterales “La Música” y “La Danza”; aquellas que el maestro Óscar Rodríguez Naranjo plasmó en 1952 para conformar el famoso tríptico que adorna
Foto superior: Holguer Clausen Grunding, Holguer Clausen Cornejo y Christian Clausen Grunding, descendientes del inmigrante Danés Christian Peter Clausen venido a la ciudad en 1882, gran artifice del comercio y la industria local. Foto inferior: 6 de enero de 1926. El Presidente de la República, General Pedro Nel Ospina en la sala del club, junto al Gobernador de Santander Emilio Pradilla González (Izquierda) y el Ministro de Obras Públicas Dr. Laureano Gómez (Derecha). la pared occidental del salón principal desde 1947. Estas dos pinturas además de custodiar la obra central “El Brindis”, encerraron el misterio de las modelos. Se conoció que si bien aquellos cuerpos ligeros de ropas, fueron idealizados por el maestro inspirado en la percepción de la belleza sublimada en su imaginación, las caras de las mujeres correspondían a seis bumanguesas de carne, hueso y espíritu, que por mucho tiempo mantuvieron en sigilo su identidad. El citado libro de Don Edmundo Gavassa, revela cinco de las seis exponentes: Melba
y Elsa Rodríguez, Mary Pino, Leonor Navia y Rebeca Buitrago. Queda en los pasillos del Club el mito de las visiones sobrenaturales, que según explicaba el maestro, eran parte de su armonía e inspiración, y entonces, la angelical niña que sostiene la flauta en el cuadro de “La Música” tocó en su imaginación desde el infinito. ¡Emblemática la belleza santandereana y su arte, como lo es el tríptico del club y como el Club del Comercio es emblemático de Bucaramanga y nuestras gentes! & 21