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VEJEZ Y JUBILACIÓN: una oportunidad para aprovechar la vida

Fuente: L’Osservatore Romano, ed. sem. en lengua española, n. 47, viernes 22 de noviembre de 2013

Envejecer no es sinónimo de paro y vacío. Al jubilarse una persona puede llevar una vida activa y comprometerse con iniciativas que aumenten su calidad de vida y le llenen de paz y alegría.

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Los mayores se encuentran en la jubilación ante un cierto vacío si no se empeñan en construir un nuevo relato sobre sus vidas.

Si la jubilación es una parada en seco, las consecuencias pueden ser una pérdida de sentido de la vida que repercute en la salud y la longevidad.

La alternativa es el envejecimiento activo. Este es un concepto definido, en el 2002, por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como “el proceso de optimización de las oportunidades de salud, participación y seguridad, con el fin de mejorar la calidad de vida a medida que las personas envejecen”.

La idea básica es que un adulto mayor no debe bajar los brazos y debe comprometerse en tareas sociales, culturales, económicas, cívicas o espirituales.

En ocasiones estas actividades están relacionadas con su campo profesional en el plano de la asesoría.

Se está hablando mucho del envejecimiento productivo y del valor económico del valioso saberhacer (know how) de los mayores que acumulan un auténtico conocimiento profesional que no se puede desperdiciar.

El campo cultural es amplísimo, tanto en el ámbito creador como en el disfrute a través del teatro, literatura, artes y ciencias.

Es importante tratar de seguir jugando un papel importante en la sociedad desde la calidad y cantidad del tiempo del que se dispone y, es en esa ecuación en la que aparece el voluntariado.

Voluntariado Social

Es una actividad de compromiso cívico, a menudo espiritual, donde los adultos mayores pueden dispensar una gran ayuda. Esa población goza de experiencia. Ha vivido y ha aprendido a vivir. Es por eso que su ayuda resulta vital y muy necesaria en la visita a enfermos, ayuda a discapacitados, iniciativas sostenibles, formación de niños y jóvenes, así como de cualquier tipo que nos podamos imaginar.

Definamos voluntariado social formal (estructurado en una asociación): Es aquella actividad emprendida por un individuo que tiene como objetivo ayudar a otros a mejorar la comunidad en sus necesidades.

Es una acción emprendida con libre albedrío y no pagada (quizá algún gasto de movilidad), estructurada por una organización que asegura una concreción de fines, plataformas y convenios con las instituciones ayudadas como bibliotecas, hospitales, escuelas, particulares, etc..

Los resultados no solo benefician a las personas a las que se ayudan sino también al propio voluntario en términos de salud, equilibrio psicológico y sentido de la vida.

Un mayor recién jubilado que se incorpora a un voluntariado social va a ser más feliz y va a mejorar

Los Resultados

NO SON SOLO LOS BENEFICIOS PARA LAS PERSONAS su salud, longevidad y sociabilidad. Los beneficios generan una paz interior al voluntario, que se traduce en una barrera para la depresión y que aumenta la satisfacción personal y la calidad de vida; porque realiza abundante actividad física y se siente parte de una empresa. Además, comparte objetivos con personas de su edad que lo contagian con el mismo talante vital: el gozo de saberse útiles y queridos.

AYUDADAS SINO EL BIENESTAR PARA EL PROPIO VOLUNTARIO EN TÉRMINOS DE SALUD, EQUILIBRIO PSICOLÓGICO, SENTIDO DE LA VIDA.

La pasividad ha sido sustituida por la actividad y la espera resignada, estresante, da paso a unas iniciativas que no hablan de conformismo sino de un quehacer productivo, sano y emprendedor.

Los estudios señalan que el voluntariado social ayuda a superar el duelo ante las pérdidas que a estas edades son más frecuentes: la muerte de los cónyuges, un pariente o un amigo.

Pero vayamos a la raíz: una de las circunstancias que más nos fortalecen en nuestra existencia, a los mayores y a los no tan mayores, es el sentido de la vida. Si la vida tiene sentido, entendido este concepto desde los trabajos de Viktor Frankl (1905-1997), el motor interior se engrasa y entonces sé es capaz de casi todo.

Necesitamos una sociedad de mayores voluntarios comprometidos cívicamente, pues son quienes poseen una delicadeza en el pensar y en el cuidar, que los más jóvenes a veces no podemos ni paladear. Los más jóvenes, a veces, están atados a unos agobios que los inducen a perderse lo mejor. ¿Y qué es lo mejor? La ayuda de un amigo, la atención de una persona afable, la escucha de un experto en la vida, un mayor, que los puede sacar de muchas dudas pues él ya lo ha vivido casi todo.

Ignasi de Bofarull Cortesía de Aleteiaes.aleteia.org

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