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Génesis
Génesis:
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Se preguntarán ustedes a cuenta de qué una iniciativa tan inusual como pretender llevar a cabo un “primer” encuentro de poetas en un lugar como San Miguel de Escalada. El marco es magnífico. Muchas cosas admirables se han hecho aquí. Pero, ¡¡¡un recital de poesía!!! No lo recuerdo. Creo que nunca se ha llevado a San Miguel de Escalada la voz de los poetas. Se han llevado los cantos. Sobre todo los cantos de plegaria. Y alguna vez los místicos cantares de autores exquisitos; de los siglos pasados, y de los tiempos actuales. Y la música, que es la voz inefable, cuando no acierta a salirnos la voz. Mas la palabra sola, - no la palabra seca, ni a secas, ¡¡¡por Dios!!! - no ha ido nunca a romper “el silencio del cielo” en este lugar atávico. Al menos no en público. En evento público, quiero decir.
Hoy damos comienzo a un sueño. Hoy empezamos a mudar de una utopía a una realidad palpable. La utopía es, - puede ser - una realidad posible en estado embrionario. Y el sueño es, - debe ser – la telaraña que nos envuelva el regalo; la tela interminable de Penélope; el tejer y destejer de cada día.
El Monasterio de San Miguel de Escalada es un poema silencioso en piedra. Con estrofas y versos sueltos, grabados por doquier. Sus inscripciones son rimas “milimétricamente” puntuadas en la piedra; desconocidas, olvidadas y menospreciadas. Tienen métrica poética, claro que sí.
Sus letras (sus textos, digo) nos las han recogido estudiosos y amigos de esta tierra. Sólo voy a nombrar dos, actuales: Vicente García Lobo, que tiene su recogido escondite en un pueblecito muy cercano, en el Valle de los Alisos, que se ha dejado las cejas y las pestañas por recoger las inscripciones de nuestras piedras milenarias, para nuestro deleite y alimento; y Maurilio Pérez González, que acaba de presentar un léxico de latín medieval, cuajado de “latinajos” usados en los Fueros de San Miguel de Escalada, entre otros documentos memorables... y que hoy conforman nuestras palabras actuales, sobre todo leonesas.
Tenemos en marcha un trabajo personal para divulgar los contenidos áridos de estos gritos en la piedra y en los pergaminos, con un modesto, pero atrevido, entusiasmo de poner tildes de poesía en las simples traducciones conocidas, que a veces nos dejan fríos y lejanos. Lo mostraremos, si Dios quiere, en próximas ediciones de este Encuentro Poético...
Pero el más grande y mejor atributo de San Miguel de Escalada es el silencio. Y el silencio es más sonoro y fértil cuanto más se respeta.
Del silencio sonoro del alma de los hombres es de donde nacen los mejores poemas, que se escriben en la tierra y en la piedra. Y en la imaginación. También en el papel.
Hoy queremos que unos cuantos silencios de poetas se escriban ahora aquí. Se escriban con el verbo; con la palabra. Con las palabras de hoy. Con sus palabras, y las nuestras.
Es un honor contar con este “Equipo A” de pioneros. Tendríamos que hacer una lista interminable de poetas, y de poetisas. De hecho, la tenemos ya. Abierta. Y confiamos que nuestro sueño nos permita, cada año – ¡ y cada año más! - , tejer y destejer poemas en este sitio atávico y ancestral.
A.G.F.


Por mi pueblo no pasa ni el Támesis ni el Rin Nadie por aquí ha oído hablar de Heráclito Y las casas natales se derrumban bajo la lluvia
Los pescadores regresan del río con las cestas vacías. El árbol que viste crecer de niño grita en el aserradero. Y las casas natales se derrumban bajo la lluvia
Los parroquianos discuten en la cantina sobre la redondez de la Tierra Los vendedores ambulantes compran la lana de los colchones viejos Y las casas natales se derrumban bajo la lluvia
Las madres siguen desgranando guisantes bajo las lápidas Yo oiré las campanas en el centro del mundo Mientras las casas natales se derrumban bajo la lluvia.
Juan Carlos Mestre, ”Pan de ayer”, de La Casa Roja


VENIR A SAN MIGUEL DE ESCALADA CONTIGO COMO QUIEN SALTA EL CERCADO DE LOS SIGLOS PARA CELEBRAR LA MANO DE POKER DE TENERNOS La única generalización posible –no es mío; traduzco
el sabor a pepitas de ponche de tus labios- es nuestro yo sin lindes... Mira sino ahora el viento como un ángel crujiente que desmenuza el polvo que ha dejado de ser piedra y de ser templo. Así nosotros -proceso derramable del amor, seres que avanzan enhebrando anhelossentimos que algo hay de la pureza huida en este monasterio que se ríe de los años (muestra una dentadura de columnas y arcos que recuerdan que la alegría sostiene el tejado de la vida). Entro contigo a mi alma atravesando el pórtico para observar la piedra y recordar que el tiempo firma en la piel de todo aunque lo perdurable celebra cada hoy. Así nosotros.
La sombra de los pájaros que sobrevuelan laudos, monasterios, recuerdos, gestaciones, promesas de aunada infinitud son inquietantes puntos y aparte que hay que tachar del modo en que la luz del alba avanza borrando estrellas... La única generalización factible, amor, es este santuario; es este ayer eterno.
Luis Artigue



San Miguel de Escalada
El bosque de columnas junto a las aguas sosiega el corazón, me lava el alma.
Las palmeras de piedra un himno mudo cantan.
Geometrías, iconos sentidos trazan, un paraíso antiguo, ay, que nos salva.
San Miguel de la luz, San Miguel de Escalada.
Me recojo en el templo a que la gracia me lave el corazón, me cure el alma.
Las palmeras de Dios, San Miguel de Escalada
José Luis Puerto.



Tu nombre en el rumor del agua
Busco tu nombre y, desde el puente, miro el río desbordado, que golpea contra la roca, antes de enfilar el valle.
En el rumor del agua del deshielo hay un murmullo dulce de palabras que se asoman en la espuma de los remolinos.
Probablemente tú eres esa rama desgajada de algún árbol, esta, tal vez, que acaba de pasar y se adormece, quieta, en el remanso.
Busco en el puente tu recuerdo en el rumor del río y no encuentro más que lágrimas que se deslizan por mis mejillas yendo a juntarse con el agua.
Probablemente no debí venir tan lejos a buscarte; no he debido salir jamás de nuestra casa.
José Antonio Llamas Fernández


Eres como una flor ante el abismo, eres la última flor.

Antonio Gamoneda
AMOR
Mi manera de amarte es sencilla: te aprieto a mí como si hubiera un poco de justicia en mi corazón y yo te la pudiese dar con el cuerpo.
Cuando revuelvo tus cabellos algo hermoso se forma entre mis manos.
Y casi no sé más. Yo solo aspiro a estar contigo en paz y a estar en paz con un deber desconocido que a veces pesa también en mi corazón.
Antonio Gamoneda


San Miguel de Escalada (inédito)
De algo gozan sus piedras que hacen templar al alma. El alma se superpone en memorias ampliadas que ascienden por aristas, por arcos y columnas. Son piedras que nos traen memoria de otros hombres haciendo que ignoremos al tiempo y los relojes. Esqueletos de un cuerpo transido de leyendas, vertebrando en estratos, anales de otra historia.
Vetas superpuestas como anillos del tronco del árbol milenario que a todos nos da sombra, acumulando posos de rostros y carácteres. Son las piedras talladas en la paz de este valle donde escrita es la fe y la faz de otras épocas. Unas vidas antiguas que alimentan esencias, que se funden en ciclo perpetuo al presente. Hoy, mi alma viene aquí, riberas del Astura, a beber de la esencia de sencillos espíritus, -del alma de labriego que heredé de mi estirpe-, a adorar el silencio, a leer entre líneas los mensajes etéreos, a escuchar, de los árboles, el hálito sagrado, el suspirar del viento, e inhalar concentrado su intrínseco mensaje, sus claves del misterio.
Quiero rendir tributo al relicario antiguo por donde el tiempo pasa con lentitud de pasmo, …y recorrer desnudo el corredor del tiempo.
In Memoriam Octavio Fernández Zotes




Puente de piedra
“El amor diafaniza y viaja sin billete” (Gerardo Diego)
Había un puente. No era de piedra. No guardaba un pasado, ni besos, ni suicidas. Era vulgar. Un puente de cemento con su blasfemia a cuestas. Con el paso de tiempo no sería una ruina de apellidos arcaicos. Lo crucé. Tenía que cruzarlo. Cuántos puentes después de hormigón me cedieron el paso, ni uno sólo de piedra.
De piedra sólo ha sido el puente hacia tu abrazo.
Blanca Sarasua


El Niño
En la habitación más oscura del salitre; [entra la luz como un relámpago en mis ojos y una paloma arde en su blancura. Era el niño delante del cerezo, el niño conducido por relámpagos, perdido, al pie del mundo que nos falta. ¿Cuánto tiempo cabe en los ojos de un niño? ¿Cuánto tiempo cabe en los ojos de Dios?

El Ruiseñor de Keats
En la patria desnuda todavía canta el ruiseñor de Keats. Cada noche en el limonero canta el ruiseñor de Keats. Canta para que todos beban la misericordia, su infinito. Él nació libre, y para seguir siendo libre, escogió la soledad de los bosques. Vi la primera mujer, acaricié su sangre, y la alegría de las fresas en los labios. Oro vivo. Oro su cuerpo tatuado en el oro de un rayo donde cabe el universo. Es una alegría tan honda que no se sabe qué es. Es el cántaro vacío, el que rebosa tu límite más alto.
Antonio Agudelo, (de “Madreagua”)



אל תקרא לי מטורפת
No me llames loca
No me llames loca porque me volo de mi puerpo.
No me llames loca porque encadeno mi alma.
No me llames loca porque mis pasos me llevan a lo desconosido, truvian mis noches gotas de vino amargo.
No me llames loca si te digo que hay siecolos que te amo.
Margalit Matitiahu

