EL INDESEABLE “BOLIVAR AMULATADO” DEL PRESIDENTE DE LA ASAMBLEA NACIONAL DE LA REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA, RAMOS ALLUP Dice el profesor Alejandro E. Ochoa Arias: “El desagravio a los grandes hombres no se hace con sus rostros y nombres, sino con sus ideas. Pudiéramos decir que promover el ideal bolivariano es mucho más digno que dibujar su rostro, cualquiera que él sea. Sembrar la idea-Bolívar para cosechar bolivarianos es quizás el mejor desagravio, aun cuando nos sea incómodo”. Exactamente así, desagraviamos a los hombres no por su figura, su forma o apariencia que hayan tenido, sino por sus hechos, ya el Maestro Jesús de Nazaret lo decía, “lo conoceréis por sus obras”, (1), vale decir que de acuerdo a lo que hicieron o pensaron hacer e hicieron el desagravio aplica por lo que fueron o dejaron como obra a la posteridad, a las generaciones futuras. Pero tenemos un caso de intolerancia no solo de género sino también racial de parte de quienes agraviaron al Padre de la Patria en el recinto público de la Asamblea Nacional, del mismo personaje que llamó “lechuguinos y mariposes” a los miembros del Partido Primero Justicia, sosteniendo homofobia pública de la cual no se ha escrito nada, o poco se sabe o escrito de ello, excepto por la calumnia realizada con respeto a Elías Jaua Milano, a quien acusaron de discriminación homofóbica con respecto a algunos diputados o la diputada de la bancada opositora oficial de la Asamblea nacional electa el pasado 6 de diciembre del año 2015., particularmente de Tamara Adrián (señalada de lesbiana) (2). Ya sabemos, la respuesta del diputado Jaua, el desmentido público que hizo para deslastrarse de semejante infundio y falsificación de sus palabras., de la cual dijo: “No he proferido insulto, y mucho menos de carácter homofóbico, contra la Diputada Adriana D’ Elia, a quien respeto como ser humano, ni contra ningún otro diputado o diputada. Lo mismo ha dicho o hecho el diputado Ramos Allup” (3). Entonces se trata evidentemente de un asunto público un problema de salud de la República, no solo de formas de discriminación social ya sea como “machismo, homofobia sino también racial”, lo que ha reiterativamente autoridad pública del Presidente de la Asamblea Nacional, no ya acusando de “mariposones” a los miembros de partido Primero Justicia, (es decir, cuando Henry Ramos Allup declaró indignado que Datanálisis es una encuestadora pagada por Primero Justicia, porque los "lechuguinos, petimetres y mariposones de Datanálisis no toman ron sino la bebida espirituosa que viene de Escocia, como todos los petimetres", aventajaba en la última encuesta, donde Datanálisis cambió el orden de llegada de los candidatos a las primarias de la MUD, dejando a Capriles en primer lugar), sino ahora, el día de la presentación de las Memorias y Cuenta por parte del Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro Moro, 15 de enero del 201, Ramos Allup presidente de la Asamblea Nacional trata concretamente de justificar el agravio de Bolívar, de retirar su cuadro del recinto de la Asamblea Nacional, ordenando a los trabajadores públicamente entre sus primeras ordenes de mando, del nuevo inquilino de la Asamblea: “retirar los retratos “falsificados” de Simón Bolívar. “No quiero ver un cuadro aquí, óyeme, que no sea el retrato clásico del Libertador, no quiero ver a Chávez, ni a Maduro. Llévense toda esa vaina para Miraflores o se la dan al aseo” (4). El muy folclórico diputados de la Asamblea Nacional, en una actitud irrespetuosa contra el jefe del Poder Ejecutivo, quien encarna la autoridad de unos de los Poderes Constitucionales no se ha da por enterado o al menos no está consciente que incita a irrespetar los Poderes Públicos, aquellos poderes emanados de la Constitución, sino que también lo hace contra un Poder de “fuente originaria”, --confesado por el mismo diputado el día de la rendición de cuenta del Presidente--, proveniente del voto soberano, del pueblo, indicando que el retrato del Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, se lo lleven a Miraflores o se la dan “al aseo”, ello prueba que la incitación a la violencia, al desacato de la autoridad es evidente, el delito es confeso, la soberbia contra la autoridad es irrespetuosa e irresponsable.