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Relato sobre el medio ambiente Sobreviviendo
Hoy es 5 de junio de 2070 y en pleno mediodía el Sol no alumbra como antes. Encenderé unos cerillos porque las tinieblas envuelven el entorno de nuestra aldea.
El viento resuena por la superficie más de lo normal, se escucha como una fusión de silbidos graves y agudos; preludio de la aproximación de una gran tormenta de arena.
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Todas las familias deben protegerse en sus sótanos hasta que todo pase. Tantas veces azotados por este fenómeno natural que ya estamos acostumbrados.
No recuerdo la edad que tengo, solo veo frente a mí un antiguo espejo, mi silueta delgada, mis cabellos largos y plateados, mis manos resecas y arrugadas por los años y la escasez de agua.
En cada tempestad como esta veo imágenes del pasado y al cerrar los ojos, revivo viejos tiempos, recuerdo cuando recorríamos descalzos entre la maleza de los campos, respirando el aroma de los jazmines y de otras flores, así como también añoro la candidez del Sol y el fulgor de la Luna, sin olvidar aquel aromatizante olor que dejaba la lluvia a tierra mojada.
¡Que tristeza! cuanto vacío siento en el alma
La melancolía aprieta mi corazón y solo queda la impotencia por no haber cuidado nuestro medio ambiente.
Fue más fácil para el ser humano crear y dar trabajo en fábricas y así llenarse los bolsillos de dinero sin importar las consecuencias, botando desechos químicos en nuestros ríos, bosques y ciudades, contaminando el aire que se expandió por el planeta con nubarrones de níquel y de lluvias ácidas, de tal modo las curtiembres ocasionaron crisis de salud, problemas respiratorios y cutáneos por el olor a químicos que provocaron la muerte a personas con menos de 50 años. Todos estos desechos, desperdicios y plásticos de la tierra terminaban en nuestros ríos y océanos y este efecto tóxico llegó a animales y al ser humano por los peces y otras especies consumidas.
No supimos escuchar a los activistas que anunciaban el maltrato y desgaste de nuestro planeta y renunciamos indiferentemente a cuidarlo sin darnos cuenta de nuestro error y la naturaleza empezó a pasarnos la factura, los ríos se fueron secando, árboles y plantas fueron desapareciendo, las enfermedades se multiplicaron e incluso surgieron muchas peores jamás imaginadas y hasta los medicamentos escasearon.
Hoy al ver mi rostro en el espejo debo agradecer a Dios porque a pesar de la sequedad y lo difícil que es ahora nuestra vida, encontramos un oasis entre unas montañas y todos en la comunidad empezamos a cuidar los brotes de las plantas con recelo, con mucho amor porque todo este mal acontecido por la mano del hombre que casi nos destruyó; ahora de la mano del creador llega como una nueva oportunidad para salvar definitivamente a nuestro planeta.
Actualmente aquí, soy una de las pocas personas con 75 años, aunque aparento 90 por los años de dificultades, pero con la mente fortalecida por la experiencia y por la fe, porque Dios creó el tiempo y la historia de la humanidad, también nuestros hijos transmitieron su experiencia a nuestros nietos y ellos entendieron el valor de cuidar nuestro planeta.
Regreso a mi sillón después de la turbulencia, mis latidos se están apagando, ya casi no siento mi respiración, sin embargo, ahora puedo ver una luz de esperanza al final del túnel.
@ Alejandra Veruschka