En las dos últimas décadas, el discurso de la sustentabilidad agrícola se torna cada vez más en una realidad. Por ejemplo, el valle de Culiacán, Sinaloa, durante este tiempo se ha transformado de alguna vez llamado el “valle de la muerte” (por la aplicación irracional de agroquímicos) a una zona con mayor manejo integrado de los cultivos, sin afirmar que la aplicación de los agroquímicos esté en franca retirada en el corto plazo. No. Estos últimos serán necesarios, pero serán (como ya son en muchos casos) la última opción para combatir la presencia explosiva de poblaciones de plagas, como ha ocurrido en la temporada hortícola 2015-2016 en Sinaloa, con mosquita blanca y picudo del chile.