AGORASALOM 19

Psicología, arte y cultura. Un puente hacia la luz

Junio de 2011 • Valor $ 5.000

Susseth Lingrey Rojas Gutierrez Reina Popular del Bambuco 2011

El prisionero de papá

Paola Andrea Ramírez Tique Reina Infantil del Bambuco 2011

(Harold Kremer)

ISSN 1909-0226

Edna Julieth Castañeda Garzón Señorita Neiva 2011

Concurso Departamental de Literatura 2011 “Mercado campesino”. (fragmento) Luis Losada

El rock pesado como alternativa de saber

Obras

“La nube en el espejo azul”. Óleo. 3.40 x 1.70 cms. (fragmento)

“Lo verde del sol rojo No. 4”. Óleo. 1.32 x 2.34 cms. (fragmento)

“Lo verde del sol rojo No. 1”. Óleo. 1.70 x 1.70 cms. (fragmento)

Actualmente expone en: Hotel Neiva Plaza. Neiva - Huila Cámara de Comercio. Garzón - Huila Hotel Timanco. Pitalito - Huila Contacto: Calle 8A sur No. 4A - 05 / Cel. 312 459 6469 / Tel. 836 8845 E-mail. hermannayerbe@hotmail.com Pitalito, Huila

Editorial

Portada edición No. 19 “Mercado campesino”, de Luis Losada

“El error se precipita por un plano inclinado, mientras que la verdad tiene que ir penosamente cuesta arriba”.

Helena Petrovna Blavatsky

En esta oportunidad, tenemos en portada la obra Mercado Campesino, de Luis Losada, pintor costumbrista. Lo invitamos a este número de Ágora para hacer alusión a las fiestas y a los campesinos, los mismos que nos aprovisionan con el pan coger de cada día.

Agradecemos una vez más a las empresas que siguen creyendo en nosotros para esta edición y para las futuras. Escríbannos, envíennos sus textos a nuestros correos que para nosotros serán de mucha ayuda.

Quiero aprovechar este espacio para realizar algunas aclaraciones correspondientes al primer libro que he editado de mi autoría, con la colaboración de Heider Rojas Quesada: Felices vienen y van. 50 años de las Fiestas del San Juan y del San Pedro. En el libro aparecen en portada los logos de Ediciones Índice, Fomcultura y Agorasalom, y en la parte inferior izquierda un texto que reza: “Textos y concepto editorial de Heider Rojas y traducción de Joe Broderick”. Aclaro que en un comienzo la idea fue concebida por mí, y se la comuniqué a Enrique Díaz Escandón, Director de Fomcultura, para que dicha institución nos apoyara en lo concerniente a la financiación de la edición del libro. Para los textos y la edición tenía que contratar a un escritor de confianza; por tal motivo, me comuniqué con Heider, con quien me une una gran amistad como propietarios y fundadores de la revista Índice de Literatura, fundada junto a Jader Rivera.

En un comienzo le propuse a Heider el pago unos honorarios por la elaboración de los textos y el concepto editorial, pero después determiné que iríamos en adelante en sociedad. Para esto, realizamos un documento de unión temporal, donde Heider oficiaría como director ante Fomcultura, por razones puramente legales. Acordamos repartir utilidades por partes iguales y escribir una reseña de la vida de los representantes de las firmas en el libro (Ediciones Índice y Agorasalom).

No sé por qué misteriosas razones, la hoja de vida mía no se publicó.

Heider quedó así con los derechos de autor de los textos después de la edición de 2.000 ejemplares. Esta es una maniobra de Heider de la cual yo no quedé satisfecho.

He leído en algunos textos, como el realizado por Esmir Garcés para el diario La Nación y para la Feria Internacional del libro, en los cuales se equivoca (¿) dándole la autoría exclusivamente a Heider Rojas, desco-

Director Luis Carlos Figueroa Consejo Editorial Betuel Bonilla Rojas Carlos Andrés Figueroa B. Luis Felipe Figueroa B. Diseño y Diagramación Paola Fuentes Alvarez Coordinación Administrativa Angela María Nuñez Asesor de publicidad Carlos Polanía Sánchez Fotografías Martín Borrero U. Impresión Imprimimos de Colombia Colaboradores Harold Kremer José Edgar Medina Carlos Eduardo Pabón Marcos Fabián Herrera Guillermo Garzón Romero Diógenes Díaz Carabalí Alvaro Andrés Sotto Salinas Contacto Calle 6 No. 4-71 Apto. 402 Hotel Neiva Plaza. Neiva - Huila Cel. 300 693 3328 E-mail. agorasalom@yahoo.es eventosneiva@yahoo.com

www.agorasalom.com

El prisionero de papá

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Turismo sobre el pentagrama

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El rock pesado como alternativa de saber

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Luis Losada (Artista invitado)

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El Descreído

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Paseo al volador en septiembre de 1932

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Helena Petrovna Blavatsky

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Entrevista a Plinio Apuleyo Mendoza

(Biografía)

El día antes de mi muerte

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El Sexo de la flores

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XII Salón Departamental de Artistas Huilenses

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Recomendados Eventos

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El contenido de los texto son responsabilidad del autor, por tal motivo Ágora salom no se responsabiliza de las opiniones y juicios expresados por los colaboradores.

San Agustín, declarado por la UNESCO como patrimonio histórico de la humanidad.

nociendo mi nombre y una las firmas editoras: Agorasalom. De igual, en la tarjeta que se entregó para la presentación del libro, el 9 de Junio, organizada por el Banco de la República en el auditorio de Comfamiliar del Huila, dice: “Presentación del libro Felices vienen y van: Las Fiestas de San Juan y San Pedro. Autor: Heider Rojas”. En El Diario de Huila, en el pie de foto publicado el día 11 de junio, el día de la presentación del libro, aparece Heider Rojas como autor. Otra equivocación, al publicar un pie de foto sin conocimiento alguno de los créditos oficiales.

La única anotación que sí tuvo en cuenta mi autoría, fue la realizada por Miguel Polanía en el diario La Nación del día 11 de junio, donde hace una breve reseña del libro y aparecen las dos firmas como autoras del libro.

Por tal motivo, me parecen lo más absurdos y faltos de rigor y de diplomacia todos estos errores publicados en los dos diarios mencionados. Se escribieron sin tener en cuenta, en lo más mínimo y de forma irresponsable, el perjuicio que se me causa como participante legal en la edición del libro. Por favor, seamos sensatos y no sigamos contribuyendo con las malas presentaciones, equivocándonos de esta manera adrede e irrespetuosa, sin reconocer los derechos de autor en los documentos que ideamos y publicamos con mucho esfuerzo. Seamos correctos y pertinentes a la hora de darle a cada cual lo que le corresponde. No seamos tan folclóricos asignando atribuciones sin fundamentos sólo por querernos congraciar con una persona, pisoteando de paso a las otras. Sé que Heider merece un reconocimiento por su trabajo, pero el mío debe también ser reconocido: un trabajador incansable para que este libro saliera a la luz pública, dedicando todo el esfuerzo a su financiación y su comercialización, mientras otros se ganan los créditos sentados sin hacer nada.

“Por el servicio a la luz” “Taitapuros” fotografía libro Felices vienen y van

Luis Carlos Figueroa Director Miembro del CNP Huila

Psicología, arte y cultura. Un puente hacia la luz

Cuento

El prisionero de papá Harold Kremer*

“Zorrero de San Agustín” Fotografía. Luis Carlos Figueroa

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scuché los golpes de la pala sobre la tierra y estiré la mano para tocar a Yaira. Luego me levanté sobre los codos y en la oscuridad adiviné el bulto de mamá y Titina en la otra cama. Aún era de noche y en el patio seguían los golpes de la pala sacando la tierra. Corrí un poco la mano de Yaira y volví a acostarme. Por entre la pared de esterilla entraba la luz de la luna formando líneas sobre el piso de tierra y las camas. La pala decía chak, chak, chak. Oía también la respiración del que cavaba.

Por el ruido supe que venía del lado del hueco donde Yaira y yo jugábamos a escondernos. Recordé la cajita guardada en la pared.

Me senté en la cama y volví a mirar a mamá. Luego me acerqué y vi que no estaba papá. Entonces me arrastré por el suelo hasta la pared y observé a los del patio: uno fumaba y el otro cavaba.

No podía distinguirlos bien, pero al instante supe que eran papá y el Caliche. El Caliche agrandaba el hueco. A esa hora era bien de noche y yo tenía sueño. En la cajita guar¬dábamos la moneda de

mil pesos que le quitamos al prisionero. Me dormí y cuando desperté, el cielo empezaba a clarear. Me limpié la cara, escupí el sabor a tierra de la boca y miré por el hueco de la esterilla. Papá acomo¬daba plásticos, piedras y pedazos de madera sobre el hueco tapado. Caliche le indicaba con la mano y papá se movía a tapar. Terminaron cuando ya era de día. Caliche se fue por el lado del caño y papá fue a lavarse la cara y las manos. Al desayuno dormía y roncaba en la cama.

Mamá nos decía de papá: «Trabaja hasta tarde».

Llegaba borracho y mamá dejaba que se montara encima de ella. Papá respiraba fuerte y la cama parecía caerse. Luego mama se levantaba, le esculcaba los bolsillos del pantalón y escondía el dinero en el hueco del pilar de guadua de la cocina.

Cuando no llegaba, mamá no hablaba, ni preparaba la comida, ni atendía a la niña. Se sentaba con los ojos rojos en un rincón de la cocina, con una correa en la mano, y cada vez que nos acercábamos tiraba a pegarnos. A mí me daba pesar con •••

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Psicología, arte y cultura. Un puente hacia la luz

Titina porque la agarraba a correazos. Una vez oí a lo tenía amarrado con una cadena. Era del grande mamá hablando con doña Carmen. La próxima vez de nosotros y papá le daba una medicina para la la mataba, le decía, sin importarle que la metieran enfermedad que sufría. Así se dormía y no le doa la cárcel. Mamá decía que cuando papá no lle- lía. Cuando despertaba jugábamos a la guerra y gaba era porque se quedaba durmiendo allá don- le decíamos que esa era una cárcel y que él era el de ella. Doña Carmen andaba siempre prisionero de papá. con los vestidos apretados y la risa en la Al mediodía cuando papá se levantó boca. Mamá decía que así se vestían y nos dijo que ya había entregado el prise reían las mujeres para provocar a los sionero y que le iban a dar una buena hombres. Con Yaira nos metía-mos por recompensa. los patios y por los lados del caño para Por la noche no apareció. Mamá salió ir a verla. Una vez la vimos sentada en a buscarlo y cuando despertamos al día las piernas de papá. Tenía la boca pinsiguiente estaba sentada con la correa tada y la blusa entreabierta. Papá metía en el asiento de la cocina. A mí me desEscritor Harold Kremer la cara entre la blusa y doña Carmen se pertó el llanto de Titina. Chucé a Yaira reía. Se reía de las cosquillas que le hacía. Yaira se y nos salimos al patio. Titina gateaba detrás de abrió la blusa, me mostró las teticas, y dijo: nosotros.

La noche en que papá apareció con el prisionero —Chucuan-chudo chuyo chuse-chua chugran- lo sacó de entre las cajas, periódicos y cartones chude chuvoy chua chuser chuco-chumo chue- que siempre traía en la carretilla. Lo llevó al patio, chulla. lo metió al hueco y lo amarró. Nos explicó a mamá y a nosotros y dijo que debíamos tener la boca A mediamañana Yaira y yo fuimos al hueco. cerrada: si alguien se enteraba iba y contaba del Papá y el Caliche lo habían rellenado. Yaira se niño y no nos daban la recompensa. También dijo puso a buscar las muñecas que papá le traía del que a Yaira le iba a comprar una muñeca del misBasuro y yo me asomé al caño a ver si encontraba mo grande de ella y a mí una colección de carros la colección de carritos que me regaló la tía Isaura. del tamaño de la carretilla. Luego se fue a fumar el Cuando nos acordamos del dinero quitamos los zuquito con mamá. plásticos, las piedras y los pedazos de madera y luego cogimos unos pedazos de cerámica y nos Cuando Yaira y yo nos asomamos el pri¬sionero pusimos a raspar la tierra. Pero la tierra estaba dormía. Prendimos una vela y le esculcamos los apretada de lo duro que le habían dado con la bolsillos. Los mil pesos los encontramos cuando le pala. Yaira se sentó a llorar porque quería mucho quité los zapatos. La moneda cayó debajo de una a sus muñecas. De pronto me dijo: tabla. Yaira los levantó, me miró, y dijo: —¿Chuy chuel chupri-chusio-chune-churo?

Le recordé que lo habían reclamado y que a papá le iban a dar su buena recompensa. De lo pura tarada que siempre ha sido no quiso entender y volvió a llorar por las muñecas y los mil pesos.

Papá nos dijo que se encontró al niño en un parque y que como nadie aparecía para reclamarlo lo había traído a casa y lo iba a guardar hasta que aparecieran los papás y le dieran una buena recompensa. Lo que no entendíamos era por qué 4

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—Chula chumi-chutad chupa-chura chumí.

En esos momentos el prisionero se movió y yo cogí una tabla y le pegué en la cabeza. Luego corrimos por el borde del caño y nos sentamos a esperar. Me puse los zapatos y caminé para probarlos. Yaira repetía que la mitad era para ella. Yo le dije que la moneda era de los dos y que se iba a la cajita que escondíamos en la pared del hueco.

Al día siguiente el Caliche nos enseñó a taparle la boca. Dijo que nos quedáramos vigilando

Psicología, arte y cultura. Un puente hacia la luz

para que ninguno más viniera con ganas de cobrar la recompensa. Ya por la tarde despertó y le quitamos el trapo para que nos dijera cómo se llamaba, pero se puso a chillar igual a como cuando mata los marranos el Barriga de la carnicería. Yo me puse a darle con el palo y chillaba y chillaba. Entonces vino mamá y le pegó un trancazo en la cabeza y lo obligó a tomarse la medicina. Luego nos agarró a correazos por quitarle el trapo de la boca.

Por la noche papá también nos agarró a correazos y dijo que no volviéramos al hueco. Pero al otro día fuimos y ya no le quitamos el trapo de la boca. Si se despertaba corríamos a contarle a mamá y ella lo obligaba a tomarse la medicina.

Papá nos dijo que era mejor que no supiéramos cómo se llamaba pero como Yaira, de lo pura tarada que es, insistía en preguntarle, papá se quedó como pensando y luego dijo que se llamaba Nadie.

y luego se puso blando. Mamá dijo que se había dormido y que era mejor dejarlo solo. Cuando llegó papá fueron a verlo con Caliche y al rato dijeron que ya estaba bien y que esa noche iban los papás por él. Nos hicieron acostar y se pusieron a fumar el zuquito.

Esa noche oí los golpes de la pala sobre la tierra.

Al día siguiente papá dijo que iba por el dinero, que ojalá se lo pagaran para comprar los regalos tan grandes que nos había pro¬metido.

En la tarde, cuando mamá vio que seguíamos raspando la tierra dijo que no lo hiciéramos, que ese hueco era peligroso para Titina y que lo mejor era tenerlo tapado. A Yaira le dijo que no llorara, que no fuera tan tarada como siempre había sido y que ya llegarían más muñecas y muchas monedas de mil.

Cuando ya estábamos aburridos de cuidar se nos ocurrió jugar a lo del prisionero. Cogimos unos palos y dijimos que esas eran las metra¬lletas de los guardias y al despertar, antes de que se pusiera a chillar, le decíamos que esa era una cárcel y que él era el prisionero de papá. A veces Yaira se abría la blusa y le frotaba las teticas en la cara para ver si se reía.

Ahora estamos sentados en el borde del caño.

Mamá sigue con los ojos rojos sentada en la cocina. Titina, de tanto llorar, se quedó dormida al lado de una pila de periódicos. Pensaba en los mil pesos ya que por el hambre las tripas empezaron a sonarnos. Pero mejor no le digo nada a Yaira porque hace rato dejó de llorar por las muñecas muertas enterradas. Con los mil pesos compraríamos una coca cola y un pan. Le digo que papá le va a traer una muñeca del grande de ella y ni así me para bolas.

Hace dos días se le torcieron los ojos y por un lado del trapo le empezó a salir una baba blanca.

Mamá dijo que era por el hambre, que de tanto dormir ni comía: le preparó una sopa y se la dio a sorbos. Pero el prisionero se atragantaba y la sopa se le salía junto con la baba. Luego se puso tieso

Yaira se levanta y coge dos palitos, los amarra con un pedazo de alambre hasta que queda una cruz y la entierra en la tierra pisada.

Luego nos sentamos a esperar a ver si papá aparece con el dinero y mamá, de la pura alegría, nos manda a comprar la carne donde el Barriga.

* Nació en Buga, Valle del Cauca, en 1985. Publicó el libro La noche más larga, ganador del Premio Nacional de libro de cuentos de la universidad de Antioquia. En 1989 apareció su libro de cuentos Rumor de mar. Ganador de varios concursos nacionales de cuento. Ha publicado algunas antologías de cuento: Antología del cuento vallecaucano (Compilador, en colaboración. Univalle. 1992); Antología del cuento corto colombiano (Universidad Pedagógica-UNAM de México. 2004); Colección de cuentos colombianos (Editorial Deriva. Cali. 2000); Los minicuentos de Ekuóreo (2003); Segunda antología del cuento corto colombiano (Compilador, en colaboración. Editorial Universidad Pedagógica Nacional. Bogotá. 2007). Incluido en varias antologías: La horrible noche (Relatos de violencia y guerra en Colombia. Editorial Seix Barral. 2001); Dos veces bueno, 3 (Cuentos brevísimos de América y España. Buenos Aires. 2002); incluido en el libro La Minificción en Colombia (Editorial Universidad Pedagógica Nacional. Bogotá.

2002); Cuentos de fantasmas (Editorial Panamericana, Bogotá. 2003); Cuentos sin cuenta (Editorial Universidad del Valle. Cali. 2003); Un siglo de erotismo en el cuento colombiano (Editorial Universidad de Antioquia. Medellín. 2004); Und Träumten Vom Leben – Erzählungen Aus Kolumbien (Antología del cuento colombiano en alemán., Zürích, Alemania, 2001); Hören Wie die Hennen Kräen (Antología del cuento colombiano en alemán. Durian, Zürich, Alemania, 2003); Narradores sin frontera, 27 cuentistas hispanoamericanos en Norteamérica (2003); The Flight of the Condor – Stories of Violence and War from Colombia (Antología del cuento colombiano en Norte América. The University of Wisconsin. Chicago. Agosto de 2007); Ciempiés (Editorial Mondadori, Barcelona, 2005). Cali-grafías, La ciudad literaria (Cali-graphies, La cité littéraire. Edición bilingüe. Programa editorial Universidad del Valle. Revista Vericuetos. Cali-París. 2008); Ekuóreo: un capítulo del minicuento en Colombia (En colaboración.

Editorial Universidad Pedagógica Nacional. Bogotá. Octubre de 2008); Voces y diferencias (Editorial Universidad del Valle, Cali, julio de 2009); incluido en el libro Cada uno con su cuento (Editorial Facultad de Humanidades, Universidad del Valle, Cali, marzo de 2010). En el año 2004 publicó el libro de cuentos El enano más fuerte del mundo y el libro de minicuentos El combate. En el 2005 publicó el libro El prisionero de papá. En el 2007 publicó el libro de cuentos La cajita cuadrada. Es fundador de la Red Nacional de talleres de creación literaria, RENATA, del Ministerio de Cultura.

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Psicología, arte y cultura. Un puente hacia la luz

Turismo sobre el pentagrama

Jose Edgar Medina *

Son muy pocas las experiencias que brindan tanta expectativa como el evento de un viaje. Ello implica que después de haber efectuado un presupuesto y determinar el número de días a disfrutar, el viajero se dispone a arreglar la maleta y a preguntarse cada rato: “¿Qué se me olvida?”. Y al final del cuento, resulta dejar olvidado algo que efectivamente se necesitaba.

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ntonces, éste es un itinerario turístico, cultural y musical, que nos llevará por diversos parajes de Colombia y del Huila, teniendo como ruta, sencillamente, el “pentagrama” con el cual el maestro Jorge Villamil Cordovez nos puso a viajar de manera musical, con sus bellas canciones, y entonces aquí vamos…

Llegamos a las “playas de San Andrés“, representadas en la admiración por la belleza natural 6

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Iglesia, parque principal. San Agustín, Huila

y con esa sensación de Paz y majestuosidad por ese bello mar de siete colores. Seguimos nuestro recorrido por la costa Caribe, para encantar las papilas y las pupilas, observando el “Vaivén de la molienda” representada en la “Cumbia” que enaltece la molienda. Ahora, muy cerquitica, “Sí estas en Cartagena”, cuna de todo el esplendor de la “Cumbia, los reinados de belleza, las gaitas indias y los tambores Africanos, con la llegada de inmensos cruceros que arriban cargados de gran-

Psicología, arte y cultura. Un puente hacia la luz

des colectivos de extranjeros, ávidos de nuestra les). Pero “Mirando el Valle del Cauca”, al cual nos cultura. Con el embrujo del mar azul aparecen las adentramos por la finca La Brisa, en la que se re“Gaviotas de Santa Marta”, inspirada en la belleza lata que allí “vivía el ángel viejo, que tocaba arpas, de la fauna que encontramos en las costas samaque llamaban a los músicos, desde muy lejos”, y rias. El embrujo de la costa nos lleva a “Viento y de ahí nace ese viejo vals). A un ladito encontraarena”, representación de un romance entre un remos “Buga, Ciudad Señora”, que representa la “arijuna” y una princesa “Wayuu”, ya en territofusión de blasones, noblezas y tradiciones, que rio Santandereano, y “Si pasas por San Gil”, que nos transportan a rendirle un homenaje al Señor es una invitación al viajero a percibir el paisaje y de los milagros). Sobre otro balcón natural llegaadentrarse por su historia “comunera”. remos al “Quindío es un paraíso”, tierra de “cuyaPor la misma ruta, con “Alma chitarera”, para bros”, del “cacique Calarcá”, la cultura cafetera y rendirle homenaje nada menos que a Chinácota sus bellos paisajes que invitan al ensueño). Ya por y así deleitarnos en esa región. La “Fantasía Salos lados del Cauca llegamos a “Popayán”, que banera” nos lleva a en el pentagrama lo largo de “Ovejas”, es un “vals”, que se una exaltación a los dio a conocer despueblos netamente pués del terremoto “sabaneros”. Luego de 1983. Por los misecharemos un vistamos lados aparece zo a “El balcón de la la “Tierra de Oro”, sierra” para observar también en el Cauca toda la riqueza que y más propiamenencierra la “raza paite en Santander de sa”. Mirando hacia Quilichao, mezcla de el oriente, nos topala historia de “indios, mos con “Bogotá es hispanos y negros. para todos”, la celeSeguimos bordeanbración de los cuado el suroccidente y trocientos cincuenta nos encontraremos Compositor Jorge Villamil Cordobéz años de su fundaal “Nariñense”, un ción. Allí mismo, sobre los cerros, nos sentiremos elogio a esa bella tierra, con su arte de pinturas, muy espirituales ante “El Señor de Monserrate”, lagunas, y al enfrentamiento cultural y musical un recordatorio a la fe y un reconocimiento a Boentre “Bandas y Chirimías”. La fe religiosa la engotá. Por supuesto, no podía faltar, por aquello de contraremos en “La Mestiza”, un riguroso culto a los escándalos, el “Me suena, me suena”, recuer“Nuestra Señora de las Lajas”, en Nariño. do de aquellas crónicas del “proceso ocho mil”, que se llevó a cabo entre los años 1994 y 1.98.).

Ahora, mirando hacia el Oriente, nos adentrareBajando en el mapa nos encontraremos con “La mos en los llanos orientales para vernos de frente ciudad de los puentes”, Honda, con sus magiscon el “Canaguaro”, un merecido reconocimientrales puentes, su subienda del bocachico que to al verdadero “tigre de los llanos orientales” y le ofrece al pescador en el río de la Magdalena). que hace parte de nuestro “Barcino”, en el Huila.

Serpenteando por las rutas del Tolima llegaremos Mirando hacia el Caquetá nos encontraremos de a “Ibagué Tradicional” para rendir un homenaje, frente con “El Yacireño”, el cual hace mención a nada más ni nada menos, que al dueto “Garzón Y un intento separatista entre los llanos del Yarí y Collazos”. Siguiendo la vía, nos vamos a encontrar el Pujante Caquetá, y por esos mismos lares nos con “Ciudad de torres blancas”, la ciudad del Líadentramos en el Meta; de repente se nos aparebano, tierra de “poetas, novelistas y bellos cafetace “El Rucio Moro”, que nos describe la faena del •••

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Psicología, arte y cultura. Un puente hacia la luz

“Coleo” en medio de “joropos y Pasajes”. De aquí en adelante, o tomamos una lancha, cuna chalupa o un barco, o mejor tomamos la opción de volar e ir en busca de la “Victoria Regia”, en el Amazonas, que no es otra cosa que el bello paisaje del Amazonas, con su inmensa biodiversidad, invitación a no depredar, deforestar y desertificar, sino más viene a apreciar lo último que nos queda en el planeta. ¿Les gustó? Pues bien. Esto fue a nivel Nacional.

Ahora seguimos con lo que veremos en el recorrido por nuestro hermoso departamento del Huila.

Por los lados del Tolima se protocoliza la separación de un matrimonio que se extinguió como una “Llamarada”, y por los lados del Meta iremos a observar una “Luna Roja” que es la visión de esa misma luna, en medio de los “ardientes pajonales”. Siguiendo “Al Sur” y observando “el cerro del Pacandé y bordeando el río de La Magdalena, saturado de “Espumas” y “Remansos”, en las que el barquero, a punta de “Canalete”, va pensando en su descanso. Allá en la vega le espera una “Hamaca” junto al “Caracolí”, testigo mudo del arribo de canoas, champanes y vapores, que se observaban a orillas del magdalena en “Neiva”, puja entre cachacos y costeños.

En este singular recorrido nos podemos hallar frente a frente con “La Trapichera”, representada por la bella “Libia”, una campesina muy particular, con sus plenos dieciocho años); también podemos encontrar a “La Garzoneña”, representada por Estela Silva Meñaca y, junto a estas dos damas, podemos escuchar “El Rajaleña Numero dos”, compuesto por campesinos de la región hacia 1958, por el caudal del “río Fortalecillas”, representado en un bello y picaresco rajaleña).

Grupo de músicos caminantes argentinos.

San Agustín - Huila

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Y qué decir, dentro de este recorrido, cuando nos encontremos con la melodía de “La Garza Morena”, en la que se hace honor a “Alicia”, la primera novia del maestro Jorge Villamil) ; y en la despedida, “Me Llevaras en ti”, rogativa ante la bella amada para que desista de viajar al extranjero, dejándolo abandonado. Pero las historias siguen y vamos a “Algeciras”, antiguo centro de explotación cauchera y de quina, emparentada con “Los Aserríos”, toda una invitación a no seguir talando y desertificando. Siguiendo con el itinerario nos encontraremos con “Los Guaduales”, que abanican la corriente del río Suaza, y de golpe y porrazo estaremos de frente a “Matambo”, el gran gigante entre la cordillera y el Magdalena.) Saliendo de allí nos estará esperando “La Cimarrona”, quien con su picardía y en medio de chistes verdes, nos vende la chicha y el guarapo, y más “Al Sur Del Huila”, a punta de ciclismo y música, se nos aparece “La Laguna de Altamira”, sitio cercano en el que, durante una velada musical, los amigos del maestro Villamil lo encierran bajo llave. En paseo de olla “Tierra Yaguareña” y el “Valle escondido”, en Tesalia, cuna de grandes hombres). Sin perder el rastro, por las anécdotas de “Afánate afanador”, basado en el evento de las contiendas políticas, y “El Barbasco”, en el que se invita a la pesca sin pólvora ni elementos que dañen el entorno. Luego se nos aparece “El embajador de la India”, una amarga lección para políticos, militares y personajes incautos que aprenden de la realidad.

Psicología, arte y cultura. Un puente hacia la luz

Pero en esta “travesía” aparecen ciertas como “Caballo Colombiano”, un homenaje a todos estos amigos del hombre que le han permitido no sólo en la paz y en la guerra escribir sus grandes memorias como la de “Satanás”, el caballo predilecto del “Maestro Jorge Villamil”. Pero después irrumpe “El pájaro pitojui”, que no es otra cosa que una sarta de rencillas y componendas políticas. Luego, “El Sapo”, que se engrandece en un típico rajaleña de tipo grotesco. Después, en medio de los matorrales, aparece “El Tigre de Zalamea”, una burda y tétrica promoción turística. De pronto, sobre una rama, hace su entrada “El Pájaro Copetón”, un homenaje musical a personajes como “Rumichaca y el Negro Barreto. En otra rama del árbol asoma “El Pájaro Diostedé”, que daba señal de buen augurio, de humor y doble sentido. Entonces también hace su aparición “El Detenido”, una verdadera tomadura de pelo.

En el mes de Junio se nos presenta “La Estampida”, una pesada broma que nos jugaron unos “borrachos sinvergüenzas” al hacernos creer que la represa de Betania se había roto, y nos pusieron a correr por toda la ciudad en horas de la madrugada. Luego, seguimos con lo de “La Vaquería”, semblanza de las labores que se llevaban a cabo en la Hacienda El Cedral, del maestro Villamil. En “Llano Grande” se presenta una trifulca debido a los resultados malinterpretados a raíz de un reinado regional. En ese sector hacen su aparición “Los Pescadores” (Historias de pescadores en ríos y quebradas, con sus mitos. Luego nos encontraremos con “María Manuela”, la más alegre y descomplicada solterona de este recorrido. En alrededores de Villavieja se escuchan tonadas de “Alegre Voy”, notas sobre un animado amanecer en esa población. Aquí podemos agregar lo ocurrido en 1967 con “El Terremoto”, que nos sacudió a todos hasta el alma. “El Balay”, con su gracia del mueve para acá y mueve para allá, y en lo político se nos aparece “Sanpedriando”, que hace mención a ese barullo de políticos garzoneños, en el gobierno de Misael Pastrana. Tratando de arreglar la cosa en este paseo por el pentagrama, se nos ofrece “La Mistela”, que año tras año corre

Iglesia cerro de Monserrate. Bogotá, D.C. Fotografía

a borbollones en todas las casas para alegrar las fiestas de San Juan y de San Pedro y que se convirtió en toda una tradición culinaria.

Para variar el colorido de este viaje, les voy a presentar “La Zanquirrucia”, tierna representación, convertida en un homenaje a una modesta señora que prestaba sus servicios en la Hacienda El Cedral. De esta manera termina este recorrido musical y representativo de nuestra cultura huilense, apunta de tiple y mistela.

*(Ibagué, Tolima. 1947) Guía de Turismo, T:P 948 •••

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Psicología, arte y cultura. Un puente hacia la luz

rock pesado

“Músico”. Escultura alto relieve. Álvaro Zarama

El

Carlos Eduardo Pabón*

como alternativa de saber

El título parece curioso y lo es. Los académicos, sentados en sus sillones de intelectualidad descocida, no tolerarían la blasfemia. Por otro lado, a los rockeros de lo pesado no solamente les importa un comino esta problemática, sino que no les importa que no les importe. “Deja esos dilemas para los que no tocan la guitarra”, gritaría diverti10

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do algún amigo dueño de sí mismo. No importa, aun así, relacionar al rock pesado con la epistemología no es jugar a los turistas académicos, ni obligar a una experiencia a que se alinee en las categorías semióticas. Es fundamentalmente ubicar al rock pesado como vinculado a una cierta historia del saber que no pasa por las enciclope-

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dias sino por los laberintos. Historia del saber que se vincula heréticamente a una problemática de la verdad. Verdad sucia, verdad reventada, verdad que no se reconoce en los espejos de la ciencia oficial sino en los charcos de la locura. La locura, como experiencia, tiene su historia; el rock pesado, ligado a ésta, tiene sus palabras, sus profetas y sus diferencias. La historia del rock pesado está ligada eróticamente al saber de la locura y a la verdad de la misma. Locura no es aquí deficiencia ni consigna, es experiencia.

No de la que se adquiere con los años, sino de la que se pierde con la muerte. Experiencia de lo oscuro y lo roto como rostros de las verdades desaforadas. Práctica de la sinrazón como única razón de la experiencia. Se arriesgará la línea a problematizar: la fuerza del rock está ligada a las dos dimensiones que la historia de la demencia ha resaltado: su dimensión trágica y su dimensión crítica. En la Edad Media, la locura tenía un rostro fascinante: exorcizaba la gran muerte prometida por los delirios religiosos. La locura era una carcajada desafiante del Apocalipsis: “Loco como soy, la muerte no me asusta, yo la conozco en vida”. Pero no sólo eso, la locura implicaba ese saber de lo negro, ese saber de lo bestial, ese saber del goce que el catolicismo no soportaba sino llamándole diabólico. Los locos navegaban, los leprosos se despedazaban y los pintores, como el Bosco, alucinaban lo que miraban y pintaban lo que alucinaban. Pero la fascinación duró poco, pues los hombres del siglo XVI descubrieron en la locura una veta ligada a la razón y no al furor del desorden.

Esta extraña relación de la razón con la locura llevó a la primera a proponerle a la segunda un arreglo honorable para las universidades y las religiones: los filósofos hablarían de la locura convenientemente si ésta aceptaba un exorcismo razonable. Locura sí, pero como forma de llegar a la esencia del hombre, es decir, por la vía de lo negativo; si bien la locura está en el espíritu humano, no es su esencia. Pero la locura no se apaciguaba con discursos honorables. Su dimensión trágica, es decir, ligada al saber del mal, del desorden,

del goce y de los excesos, no dejó de gritar en forma de pintura, de literatura y de muerte. Cervantes nos dejó el Quijote de su mancha; Artaud no sólo hizo un teatro de la muerte sino que con sus cartas mostró la luminosidad del lado oscuro de la desesperación; Van Gogh, pintando zapatos rotos, hizo excitarse a Heidegger que, desde entonces, reconoce allí al arte. La lista de los resistentes a la racionalidad acartonada se extiende más allá de los locos conocidos; el anonimato de muchos otros muestra el rostro cicatrizado de la institucionalización de la cordura. Si bien la edad clásica, como demuestra Foucault, aisla, encierra y designifica a la locura, la crisis de la razón como legitimidad estalla a fines del siglo XIX y principios del XX. En esos siglos se abren las pandoras y lo que estuvo callado mucho tiempo retorna, ya no como fiesta pictórica, sino como un nuevo estatuto en el campo de la vida cotidiana y del saber. Hegel, que se había nombrado el último filósofo, es recibido con bombas conceptuales pronunciadas en su mismo idioma: Marx le rompe la ilusión con la materialidad de la historia; Freud abre el saber absoluto mostrando que la verdad no estaba en las óperas de la razón sino cuando ésta desafinaba en un sol mayor… y negro. La subversión freudiana no consistió en demostrar que la infancia no era una fase rosa y desexualizada sino un borbotón de pulsiones locochonas. Eso ya lo sabían hasta los más miopes. La subversión del psicoanálisis es del orden de lo epistemológico. Freud encuentra la verdad en lo sucio, en lo roto, en el silencio que gritaba. Con esto se daba un nuevo estatuto a la verdad, al demostrar que en ese oscuro pulso de lo sexual y la muerte estaba la dimensión propia del sujeto. El psicoanálisis es el discurso que, nacido de las entrañas del siglo XX, demuestra que es en esa dimensión trágica e irreverente donde se producen los relámpagos de la verdad.

El rock pesado toma de allí sus fantasmas y sus raíces. Quizá el origen del rock se encuentre en el anudamiento de lo que Borges llamó la historia de la infamia; si no hubieran venido los negros a •••

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América quizá ese maravilloso rhythm and blues no hubiera surgido como un violento lamento por el África sometida a las violencias blancas. Como quiera que sea, es en esta dimensión trágica de la historia de la verdad de donde el rock toma su sensualidad destructiva y su fuerza creadora.

Entre el mundo comercial y el underground no deja de manifestarse en las letras de casi todos los grupos rockeros; desde la famosa simpatía por el diablo, de que hacían gala los Rolling Stones, hasta el alucinado nombre que tomó un grupo de rock mexicano, los Rockins devil´s. Desde las súper portadas y rock-hiperbólico-terrorífico de grupos como Iron Maiden, psicópata como Cannibal Corpse, parafilico como Waco Jesus, hasta los trágicos viajes interminables en los que se fueron Jim Morrison, Janis Joplin, Jimi Hendrix y otros grandes. Bueno, podría nombrar que en los sesenta el culto al rock incluyendo el pesado ligado a lo diabólico; en los setenta un rock lleno de sinfonías blasfemas como el Devil Woman de Deep Purple, y en los ochenta esa crítica radical que fue el ritmo y las letras de los Sex Pistols desde el punk o el rock gótico de The Cure entre muchisisimos más.

Pero no sólo en las letras y en los viajes se dimensionaba esta forma de desarmar la compostura legitimada por las buenas conciencias.

En el campo mismo de lo musical, lo diabólico tenía su lugar. No sólo porque en el origen de todo canto negro exista, junto con la parte rítmica, una línea herética, sino porque es sabido que muchos músicos usaron una cierta nota musical que estaba indexada por el Santo Oficio y que fue llamada el trítono del diablo. No se trataba de dimensiones místicas sino de herejías estéticas.

Peor, la estética o estaba ligada al furor o no era. Verdad de lo diabólico, estética de lo terrorífico, viajes de lo trágico, el rock escribe con sus explosiones sonoras y poéticas una brillante página en la historia de la verdad. Pero el rock no se reduce a un lugar en esta extraña trama. En relación con la historia del saber, ocupa una posición ligada a otras prácticas. El rock como discurso forma parte de la crítica radical que la modernidad clava en la carne de la tradición occidental.

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La episteme moderna puede ser retratada en una posición crítica, en una pregunta por el sujeto y en una redimensionalidad: el lenguaje como su arma fundamental. El rock está fundamentalmente vinculado con la crítica, es por ello que se privilegiara esta dimensión. En la modernidad, el saber pasa a la acción y para que esto suceda es necesario que se establezca como crítica y deconstrucción de saberes anteriores. En el campo de la poesía, el movimiento beat ya había mostrado a finales de los años cincuenta el poder de la palabra como contestación. Los surrealistas, desde los años veinte, habían hecho una revolución en el campo del lenguaje al dimensionar al sueño y sus vinculaciones con el deseo como la materia prima de la escritura poética.

El erotismo como escritura tomaba cuerpo en la historia. Los libertinos y los románticos habían hablado de lo erótico y herético en el campo de lo literario. El surrealismo y el movimiento beat lo hacen como pasión contestataria, es decir, como una posición crítica. En el rock se retoma lo poético como crítica y la crítica como grito y posición.

El discurso del rock pesado critica con todo su dispositivo “existencial”.

El rock hace discurso en un momento en que la escritura se convierte en música. La música era el discurso por excelencia de los años sesenta. Pero decir discurso no es decir rollo, es decir lazo social. Decir discurso es decir una práctica del vivir y del morir. La moral estalla y de aquellos finales de los cincuenta donde se comenzaba con el tímido “I wanna hold your hand”, se terminaba con un claro “Led spend the nigtht together”. Los extraños en la noche no bailaban pegaditos en fiestas llenas de rubor y corbata, ahora los hoteles se llenaban de los que buscaban satisfacción. En los sesenta, el rock acompaña a las revueltas estudiantiles y los movimientos de minorías marginadas. La crítica toma los campus pero también las islas musicales. Vietnam se convierte en tema obligado de la contestación estadunidense y la sexualidad viene a suplir a la guerra. Seamos exactos: no era sólo la sexualidad, era el amor como acto

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profundamente sensual y no como actitud moral. La imaginación intenta tomar el poder y con ella el cuerpo… sí, también el social. La realidad explota con las nuevas formas de viajar sin moverse y la sicodelia inaugura la era de los viajes cósmicos automáticos. Bailar con Lucy in Sky of Diamonds era un alucine que ninguna otra época pudo vivir. La crítica llegaba hasta allí: ni la mirada quedó intacta, por lo tanto todos los colores y sus perspectivas se relativizaron. El deseo no necesita valerse del sueño para satisfacerse alucinatoriamente: el deseo se alucina. El cuerpo se expande y los sentidos se exaltan. ¿No hay, acaso, una profunda subversión del saber cuando la dimensión de la verdad de lo inconsciente se mira y se experimenta despierto? Hasta aquí se ha mostrado la fuerza del rock pesado vinculado a estas dimensiones críticas y trágicas. Pero es hora de ser más explícitos.

El rock se establece interrelacionado con una posición en la historia del saber: la de la crítica radical a la racionalidad occidental. La epistemología puede ser la explicitación de las condiciones históricas y conceptuales que permiten dar cuenta de las configuraciones del saber y sus diferentes formas de establecerse como prácticas discursivas. Es en este campo donde la discursividad del rock ocupa un lugar fundamental.

Todo lo que puede ser llamado movimiento del rock con sus diferentes épocas (no es lo mismo aquel ritmo acelerado de letras alocadas de los cincuenta que la aristocracia sinfónica de

“Músico”. Escultura alto relieve. Álvaro Zarama

Yes), sus diferentes posiciones. (Sting no canta lo mismo que Rod Stewart aunque lo haga en el mismo idioma), con sus diferentes etiquetas (light, heavy metal, old wave, punkyrock, guacarock) implica una producción inédita de un saber que se estructura diferente de aquel de las academias de Newton. Sin embargo, ello no le quita validez, se la confiere en su diferencia.

(Neiva, 1974) Psicólogo de la Universidad Surcolombiana

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Artista invitado

Luis Losada (portada)

Guillermo Garzón Romero*

Artista NEIVANO, pintor con un largo recorrido, producto de la Escuela de los maestros Antonio Madero, Luis Cháux, Jaime Ruiz, Nubia Lamilla, Arturo Flórez y otros, escuela a la que se ingresaba por vocación y aptitudes.

Tiene trabajo como dibujante, cartógrafo, retratista y pintor. Tuvo la fortuna de viajar al viejo continente y visitar museos en Europa, Israel, Egipto, contemplando los grandes artistas clásicos y modernos.

Lucho ha sido constante con el oficio, con sus responsabilidades, y lo hace para su satisfacción más que por un resultado económico. Su familia así lo entiende, lo apoya y lo anima, y sus obras cuelgan en las habitaciones de su casa, las de sus hijos, en la oficina donde laboran. Es la presencia del padre abuelo-artista que se quiere y perdura.

Es un artista que se estima y se hace estimar. Sus amigos lo reconocemos, y los que tienen el placer de poseer sus obras entienden que son obras merecedoras de respeto y elogio por su calidez, son figurativas, de contenido, y su arte popular nos muestra los dramas reales de la sociedad por la supervivencia: vendedores ambulantes con su ingenio, concentrados en los parques de la ciudades, contrastan con el urbanismo y el establecimiento, tan visibles como desatendidos e ignorados por otras víctimas de otras tensiones.

A todos ellos, Lucho los apropia en su obra. Ésta se distingue, se caracteriza por su expresión, es el fruto de sus años de experiencia y su conocimiento. Pinta, y pinta bien, para quienes tenemos el gusto de conocerlo, para bien de nuestra ciudad, nuestro departamento y del país. *(Algeciras, Huila. 1.949) Artísta plástico y curador de arte

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Luis Losada (Neiva, 1949) Artísta plástico

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Entrevista

El Descreído Entrevista a Plinio Apuleyo Mendoza

Marcos Fabián Herrera*

L

o he escuchado conversar en su impecable francés con su ahijada Luz Minetti. Su voz, matizada en inflexiones de tonos y giros solemnes, conjuga con sus expresiones mayestáticas y vestimenta de acendrado santafereño. Su presencia no oculta su membrecía palaciega y su conversación, sembrada de alusiones eruditas y remembranzas cortesanas, no sospechan del aguerrido prosélito del catecismo marxista que fuera en su mocedad. He evitado que nuestro diálogo se encauce por el trajinado anecdotario que comparte con nuestro patriarca literario, el nobel de Aracataca. Su calidez me ha desdibujado al servil amanuense del poder que han caricaturizado en abundancia sus detractores. Él, pertinaz cultor del diálogo, ha desbrozado de prevenciones este encuentro.

P: En Años de Fuga, el retorno de Ernesto y Javier a París está permeado de nostalgia. ¿Es ese viaje, una catarsis que el tiempo reclama necesario para conjurar fantasmas del pasado?

R: Es muy probable que obedezca a esa necesidad. Ernesto y Javier vuelven veinte años después a una ciudad que quedó para siempre adherida a los mejores recuerdos de su juventud. Y ambos, en el fondo de sí mismos, necesitaban ese reencuentro.

P: Me resulta inevitable cotejar Años de Fuga con una novela de un habitual antagonista suyo como lo es Sin Remedio, de Antonio Caballero. ¿Es a su manera cada una de ellas un museo de vindicaciones metaforizadas en personajes paradigmáticos de instancias generacionales comunes?

R: A mí siempre me gustó esa novela de Caballero. Encontré que ella daba un nuevo nacimien16

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to a la novela urbana en Colombia. Perteneciendo a la misma generación y compartiendo sus vivencias, no me extraña que exista la identidad señalada por usted.

P: El tratamiento de la violencia que subyace en la vida de los distintos seres de El Desertor le otorga al libro un blindaje literario frente a los maniqueísmos y los retratos sociologistas. ¿Pue-

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de señalar su apuesta ficcional con temas de tanta exigencia literaria como los abordados en ese libro de cuentos?

R: Es cierto que los maniqueísmos políticos simplifican o deforman el tratamiento de fenómenos como el de la violencia. Para mí los sueños revolucionarios tuvieron las derivaciones descritas en El Desertor.

P: El español Juan Goytisolo ha reclamado el derecho que tiene el escritor de saber callar y no producir más. En su caso, después de tan afortunadas creaciones, el silencio literario esperamos sea el señuelo premonitorio de nuevas invenciones…

R: Sí, voy a poner fin a ese silencio con una novela que terminé hace poco tiempo y que lleva por título Entre dos aguas. La trabajé durante cuatro o cinco años. Es una novela ambiciosa. Ya veremos lo que dirán lectores y críticos cuando aparezca.

P: Su cercanía afectiva lo autoriza para conceptuar sobre una escritora que el tiempo demanda recobrar del olvido editorial. ¿Qué valoración le da a la obra de Marvel Moreno en la literatura Colombiana?

R: Marvel quedará –o deberá quedar– como una de las grandes escritoras colombianas. Sus cuentos y su novela En diciembre llegaban las brisas tienen una profundidad y una calidad literaria excepcionales.

van” vienen y “Felices ro lib l e d Cubierta

P: ¿Qué lazos nutricios se trenzan entre el poder y la literatura?

R: Prefiero que no haya lazos entre el poder y la literatura. La literatura debe siempre emanciparse del poder.

P: Con las imposiciones del descreimiento y el pragmatismo contemporáneo, ¿qué dimensión asumen las invocaciones ideológicas en el tiempo actual para el escritor?

R: No creo en las ideologías. Se han convertido en algo parecido a un credo religioso. Como bien lo decía Jean-François Revel, son construcciones teóricas a priori que la realidad, parcial o totalmente, acaba refutando.

P: ¿No le incomoda coincidir con causas que comúnmente la esfera intelectual acusa como estandartes de la oficialidad?

R: Las únicas causas con las que coincido son las que anima en Europa un pensamiento liberal, enemigo de toda opresión, pues defiende la libertad política y económica. Sí, suelo ser combatido y deformado con rótulos denigrantes como el de “neoliberalismo”. Me opongo a los autoritarismos de izquierda o derecha y a las ideologías que los amparan. En cuanto a Colombia se refiere, me inquietan las ciegas polarizaciones que ignoran matices e impiden una discusión válida. * (Pital, Huila. 1984). Licenciado en Lingüística y Literatura Universidad Surcolombiana

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Paseo al volador

en septiembre de 1932

Luis Carlos Figueroa*

Crónica de una fotografía

Esta fotografía perteneció al archivo de mi padre Luis Carlos Caycedo Daza, abogado egresado de la Universidad Javeriana en la Facultad de Derecho y Ciencias Económicas en el año 1945.

Relataré sobre la fotografía, que me parece muy bella hoy, por el compañerismo, la osadía y la aventura de estos muchachos en este paseo, perfilados ya como unos hombres con grandes proyecciones futuras.

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“El volador” es un puente ubicado a unos 10 kilómetros de la ciudad de Neiva, sobre el río las Ceibas, en el lugar donde se bifurca la vía que conduce a San Antonio del Pescado y san Vicente del Caguan (Caquetá). Esta fotografía fue tomada el 25 de septiembre de 1932, cuando él tenía 17 años. Así aparece escrito en el respaldo de la fotografía, con puño y letra de mi padre, día en que este grupo de once muchachos de la época en la fotografía encontramos diez más el que tomó la

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fotografía, se lanzaron a su aventura de caminar aproximadamente unas cuatro horas para llegar a este bello lugar, ubicado en las estribaciones de la cordillera Oriental de la ciudad de Neiva. Narraré ubicándome en la época.

Unos días antes del 25 de septiembre se reunieron estos muchachos, que vivían en el barrio El Altico, para acordar el día de salida hacia “El Volador”, lugar ubicado en las afueras de la ciudad, a unos 10 kilómetros de distancia por la vía al Oriente que conduce hacia San Antonio del Pescado. Para eso tendrían que llevar el burrito de Pablito, que les cargaría todo los alimentos que transportarían para quedarse en la finca de los padres de uno de ellos, ubicada cerca del volador. La finalidad era quedarse unos dos días.

Saldrían a las 6 de la mañana, algunos descalzos y otros con alpargatas de cuero, zapatos, pues así lo vemos en la gráfica, con buenos sombrero de pindo, camisas de manga larga blancas y algunos con sacos para contrarrestar el frío que hacía en lo alto de la cordillera.

Estos muchachos oscilaban entre los 15 y 25 años. Se ven sonrientes y algunos serios, los mayores. A mi padre lo vemos sentado de izquierda a derecha, el segundo. Los demás amigos eran pertenecientes a varias familias de la ciudad. El trayecto de la carretera se ve destapado en esa época, incluso podemos ver que la vía está poco transitada por vehículos, pues se ven escasas señales de carros. Parece que el trayecto era un ca-

mino transitable a pie, y por los caballos y mulas de carga de los arrieros de la época se ve muy seco el terreno, pues considero estaban en verano.

La fotografía fue tomada hace 79 años y aún se conserva intacta. Podemos apreciarla en la publicación. Lo más llamativo es la camaradería que hay, y que observamos, de todos ellos, muy felices en su aventura. Podríamos calcular que cámara era la que utilizaron. ¿En qué lugar se encontraban dentro del recorrido? ¿Quiénes eran los demás participantes? Supongo que eran de varias familias de Neiva, que todavía su descendencia estará vigente, para que pudieran ver y leer el texto y así compartir e identificar a algunos de ellos. Algunos pueden ser de prestantes familias o de familias humildes. Pero lo que sí sé es mi padre vivió en esa época por los lados de la calle 7ª con carrera 10ª, en la esquina diagonal al colegio Itre, en Neiva. Esto me lo contó en vida el fotógrafo Héctor Álvarez. Me contó, de igual manera, que a mi padre poco lo dejaban salir, y ellos se comunicaban por una pequeña ventana de la casa, que tenía el cabello muy largo y que coleccionaba cajitas de fósforos, donde hacía anotaciones curiosas.

De modo que si alguien identifica a alguno de su familia, que se comunique para compartir el texto y la fotografía. En el próximo relato escribiremos sobre una fotografía del equipo de Neiva de 1935. * (Neiva, Huila. 1954). Periodismo cultural.

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Biografía Ciencia cósmica

Helena Luis Carlos Figueroa*

Petrovna Blavatsky

E

n el siglo XIX es una de las figuras mundiales más notables. Revolucionaria, desafiante ante las ortodoxias que imperaban en la religión, ciencia, filosofía o psicología.

Investigó sobre la verdad, rasgando muchos velos que parecían una blasfemia revelar, siendo por esto ultrajada, pero trabajó por el ´´servicio de la humanidad´´ demostrando su sabiduría al dejar su obra para las generaciones futuras.

Nació entre el 30 y 31 de Julio de 1831 en Ekaterinoslav, al sur de Rusia. Fue una niña indócil, descendiente de una larga línea de hombres y mujeres poderosos y altivos. La historia de un linaje es la historia de Rusia. Siglos atrás los Nómadas Eslavos entraban por las regiones del Centro y Oriente de Europa, se establecieron en Nougorod con su propio gobierno, dándose luchas entre ellos mismos que no pudieron solucionar. Para ello llamaron a Rurik (862), jefe de una tribu ´´Ross´´, hombres escandinavos.

Rurik estableció un gobierno civil de Novgorod.

Rurik gobernó por espacio de 15 años. Su hijo Igor y su sobrino Oleg consolidaron su poder en el Oeste y Sur; Kiev se convirtió en principado y gobernaba el soberano de Rusia. Al cerrar de los siglos los descendientes de Rurik se expandieron en son de conquista. Vladimiro I escogió el cristianismo, Yaroslao el sabio estructuró los códigos y ´´Derechos Rusos´´. El sexto hijo de Vladimiro,Yuri, fundo Moscú y su dinastía dio origen a los grandes Duques que gobernaron 20

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y como siempre luchando entre sí fieramente.

En 1224 los Mongoles aprovecharon la falta de unión y gobernaron. Iván IV se coronó como Zar. Tuvo influencia hasta la época de los Romanoff, hasta la muerte de la abuela de Blavatsky, la princesa Elena Dolgorouki.

Como se aprecia, la familia de Helena Petrovna

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era de uno de los primeros rangos en Rusia. Su padre, el capìtan Peter Hahn, descendía de los cruzados Mecklenburg, los Rottenstern Hans.

Su madre murió cuando ella tenía once años, pasó Helena su niñez con sus abuelos los Fadeef, en una vieja mansión en Saratov, que cobijaba a muchos miembros de la familia, criados y asistentes por su abuelo gobernador de Saratov.

La naturaleza de Helena, poderosamente psíquica, tenía capacidad de comunicarse con los mundos sutiles e invisibles. Fue brillante lingüista y música; adquirió sentido científico. En 1848, a los 17 años, contrajo matrimonio con el general Nicephore Blavatsky, gobernador de Erivan. A los 3 meses abandona el hogar y huye a casa de sus familiares, luego sale de Rusia.

En 1851 encontró a su maestro físicamente (hermano mayor). Fue su discípula, aprendió a controlar y dirigir sus fuerzas naturales. Aprendió a recibir mensajes de sus maestros y a transmitirlos a sus destinatarios. Fue una peregrina, vivió en los Himalaya estudiando en monasterios (estudió la vida y las leyes de los mundos internos). Esto lo escribió en el libro ´´La voz del silencio´´. En 1873 fue a los EE.UU para realizar la obra que le había sido encomendada.

Demostró a los Americanos sus propios poderes declarando que existía un antiquísimo conocimiento de las más profundas leyes de la vida, profesado por los´´ Maestros´´. Para concretar su trabajo y declaraciones escribió Isis sin velo, en 1877 y La Doctrina Secreta, en 1888, obras transmitidas por los Maestros. Constituye en los EE.UU la Sociedad Teosófica, quienes invitaban a la fraternal cooperación. Se le encomienda persuadir al Coronel Henry Steel Olcott para cooperar en la formación de la sociedad. En 1879 fueron a la India. La sociedad se extiende de país en país. Estos pioneros hallaron oposición e incomprensión.

Así, escribió en el prefacio de la Doctrina Secreta: ´´Estoy acostumbrada a las injurias, me hallo en relación diaria con la calumnia y ante la maledicencia me sonrió con silencio desdén´´.

La época brillante de H.P.B fue la que pasó en Inglaterra entre 1887 y 1891.Organizó la sección esotérica de la Sociedad Teosófica. En 1890 más de un millar de miembros permanecían bajo su dirección. La Doctrina Secreta se define por su título: 1. Lograr las verdades universales a través de la cooperación de la cosmogénesis de los antiguos.

2. Proporciona una guía para revelar la verdadera historia racial de la Humanidad.

3. Levanto el velo de la alegría y del simbolismo para revelar la belleza de la verdad.

4. Presenta al Intelecto anhelante a la intuición y a la percepción espiritual, los secretos científicos del Universo para su comprensión. Ellos siguen siendo secretos hasta tanto no sean comprobados.

H.P.B falleció el 08 de Mayo en 1891. Fue reverenciada por muchos millones, porque fue el faro que iluminó la senda a las alturas a los cuales todos deben ascender.

Tomado del libro La Doctrina Secreta, tomo 1. * (Neiva, Huila. 1954). Periodismo cultural.

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Gobernación del Huila Secretaría de Cultura y Turismo

Concurso Departamental de Literatura 2011 Cuento “Humberto Tafur Charry” Primer puesto

El día antes de mi muerte Diógenes Díaz Carabalí*

In memoriam a Alonso Bambagüé … aunque mis cadenas están hechas de césped y pintura doméstica, me sujetarán hasta el día de mi muerte.

John Cheever Estoy mirando un desnudo. Un lienzo cargado de violeta. Una muchacha abraza no sé a quién mientras se agita. Lo único que no me gusta del desnudo es la pared con sombras que se dilatan hasta el cielo, y se pierden entre otras sombras reflejadas por el pequeño bombillo con su luz de oro, corresponde a un reflector opaco y sin potencia que pone mi figura transparente sobre el cuadro, y cuando puedo mirarlo desde otro ángulo me gusta porque distorsiona los perfiles, los brazos de la chica no son tan flácidos, las piernas no son tan contorneadas, el perfil se mueve —a veces titila— y el cabello parece andar sobre el lomo de un caballo además agitado por el viento. Todo se mueve, y si miro el cuadro fijamente, mi alrededor comienza a girar, voy dentro de un torbellino, quiero decir que me elevo y me sumerjo, giro sobre el mismo plano y los colores se vuelven un emplasto difuso, a veces cerrazones cargados, parece un mar acolchado que se mueve, con la intensidad que no puedo detener mientras escucho el murmullo de mis hijas, mientras el televisor informa sobre Libia y las violentas explosiones que simulan la guerra parecen arrancar el cristal de la pantalla.

Una mujer saluda desde el living, ha entornado la puerta, avanza hasta quedar junto a mí, es la misma mujer que duerme a mi lado, que trasnocha con mis fiebres, junta sus pies a los míos, entrelaza sus piernas con las mías y me habla en las noches, tarde, cuando me desvelan los pensamientos y padezco de afonías mientras no sean graves, porque si lo son

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“Flores”. Oleo. Ana María Uribe

se levanta y trae la bacinilla para que vomite ese esputo sanguinolento que no puedo detener, que antes parece atosigado en mi cuello, hace estremecer mis entrañas y crea círculos flotantes cuando lo derramo sobre el piso con bombas de aire y permanecen así, esponjadas, un ojo de buey que mira aunque vuelva el rostro, aunque ignore la asquerosidad que si no vienen pronto a asear se revuelve y expele un olor a vómito de perro. La luz se hace difusa, apenas la mujer entra se pone de espaldas por el otro lado de la cama, sentada murmulla oraciones en voz baja, me ofrece algo de alimento y yo no le respondo, me dice que coma, come, está rico, miro el colirio que deambula por sus ojos cuando acerca su rostro para rozarme con su aliento, sus cabellos frente a mí también me duelen, hurgan en mis pupilas cansadas esos ásperos cabellos olor a polvo, después se baja hasta mis pies y comienza

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a frotarlos sin conseguir que suba la temperatura, porque están profundamente cristalinos, profundamente tiesos, profundamente yertos, y le digo que deje así, nunca volverán a calentarse.

Hay otras voces. El hombre que habla. Pregunta por mí en un idioma que no entiendo. Pasa por cada uno de los presentes y les toma la mano, saluda en voz baja, parece un murmullo, no quiero verlo, solo adivinar cuando dice que es hora de la medicina y derrama sobre mi rostro unas gotas del jarabe dulzón que siempre me da a esta hora. Ya sé que tengo que volver los glúteos. No me importa, no siento la hipodérmica, clava la aguja una vez en una nalga, la próxima en la otra, apenas miro su rostro cuando pone el fonendo en mi abdomen y se queda escuchando una eternidad las palpitaciones de mi corazón débil, es el golpeteo de un pájaro carpintero cansado que interrumpe el silencio marchito de la alcoba cuando ya no hay tiempo, cuando el tiempo se esfuma, cuando apenas puedo ir a la sala a detenerme frente a la pintura, frente a los trazos difusos que a veces se desparraman por el lienzo y por los muros, que a veces se vuelven vivos simulacros de lo que carezco, como si mi vida se estuviera estampando en los colores, en los rosados tiernos de aquellos muslos, en los rubios cabellos que parecen agitarse, en el vientre plano de una figura que no come, en los pies recortados por el borde inferior del cuadro que parecen huir de mi presencia. El hombre va a marcharse.

Vuelve y habla en voz baja. Antes toma la mano de cada asistente y esculca en la mía, sólo en la mía para estar seguro. Golpea la puerta de la habitación, hace ruido al bajar las gradas, entona una canción extraña, cada día una nueva canción, que escucho hasta cuando se sube al auto y acciona el encendido. Me quedo escuchando el ruido del motor que se marcha calle abajo, el chirrido de las llantas cuando frena en el primer cruce, y cuando se confunde con los demás autos.

La mujer vuelve a recostarse. Ahora parece agitada. Está rendida. Me asusta su ronronear de gato angora, que hace silbar los alveolos de sus fosas nasales. Se vuelve tan estática… siento deseos de llamarla porque de nuevo se presenta la agitación.

Vendrá un ataque convulsivo, y el vómito que no podré depositar en la bacinilla. Se presenta en un torrente de impulsos, de contracciones del tórax, de agitaciones abdominales, a duras penas puedo voltear la cabeza para depositarlo sobre la sábana, cuando lo hago parece que me siento mejor y puedo levantarme aunque el dolor de cabeza es intenso,

una migraña que padezco desde niño heredada de mi madre. Veo rayas oblicuas delante de mis ojos, aros caprichosos y luces diminutas que se dispersan a medida que avanzo entre las sombras. Tengo la impresión de que la mujer de la cama no está, de que se ha subido al lienzo, Se ha plasmado en la pintura, ni siquiera viene a asear y a quitar las sábanas manchadas con el vómito, olor a medicinas, a las tinturas aplicadas en mis glúteos, al jarabe suministrado por el hombre siempre que viene y dice llegó la hora de tu medicina y comienzo a caminar en ángulos caprichosos, en un vaivén incontrolable, con la borrachera de mi incapacidad para desplazarme recto, extraviado el sentido de la orientación, para detenerme junto a la puerta que se niega a abrir, que no puedo abrir, que se sostiene rústica en el marco agarrada al picaporte que no puedo alcanzar con mis manos temblorosas, y cuando logro asirme a ella las lucecitas son más intensas, los aros frente a mis ojos son más locos y las rayas se desplazan a mayor velocidad. De nuevo mi tórax se agita. Parece que mi cabeza esta vez sí estallará.

Recuesto la cabeza sobre la madera de la puerta.

Vomito después de nuevas contracciones de mi abdomen. Ni siquiera me entero que he manchado el muro que mantienen pulcro, y me quedo escuchando todos los sonidos, el grillo lejano de la calle, los autos que transitan esta vez sobre el pavimento mojado, el pito de los autos sobre la avenida, la sirena de una patrulla de la policía que suena enloquecida, la respiración de los habitantes de la casa, con breves pausas como si fueran a morir de afonía, la nevera que por momentos lanza chillidos ambiguos, el contador de la energía que parece constante en marcar los kilovatios sin medir las consecuencias, en la lluvia lenta que cesa por instantes, en el frío que se engarza a mis hombros y arropa mis pies, en una garza solitaria y lejana que lanza graznidos a esta hora, en el tres pies de las tres de la madrugada que canta como una mala premonición, todos los ruidos acumulados, tan nítidos que se meten en mis sentidos y buscan causarme miedo, hacen que frote mi estómago escurrido, vacío, que frote mi cuello esquelético que no permite el paso de los alimentos, los gustos que aprecio, el sabor del vino contenido en las gotas cárdenas, transparentes, escurridas del fondo de un copa, pienso también en el cautivante olor de un pernil de pollo expelido por el horno cuando está a punto, en la suavidad del postre Eduardo Santos que Faiber suele llevar a las reuniones sociales, en la hostia de la iglesia con la pretensión de conseguir la salvación eterna, y me doy cuenta de que he recuperado mi conciencia, mis sentidos se han avivado, •••

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Psicología, arte y cultura. Un puente hacia la luz

mis manos palpan claras la gravedad de mi estado, mis huesos pronunciados, mis cabellos miserables, desaparecidos, los vellos de mis axilas alargadas, el diapasón seco de mis costillas, y puedo apreciar en el tocador toda la tristeza de mi rostro, lo lánguido de la mirada de ese otro yo que está metido en el espejo porque teme a la muerte que no temo, sería mejor que escapar del dolor, escapar a la desgracia que me persigue desde el día en que me dijeron que tenía cáncer de estómago.

Logro abrir la puerta después del vómito. Avanzo por el pórtico entre las habitaciones. Alcanzo las gradas y me prometo bajarlas una a una hasta llegar a la planta baja. Allí todo es silencio. Ahora escucho el canto del grillo, el ruido de los autos, la bulla de la nevera y el sonido de la patrulla que continúa agitada por entre las mudas calles. Ya no están las candelillas delante de mis ojos, ni los surcos oblicuos, ni los círculos caprichosos con sus tonos de vidrio. Es plano el horizonte de las sombras cortadas por los muros que apenas se dejan dibujar en la distancia cercana, las sombras los dilatan, los esparcen, tengo el presentimiento de que los muros se alejan, de que el horizonte es infinito, sin límites, más allá de la atmósfera, más allá del cenit azul que se vislumbra en las noches despejadas, pero las siento con mis manos, palpo las paredes y en el descenso no termino de bajar, las gradas se han hecho perpetuas, se dilatan, van agregándose hasta un fondo luminoso que se esparce por todos los rincones, es como si la escalera continuara descendiendo a las estrellas, como si las estrellas estuvieran retratadas en un

pozo, como si todas los cosas se hubieran invertido, como si estuviera suspendido bajo el piso que ha dado la vuelta.

Ahora estoy acostado, con el rostro hacia abajo pero viendo el horizonte. Miro el cielorraso y los muros y las sombras que se mueven, y los rostros que me miran y la pintura del desnudo, estática, indiferente, con la inocencia de mostrar nada, solo desnuda la mujer de trazos finos, de cabello un tanto oblongo, abundante y brilloso, con el dorado esparcido sobre sus espaldas, y los ojos profundos, cristalinos, como el pozo que miro hacia el abismo.

Alguien me toma del cuello y levanta mi cabeza.

Otros vienen y me agarran por los pies y los hombros. Permanezco con los ojos cerrados. Escucho el silencio que es infinito. El sopor de los años reunidos este día que pasa frente a mis ojos, la tranquilidad de no sentir dolor y la frescura de la fiebre que escapa. Me depositan sobre mi cama blanda, tibia, y vuelvo a sentir el aliento de las voces calladas que se esconden tras los labios de los seres que me miran.

Cuando abro los ojos veo rostros conocidos, los de mis hijos, los de la familia, la mujer que se acerca a darme un beso, un beso que presumo de despedida, y la confundo con la mujer del desnudo que cuelga sobre una de las paredes de la casa. * (La Plata, Huila. 1954) Administrador de Empresas Autor de la novela “Lucía no desea su compota de papaya”

“Espigas II”. Mixta. Alvaro Riaños Azuero

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Gobernación del Huila Secretaría de Cultura y Turismo

Concurso Departamental de Literatura 2011 Poesía “José Eustasio Rivera” Primer puesto Alvaro Andrés Sotto Salinas *

El sexo de las flores

Diario nocturno:

(Pequeños Delirios) 10 de noviembre, La Habana Cuba He escrito un par de poemas en una servilleta, los he escrito con mi puño, sudor y letra los he colocado en un sobre blanco y los he puesto en un buzón, he escrito mi nombre sin destinatarios.. esperando que tal vez, quizás, alguien quiera contestar.

Hombres de Guerra: Revoluciones: Se que tenias amarrado mi destino a la punta de tus dedos sabia que estabas de paso que no tardarías, entraste y saliste tan rápido de mi vida, mi vida, que no hubo tiempo para despedirnos, te fuiste un día como este una tarde como esta; Desapareciste sin decir adiós, hasta luego, volveré.

Yo siempre fui un ser distinto, y tu soñabas con la revolución de una manera distinta, una revolución que hiciera estallar esta tierra en arco iris, una revolución de flores y de músicas una oración que despertara una nueva sensibilidad un orgasmo de miel y verdad.

Tu dibujabas tus sueños en el lienzo de mi mente y me los hacías creer, lo hacías entre besos, confesiones, susurros y caricias…

Bebiste de mí lo mejor de la vendimia exprimiste de mí mí virginal aliento. mis piernas largas y velludas fueron tu gran celebración mi sudor fue tu vino mis manos tu tazón, mi espalda ancha y firme fue la muralla en la cual te refugiaste pero fue mi corazón la cueva en que habitaste durante los tiempos iníciales de la guerra, de esta odiosa guerra; Hacer recorrer tus dedos como caminantes de la selva entre los remolinos de vellos de mis piernas alejaban tus miedos que eran como lobos feroces en la noches de sed y oscuridad, me gustaba convertirme en guitarra en viola o en violín me gustaba hacer brotar música de ti y de mi.

Algunas veces en momentos como este, en tardes vaporosas como esta me gustaba leerte estas cosas que hoy escribo, quizás algún día entre las líneas del recuerdo y del olvido tu las reencuentres tu las leas y me recuerdes, quizás las hayas llevado entre tus maletas entre tus medias y tu ropa, quizás en ese entonces recuerdes que siempre has tenido amarrado mi destino a la punta de tus dedos y que yo actuare feliz como una marioneta a la que nunca se le han roto las cuerdas de la vida de los sueños y el destino una función privada para ti una vez más,

(Neiva, 1983). Licenciado Educación en Arte. Universidada Surcolombiana •••

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Gobernación del Huila.

Secretaria de Cultura y Turismo.

XII Salón Departamental de Artistas Huilenses.

Primer puesto

E

l día 23 de Junio se realizo el fallo de premiación del salón que estuvo presidido por los jurados Luis Fernando Rozo Bernal y Luis Miguel Kuan Bahamón, quedando así: Primer lugar la obra “Paisaje “ y “Semillas de Arroz” de Gustavo Bermeo. Y la obra performance “Castigo” de Ramiro Losada. Mención de honor a las obras:”Bomba Zoo” de Juan Pablo Mosquera y al performance “Marliant” de Maryury León Hormiga.

Describiremos el primer premio, el autor y su obra. Gustavo Bermeo, nació en Altamira- Huila en 1.951, es agricultor y ganadero, pero con una gran tendencia hacia el trabajo del arte. Su obra “Paisaje” es la expresión visual del oxido en alta resolución de los alambres de púas que representan un imaginario de todos aquellos que están sometidos a un cautiverio y que por su mente lo único se manifiesta es esa imagen.

Y en “Semillas de Arroz” concreto armado-escultura-.Son aquellas vidas que tratan de sobrevivir del cautiverio de aquellas fortalezas conformadas por cantidades de concreto y alambres oxidados que indican el largo transcurrir del tiempo.

Así los expresan los curadores Roció PolanÍa y Jaime Ruiz en el siguiente texto sobre la obra .“Otro desperdicio de existencia s truncadas ,relacionado con la permanencia de la guerra interna, hasta ahora reconocida, son las pertenecientes a los militares que se pudren en las selvas colombianas; capturados por defender “la vida, bienes y honra” de los poderosos del país; quienes no siempre son tan honorables n honrados como consuetudinariamente se había creído y cuya muestra ,de lo mas grande, se encuentra en las principales cárceles del país o rodeados de sonados escándalos e investigaciones judiciales…”

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“Semillero de arroz”. Gustavo Bermeo

“Paisaje”. Gustavo Bermeo

Libros

Recomendados

Notas breves

El día 28 de junio recibió el grado en Derecho, la joven huilense Diana Lucía Ortíz Laiseca, otorgado por la Universidad Santo Tomás de Aquino. Éxitos en su profesión.

Tierra de promisión José Eustasio Rivera Alcaldia Mayor de Bogotá

Buen viaje, general Benhur Sánchez Suárez

Cuentos Latinoamericanos V Alcaldia Mayor de Bogotá

El día 9 de Junio se realizó el foro sobre las fiestas del San Juan y del San Pedro y la presentación del libro Felices vienen y van, editado por ediciones Índice y agorasalom, este último realizado por el Banco de la República en el auditorio de Comfamiliar Huila. Estuvieron presentes en el foro los señores Ricardo Ayerbe, Leo Cabrera, Guillermo González y Enrique Díaz Escandón, Director de Fomcultura, quien presentó el libro.

El día 16 de junio, a las cinco de la tarde, se celebraron los 106 años de creación del Departamento del Huila en el salón Tierra de Promisión del Centro de Convenciones José Eustasio Rivera. El evento estuvo amenizado por la Banda sinfónica del Huila y fue organizado por la Academia Huilense de Historia. En la ceremonia se entregó la Orden de La Gaitana al Señor Aníbal Roa, al doctor Roberto Liévano, Presidente de la Cruz Roja Colombiana y la Liga de Lucha contra el Cáncer.

El 16 de junio, en la Asamblea Departamental del Huila, se efectuó el lanzamiento del C.D La chiva rumbera, del dueto Jaime y Humberto, en homenaje a la ceramista Cecilia Vargas Muñoz.

Neiva transformaciones y sueños colectivos Aldemar Macías Tamayo Cuentos inéditos de José Orlyud Garzón

Revistas

La Fundación de la Huilensidad “Jorge Villamil Cordovez” condecoró el día 14 de Junio a los señores Álvaro Córdoba y Ulises Charry.

El evento fue realizado en el Centro de Convenciones José Eustasio Rivera.

El 17 de junio se inauguró el Restaurante “La Barca”, ubicado en la carrera 8 No 9-37, en el centro de la ciudad. Estuvieron presentes sus propietarios, la familia Anaya Cabrera. Será un lugar de encuentro, música, buenos platos y helados. Éxitos.

El 23 de junio, en las instalaciones de la Biblioteca Departamental, se dio el fallo de los Concursos de Literatura y el XXII Salón Departamental de Arte. Simultáneamente, se inauguró la exposición de la pintora Margarita Rosa Gómez.

La cerámica in italia e nel mondo Directora: Silvia Imperiale Edición No.7

Ex-Libris Cultura editada Director: Raul Quintero - Carlos Fino Publicación Universidad Nacional de Colombia

El 24 de junio se presentó el recital de las regionales Neiva e Ibagué de Relata, la Red de Escritura Creativa. Laa actividad fue Coordinada por el escritor Betuel Bonilla, director de Relata Neiva.

El 25 de junio se presentará de nuevo el libro Felices vienen y van, de Ediciones Índice y Agorasalom. Heider Rojas y Luis Carlos Figueroa y el libro Festival Folclórico y Reinado Nacional del Bambuco de Álvaro Trujillo.

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Eventos

Apertura del 51 Festival Folclorico y Reinado Nacional del Bambuco. Plaza de Banderas Gobernación del Huila.

El día 26 de Mayo se realizo la conferencia ”Semiología de los Matachines en América” ,dictada por Brenda Ramos Ph.D en Etnomusicología. Este evento se realizo en la Biblioteca Departamental.

El día 19 de Junio para celebrar el día del padre fue invitado Luis Carlos Figueroa, director de la revista Agora salom por sus hijos Carlos Andrés y Luis Felipe Figueroa Bonilla, al restaurante “El Humero” ubicado en Chía, Cundinamarca. Los acompaña Diana Lucia Ortíz Laiseca. Disfrutaron de un agradable almuerzo.

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El día 15 de Junio se celebraron los 106 años del Departamaento del Huila, realizado por la Academia Huilense de Historia. Evento realizado en el salón del Museo de Arte contemporáneo.

El día 10 de Junio a las 10 am recibió el grado de asenso a Capitán de Navío, Omar Augusto Penagos Vargas en la Escuela Militar de Cadetes del Ejercito, en la ciudad de Bogotá D.C. En la fotografía vemos los actos de graduación.

Apreciamos al Capitán de Navío Omar Augusto Penagos Vargas junto con sus padres Omar Penagos Figueroa y Socorro Vargas Cadena, su esposa e hijos , sus tías Alicia y Esperanza Vargas Cadena y su prima Yolanda Figueroa Montes y demás familiares; en los momentos de concluir el acto.

Feria Internacional de Libro, Bogotá D.C. Stand del Huila. De izquierda a derecha Aldemar Macías, Henry Rubiano, Heider Rojas, José Orlyud Garzón, Enrique Díaz Escandón, Luis Carlos Figueroa y Luis Alberto Ánguel Andrade.

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Obras

“La nube en el espejo azul”. Óleo. 3.40 x 1.70 cms. (fragmento)

“Lo verde del sol rojo No. 4”. Óleo. 1.32 x 2.34 cms. (fragmento)

“Lo verde del sol rojo No. 1”. Óleo. 1.70 x 1.70 cms. (fragmento)

Actualmente expone en: Hotel Neiva Plaza. Neiva - Huila Cámara de Comercio. Garzón - Huila Hotel Timanco. Pitalito - Huila Contacto: Calle 8A sur No. 4A - 05 / Cel. 312 459 6469 / Tel. 836 8845 E-mail. hermannayerbe@hotmail.com Pitalito, Huila

Psicología, arte y cultura. Un puente hacia la luz

Junio de 2011 • Valor $ 5.000

Susseth Lingrey Rojas Gutierrez Reina Popular del Bambuco 2011

El prisionero de papá

Paola Andrea Ramírez Tique Reina Infantil del Bambuco 2011

(Harold Kremer)

ISSN 1909-0226

Edna Julieth Castañeda Garzón Señorita Neiva 2011

Concurso Departamental de Literatura 2011 “Mercado campesino”. (fragmento) Luis Losada

El rock pesado como alternativa de saber