Ágora nº 1

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Mariam Bandrés

[ CREACIÓN • LITERARIA ]

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cios de los productos agrícolas. Ya sabemos la respuesta de este gigante de plástico: disminuir los costes del trabajo recurriendo a la mano de obra inmigrante, precarizada y vulnerable, y mejor (más barata) si es “ilegal”, así como intensificar el uso de los recursos naturales en busca de mayores rendimientos por unidad de superficie, mal usando y agotando el agua de los acuíferos, provocando intrusión de agua marina en ellos, y utilizando también técnicas de cultivo agresivas, causantes de unos costes ambientales de enormes magnitudes. En fin, la zona más árida de Europa, gran consumidora de agua y de recursos, en declive económico y social, y con una agricultura creadora de fuertes impactos ambientales. Buen licitador. En mi subasta, ¿quién da más? ¡Ah!, por cierto, no os creáis que sólo me fijo en lo que está alejado de mi cuenca hidrográfica. Mis aguas os sienten más a vosotros que a cualquier otro. Un niño, mirando una tarde de domingo su reflejo en uno de mis remansos, se preguntaba (o me preguntaba) si debía preocuparse en demasía de si tenía el grifo del baño o de la cocina abiertos mucho tiempo. Pretendí contestarle acelerando el flujo de mis aguas, para así “susurrarle” una respuesta. Le dije (no sé si me oyó) que quizás se tendría que preocupar el doble, porque lo más seguro era que la misma cantidad de agua que consumía se perdía en fugas en la red de distribución. Éste es uno de los hechos que acentúan mi dolor, la pérdida o el derroche inútil de mi agua, de mi ser, ... Hay algo que me preocupa sobremanera. Mi aspecto no debe de ser muy saludable. Ya sé que he ido envejeciendo, me han puesto diques, se me ha encauzado, han ensuciado mis aguas, los peces ya no realizan largos recorridos y las embarcaciones no navegan desde Cataluña hasta Logroño. También los viejos oficios de pescador, calafatero o navatero han ido desapareciendo. Pero debo de estar peor. El 4 de marzo del presente año, cin-

co expertos internacionales han expuestos estudios sobre mí en el Parlamento Europeo. La cosa debe de ser grave. Los aires que soplan del norte, que me traen ecos de los ríos Maas y Escalda, no me traen noticias demasiado nítidas, pero intuyo que no son muy buenas. Sí oigo que algunos de esos expertos dicen que el Plan Hidrológico Nacional no es viable, porque va a encarecer enormemente el precio de mis aguas. Además, no se tienen en cuenta cuestiones como la reutilización del agua o la construcción de nuevas desaladoras. Exponen que dicho plan puede costar hasta el doble de lo previsto en los cálculos oficiales. Otro experto dice que lo que se me quiere hacer con el Plan quizá no cumpla ni con la legislación de este mi querido país, España. También me inquieta lo que dijo un experto israelí, que confirma lo que me temía: los perjuicios para mi delta serán irreversibles. Muchos doctores para un río sano, ¿no? Bueno, me parece que para ser un río he hablado demasiado. Simplemente son pensamientos en voz alta, que quizá para alguno sean como las batallitas del abuelo. Creo que, por mi edad, me las puedo permitir. En fin, me voy a despedir ya. Todos vosotros, paisanos míos, ya sabéis cómo me tenéis que tratar; no hace falta que yo os lo dicte, ya que vuestra conciencia lo hace por mí. No quiero acabar mis reflexiones cariacontecido, pensando en lo que me pueda deparar el futuro. Hay gente con estudios que me dice que en 50 años me quedaré como la estampita de la misión, entre un 7 y un 20 por ciento menos de caudal, por eso del cambio climático. Vamos, que casi me quedaré en guijarros. Pensad que, a pesar de todo, aquí me tenéis. Yo y vosotros, vosotros y yo, somos capaces de darnos mutuamente vida y futuro... Qué bonito aquello de “Aragón, agua y futuro”. Un abrazo, Vuestro Ebro


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