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chagras de la región amazónica, los kumalas de la costa caribe y las terrazas de la sierra andina, que combinaron cultivos, árboles, animales y técnicas de manejo del agua de manera sostenible y diversificada ( Altieri, 1995; Arango, 2003). Sin embargo, con la llegada de la colonización española en el siglo XVI, estos sistemas se vieron interrumpidos por la imposición de monocultivos, como caña de azúcar, tabaco y café, que dependían del trabajo forzoso y la expropiación de tierras (Arango, 2003). Este modelo de agricultura se intensificó aún más durante el siglo XX, con la promoción de cultivos agroindustriales, como la palma de aceite, la soja y las flores cortadas,

En respuesta a estos desafíos, durante las décadas de 1970 y 1980 surgieron en Colombia una serie de movimientos y organizaciones de base que promovieron formas alternativas de agricultura basadas en principios ecológicos y sociales. Uno de los más influyentes de estos movimientos fueron las Zonas de Reserva Campesina (ZRC), que fueron establecidas por el gobierno colombiano en 1961 como una forma de proteger y promover los derechos de los pequeños agricultores en áreas marginadas (Rocheleau et al., 2013). Las ZRC inicialmente fueron diseñadas como un mecanismo para distribuir tierras a los campesinos sin tierra, pero con el tiempo también se convirtieron en una plataforma para la experimentación agroecológica, el intercambio de conocimientos y la acción colectiva (Pineda-Báez & Mendoza, 2018).

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Otro actor importante en la historia de la agroecología en Colombia es la Universidad Nacional de Colombia, que ha jugado un papel clave en la promoción de actividades de investigación, educación y divulgación relacionadas con la agroecología. El Programa de Agroecología de la Universidad Nacional se estableció en 2006, con el objetivo de generar conocimiento y construir capacidades para la agricultura sostenible en Colombia y América Latina (Méndez et al., 2013). El programa ha desarrollado una variedad de proyectos de investigación en temas como agrobiodiversidad, fertilidad del suelo, manejo de plagas y organización social, y también ha colaborado con organizaciones de agricultores, ONG y agencias gubernamentales para difundir y aplicar prácticas agroecológicas en el campo (Giraldo et al., 2018).

Estado Actual de la Agroecología en Colombia

Hoy, la agroecología es un movimiento vibrante y diverso en Colombia, que involucra una amplia gama de actores, desde pequeños agricultores y comunidades indígenas hasta investigadores, ONG y agencias gubernamentales. Si bien no existe una estimación precisa del número de iniciativas agroecológicas en Colombia, algunos estudios sugieren que existen miles de fincas y organizaciones que están implementando prácticas agroecológicas o promoviendo la agroecología de diferentes maneras (Pineda-Báez & Mendoza, 2018; González-Torres et al. al., 2019).

Uno de los ejemplos más notables de agroecología en Colombia es la Red del Buen Vivir (Red de Guardianes y Guardianas del Buen Vivir), que fue establecida en 2010 por un grupo de agricultores, educadores y activistas que buscaban crear un espacio para el aprendizaje colectivo, experimentación y defensa de la agroecología (González-Torres et al., 2019). La red cuenta actualmente con más de 300 miembros de diferentes regiones de Colombia, que comparten una visión común de soberanía alimentaria, sostenibilidad ambiental y justicia social. La Red Buen Vivir promueve la agroecología a través de una variedad de actividades, como intercambios de agricultor a agricultor, conservación y multiplicación de semillas, investigación comunitaria y promoción de políticas (González-Torres et al., 2019).

Otro ejemplo notable de agroecología en Colombia es el Intercambio Campesino Agroecológico (ICA), que fue establecido en 1996 por un grupo de pequeños agricultores e investigadores de la Universidad Nacional de Colombia (Pineda-Báez & Mendoza, 2018). El ICA es una plataforma de aprendizaje y apoyo mutuo entre agricultores que practican o están interesados en la agroecología, y ha facilitado el intercambio de conocimientos, semillas y experiencias entre cientos de agricultores de diferentes regiones de Colombia y otros países de América Latina (PinedaBáez & Mendoza, 2018).

A pesar de la creciente popularidad y reconocimiento de la agroecología en Colombia, el movimiento aún enfrenta una serie de desafíos y limitaciones que limitan su impacto potencial y sostenibilidad. Algunos de estos desafíos incluyen:

Acceso limitado a la tierra y los recursos: Muchos pequeños agricultores y comunidades indígenas todavía carecen de acceso seguro y suficiente a la tierra, el agua y otros recursos que son esenciales para la agricultura agroecológica. La concentración de la propiedad de la tierra y la presión de los agronegocios y las industrias extractivas también representan amenazas para las iniciativas agroecológicas (González-Torres et al., 2019). apoyo político y reconocimiento institucional, y el acceso limitado a los mercados y las finanzas. Para superar estos desafíos, las iniciativas agroecológicas deben construir alianzas y redes sólidas entre agricultores, investigadores, organizaciones de la sociedad civil y agencias gubernamentales, y desarrollar estrategias de promoción, educación y empoderamiento.

Falta de apoyo político y reconocimiento institucional: si bien el gobierno colombiano ha mostrado recientemente cierto interés en promover la agroecología como una estrategia para el desarrollo rural y la consolidación de la paz, todavía faltan políticas y programas concretos que apoyen y reconozcan la agroecología a nivel nacional y local. (González-Torres et al., 2019).

Acceso limitado a mercados y financiamiento: Muchos agricultores agroecológicos enfrentan dificultades para acceder a mercados locales y regionales que valoren sus productos y paguen precios justos. La falta de infraestructura, asistencia técnica y apoyo financiero también dificulta el escalamiento y replicación de modelos agroecológicos (Pineda-Báez & Mendoza, 2018).

A pesar de estos desafíos, el movimiento agroecológico en Colombia ha demostrado una resiliencia, creatividad y solidaridad notables, y ha demostrado el potencial para construir sistemas alimentarios alternativos y más sostenibles que respeten y mejoren la diversidad de vida y culturas. La agroecología en Colombia representa no solo un conjunto de técnicas o prácticas, sino también una forma de vida y una visión del mundo que valora la interconexión e interdependencia de los seres humanos y no humanos, y busca crear relaciones más justas y armoniosas entre ellos. Conclusión.

La agroecología ha surgido como un enfoque prometedor e innovador para abordar los complejos desafíos de la seguridad alimentaria, la sostenibilidad ambiental y la justicia social en Colombia. Las prácticas y principios agroecológicos no solo ofrecen una forma más ecológica y eficiente de producir alimentos, sino que también fomentan la diversidad social y cultural, mejoran la resiliencia de las comunidades y promueven la participación democrática y el empoderamiento.

Además, la agroecología en Colombia debe verse como parte de un movimiento político y social más amplio que busca transformar los sistemas alimentarios y agrícolas dominantes y promover alternativas basadas en la justicia social y ambiental. Esto requiere no solo innovaciones técnicas y prácticas, sino también transformaciones culturales y políticas que desafíen los paradigmas dominantes del desarrollo y la globalización y promuevan visiones más holísticas y democráticas del mundo.

En este contexto, la Red Buen Vivir y el Intercambio Agroecológico de Agricultor a Agricultor representan importantes ejemplos de iniciativas de base que han contribuido a la difusión y consolidación de la agroecología en Colombia y más allá, y que ofrecen lecciones y conocimientos valiosos para construir comunidades más sostenibles y sostenibles. solo sistemas alimentarios.

En general, la agroecología en Colombia es un campo dinámico y diverso que ofrece muchas oportunidades para la innovación, la experimentación y el aprendizaje, así como para la transformación social y ambiental. Al promover y apoyar la agroecología, Colombia puede contribuir a los esfuerzos globales para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible, mitigar el cambio climático y construir sociedades más equitativas y resilientes.

Sin embargo, el movimiento agroecológico en Colombia todavía enfrenta importantes desafíos y limitaciones, como el acceso limitado a la tierra y los recursos, la falta de

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