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La fallida educación en

LA FALLIDA EDUCACIÓN EN TIEMPOS DE PANDEMIA

Durante La contingencia sanitaria por el covid-19 mostró las deficiencias de todos los países del mundo, sin embargo, en México recrudeció las desigualdades sociales que existen, sobre todo una de las que siempre se ha señalado, el acceso a la educación. Con esta pandemia, se dejó claro que el sistema educativo en el país es obsoleto, pero que, además, no es tan universal como lo marca la Constitución, ya que a pesar de estar en el 2020 y que este derecho debería de estar al alcance de todos los niños, niñas y jóvenes, lamentablemente este ciclo escolar pasará desapercibido por todos los estudiantes que no cuentan con las herramientas para seguir su preparación académica.

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Tomando en cuenta que

en México existen poco más de 26 millones de estudiantes de educación básica, si se contemplan los inscritos en bachillerato, escuelas normales y universidades públicas y privadas, suman un universo de poco más de 42 millones de estudiantes en toda la República, de acuerdo con los datos del INEGI. De esos, 3 millones estudian la universidad y 237 mil estudian de posgrado, es decir, un 2 por ciento de la población estudia la universidad y .18 por ciento cursa estudios de posgrado.

Si bien se reconoce el esfuerzo de las instituciones educativas por salvar los periodos escolares, también es cierto que nadie estaba preparado para recibir educación a distancia y la improvisación nos está haciendo pagar altos costos.

La inflexibilidad y nula capacitación arrojó malos resultados

Hay varias razones del porqué la educación a distancia simplemente no funcionó; en primer lugar, los planes de estudio, temarios y dinámicas estaban pensadas para impartirse de forma presencial, con actividades de otra naturaleza y con indicadores diferentes. Por ello, la mayor parte de los profesores que se a fuerzas tuvieron que aventurarse a impartir una materia a través de plataformas tecnológicas tuvo que ir improvisando y preparando materiales que se ajustarse al mundo digital, la mayoría de

las veces sin éxito.

Por otra parte, los profesores tampoco están capacitados para ello. Y es que no necesariamente todos los maestros cuentan con las habilidades digitales mínimas o incluso el interés por acercarse a alguna herramienta digital que apoye su trabajo en estos momentos. Ello deriva que, a pesar de la amplia oferta de herramientas educativas online, no todos los profesores están capacitados para ofrecer una clase digital.

Así, van desde quienes no tienen idea de cómo utilizar una plataforma, hasta quienes desean repetir la dinámica de una presencial en una clase en línea, reproduciendo hasta los horarios totales de una clase de 6 horas.

Si bien muchos de los estudiantes son nativos digitales y están mucho más familiarizados con los entornos de plataformas o contenidos en internet, eso no significa que estén acostumbrados a recibir clases en línea y tampoco a implementar sus dinámicas, por lo que, en muchas ocasiones, una sesión se vuelve una tortura para profesores y alumnos.

Clase “en línea” sin internet, la realidad del país

El principal problema es la desigualdad social en México, situación que las autoridades educativas pasaron por alto

y no se preocuparon por resolver; hay una gran cantidad de personas que ni siquiera tienen los recursos mínimos para tomar una clase en línea. Cifras de la Encuesta Nacional del Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares (ENDUTIH) indican, sólo el 19 por ciento de los hogares de estrato socioeconómico bajo tiene conexión a Internet, mientras que en las familias de estatus alto la cifra asciende al 90 por ciento. Asimismo, tan sólo el 16 por ciento de los hogares más pobres cuentan con computadora a comparación de un 80 por ciento de la población con mejor estabilidad económica.

Si se habla de datos to-

tales, un 48 por ciento de la población mexicana no tiene acceso a Internet en su casa ni una computadora, son en total 34 millones de personas. Asimismo, 6 de cada 10 estudiantes viven en zonas urbanas, donde la falta de capacitación y la precariedad las deja al margen. En el contexto rural, a esos factores se suma la falta de infraestructura, porque ahí no se cuenta con los requerimientos necesarios para que un dispositivo inteligente funcione.

Al menos, el 40 por ciento de alumnos se encuentran en condiciones de vulnerabilidad de acuerdo al Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), la suspensión de clases implica menores oportunidades de aprender en casa, mayores costos para sus familias por razones de cuidados, mayor riesgo de abandono escolar una vez superada la pandemia debido al retraso escolar e, incluso, significa una alimentación Pág. 24

deficiente en ausencia de desayunos y demás alimentos escolares. Simplemente, la educación en línea para estos estudiantes no es una opción.

Deserción escolar, otra consecuencia de las improvisadas clases en casa

El nivel medio superior, es donde se tiene una mayor tasa de abandono escolar, con un registro de 12.9 por ciento durante el ciclo escolar 2018-2019, la más alta del sistema escolarizado en México. Y este año, la Secretaría de Educación Pública (SEP) calcula que 800 mil de los alumnos que concluyen secundaria no se inscribirán al nivel bachillerato, lo que representa cuatro de cada 10 jóvenes.

El académico del ITAM, Rafael Hoyos advirtió que uno de los impactos de la pandemia será una reducción en los aprendizajes, que se va

a manifestar en abandono escolar en el futuro. Un estudio reciente de la organización Xaber (Link) documenta que quienes están sufriendo el peor impacto de la pandemia suelen ser quienes no tienen a un adulto a su lado que los oriente y los acompañe en su proceso de aprendizaje.

“Son estos niños los que van a sufrir más, en términos de aprendizaje, y en tres años son los que más van a abandonar en secundaria. Y en

seis años, los que más van a abandonar a nivel medio superior”, puntualizó.

El estrés fue el compañero de clase

El estrés, el confinamiento y el tedio que ha dejado la Jornada Nacional de Sana Distancia, ha generado que las tareas escolares, sean aún más complicadas para los estudiantes, que también tienen que lidiar con el estrés de sus padres por la situación económica complicada o por el miedo a lo que la incertidumbre ha dejado.

Las agresiones de los padres y madres hacia los menores, por no adecuarse al sistema de aprendizaje virtual, aunado con la intolerancia por realizar las tareas en un ambiente tenso por la cuarentena, podrían generar secuelas emocionales en los infantes, como depresión.

Antes de iniciar con las tareas, es necesario comenzar a revisar que se cuente con todo el material escolar, lápices, sacapuntas, hojas, colores: “Eso disminuirá la ansiedad, para poder trabajar con los niños y niñas de manera tranquila”.

Otro consejo que se otorga, es que se tienen que regular los tiempos; el periodo

de concentración de cada niño es de 20 minutos, pasado este tiempo el niño se va a distraer, no va a aprender y el nivel de ansiedad del adulto, aumentará al grado de generar un estrés que termine en algo violento.

La Secretaría de Educación Pública necesita clases ¡urgente!

La contingencia sanitaria por el Covid-19 llegó a todos por sorpresa, pero la Secretaría de Educación Pública y Cultura en Sinaloa, encabezada por Juan Alfonso Mejía López, parece ni haberse dado cuenta de la gravedad de la situación, hasta el momento la dependencia no ha tenido el liderazgo para marcar la pauta de las acciones que deberán de seguirse en la entidad de cara al inicio del próximo ciclo escolar.

En esta ocasión, la Sepyc se convirtió en ese alumno distraído que siempre necesitaba que le repitieran las cosas para un mejor entendimiento; lo más lamentable es que, a cinco meses de un nuevo modelo educativo, impuesto por la pandemia, la secretaría brilla por su ausencia. Pareciera que siempre está a la espera de lo que dirá la SEP para ‘copiarle en el examen’ esperando sacar 10 sin hacer esfuerzo alguno, pero todo parece indicar que, aún y con trampa, la Sepyc tendrá que intentar responder algunas preguntas.

El calendario del próximo ciclo escolar, es lo que menos tiene preocupados a los padres, a ellos les interesa saber cómo se va a salvaguardar a los estudiantes y, sobre todo, cómo van a ser los planes educativos; si van a tener que ‘chutarse’ horas viendo la televisión o entrar a una plataforma a ver al maestro estresado por no saber la forma correcta enseñarles a los jóvenes algo que se pensó para el aula. Ahorita lo que importa es saber si van a tener que hacer miles de trabajos para enviar la foto al docente y así les puedan calificar.

Poco se ha visto la innovación en la secretaría que tanto se presumía en el gobierno estatal. La falta de liderazgo en la Sepyc, ya ocasionado que hasta el momento no se tengan resultados de la efectividad de la educación a distancia implementada hace meses; tal pareciera que no quisieran reconocer que, evidentemente, reprobaron en esa asignatura. No vieron de dónde les llegó el golpe. Lo peor es que la Sepyc sigue aturdida sin poder decir nada.

Habrá que esperar a que la Secretaría de Educación Pública y Cultura por fin empiece a operar más como dependencia y menos como partido político para saber cuál será el futuro de la educación en Sinaloa. Sobre todo, será importante poner atención en los primeros meses del ciclo escolar que iniciará de manera virtual, pues ahí es donde habrá mayores complicaciones al no haber tratamiento aún para el Covid-19. Mientras eso pasa, dejen al "Tío Ponchito" seguir con su campaña.

Nota: Guillermo Barraza

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