Los tres días más importantes de la fe Resucitar con el Resucitado
La misericordia de Dios Auxilio de los Cristianos
Vivir con Espíritu
Con profunda gratitud, elevamos nuestras voces a Dios por permitirnos caminar juntos en la fe, nutriendo nuestras almas con cada tiempo litúrgico.
Agradecemos a nuestros fieles lectores, cuya compañía nos impulsa a llevar esta revista a sus hogares, un espacio de reflexión y encuentro comunitario.
En el tiempo cuaresmal, hemos emprendido un camino de conversión personal y eclesial, preparándonos para la Pascua.
A través del ayuno, la oración y la penitencia, nos disponemos a resucitar con Cristo, renovando nuestro ser y removiendo las piedras que nos separan de su luz.
La resurrección nos abre a la esperanza, brotando del costado abierto de Jesús, fuente de misericordia divina.
Experimentar el perdón nos capacita para ofrecerlo al mundo, siendo testigos del amor de Dios.
En este camino, contamos con la guía de María, nuestra Madre, siempre llena del Espíritu Santo.
Dejemos que el Espíritu nos acompañe, derramando sus dones para servir a nuestra comunidad.
Esta edición honra a San Antonio de Padua, ejemplo de fe y devoción.
Incluimos un especial escrito del P. Luis Alvarado sobre la Santísima Trinidad y la Resurrección, así como un homenaje a Carlo Acutis, misionero eucarístico, quien nos recuerda la centralidad de la Eucaristía en nuestra vida.
Reflexionamos sobre el amor humano como reflejo del amor divino, inspirados en la encíclica "Dilexit Nos" del Papa Francisco.
Finalmente, recordamos a los pilares de la Iglesia, San Pedro y San Pablo, modelos de conversión y misión.
Vivir la conversión....................................................
Los tres días más importantes de la fe........................
Resucitar con el Resucitado........................................
La Misericordia de Dios.............................................
Auxilio de los Cristianos.............................................
¿Por qué se han quedado mirando al cielo?.................
Vivir con Espíritu......................................................
San Antonio de Padua.............................................
La Resurrección, obra de la Santísima Trinidad..........
El Amor Humano y el Divino Corazón de Jesucristo....
Pedro y Pablo......................................................... Col. Miramonte, Cl. Talamanca y Cl. Colima no. 20 San Salvador, El Salvador. 2260-1686 / 2260-1583 / 7897-3140
Hno. Aurelio Nuñez
Síntesis por Hna. Sandra Reyes
Si alguno está en Cristo, es una nueva creación; lo antiguo ha pasado, ha comenzado lo nuevo” (2 Corintios 5, 17).
La conversión implica un cambio radical de vida, donde queda atrás el “hombre viejo” para vivir en Cristo como una “nueva criatura”.
Asimismo, el Catecismo de la Iglesia Católica en el numeral 1432, enseña que la conversión es primeramente una obra de la gracia de Dios, Él es quien da la fuerza para comenzar de nuevo. Al descubrir la grandeza del amor de Dios, al corazón humano le pesa su pecado y comienza a temer el ofender a Dios.
La lucha contra el mal es una realidad diaria; sin embargo, estas recomendaciones pueden ayudarte:
1. Dedica tiempo a la oración diaria: Haz de la oración un momento de encuentro personal con Dios.
2. Lee las Sagradas Escrituras: Estudia y reflexiona diversos textos, particularmente sobre la Pasión de Cristo y deja que su sacrificio transforme tu corazón.
3. Participa en los sacramentos: La confesión es clave para la conversión. Busca el perdón de Dios y recibe la gracia necesaria para vivir la Pascua con un corazón renovado. Además, participa en la Santa Eucaristía con mayor frecuencia, especialmente en los días santos.
4. Haz actos de caridad: La conversión también se manifiesta en el amor al prójimo. Ayuda a los necesitados, perdona a quienes te han ofendido y vive la solidaridad como testimonio del amor de Cristo.
5. Vive el ayuno y la penitencia con humildad: No solo como un sacrificio externo, sino como un medio para fortalecer tu relación con Dios y renunciar a lo que te aleja de Él.
Vivir la conversión es un llamado a transformar la propia vida a la luz de los misterios pascuales. La Cuaresma, como tiempo de preparación, invita a una renovación interior que permita vivir con mayor autenticidad la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo.
Una Semana Santa Diferente
Los tres días más importantes de la Fe
El Triduo Pascual es el núcleo de la fe cristiana, compuesto por los tres días más significativos del calendario litúrgico: Jueves Santo, Viernes Santo y la Vigilia Pascual (sábado por la noche). Estos días conmemoran los eventos fundamentales de la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo, constituyendo el misterio central de la salvación.
Jueves Santo: En este día se recuerda la Última Cena, donde Jesús instituye la Santa Eucaristía y el sacerdocio. Al lavar los pies a sus discípulos, Jesús enseña el amor y el servicio mutuo (Juan 13, 1-15). Este acto de humildad y entrega prefigura su sacrificio en la Cruz. El Catecismo destaca: “La Eucaristía es la fuente y el culmen de toda la vida cristiana” (CIC 1324).
Viernes Santo: Es el día de la Pasión y Muerte de Cristo, cuando Él, por amor a la humanidad, entrega su vida en la Cruz. Litúrgicamente, se rememora su sacrificio y los cristianos contemplan el sufrimiento de Jesús, el Cordero inmolado como el medio para alcanzar la reconciliación con Dios (Juan 19, 17-30).
El Catecismo subraya: “La muerte de Cristo es sacrificio pascual que lleva a cabo la redención definitiva de los hombres” (CIC 613).
Vigilia Pascual: Es la noche en que se celebra la Resurrección de Cristo, el triunfo sobre el pecado y la muerte. Este día culmina el Triduo Pascual con el anuncio de la victoria de Cristo, la proclamación de la Resurrección y la celebración de la Eucaristía.
En la Resurrección, Jesús inaugura una nueva creación, ofreciendo a los fieles la esperanza de la vida eterna (Mateo 28, 1-10).
El Catecismo afirma: “La Resurrección constituye ante todo la confirmación de todo lo que Cristo hizo y enseñó.” (CIC 651).
¡Vive el Triduo con fe y gratitud de la mano de María Santísima que como primera discípula, es guía en el camino de la fe para vivir la Pascua!
Síntesis por Hna. Sandra Reyes
“Estaban tan asustados que no se atrevían a levantar los ojos del suelo. Pero ellos les dijeron: «¿Por qué buscan entre los muertos al que vive?”, Lucas 24, 5.
Vivimos tan convulsionados y asustados que muchas veces no nos atrevemos a levantar los ojos del suelo de nuestra miseria, queremos seguir viendo al suelo de nuestros pecados, fallas y debilidades, buscando a Jesús por amor, pero a un Jesús sepultado, como si fuera un Dios de muertos (Marcos 12, 27), nos pasa como a esas personas que buscamos a Cristo, porque lo amamos, pero lo buscamos en nuestros sepulcros blanqueados, con corazones tristes y heridos, en lugar de esperanzados confiados en su promesa de vida abundante: “Pero yo he venido para que las ovejas tengan Vida, y la tengan en abundancia.” (Juan 10, 10).
Jesús resucitado, no les enseña a los discípulos a quedarse en este mundo, los invita a verlo como asciende al cielo (hechos 1, 9), que es el lugar al que quiere que todos sus discípulos lo sigamos, a la morada de Dios: “el Señor puso su trono en el cielo, y su realeza gobierna el universo.” Salmo 103, 19, a donde solo se llega, si morimos y resucitamos con Él (Romanos 6, 8-10).
Nosotros como discípulos no debemos dejar de ver la ruta trazada por Cristo, hacia arriba, elevar nuestra mirada al cielo, no ser dominados por el peso de nuestros miedos, debemos levantar nuestra mirada y nuestro corazón a Cristo, con la esperanza de resucitar con el resucitado, no quedarnos con el rostro en tierra, confiar en Él, para ascender con Él, levantar los ojos al cielo para verlo a Él, con la certeza que para mi vida son verdaderas las palabras de Filipenses 4, 13 “Yo lo puedo todo en aquel que me conforta”, Cristo deja que nos reconfortemos en Él, como lo hizo San Juan quien durante la última cena, se recostó sobre su pecho escuchando su corazón, imitemos a San Juan, acerquémonos a Jesús, escuchemos la voz de su corazón que nos pide depositar en él todas nuestras preocupaciones, porque Él cuida de nosotros (1 Pedro 5, 7), depositados en él, fundidos con él, podemos levantar nuestros ojos, morir a nuestros miedos y resucitar en el amor de los amores, ya no buscarlo en la muerte del desconsuelo, si no en la esperanza que no defrauda y resucita.
Síntesis por Hna. Kyrna Quintanilla
“Peregrinos de la esperanza” es el tema para este año jubilar ordinario, en el que debemos esforzarnos y aprovechar al máximo llenarnos del amor de Dios, es como estar bajo la tormenta y decidir si atrapamos el agua que cae del cielo, con una vaso pequeño o buscamos el recipiente más grande que podamos conseguir, y eso solo dependerá de que tanta falta nos haga el agua, pues quien siente que no la necesita, no se esforzará en lo más mínimo por capturar ni una gota de
lluvia mientras que para el que tiene necesidad de esa agua, buscará todos los recipientes posibles, para llenarse y tener agua para satisfacer sus necesidades; para nosotros hoy, esta tormenta torrencial es de amor de Dios que brota no como gotas, si no como ríos de agua viva de su corazón misericordioso (San Juan 7, 37-38), y de nosotros depende que tanto queremos dejarnos llenar de su amor, y eso dependerá de que reconozcamos que tenemos necesidad, como la mujer Cananea y decirle “dame de esa agua para que no tenga más sed” Juan 4, 15.
La misericordia se da en la medida que se recibe, y si hoy ante la pregunta: ¿qué tanto amor, o que tanta misericordia manifiesto?, la respuesta es “poca”, “muy poca” o “nada”, es porque falta reconocernos pecadores perdonados. En Lucas 7, 47, Jesús confirma que el perdón de los pecados va relacionado al amor: “Por eso te digo que sus pecados, sus numerosos pecados, le han sido perdonados porque ha demostrado mucho amor.
Pero aquel a quien se le perdona poco, demuestra poco amor»”, por ende, si no estamos demostrando el amor en la misma medida que Cristo lo haría, nos falta reconocer que falta acogernos a su misericordia para que perdone nuestras culpas, ¿Qué tanta misericordia debemos demostrar?, ¡la misma que el Padre!: “Sean misericordiosos, como el Padre de ustedes es misericordioso” Lucas 6, 36, entonces, para ello, debemos descubrir cómo es la Misericordia del Padre.
“La indulgencia, en efecto, permite descubrir cuán ilimitada es la misericordia de Dios. No sin razón en la antigüedad el término “misericordia” era intercambiable con el de “indulgencia”, precisamente porque pretende expresar la plenitud del perdón de Dios que no conoce límites” (23, Bula de convocatoria al jubileo 2025), aprovechemos este año ordinario la Misericordia de Dios, para que nos perdone nuestros muchos pecados, y así podamos demostrar mucho amor.
Síntesis por Hna. Kyrna Quintanilla
Síntesis por Hna. Karla de Duch
La devoción a María Auxiliadora tiene raíces históricas profundas, fortalecida por figuras como San Pío V y San Juan Bosco. San Pío V la invocó en el siglo XVI ante la amenaza turca, y su festividad se instituyó el 24 de mayo. Sin embargo, fue San Juan Bosco quien más promovió esta advocación en el siglo XIX.
San Juan Bosco y su Devoción
San Juan Bosco, un campesino italiano nacido en 1815, tuvo una profunda conexión con María Auxiliadora. Desde niño, su madre lo consagró a la Virgen, y en un sueño profético, la Virgen le reveló que sería educador de jóvenes. Tras ordenarse sacerdote, se dedicó a los niños pobres, construyendo escuelas y talleres. En 1862, Don Bosco proclamó que la Virgen deseaba ser honrada como Auxiliadora, especialmente en tiempos difíciles para la fe cristiana. En otra visión, la Virgen le pidió construir un templo en su honor en Turín. A pesar de las dificultades, Don Bosco adquirió el terreno en 1863 y la basílica se completó en 1868, un logro que atribuyó a la ayuda de María Auxiliadora.
Legado y Expansión de la Devoción
El legado de San Juan Bosco incluye la difusión de la devoción a María Auxiliadora a través de la imagen creada por el pintor Lorenzoni. El santuario en Turín se convirtió en un centro de devoción, desde donde se extendió por el mundo, testimoniando innumerables favores y auxilios.
Orígenes y Reconocimiento Oficial
Aunque San Juan Bosco popularizó la devoción, el título de Auxiliadora tiene orígenes anteriores. San Juan Crisóstomo y San Juan Damasceno ya la habían invocado como auxilio y protectora. El Papa Pío V incluyó su invocación en las letanías en 1572, y el Papa Pío VII declaró el 24 de mayo como su día oficial.
Devoción Continua
La devoción a María Auxiliadora perdura, con numerosas asociaciones y testimonios de su ayuda en momentos de peligro y necesidad. Su imagen como protectora y auxiliadora sigue siendo una fuente de consuelo y esperanza para muchos.
Como cristianos católicos, estamos llamados a vivir un Pentecostés permanente, pidiendo diariamente ser bautizados en el Espíritu Santo para ser guiados por su poder y amor.
En Nuestras Vidas
Síntesis por Hno. Nelson Ramos “Dejarnos Guiar por el Espíritu Santo”
originalidad y capacidad de sorpresa.
Para comprender el significado de Pentecostés, debemos recordar la escena en el Cenáculo, donde María Santísima, los Apóstoles y otros recibieron el poder del Espíritu Santo para ser testigos de Jesús.
En el libro de los Hechos, capítulo dos, encontramos la narración de la venida del Espíritu Santo. Una característica notable es que estaban todos reunidos en un mismo lugar, lo que simboliza la unidad no solo física, sino también espiritual. Esto nos enseña la necesidad de la Iglesia para vivir como hermanos, siguiendo el ejemplo de la primera comunidad, cuidándonos y orando unos por otros.
Otra característica del Espíritu Santo, también en Hechos dos, es su creatividad,
Descendió como lenguas de fuego y un viento impetuoso. Es necesario dejarnos sorprender cada día por su presencia en nuestras vidas, familias y comunidades, permitiendo que nos guíe y anime a hacer cosas nuevas. Deja que active en ti el deseo de caminar en la Iglesia, amar a los demás y vivir plenamente sus dones. Pídele que te sorprenda cada día.
Es primordial desear vivir permanentemente en Pentecostés, siendo llenos de la presencia de Dios. Solo así nos fortalecerá con dones y carismas. Pidamos diariamente un derramamiento del Espíritu Santo en cada área de nuestra vida para vivir plenamente.
Déjate sorprender cada día y sé testimonio para quienes te rodean.
Un abrazo fraterno y recuerda asistir a la vigilia de Pentecostés este próximo 7 de junio.
San Antonio de Padua
Juventud y Formación Inicial
Fernando de Bulhões, quien más tarde sería conocido como San Antonio de Padua, nació en Lisboa el 15 de agosto de 1195. Proveniente de una familia noble y acaudalada, recibió una educación esmerada desde temprana edad. A los 15 años, ingresó en la Orden de los Canónigos Regulares de San Agustín, donde se dedicó con fervor al estudio de la teología y las Sagradas Escrituras.
Inspiración Franciscana y Vocación Misionera
En 1220, el retorno de los restos de cinco franciscanos martirizados en Marruecos causó un profundo impacto en Fernando. Conmovido por su sacrificio, decidió unirse a la Orden Franciscana, adoptando el nombre de Antonio en honor a San Antonio Abad. Este cambio marcó el inicio de su vida misionera y su camino hacia la santidad.
Un Predicador Elocuente y Erudito
San Antonio se destacó rápidamente como un predicador excepcional, cuya elocuencia y erudición atraían a multitudes. Sus sermones, impregnados de fervor y sabiduría, lograron numerosas conversiones al cristianismo. Su habilidad para comunicar las enseñanzas bíblicas le valió el título de "Martillo de los Herejes"
Pilares de su Pensamiento y Acción
La vida de San Antonio estuvo guiada por un profundo deseo de acercar a las personas a Dios, a través de la predicación, la confesión y la educación de los fieles. El amor al prójimo, la caridad y la devoción divina eran aspectos inseparables en su vida.
Milagros que Reflejan su Santidad
Dos milagros ilustran la grandeza de San Antonio:
El Sermón a los Peces: Ante la indiferencia de una audiencia, San Antonio se dirigió al mar y predicó a los peces, quienes lo escucharon atentamente, demostrando su conexión con toda la creación.
El Milagro de la Eucaristía: Para demostrar la presencia real de Cristo en la Eucaristía, San Antonio logró que una mula hambrienta se arrodillara ante el sacramento, ignorando la comida.
Estos milagros son testimonio del poder de su fe y de su capacidad para obrar prodigios, lo que lo convierte en un intercesor poderoso para los fieles.
Milagros Eucarísticos Milagros Eucarísticos
Carlo era un niño como todos: alegre, curioso, feliz, juguetón; lo que lo hizo especial, fue la forma que tenía de ver a Jesús Eucaristía con una fe profunda y un amor indescriptible.
Desde muy pequeño, empezó a asistir a misa todos los días y dedicaba gran parte de su tiempo a enseñar catecismo a los niños que se preparan para recibir los sacramentos de iniciación cristiana. Tenía tiempo para hacer voluntariado en el comedor de los pobres de los capuchinos y de las monjas de la madre Teresa. Además, ayudaba a los pobres que vivían en su barrio y a algunos niños con sus tareas; mientras que hacía su apostolado en internet y disfrutaba tocar el saxofón; le gustaba jugar al fútbol, paralelamente diseñaba programas con el ordenador; se divertía con los videojuegos; veía películas policíacas y filmaba películas con sus perros y sus gatos, ¡y todo lo hacía bien!
Para Carlo, la Eucaristía no era solo un sacramento, sino su camino hacia el Cielo y un medio para acercarse más a Dios.
Sus reflexiones sobre la vida y la fe lo llevaron a escribir frases que resonaban con muchos. Una de las más conocidas es: "Todos nacen originales, pero muchos mueren como fotocopias", un recordatorio de la importancia de vivir auténticamente y seguir el propio camino. Su vida fue un testimonio de fortaleza y dedicación, inspirando a otros a seguir su ejemplo.
A pesar de su corta vida, Carlo dejó un legado de amor y fe que continúa impactando a las personas. Su partida en octubre de 2006 dejó un vacío, pero su espíritu y enseñanzas siguen vivos en el corazón de quienes lo conocieron y en aquellos que se inspiran en su vida.
“Estoy contento de morir porque he vivido mi vida sin malgastar ni un solo minuto de ella en cosas que no le gustan a Dios”.
La Eucaristía fomenta en Carlo un deseo constante de sintonizar con la voz del Señor y vivir en su presencia. Este estilo de vida se refleja en su cotidianidad, convirtiendo momentos ordinarios en Evangelio vivido.
Carlo dedicó cada instante a alcanzar la dicha eterna con Dios. Conocido como "el enamorado de Dios", buscó transmitir esta experiencia divina a otros, intercediendo para que todos prioricen a Dios en sus vidas, afirmando que la verdadera felicidad radica en mirar hacia Dios.
Carlo Acutis. (2020, mayo 20). Carloacutis.com. http://www.carloacutis.com
El amor de Cristo es fundamental para cambiar el mundo y superar las estructuras obsoletas que podrían desviar a la Iglesia de su propósito. La encíclica Dilexit Nos anima a todos los cristianos a nutrirse de la fuente del Corazón de Jesús, para sanar tanto las heridas individuales como las colectivas, y así avanzar hacia una humanidad renovada.
Dilexit Nos, es un llamado a experimentar el amor de Cristo en su totalidad, tanto en la relación personal con Dios como en el compromiso hacia los demás.
1. El amor como fundamento de la existencia: El Papa Francisco enfatiza que el amor es la fuerza que da sentido a la vida humana. Dios nos ama incondicionalmente y este amor es la base de nuestra existencia y de nuestras relaciones con los demás.
2. El Corazón de Jesús como símbolo del amor de Dios: La encíclica se centra en el Corazón de Jesús como la máxima expresión del amor de Dios por la humanidad. Este Corazón, traspasado por la lanza, es un signo del amor infinito de Dios que se entrega por nosotros.
3. La necesidad de un amor auténtico: El Papa Francisco denuncia las formas de amor egoísta y superficial que predominan en la sociedad actual. Nos invita a redescubrir el amor auténtico, que se entrega y se preocupa por el bien del otro.
4. El amor al prójimo como respuesta al amor de Dios: La encíclica nos recuerda que el amor a Dios y el amor al prójimo son inseparables. Amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos es la consecuencia lógica de haber experimentado el amor de Dios.
5. La devoción al Corazón de Jesús como camino de santidad: El Papa Francisco anima a los fieles a renovar su devoción al Corazón de Jesús. Esta devoción nos ayuda a crecer en el amor a Dios y al prójimo, y nos impulsa a vivir según los valores del Evangelio.
6. El amor como motor de transformación social: La encíclica destaca que el amor no es solo un sentimiento individual, sino que también tiene una dimensión social y política. El amor nos impulsa a construir un mundo más justo, fraterno y solidario.
7. La importancia del perdón y la misericordia: El Papa Francisco subraya que el amor de Dios se manifiesta en su misericordia y su capacidad de perdonar. Nos invita a practicar el perdón y la misericordia en nuestras relaciones con los demás, siguiendo el ejemplo de Jesús.
8. El llamado a la esperanza: A pesar de las dificultades y los desafíos del mundo actual, la encíclica nos invita a mantener la esperanza. El amor de Dios es más fuerte que el mal y nos da la fuerza para seguir adelante.
Descarga PDF (Dilexit nos (24 de octubre de 2024), 2024) Dilexit nos (24 de octubre de 2024). (2024, octubre 4). Vatican.va. https://www.vatican.va/content/francesco/es/encyclicals/documents/20241024enciclica-dilexit-nos.html
En la solemnidad de San Pedro y San Pablo, se destaca la pregunta central del Evangelio: "¿Quién dicen que soy?" (Mt 16,15). Esta interrogante, clave para la fe, se refleja en las vidas de estos dos apóstoles, pilares de la Iglesia.
Pedro respondió con el "seguimiento". Su camino comenzó cuando, a orillas del mar de Galilea, Jesús lo llamó, y él, "inmediatamente", dejó sus redes para seguirlo. Su profesión de fe, "Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo" (Mt 16,16), fue el resultado de una vida dedicada a seguir a Jesús, un discipulado constante que culminó con las palabras finales de Jesús: "Tú sígueme" (Jn 21,22). Pedro nos enseña que conocer a Jesús implica un camino diario, dejando de lado seguridades terrenales y excusas, para ser una "Iglesia-en-seguimiento", humilde y servidora.
Pablo, por su parte, respondió con el "anuncio". Su transformación en el camino de Damasco, de perseguidor a apóstol, fue un acto de gracia. Despojado de sus certezas, dedicó su vida a anunciar a Jesucristo, recorriendo tierras y mares. Su experiencia muestra que el anuncio del Evangelio profundiza el conocimiento de Jesús: "¡ay de mí si no predicara el Evangelio!" (1Co 9,16) y "para mí la vida es Cristo" (Flp 1,21). Pablo nos invita a una fe activa, a ser heraldos del Evangelio, recordando que "cuando evangelizamos, somos evangelizados".
Ambos apóstoles nos llaman a responder a la pregunta de Jesús con acciones concretas: seguimiento y anuncio. Que la Iglesia sea una comunidad que busque constantemente al Señor y que lleve su mensaje al mundo, especialmente a los marginados. Los arzobispos, siguiendo el ejemplo de Pedro y Pablo, deben ser discípulos y apóstoles, llevando la belleza del Evangelio a todos. Que avancemos juntos, en fraternidad, guiados por estos dos grandes santos.