Deseamos, apreciados lectores, que la gracia de Dios permanezca con cada uno de ustedes en este año 2025; reconociendo que el amor de Dios nos acompaña en cada momento y circunstancia de nuestra vida.
Nos encontramos celebrando el jubileo por voluntad de nuestra madre, la Iglesia. El Papa Francisco, el año recién pasado nos invitaba a celebrar este año como jubilar, teniendo así la oportunidad de poder alcanzar la gracia de Dios en nuestro corazón.
Cada uno de los momentos de este 2025 será una oportunidad para acercarnos a Dios, desde la pequeñez de nuestra vida.
La Cuaresma será una oportunidad para hacer nuestra la misericordia de Dios, viviendo la reconciliación con Dios a través del sacramento de la penitencia.
Toda esta gracia, año con año, podemos recibirla de tal manera que el don de Dios es
generoso para con aquellos corazones que, desde su enmienda, pueden recibir la tan anhelada gracia de Dios en lo profundo de su ser.
En esta edición recordamos los mil setecientos años de la confesión de fe a través del Credo de Nicea, que nos orienta y unifica en la misión del reino desde aquella gran celebración del concilio de Nicea hasta nuestros días.
Los artículos a continuación presentados, son una herramienta espiritual que, pretendemos puedan ayudarle en su camino de fe, buscando su felicidad personal, únicamente encontrada en el amor de Cristo en el corazón.
Como Lumen El Salvador, nos unimos a usted para que este año sea de mucha gracia y bendición para sus proyectos, tanto personales, como también familiares.
Pbro. Luis Alvarado
Madre de Dios..............................................
El Bautismo del Señor...................................
El Verbo se hizo carne...................................
La Eucaristía anticipo del cielo........................
La presentación del Señor..............................
Creemos en la Iglesia....................................
Cátedra de San Pedro..................................
Cuaresma, ayuno y oración...........................
Propósito de cuaresma................................
Mártires Salvadoreños.................................. San José....................................................
Col. Miramonte, Cl. Talamanca y Cl. Colima no. 20 San Salvador, El Salvador. 2260-1686 / 2260-1583 / 7897-3140
Síntesis por Hna. Kyrna Quintanilla
SOLEMNIDAD DEL PRIMER DÍA DEL AÑO
“María es verdaderamente ‘Madre de Dios’ porque es la madre del Hijo eterno de Dios hecho hombre, que es Dios mismo”. (CIC 509)
Aquí la Iglesia confirma categóricamente a María como verdadera Madre de Dios, y es que negar que Ella sea la Madre de Dios, es negar que Cristo sea Dios, ya que, la Iglesia reconoce a Jesús como verdadero Dios y verdadero hombre, así, Ella en tal sentido no puede ser madre solo de una parte de Jesús, Ella dio a luz a Cristo verdadero Dios y verdadero hombre, porque en el momento de la anunciación, Jesús el Dios vivo, parte de la Santísima Trinidad, se encarna en su vientre virginal (Lc 1, 31), no se encarna luego del nacimiento, lo que se confirma en Juan 1, 14 “Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros”, si la encarnación de Dios hubiera sido posterior al nacimiento, dejando por fuera su papel como Madre de Dios, el versículo diría habitó entre nosotros y se hizo carne, pero el Dios que “Al principio era el Verbo, y el Verbo estaba en Dios, y el Verbo era Dios.” (Jn 1, 1), se encarna primero, y desde ese momento sus naturalezas humana y divina, unificadas, nunca más se dividen convirtiendo a María en Madre de Dios.
“Jesús, viendo a su madre y junto a ella al discípulo a quien amaba, dice a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo.»Luego dice al discípulo: «Ahí tienes a tu madre.» Y desde aquella hora el discípulo la acogió en su casa.” (Jn 19, 26-27)
El catecismo de la iglesia católica en su numeral 484 en este mismo contexto explica: “La Anunciación a María inaugura "la plenitud de los tiempos" (Gl 4, 4), es decir, el cumplimiento de las promesas y de los preparativos. María es invitada a concebir a aquel en quien habitará "corporalmente la plenitud de la divinidad" (Col 2, 9).” En la Anunciación, por la encarnación María se convierte en Madre de Dios, iniciando la historia de salvación para la humanidad, así, el primer día del año, inicia nuestra historia particular de salvación, para que la llena de gracia nos ayude a responder a Dios durante todo el año, como María a respondido: he aquí los esclava del Señor “hágase en mí según tu palabra.” (Lc 1, 38)
Epifanía
Síntesis por Hna. Sandra Reyes
Un Mensaje de Salvación Universal y Esperanza
La Solemnidad de la Epifanía del Señor, celebrada el 6 de enero, es una festividad que conmemora la revelación de Jesucristo como el Mesías y Salvador del mundo, una manifestación que no se limita al pueblo judío, sino que se extiende a todos los gentiles, representando así la universalidad de la salvación. Su origen se remonta a los primeros siglos del cristianismo, y su nombre proviene del griego epipháneia, que significa "manifestación" o "aparición"; indicando la revelación pública y gloriosa de Dios en la figura de Jesucristo.
El relato bíblico contenido en el Evangelio de Mateo 2, 1-12, narra cómo los Reyes Magos, sabios provenientes de Oriente, al enterarse del nacimiento de un "Rey de los Judíos", se embarcan en un largo viaje guiados por una estrella hasta Belén. Al llegar, presentan al Niño Jesús tres regalos simbólicos: oro, incienso y mirra.
Estos regalos representan la realeza (oro), la divinidad (incienso) y el sacrificio de
Cristo (mirra); lo que subraya los aspectos esenciales de la misión de Jesús: ser Rey, Dios y Salvador.
El Catecismo de la Iglesia Católica, en su numeral 528, explica la Epifanía como "la manifestación de Jesús como el Cristo, el Hijo de Dios y el Salvador del mundo", reafirmando el mensaje de amor de Dios Padre y la salvación traída por Cristo, accesible a todos, sin distinción de raza, nación o condición social.
Al igual que los Magos ofrecieron sus dones, la Epifanía desafía a los cristianos a ofrecer sus propias "ofrendas" a Cristo a través de la fe, la caridad y la justicia; valores esenciales para vivir en un mundo que a menudo se aleja de ellos. Esta festividad también recuerda que Dios se manifiesta de manera humilde y cotidiana, y que es posible reconocer su presencia en actos de generosidad y amor de y hacia los demás, reforzando la idea de que Dios está cercano y presente en la vida diaria de cada persona.
Síntesis por Hna. Sandra Reyes
El Bautismo de Jesús en el río Jordán, tal como lo relata el Evangelio de Mateo 3, 16-17 es un momento esencial para la fe cristiana, no solo por la revelación divina que en él se manifiesta, sino por el profundo simbolismo que encierra. Aunque Jesús es el Hijo de Dios y está libre de pecado, decide someterse al bautismo de Juan. Este gesto, que no era necesario para Él, es una muestra de su inmensa humildad y su profunda solidaridad con el ser humano, que necesita la redención. Además, este acto marca el comienzo de su vida pública y misión, y en Él se oye la voz del Padre que le otorga la autoridad para llevar a cabo su ministerio, revelando su identidad y su misión salvadora.
El Catecismo de la Iglesia Católica, en el numeral 1224, enseña que "El Bautismo es el sacramento que nos purifica del pecado original, nos incorpora a la Iglesia, nos configura con Cristo y nos hace partícipes de su misión."
para asumir la misión de ser testigo de su amor en el mundo.
De este modo, el Bautismo se convierte en el medio a través del cual cada cristiano es incorporado a la familia de la Iglesia, purificado del pecado original y llamado a experimentar una vida nueva.
Al igual que Jesús, cada persona bautizada recibe el Espíritu Santo, quien la guía, la fortalece y la acompaña en su camino de fe. En este sentido, el bautizado está recordando constantemente de que, como el Hijo amado de Dios, está llamado a vivir en obediencia al Padre, reflejando su amor y humildad en cada acción.
En la actualidad, el Bautismo sigue siendo el primer paso hacia una vida cristiana plena. No solo limpia al bautizado de su pecado original, sino que lo invita a vivir en comunión con Dios, abriéndole el corazón
El Bautismo, entonces, no solo es un acto de purificación, sino una invitación a vivir con un corazón lleno de gratitud y cercanía a Dios, llevando su luz y su misericordia a todos los que nos rodean.
En el día de la Ascensión, Cristo subió al Cielo para tomar posesión de su gloria y prepararnos un lugar. Con Él, la humanidad redimida podrá penetrar en el Cielo. Consciente de que el Cielo no nos está jamás cerrado, vivimos en la expectativa del día en que sus puertas se abrirán de par en par para que en él entremos.
Sin embargo, Cristo, como muestra de amor, para sostener esa esperanza del Cielo creó el lindo Cielo eucarístico, pues la Eucaristía es un Cielo anticipado. ¿Acaso en la Eucaristía no viene Jesús, bajando a la tierra y trayéndonos ese Cielo consigo? ¿Acaso donde está Jesús no está el Cielo? Si Jesús está sacramentalmente en la Eucaristía, trae consigo también el Cielo.
Al comulgar a Jesús en la Eucaristía, júbilo y gloria del Paraíso, recibimos igualmente el Cielo. Se nos da para mantener viva en nosotros el recuerdo de la verdadera patria y no desfallecer al pensar en ella. Se da y permanece corporalmente en nuestros corazones en cuanto subsisten las especies sacramentales. Una vez destruidas éstas, vuelve nuevamente al Cielo, pero permanece en nosotros por su gracia y por su presencia amorosa. Nos deja los efectos de su presencia: amor, pureza, fuerza, alegría y gozo. San Juan Bosco hablaba mucho sobre la importancia del santo sacrificio. Sugería a los suyos por regla, y a los demás como consejo, la asistencia diaria a la Misa, recordando las palabras de san Agustín, de que no perecerá de mala muerte el que oye devotamente y con asiduidad la Santa Misa.
Recomendaba, a quienes deseaban alcanzar gracias y recurrían a Él, que la hiciesen celebrar, la oyesen y participaran en ella con la frecuente comunión.
Decía, además, que el Señor atiende de un modo especial las oraciones bien hechas en el momento de la elevación de la Santa Hostia.
San Juan Bosco al celebrar la Santa Eucaristía casi siempre tenía experiencias místicas únicas como si estuviera en el mismo cielo.
Hablar de san Francisco de Sales es hablar de devoción a Jesús Eucaristía, ponemos un pensamiento en uno de sus escritos para que tengamos claridad por qué debemos acudir a Santa Misa diaria.
Haz, pues, todos los esfuerzos posibles, para asistir todos los días a la Santa Misa, con el fin de ofrecer con el sacerdote, el sacrificio de tu Redentor a Dios, su Padre, por ti y por toda la Iglesia. Los ángeles, como dice San Juan Crisóstomo, siempre están allí presentes, en gran número, para honrar este santo misterio; y nosotros, juntándonos a ellos y con la misma intención, forzosamente hemos de recibir muchas influencias favorables de esta compañía. Los coros de la Iglesia militante, se unen y se juntan con Nuestro Señor, en este divino acto, para cautivar en Él, con Él y por Él, el corazón de Dios Padre, y para hacer enteramente nuestra su misericordia. ¡Qué dicha para el alma aportar devotamente sus afectos para un bien tan precioso y deseable! Lo cierto es que al comulgar recibimos muchos bienes celestes como la Gloria de los Santos, la felicidad de saber que vamos a entrar al cielo, además recibimos el poder para poder enfrentar las dificultades y adversidades.
Biografía
Memoria y biografía de Don Bosco vol IV CAP 39.
Vida devota la Santa Misa d
Capítulo XIV
Síntesis por Hno. Nelson Ramos
Síntesis por Hno. Aurelio Nuñez
Este año se conmemoran 1700 años del Credo de Nicea. En esta breve reflexión meditamos sobre la profesión de fe en nuestro Señor Jesucristo: “que por nosotros los hombres y por nuestra salvación bajó del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre”. Esta presencia histórica proclamada en el Credo trasciende lo meramente histórico.
La proclamación del Credo no se limita a un hecho histórico. La Encarnación, ese momento en que el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros (Jn 1, 14), trasciende el tiempo y el espacio. Es un misterio eterno que nos revela el infinito amor de Dios por la humanidad. Cristo, presente en la Eucaristía, no es una figura del pasado, sino una realidad viva y actual que nos acompaña en nuestro camino hacia la santidad.
La palabra carne, según la costumbre hebraica, se refiere a la persona integralmente, en su totalidad, incluyendo su aspecto de caducidad y temporalidad, su pobreza y contingencia. Esto nos enseña que la salvación traída por el Dios hecho carne en Jesús de Nazaret abraza al hombre en su realidad concreta y en cualquier situación en la que se encuentre. Como lo explica el Papa Benedicto XVI en su catequesis sobre el misterio de la Encarnación, “Dios se ha encarnado totalmente y habita entre nosotros y con nosotros; asume la condición humana para curarla y plenificarla”. Esta plenificación llega a nosotros mediante la Eucaristía, como un don total de su amor hacia el ser humano.
“La Eucaristía se manifiesta como la culminación de todos los Sacramentos, en cuanto lleva a perfección la comunión con Dios Padre, mediante la identificación con el Hijo Unigénito, por obra del Espíritu Santo” (Ecclesia de Eucharistia, 34). Ahora bien, la comunión no es un acto simbólico, sino un acto real de fe y entrega, un fiat a Dios. Es también un compromiso, más que un simple cumplimiento. Cuando comemos el Cuerpo de Cristo, asumimos a Jesús y su proyecto del Reino: comulgamos con el Pan vivo, con sus ideas, pensamientos y acciones. Decidimos vivir como Él vivió en su Encarnación y durante su paso por esta tierra
La comunión no se limita a recibir el Pan consagrado. Es también la forma en que vivimos nuestra fe diariamente, cómo nos comportamos y asumimos nuestra misión cristiana. Así lo expresa Ecclesia de Eucharistia en sus numerales 35 y 36: “La comunión invisible, aun siendo por naturaleza un crecimiento, supone la vida de gracia, por medio de la cual se nos hace ‘partícipes de la naturaleza divina’ (2 Pe 1, 4), así como la práctica de las virtudes de la fe, de la esperanza y de la caridad. En efecto, sólo de este modo se obtiene verdadera comunión con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. No basta la fe; es preciso perseverar en la gracia santificante y en la caridad, permaneciendo en el seno de la Iglesia con el ‘cuerpo’ y con el ‘corazón’; es decir, hace falta, como diría san Pablo, ‘la fe que actúa por la caridad’ (Gl 5, 6)”.
La comunión se vive dentro y fuera del templo. Jesús es totalmente humano y divino; no hay separación, sino una integridad y coherencia entre la fe y la vida. Demasiado humano y, por ende, demasiado divino. Su camino hacia la divinidad es también un camino hacia la humanidad.
Creer en Jesús encarnado es creer en una especial dedicación a la comunidad. La institución de la Eucaristía no se da de manera aislada. En la última cena, Jesús entrega el don eucarístico a sus discípulos, y estos, a su vez, lo transmiten a la comunidad a lo largo de los siglos, hasta nuestros días. Así lo narran los Evangelios:
“Mientras comían, Jesús tomó pan, pronunció la bendición, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: ‘Tomen y coman; esto es mi cuerpo’. Después tomó una copa, dio gracias y se la pasó diciendo: ‘Beban todos de ella: esto es mi sangre, la sangre de la Alianza, que es derramada por una muchedumbre, para el perdón de los pecados’” (Mt 26, 26-28).
Finalmente el credo nos llega como una afirmación de fe que se concretiza, se materializa y nos acompaña radicalmente en la Eucaristía.
La presentación del
Señor
La Fiesta de la Purificación de la Santísima Virgen, también conocida como la Presentación del Niño Jesús en el Templo, es una celebración religiosa que conmemora el cumplimiento por parte de María y José de las leyes judías cuarenta días después del nacimiento de Jesús. Este evento, descrito en el Evangelio de Lucas, marca la primera presentación oficial de Cristo en el templo y es una de las fiestas más antiguas de la Iglesia.
Origen y desarrollo de la fiesta:
Raíces bíblicas: La celebración se basa en el pasaje de Levítico 12, 2-8, donde se describe el rito de purificación de las madres después del parto y la presentación del primogénito en el templo.
Celebración en Jerusalén: La fiesta se celebraba de manera solemne en Jerusalén desde el siglo IV, con procesiones y homilías.
Extensión a la Iglesia universal: Gradualmente, la celebración se extendió a toda la Iglesia y se estableció el 2 de febrero como fecha fija.
Desarrollo en la Iglesia latina: En la Iglesia latina, la fiesta se centró en la figura de María y se introdujo la procesión con velas encendidas, simbolizando a Cristo como la luz del mundo.
Significado espiritual:
La Fiesta de la Purificación de la Virgen María tiene un profundo significado espiritual:
Cumplimiento de la ley:
María y José cumplen con las leyes judías, mostrando su obediencia a Dios. Presentación de Cristo al mundo: La presentación de Jesús en el templo simboliza su revelación al mundo como el Salvador.
Encuentro de generaciones:
El encuentro de Jesús con Simeón y Ana representa la continuidad de la fe y la esperanza en la venida del Mesías.
Cristo como luz del mundo: Las velas encendidas durante la procesión simbolizan a Cristo como la luz que ilumina al mundo.
Elementos clave de la celebración:
Bendición de las velas: Las velas, hechas de cera de abeja, son bendecidas y distribuidas entre los fieles durante la misa.
Procesión: La procesión con velas encendidas representa la entrada de Cristo, la luz del mundo, en el templo.
Cánticos: Se entonan cánticos como el "Nunc Dimittis" de Simeón y el "Adorna thalamum tuum, Sion" de San Juan Damasceno.
En resumen, la Fiesta de la Purificación de la Santísima Virgen es una celebración rica en historia y simbolismo, que conmemora un momento fundamental en la vida de Jesús y de la Iglesia. A través de los siglos, esta fiesta ha evolucionado y se ha adaptado a las diferentes culturas y tradiciones cristianas, pero su esencia sigue siendo la misma: celebrar la presentación de Cristo al mundo y su papel como Salvador.
Fuente: (S. f.). Aciprensa.com. Recuperado 7 de noviembre de 2024, de https://ec.aciprensa.com/wiki/Fiesta_de_la_Presentación
Síntesis por Mons. Romeo Tovar Astorga. OFM
Creemos en la Iglesia: Una, Santa, Católica y Apostólica
¿QUÉ ES UN CONCILIO? ASAMBLEA COMPUESTA SOBRE TODO POR OBISPOS, EN LA QUE SE TRATAN CUESTIONES RELATIVAS A LA FE, AL CULTO Y A LA DISCIPLINA DE LOS CREYENTES. EL TÉRMINO "CONCILIO," SEMEJANTE AL ANÁLOGO "SÍNODO," DESIGNA LAS ASAMBLEAS QUE LAS COMUNIDADES CRISTIANAS CELEBRABAN POR MEDIO DE SUS REPRESENTANTES PARA DISCUTIR Y DECIDIR SOBRE PROBLEMAS QUE AFECTANLAVIDAECLESIAL.
Los Concilios Ecuménicos: Los Concilios ecuménicos se configuran como asambleas de obispos que, representando a la iglesia entera, discuten, formulan y emanan decisiones - acerca de la doctrina, la disciplina y materias afines, con carácter de normatividad para todos los cristianos.
Doctrina de Arrio: Arrio, sacerdote africano, ejerciendo el ministerio en un suburbio de Alejandría de Egipto, comenzó a sostener que, en la Trinidad, el Hijo o Logos, debía considerarse inferior al Padre en naturaleza y dignidad por ser criatura, aunque la única creada directamente por el Padre. Por eso fue excomulgado por su obispo.
Credo de Nicea-Constantinopla
(Credo de Nicea o Credo Niceno)
El Concilio de Nicea, primer ecuménico: El primer Concilio ecuménico, celebrado en el año 325. La necesidad para la convocación de este Concilio provino de la controversia iniciada por el arrianismo, sobre todo la identidad y distinción entre Dios Padre y el Hijo de Dios.
Se reunieron en Nicea de Bitinia unos 250 obispos. Las discusiones desembocaron en la condena de Arrio y en la redacción y definición de un símbolo en el que se profesa la fe en el Hijo de Dios " de la sustancia del Padre, Dios de Dios, luz de luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no hecho consustancial (de la misma naturaleza o sustancia) del Padre." La doctrina adoptada logró la unanimidad de los participantes.
Creo en un solo Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajó del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un solo bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro. Amén.
La Fiesta de la Cátedra de San Pedro es una celebración litúrgica que conmemora la misión encomendada por Jesús al apóstol Pedro y a sus sucesores. La "cátedra" representa la autoridad del obispo y la enseñanza evangélica, que, como sucesor de los Apóstoles, está llamado a conservar y transmitir a la comunidad cristiana. Cristo mismo confirió al apóstol Pedro la autoridad pastoral y magisterial, como recuerda el Evangelio de Mateo 16, 13-19 “Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella. Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos.Todo lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo”
Origen y significado:
El Cenáculo como primera sede: La Iglesia tuvo sus orígenes en el Cenáculo, donde Jesús instituyó la Eucaristía.
Antioquía y Roma: Pedro fue obispo en Antioquía y luego en Roma, donde murió mártir. Roma se convirtió en la sede principal debido a su importancia en el Imperio Romano. Unificación de las fiestas: Hasta 1960 se celebraban dos fiestas, una en enero y otra en febrero. Juan XXIII las unificó en febrero.
Reconocimiento de la autoridad papal: La fiesta reafirma la autoridad del Papa como sucesor de Pedro y vicario de Cristo en la tierra.
Fomento de la unidad: La celebración promueve la unidad de la Iglesia y la comunión entre todos los fieles.
Signo del amor de Dios: La Cátedra de San Pedro es un símbolo del amor de Dios por su Iglesia y de su deseo de guiarla hacia la salvación.
En resumen, la Fiesta de la Cátedra de San Pedro es una celebración que nos recuerda la importancia de la sucesión apostólica, la unidad de la Iglesia y el papel central de Pedro y sus sucesores en la historia de la salvación.
El papel de Pedro: Fundamento de la Iglesia: Según el Evangelio de Mateo, Jesús confirió a Pedro las llaves del Reino de los Cielos, convirtiéndolo en la piedra sobre la cual se edificaría la Iglesia. Unidad de la fe: Pedro y sus sucesores garantizan la unidad de la fe y la comunión entre los cristianos.
Fuente: Vatican News. (2020, febrero 22). Cátedra de San Pedro. Vatican News.
Síntesis por Hno. Nelson Ramos
Hablar de Cuaresma es hablar de tiempo de gracia, en la cual, nos encontramos con ayuno, oración y limosna que nos abre el corazón hacia la conversión.
El tiempo de cuaresma nos remite a los cuarenta días en que Jesucristo, impulsado por el Espíritu, se retira al desierto tras ser bautizado por Juan. Esta soledad no es aislamiento sino intimidad con el Padre.
La cuaresma debe ser como un retiro colectivo de cuarenta días, durante los cuales la Iglesia, proponiendo a sus fieles el ejemplo de Cristo en su retiro al desierto, se prepara para la celebración de las solemnidades pascuales, con la purificación del corazón, una práctica perfecta de la vida cristiana y una actitud penitencial.
La cuaresma da inicio el miércoles de ceniza (día de ayuno, oración y penitencia) y concluye con la misa vespertina del Jueves Santo.
Casi siempre nos preguntamos y qué es ayuno y a quiénes obliga la Iglesia según el Catecismo (CIC 2043) el cuarto mandamiento (ayunar y abstenerse de comer carne , cuando lo manda la Santa Madre Iglesia).
¿En qué consiste el Ayuno entonces?
El AYUNO consiste en hacer una sola comida al día, aunque se puede comer algo menos de lo acostumbrado por la mañana y la noche. No se debe comer nada entre los alimentos principales, salvo caso de enfermedad.
El otro elemento que no podemos descuidar en Cuaresma es la Oración.
La oración es un estado del corazón. Por ello ha de ser continua: «Velad y orad en todo tiempo» (Lc 21,36). Hemos de atender las . muchas ocupaciones de cada día, por eso no podemos estar . rezando continuamente con las palabras o los ritos, pero si .
podemos orar continuamente, porque oración es «tratar de amistad estando muchas veces a solas con quien sabemos nos ama» (Santa Teresa de Jesús). Orar es estar atentos a la voz de Dios, abrir el corazón y que entre su gracia para iluminar todos los rincones de mi vida.
Proponemos 4 pasos para orar en este tiempo
Orar en lo secreto: la oración no es un acto externo, es más bien interno, es un diálogo personal con Dios.
No hacer un pliego de peticiones: la oración no es un intercambio que pide
Dios para concedernos algo.
Ser humildes.
Perseverancia.
Rutilio Grande y Óscar Romero:
testimonios de fe hasta el martirio
“Dos vidas, dos amigos, dos pastores con "auténtico olor a oveja" y dos hombres valientes que denunciaron de forma pacífica los efectos de la injusticia social: pobreza, explotación y analfabetismo. Fue precisamente, el contacto con los pobres y el terrible conflicto civil que padecía su país lo que los llevó a elevar sus voces contra los poderosos.”
Las historias de vida de Monseñor Óscar Arnulfo Romero y el sacerdote jesuita Rutilio Grande se entrecruzaron de manera providencial durante los violentos y convulsos años que vivió El Salvador, a finales de los 70 y hasta 1992, fecha en la que se llegó a un acuerdo de paz.
Un conflicto armado que nunca fue declarado oficial pero que impregnó las calles salvadoreñas de una atmósfera sangrienta, arrebatando la vida de miles de inocentes, "marcando a fuego lento" la memoria histórica de un pueblo que hasta el día de hoy carga con las consecuencias de aquel pasado de violencia.
Evangelizando hasta el martirio
A estos dos humildes sacerdotes de gran vocación evangelizadora, los unía mucho más que el país de nacimiento y una misma cultura: tenían una profunda fe en Cristo y un amor por los más pobres, que los condujo a defender sus derechos frente a los ambiciosos intereses oligárquicos de los "señores de la tierra"; arriesgando la propia vida. De ahí surgió entre ellos una gran amistad que los llevaría a compartir incluso el padecimiento del martirio.
Ambos muriendo asesinados de manera cruel: en distintos momentos y escenarios, pero coincidiendo en su entrega total al servicio de la Iglesia y la donación plena del propio ser, como sacrificio por el bien del Pueblo de Dios.
Amor por los más pobres
El primero fue el padre Rutilio Grande, asesinado el 12 de marzo de 1977 junto a sus dos compañeros: Don Manuel Solórzano, de setenta y dos años; y Nelson Rutilio Lemus, de diecisiete años. Se dirigían a celebrar la Eucaristía cuando fueron emboscados y el vehículo donde se desplazaban fue ametrallado brutalmente.
Fuente:
Enseñanzas de Romero y Rutilio. (s. f.). Edu.sv. Recuperado 22 de noviembre de 2024, de https://noticias.uca.edu.sv/editoriales/ensenanzas-de-romero-y-rutilio
Vatican News. (2019, marzo 23).
Rutilio Grande y Óscar Romero: testimonios de fe hasta el martirio. Vatican News. https://www.vaticannews.va/es/iglesia/news/2019-03/rutilio-grande-y-oscarromero-testimonios-de-fe-martirio.html
El asesinato de Grande marcó un intenso cambio en Romero, tal y como él mismo explicaba, "abrió sus ojos para entender el sufrimiento de los pobres de su país" y por ello asumió como bandera la denuncia de la injusticia.
Tres años más tarde, el 24 de marzo de 1980, llegó la hora del mitrado, en aquel entonces Arzobispo de San Salvador, quien fue asesinado despiadadamente mientras celebraba la Eucaristía, en la capilla del Hospital Divina Providencia.
Dos voces que se alzaron frente a la injusticia
Dos vidas, dos amigos, dos pastores con "auténtico olor a oveja" y dos hombres valientes que denunciaron de forma pacífica las injusticias y sus efectos: pobreza, explotación y analfabetismo.
Fue precisamente, el contacto con los pobres y los terribles hechos de la guerra civil en su país lo que los llevó a elevar sus voces contra los poderosos.
Un legado espiritual que aún sigue vivo
A pesar de sus muertes, el legado espiritual de Óscar Romero y de Rutilio Grande sigue vivo y continúa dando frutos traspasando fronteras a nivel mundial: el Arzobispo de San Salvador fue elevado a los altares el 14 de octubre de 2018 en Roma, la causa de Rutilio y compañeros mártires a alcanzado el proceso de beatificación que se celebró 23 de enero de 2022.
Recordar a Rutilio y Romero, quienes sin más recurso que la fuerza del Evangelio hicieron frente a los grandes poderes de este mundo, nos debe inquietar y desafiar como personas, como pueblo y como Iglesia. Su vida y su palabra nos recuerdan el deber de la Iglesia y la sociedad de trabajar para que nuestro país se acerque cada vez más al proyecto de Dios para la humanidad, un proyecto de amor y hermandad, de justicia y de paz, de preferencia y solidaridad para con los marginados y excluidos.
Síntesis por Lic. Raúl Méndez Meléndez
IMITANDO A SAN JOSÉ
Lamentablemente en los últimos años se ha perdido el arte de conversar y escuchar entre las personas, principalmente entre los jóvenes . Algo que impide desarrollar una conversación interesante y edificante, es que el gran problema con la comunicación es que no escuchamos para comprender sino que escuchamos para responder.
No sabemos guardar silencio. San José es el maestro del silencio. Él es silencioso, silenciado y silenciario.
Silencioso en hacer las cosas sin espavientos; silenciado por siglos en que ha estado marginado, olvidado, detrás de la puerta o en el tintero y silenciario porque guarda y observa continuo silencio.
Todos podemos aprender mucho de San José, más si queremos aprender a orar o mantener una conversación con alguien. Para orar es necesario mantener silencio en nuestras mentes y en nuestros corazones.
Es imposible conocer la voluntad de Dios si no aprendemos a través del silencio a escucharlo. Aquietando nuestros sentidos oiremos lo que Dios nos quiere decir. Con el silencio también aprenderemos a escuchar lo que nuestros interlocutores nos están queriendo decir a través de sus palabras.
Hoy más que nunca debemos a imitar a San José aprendiendo a guardar silencio, porque el ruido de los gritos de las personas y del tráfico vehicular nos quita la tan anhelada paz.
Por eso es necesario ver la figura de San José para que imitando su ejemplo no actuemos precipitadamente, tomándonos el tiempo necesario para reflexionar con calma, pidiendo la luz divina y tomar por fin una decisión tal como Él lo hizo cuando aceptó el pedido de Dios de tomar a María como esposa y de ser el padre ante los hombres del Hijo que iba a nacer de sus purísimas entrañas, el Hijo de Dios hecho hombre, Jesús. José no hubiera hecho lo que hizo y si hizo lo que hizo, es por qué supo guardar ese silencio tan necesario para escuchar lo que Dios le solicitaba.
Es imprescindible saber que no podemos dar lo que no tenemos, por eso es recomendable aprender, insisto, a guardar silencio en un mundo tan convulsionado por la ignorancia, la pobreza, la enfermedad, marginación, destrucción del medio ambiente, guerras, dolor y muerte.
Si no vivimos en paz con nosotros mismos, no podremos darla y mucho menos exigirla a otros . San José era un hombre de paz, vivía en paz e irradiaba paz, cabría entonces preguntarnos si ¿somos capaces de irradiar paz a los que nos rodean ?
Si fuéramos capaces de guardar prudente silencio ¡Cuántos problemas innecesarios nos evitaríamos en nuestras vidas! Debemos ser prudentes, afables, sencillos humildes y serviciales como el carpintero de Nazaret. ¿Le gustaría hacer la prueba para ver como su vida cambia para bien? ¡Anímese!
San José es maestro de oración, nos invita a conversar con Dios , con nuestras familias, compañeros de trabajo y amigos, usando, siempre miradas serenas, palabras afables y gestos suaves.
“Cuando el miedo, el temor, la angustia y la incertidumbre asomen en nuestras vidas, no olvidemos que san José es la esperanza de los que no tienen esperanza y que él hace posible las cosas imposibles porque todo lo puede ante Jesús y María. Si asimilamos esto podremos enfrentar los problemas, dificultades y vicisitudes de la vida con la seguridad de que saldremos adelante , siempre adelante, pues lo quiere san José.”
#SanJosé-¿Quién es San José? - Raúl Méndez
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