R E P Ú B L I C A D E PA L AU
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Un día en la vida de una misionera
M Hannah Mbungu es capellana voluntaria y maestra de Biblia de los grados noveno a duodécimo de la Academia de la Misión de Palau. Oriunda de Berrien Springs, Michigan, Estados Unidos, se graduó en la Universidad Andrews en el año 2017, obteniendo el título de nutricionista y dietista.
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i nombre es Hannah. Dejé mi hogar hace cuatro años para convertirme en misionera en Palau, una pequeña isla del océano Pacífico occidental, y desde entonces he vivido aquí. Es una oportunidad maravillosa. Cada día voy a la escuela para interactuar con estos chicos y enseñarles más acerca de Dios. Ese es mi mayor propósito aquí. La idea de ser misionera puede causar temor, pero honestamente, ¡estar en las líneas frontales de Dios es magnífico! Así es un día normal para mí: me levanto y desayuno, luego voy al culto del equipo de trabajo, que es realmente importante, porque si no me centro en Dios cada día no puedo ayudar adecuadamente a mis estudiantes. Luego del culto, voy a mi salón de clases y me reúno con mis muchachos. Cada clase comienza con un devocional, y luego entramos en el tema de la asignatura. Algunos días son más difíciles que otros. Los lunes tienden a ser muy difíciles, porque los chicos están cansados, pero a medida que avanza la semana, se hace más fácil. Enseño a mis niños en el salón de clases y luego interactúo con ellos en los corredores donde converso con ellos, los abrazo, chocamos cinco, y los observo. Ellos me hacen reír y yo los hago reír a
ellos. Luego termina el día de escuela y yo califico su desempeño hasta muy entrada la noche. A pesar del cansancio, me aseguro de pasar un rato con mis colegas de la casa y los demás misioneros. A veces compartimos nuestras experiencias y es muy reconfortante, porque comprendemos por lo que están pasando los demás y podemos apoyarnos mutuamente. Después, a la cama, para comenzar todo de nuevo al día siguiente. Lo genial de enseñar en el campo misionero es que cada día brinda una nueva experiencia. Puedo ir todos los días al mismo trabajo, pero nunca sé qué me depara ese día. Así que tengo que estar muy aferrada a Dios, para que me ayude. Además, aparte de la enseñanza, hay muchas oportunidades para reunirse con los chicos en actividades extracurriculares o para involucrarse con la comunidad. ¡En Palau, no existe el aburrimiento! Puede que no suene muy emocionante, ¡pero es lo más emocionante que he hecho en mi vida! Antes de venir a Palau yo no era maestra; no sabía a qué venía aquí. Pero no se necesita una mayor formación para hacer esto. Ayuda, pero si respondes al llamado de Dios, Él te capacita. Definitivamente, recomiendo el servicio misionero voluntario. Hay muchos lugares donde se necesita tu ayuda. Si sientes que Dios te está llamando, pero sientes temor de hacerlo, recuerda que no estás solo/a. Él estará contigo en cada momento, y Él te ayudará en todo lo que enfrentes. Solo confía en Él. ¡Él está contigo! Adaptado con permiso, esta historia es parte de la serie “Entrevistas a misioneros” de la Misión de Guam y Micronesia.