Carlos Adampol Galindo concibió El ojo del alma como una vía para intimar con el instante. Conducido por la meditación, captura las bodas posibles entre la divina geometría y el mundo poblado de momentos. Las fotografías comunican esa dimensión sagrada que adquieren los espacios dentro y fuera de nosotros. O la increíble certidumbre de contemplar como los dioses.
Mario Note Valencia